Gràcia

Gràcia

Popular y vibrante, Gràcia es el barrio más animado de Barcelona

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La Vila de Gràcia es de los barrios más populares y activos de Barcelona, centro de ocio, cultura y gastronomía. Es inseparable de su Festa Major, a mediados de agosto, cuando las calles se decoran y se ve el trabajo que han hecho las asociaciones de vecinos durante todo el año. Arquitectónicamente tiene diversos edificios importantes, como el reloj de la plaza de la Vila o la Casa Fuster, la Casa Vicens y el Park Güell.

Restaurantes de Gràcia

  • Cocina creativa
  • El Coll

El chef Fabio Gambirasi y Roser Asensio hacen una cocina honesta y mágica con los mejores productos frescos, ecológicos, silvestres y salvajes de la tierra y del mar. Su gastronomía intenta ser fiel a los sabores originarios y crea una armonía gustativa de lo más sorprendente. ¿Y cómo se concreta todo esto que le explicamos? En un menú de degustación con los diez platillos más icónicos del Agreste por 100 euros. Si deseáis tirar de carta, también podréis, eh; fregola sarda con bogavante; bacalao confitado con tripa y col kale; medallón de pies de cerdo, relleno de mollejas de ternera, fondo de carne, col lombarda adobada, mostaza y polvo de hinojo. Un imperdible.

  • Cocina creativa
  • Vila de Gràcia

El cocinero Carlos Pérez de Rozas tiene un equipo a prueba de bombas, y el ya no tan joven Berbena no es una promesa sino una firme realidad. Parte de la más esmerada artesanía de proximidad para elaborar unos platos que sorprenden y enamoran basándose estrictamente en los productos de la temporada. Todo se hace en el momento y delante de las narices; una apuesta clara por los básicos, con pan de masa madre hecho en casa, una exigente selección de vinos y quesos y un café de especialidad. Anarquía deliciosa: hacen y deshacen la carta cuando quieren, y lo mismo ocurre con los horarios.

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  • Cocina creativa
  • Vila de Gràcia

Aleia, en la primera planta del hotel Casa Fuster –un hotel cinco estrellas gran lujo–, es un proyecto gastronómico muy ambicioso y a cuatro manos entre el chef argentino Paulo Airaudo (que ya corta el bacalao en el restaurante Amelia, en San Sebastián) y el andaluz Rafa de Bedoya. La unión de las raíces italianas de Airaudo con el toque de Jerez de Bedoya se unen para crear un estilo del todo personal, que acaba de cristalizar con las influencias asiáticas. La degustación son once pasos con una estudiadísima puesta en escena y que termina con un intenso crescendo de sabores de temporada. Ha logrado la primera estrella Michelin en un tiempo récord.

  • Catalana
  • Vila de Gràcia
  • precio 2 de 4

Tras el éxito sideral del 'reboot' de Mantequerías Pirenaicas como taberna gastronómica del 'upper', y convertida en punto de peregrinación mundial gracias a las tortillas, Miguel Puchol en junio de 2024 reabrió un restaurante de cocina catalana sección neofonda (sin menú, todo a la carta). La Fonda de Pirenaicas se constituye como punto de mojar pan de primera magnitud, con una oferta muy similar a la de la casa madre pero decantada más hacia el platillo catalán y la cocina popular. Aquí la cosa va de tapas muy cuidadas –¡qué buena la croqueta de pato Pekín y la ensaladilla rusa!–, guisos y platillos hechos con una enorme solvencia y toques gourmets. De platos destacamos los fideos a la cazuela, equipados con un guiso de lagarto ibérico magnífico, o los macarrones gratinados que también llevan pecorino entre la pasta fina.

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  • Catalana
  • Gràcia
  • precio 2 de 4

Éste es el proyecto personal del maestro del chup-chup y asesor vagabundo que es Josep Maria Massó, que después de muchos lustros trabajando para otros vuelve a tener casa propia. El cocinero que abrió el Bar Cañete ha puesto todo el corazón y estilo en un negocio que ha abierto en asociación con el cocinero (joven, de 1993) Àlex López Lamiel, que ha pasado por Cañete, Àbac o Nandu Jubany. Aquí tienen un pie más en el mercado y la casa de comidas catalana que en la taberna castiza. También encontraréis aires clásicos de alta cocina con un giro informal: los raviolis de liebre tienen una demi-glacé y una potencia de cocina de caza impersionantes. Éste es un lugar para disfrutar de tapas de las buenas a precios contenidos y también para compartir principales. En el primer apartado, ese sabroso 'mollete' de 'pringà' que fue la mecha de la moda del mollete en Barcelona, ​​o una ensaladilla rusa impecable. ¿Compartir principales? Sí, hablamos de platos de cuchara que son tan buenos que vale la pena compartir para poder comentarlos: su capipota con calabacín y piñones debería ponerse en una vitrina, de lo meloso y adictivo que es.

  • Bares de tapas
  • Camp d'en Grassot i Gràcia Nova
  • precio 2 de 4

En ocasiones los tópicos funcionan. "El bar al que a nosotros nos gustaría ir" es una definición algo sudada de muchos negocios, pero es eso exactamente lo que han conseguido en Fino Bar. Ubicado en la parte más alta de Gràcia, por encima de la Plaza Rovira, lejos del ajetreo y donde todavía queda barrio, lo definen como un bar moderno con alma de tienda de comestibles. Un local sin cocina donde, y he aquí otro tópico, han convertido en virtud esta carencia. La propuesta va más allá de las conservas y embutidos y apuesta por dar un toque propio a una excelente selección de producto. El responsable de la carta es Alberto Ibáñez, uno de los seis socios de esta aventura, y con experiencia en cocinas de renombre como Lomo Alto o Àbac.

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  • Marisco
  • Vila de Gràcia
  • precio 2 de 4

Alexis Peñalver de La Pubilla y Extra Bar también tiene una barra de pescado en el Mercat de la Llibertat. Aquí dispone de un equipamiento de cocina mínimo -plancha, dos fuegos y un horno- y de un producto máximo; pescado y marisco de las paradas del mismo mercado, por supuesto. Los platos son de base catalana con un giro moderno. Además de gambas o almejas a la plancha, podéis pedir unas vieiras a la plancha con fumet de pescado de roca y salicornia, o unas magníficas sardinas a la plancha rellenas con la potente picada clásica catalana, con ajo, perejil, pan tostado y almendra. La proximidad de La Pubilla permite que puedan jugar con guisos y 'fumets' que aplican en platos como un estofado de sepia exprés. Y las raciones son abundantes y a precios razonables.

  • Gràcia

Pablo Lagrange (argentino, ex-Noma, Mugaritz, Tickets), Lucía Aguilar (peruana, ex-Enigma, GoXo, Boragón de Santiago de Chile) y Ricardo Mateo tienen un pequeño local en Gràcia dedicado al choripán, un bocadillo de chorizo ​​criollo y chimichurri muy apreciado en América Latina. Todo lo hacen ellos desde cero: el embutido lo elaboran con cerdo Duroc y un poco de ternera, cocinado en el horno de brasa Pira. El pan es de tipo francés, con buena miga para contener la grasa de la carne y el aceite de las salsas. El chimichurri se hace con hierbas frescas, vinagre y aceite de calidad, y la salsa criolla con chiles chipotle y habanero lactofermentados. Todo por 8,5 euros. Además del choripán, ofrecen 'sanguchito de vacío' con pan de chapata, kebab vegano (gírgolas, seitan, lechuga, salsa de cacahuetes y 'anticuchera') y 'pastrón' (pecho de ternera ahumada, mayonesa de wasabi, queso y verduritas encurtidas con pan bollo). De postre, tienen un espectacular dulce de leche ahumado. Para beber, sirven cerveza artesana argentina de Juguetes Perdidos y un excelente vino tinto D.O. Terra Alta.

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  • Japonesa
  • Gràcia

El antiguo Fan Shoronpo ha resurgido, tras cerrar, gracias al cariño que le tenían sus clientes habituales. Lo ha hecho en un nuevo local, también en Gràcia, que vuelve a mostrar la maestría en los fogones del chef Keita Tanaka. La carta es corta y trabajada, apostando siempre por la pasta casera y los fantásticos 'shoronpos' que dan nombre al establecimiento. Estos rollitos al vapor se sirven a la manera tradicional, rellenos de carne de cerdo picada y verduras, pero también se versionan con ingredientes top como la trufa y el foie. Entrantes como el 'karagee' –pollo rebozado con mayonesa de kimchi– y los fideos de ramen en salsa de miso casero o al estilo Shoyu, sin caldo, pueden salvar lo peor de los días. Auténtico comfort-food asiático.

  • Bares de vinos
  • Gràcia

Esta trattoria contemporánea se ha convertido en uno de los grandes referentes de vinos naturales en Gràcia. Entrar es aprender mucho sobre esta bebida, gracias a una selección bien viajera que recorre diferentes geografías en busca de los mejores vinos libres. También aman las verduras estacionales y ecológicas, los agricultores y productores con proyectos que inspiren y los ingredientes naturales y sostenibles, como demuestra el hecho de que detallen, en cada receta, de dónde procede cada uno de los productos. En la carta, destacan platos pictóricos italo-catalanes que cambian regularmente, como las gambas rojas con espuma de yogur, el bikini de mejilla con queso Fontina DOP y el bistec tartar con carne de Cal Tomàs y guindilla de Puig Bolets.

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  • Gràcia
  • precio 2 de 4

Durante 30 años Quim Marquès fue referencia a la Barceloneta con el Suquet de l'Almirant, pero cerró el 2018. Y en otoño del 2023 regresó a Gràcia, su barrio de toda la vida, con la apertura de Santa Magdalena, un restaurante de cocina catalana y barcelonesa al cien por cien. Con precios contenidos y estética de bar de barrio (de hecho lo era), Marqués practica una cocina de chup-chup y producto de temporada y de proximidad. ¿Algunos platos? Un fricandó clásico hecho con setas 'moixernons', unos macarrones del cardenal también buenísimos, con el sofrito y la bechamel bien delimitados, capipota con chanfaina, morro de bacalao con tomate...

  • Bares de vinos
  • Gràcia

El equipo del Bemba Smash Burger de Gràcia se ha lanzado a la aventura de los vinos naturales. En la misma calle donde se encuentra la hamburguesería encontraréis el Pimpla. El nombre del local no engaña; es toda una invitación a beber hasta que la conciencia y el bolsillo digan 'basta'. Aplican la misma fórmula que los demás bares de la ciudad dedicados a la cultura vinícola sin sulfitos; quieren que disfrutéis de la bebida, sí, pero que también comáis algo. Para llenar el buche tenéis platillos para compartir como un maravilloso y sorprendente pan con mantequilla de miso, un efectivo 'vitello tonatto' con alcaparras, un delicado 'tiradito' de corbina con ponzu y algas o un original carpaccio de calabacín, menta y queso semicurado de vaca.

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  • Cocina creativa
  • Gràcia
  • precio 2 de 4

“Le llamo cocina de autor porque me invento platos, mezclo cosas y pongo de mi cosecha, no por pretensión”, dice el palentino Jonatan Izquierdo, quien con su socia y pareja, Laura Humanes, abrieron Onírico en enero del 2024, donde estuvo el primer La Panxa del Bisbe, ese local delicioso con ojos de buey. Vienen de la alta cocina y quieren tentar al cliente con vanguardia y provocación, pero que se lo pueda permitir: menú degustación a 38 euros y menú e mediodía a 18 euros. ¿Ejemplos? Un intenso tartar de corazón de vaca con mayonesa de kimchi, con yema de huevo curado en soja que te tachan al momento, o un 'calçot' juguetón, entre la melosidad de confit y ricota y el sabor austero de una praliné de avena. Creatividad de la buena: con sustancia y los pies en el suelo.

  • Cocina creativa
  • Vila de Gràcia
  • precio 3 de 4

En Insolent han creado uno de los platos más interesantes de la era moderna: el mini 'xuxo' relleno de estofado de cuello de cordero con mayonesa de ras el hanout. Un bocado sorprendente que hay que probar a toda costa, que demuestra la irreverencia y el juego detrás del proyecto ideado por Julià Castelló (de la pastelería Can Castelló), Miquel Garcia (Celler de Can Roca), Pedro Huerta y Javier Custodio. Ubicado en el hotel La Casa del Sol, el restaurante ofrece desayunos, almuerzos y cenas y esconde una fantástica terraza en el ático. En la carta, hechizan con tartares de remolacha, canelones de cigalas y albóndigas de cerdo y calamar con salsa 'chili crab'. ¿De postre? Un 'xuxo', pero a la brasa, con canela, cardamomo, manzana caramelizada y helado de queso cremoso.

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  • A la brasa
  • Vila de Gràcia
  • precio 3 de 4

"Es una brasería sin pretensiones", pero con un giro gastronómico importante. Lo cuentan Rafa Panatieri y Jorge Sastre Bravo, dueños de este restaurante donde las brasas son las protagonistas. "Giro gastronómico" lo añadimos nosotros, después de haber podido probar la propuesta de este restaurante de los chefs creadores de Sartoria Panatieri, una de las mejores pizzerías de Europa. En Brabo la cosa va de fuego y producto. La carta es breve, con 15 platos. Todo gira en torno a una parrilla a la vista en un local con capacidad para unas 40 personas y una zona en la parte superior que puede albergar hasta 16 comensales. Elaboraciones sencillas, acompañamientos trabajados y unos entrantes (carabaza en tres texturas, tártaro de cerdo ahumado, paté de campaña casero…) que rivalizan en interés con los platos principales.

  • Gràcia
  • precio 3 de 4

La Viblioteca abrió en el 2008 en un local pequeñito de Gràcia. La acogida fue y sigue siendo brutal, así que encontrar sitio a veces puede ser una misión casi imposible. Aquí encontraréis una amplia selección de más de 150 referencias de vinos nacionales, cuidadosamente seleccionados, y también una carta de vinos por copa que cambia mensualmente. No hay fogones, pero eso la oferta gastronómica se centra en la otra gran pasión de la jefa, los quesos. En la carta hay unos sesenta, todos elaborados con leche cruda y por pequeños productores nacionales y europeos; mayoritariamente de Francia, Italia y Suiza. Para redondear la oferta, foie gras, ensaladas, tartares y un espléndido bikini de trufa. Decoración blanca y de líneas puras, música jazz bien elegida. Ideal para ir con la pareja o en 'petit comité'. Es necesario reservar sí o sí.

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  • Bodegas
  • Gràcia

Es una de las bodegas de barrio míticas en Gràcia, de las pocas que había antes del alud tabernero que llegó a la zona. Ya nos parece bien. Hacer el vermut, echarse una cerveza o tomar una copita de vino en locales con gracia debería ser asignatura obligatoria cada semana. Quimet mantiene la identidad de sus orígenes, aunque ahora ya no es tan solo un local de venta de vinos, sino un bar donde tomar buenos embutidos, quesos y platillos como pulpo con patata, ensaladilla casera, etc. También se atreven con platos de mayor presencia: carrilleras, unos huevos revueltos o un pulpo a la brasa. 

  • Bares de tapas
  • Camp d'en Grassot i Gràcia Nova
  • precio 2 de 4

Cuando el restaurador Kim Díaz se pone (Bar Mut, Muticlub, Entrepanes Díaz), se pone, se pone: la Bodega Solera es la interpretación que él hace de la taberna gaditana cruzada con el bar de vinos a la francesa. Cerveza bien tirada y una carta de vinos con unas 650 referencias, entre los naturales, los de toda la vida y los de jerez. ¿Comer? Mucho y bien. ¡Tienen un cortador de jamón con titulación! Delicias del sur como montaditos de 'regañá' con ensaladilla rusa y anchoa, con una ensalada de tomate de Barbastro y un canónico y catalanísimo fricandó. No os perdáis el caíllo, montadito de guiso que sólo hacen en Caravaca de la Cruz y aquí. Y atención con el bar dentro del bar dedicado a Lola Flores.

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  • Cocina Internacional
  • Gràcia

Con el primer bocado, ya sabes que La Brillantina es un lugar interesante. Santiago Macías, chef colombiano, y su pareja, Vanesa Zorzoli, pastelera argentina, tuvieron diez años un restaurante en Buenos Aires. Ahora, en Gracia, La Brillantina es una propuesta informal que derrama talento y reflexión, con una carta que resume la cocina popular de Latinoamérica: desde unos espléndidos tacos de tortilla de yuca con pollo hasta un encocado, cazuela de pez y marisco del Caribe colombiano. No os perdáis los cócteles de autor. Han abierto un segundo local en Putxet dedicado a los bocadillos de autor, Bar Fàbula.

  • Catalana
  • Vila de Gràcia
Bar Casi
Bar Casi

Xavi Montes es un tabernero vocacional, de esos que son mucho más amables que graciosos. Y en el Bar Casi, con una fachada de bareto de carajillo guerrillero, es donde despliega todo su encanto natural. En la parte empinada y desierta de Gràcia, el Casi abrió en 1978 (ver la licencia con la mirada de orgullo de su padre enmarcada en un rinconcito). Cuando pasas por un barrio desierto y ves un bar de gente, algo dan; desayunos de tenedor, surtido de tortillas y bocadillos. ¡Atención! Ya no ofrecen su apreciado menú de mediodía y abren sólo de 8 a 13 h.

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  • Catalana
  • Gràcia

Un bar de toda la vida donde se puede disfrutar de un desayuno de tenedor, tomarse el cafelito sentado discretamente con el periódico, o recargar las pilas con un menú potente. En Can Ros siempre hay calor. Comerás capipota, caracoles, croquetas, un bocadillo de albóndigas (¡sí, sí, de albóndigas!) O una tortilla de alcachofa mítica, de las que recordarás para siempre. La gracia es que puedes ir a cualquier hora, siempre tendrás una cosa u otra para comer y nunca te quedarás con hambre cuando salgas por la puerta.

Bares

  • Bares de tapas
  • Gràcia
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Gata Mala
Gata Mala
¿Vaso? Pequeño, que no se calienta. ¿Temperatura? Glacial. ¿Cuadratura del gas? Perfecta. ¿Espuma? Un dedo y pico de morbo. ¿Suavidad? Mimosín tendría el primer orgasmo de su miserable vida. La caña de Moritz del Gata Mala es de doctorado Honoris Rauxa. Ya vale la pena visitar esta lata de sardinas sólo para probar sus probetas de cebada catalán, pero también ayuda a que con la cervecita te regalen una tapa. Y no hablo de patatas chip o colgajo de hervor. Aquí os pondréis las botas: las viandas en miniatura son teca de la buena.   El Gata Mala es un espacio comprimido que se anuncia con una pizarra en la calle, el nombre, puesto con yeso. Tendrá que emplear los codos para haceros fuertes en un rincón de la barra. Y qué barra: de sus entrañas no paran de salir tapetes deliciosas para la Hermandad de la Caña afterwork. Mientras esperas el regalo y saboreas la cerveza, puede pasar el tiempo viendo las fotos y delicias pictóricas que adornan el local: grafitos de Banksy, dibujos infantiles a medio camino entre Liniers y Juanjo Sáez hechos con tiza en la pared, para anunciar la carta y los precios ... Imposible descansar la vista.   Los feligreses del Gata Mala querrán matarme. No los culpo. Este bar con nombre libidinoso es uno de los secretos mejor guardados de las cumbres de Gracia. Precios ajustados, generosidad con las tapas, cañas estratosféricas, gintónics de traca, un calor especial y sentido del humor a los distintivos de género de los lavabos: "Aquí los gatos buenos, aqu
  • Bar de bocadillos
  • Gràcia
  • precio 1 de 4
La Pepita
La Pepita
Ni detrás del mostrador ni en la barra encontraréis a Pepita. En cambio, sí es fácil encontrarse con Sofia o Andreu, los propietarios de un local que estira los horarios: sirven almuerzos, aperitivos, comidas (tres menús de 8, 10 y 12 euros), meriendas y cenas a la carta, donde las protagonistas son las «pepitas», inspiradas en los famosos pepitos, desde el clásico de lomo hasta combinaciones sorprendentes. La Pepita también es un local de copas, con predilección por los gin tonic (por 4 euros preparan medio vaso) y el vermut casero, a base de ginebra, naranja y sifón.
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  • Bodegas
  • Gràcia
  • precio 2 de 4
París tiene terrazas cubiertas y farolas de película. Nosotros tenemos bodegas escondidas como el Tano. Una puerta llena de adhesivos, mesas de mármol, el caliqueño y la chica con el periódico del domingo bajo el brazo que que se explica a tragos de vermut y bocados de anchoas, banderillas y berberechos. ¡Qué hambre pasan en París!
  • Coctelerías
  • Gràcia
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
L'Entresòl
L'Entresòl
El local apuesta por la 'qualité: la decoración es sencilla, comedidamente moderna, con líneas claras y aseos debidamente desinfectados.No necesita nada más, porque su personalidad se define sobre dos ejes inamovibles: una selección musical que provoca ataques de priapismo (si desea escuchar Snow Patrol vaya al Karma) y los mejores gintonics de Gracia, entre ellos el señorial Tanqueray Rangpur, una obra de arte con lima, infusión de té verde y la misma aroma que la nuca de Ana de Armas. Atención, adictos a la ginebra, tenéis más de 35 marcas premium y un recetario de gintónics que haría cantar ópera a Guti. Además, aquí van en serio y se imponen los cubitos de calidad-aguantan enteros hasta el final-, la copa redonda de toda la vida y la destilería más high-class. Sin rodeos: L'Entresol lo tiene todo para ser uno de los mejores bares de Barcelona. Observo como los camareros hacen bailar las botellas de ginebra. DJ Mater, el residente más atlético, sólo tiene oídos para el caviar y pincha Kanye West tras Vampire Weekend. Veo tías buenas. Muchas. La quinina de la tónica me está dejando sordo de placer. Miro alrededor, sonrío y Miles Dufrasne, uno de los responsables de esta catedral etílica, me pone la mano en el hombro y me dice al oído: "Bienvenido a la familia".    
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  • Bares de vinos
  • Gràcia
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Lo Pinyol es bonito (techos altos, suelos de baldosa hidráulica, una pila de mármol preciosa, seis tinas sobrevolando una barra de madera hecha a medida) y tiene tres espacios muy acogedores: la entrada-bar tradicional, una habitación interior con libros para intercambiar y un comedor al fondo para cenas más privadas. En Lo Pinyol por 3 euros tienes un vermut y una tapita buenísima a elegir entre esgarradet (bacalao desmigado con pimiento rojo), crema de setas con rebozuelos encima, markina (pimientos vascos fritos), alcachofa en conserva con tomate seco y boquerón. El pan es de Can Turris; los víveres, de Valencia, Teruel y de proximidad. Cuidan tanto el producto, que compran el pan por la mañana y por la tarde para que siempre esté recién hecho. Como son una taberna y no tienen cocina, encargan la comida a los mejores especialistas, como la tortilla de patatas de Valentina. Sí, las tabernas están de moda y ahora cualquier bar de mala muerte le quita el polvo a unas tinas putrefactas, cuelga una pizarrita y ¡hala, a subirse al carro! Esto es precisamente lo que no han hecho Paz (y Jordi, su marido) y Carlos: ellos, directamente, han recuperado un negocio con solera y lo han hecho suyo. ¿Cómo? La fórmula es sencilla pero no fácil: dedicando muchas ganas, amabilidad, buen gusto y genuinidad en cada cosa que hacen. Barcelona está llena de bares y restaurantes: tú eliges. Yo empiezo a elegir por el trato: si la gente es distante o directamente malcarada, ya no me verán más. Si s
  • Mediterránea
  • Gràcia
  • precio 1 de 4
Cafè Salambó
Cafè Salambó
Convertido en un local de referencia en el barrio de Gracia, el Salambó se merece una visita por numerosos atractivos: la ambientación de un local dominado por la madera, que emana un estilo de cafetería de barrio, con dos billares y una clientela moderna atraída por la oferta gastronómica y la proximidad del Verdi Park. En este contexto podéis disfrutar de un café que conecta con una tradición muy nuestra: la de los carajillos. La carta de combinados es tan contundente como el Roma (grappa y nata), el México (tequila, nata y guindilla) o el Bombón (con leche condensada, chocolate y Cointreau).
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  • Música
  • Gràcia
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Elephanta
Elephanta
Si hay un lugar que se puede calificar de clásico del buen beber en Gràcia, este es el Elephanta. Comenzaron a dignificar el gintónic mucho antes de que se convirtiera en el brebaje de moda en todo el mundo. En este bar de cócteles encontraéis 40 variedades de ginebra, que se corresponden con muchas derivaciones inspiradas del gintónic (elegantes y precisas, nada de esas cosas que parecen insípidas ensaladas flotantes) y una buena coctelería de autor en general. A menudo encontraréis exposiciones y su servicio es informal pero atento. Con 'happy hour' cada tarde: de lunes a viernes de 18 a 20.30 h, afterwork de gintònics, con un descuento de 3 € en cada gintónic. Nada mejor después de una agotadora jornada laboral que hacer una pequeña muestra de tres mini-gintònics.
  • Vallcarca i els Penitents
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Desde la mesa de la terraza más al sur dicen que se ve al mar. Es un bar con vistas, está claro: situado en la esquina de República Argentina con Gomis, arriba del puente de Vallcarca, desde El Rincón se ve el Park Güell, la montaña pelada y una buena franja de casas y cielo. Es un bar triangular, todo ventanales, en la base de un edificio que aprovecha al máximo la punta final de su manzana: una especie de edificio Dakota de NYC pero de aquí y sin resonancias satánicas. Abre todos los días, está forrado de madera por dentro y su terraza es de las más codiciadas de la zona. De entre su generosa oferta de tapas destacan la ensaladilla rusa, hecha por ellos, los calamares a la romana y la tripa. Estas peculiaridades y el encanto de los dueños hace 62 años que la han convertido en un lugar de encuentro de esta parte alta de la ciudad, a caballo entre El Putxet y Vallcarca. El local lo abrió Salvador, ex boxeador ya jubilado, y ahora lo llevan a su hijo Javier con su cuñada Chelo, que mantienen de pies a cabeza el buen trato y el ambiente familiar del bar. La clientela es gente del barrio, transeúntes y exploradores intrépidos de los rincones más entrañables de la ciudad, como Víctor Nubla, Sebastià Jovani y Roger Fortea, escritores y noctámbulos profesionales que de vez en cuando van a tomar uno de los mejores vodkas del mundo, el zubrowka, un vodka polaco con un bisonte en la etiqueta que vale la pena probar.
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  • Vila de Gràcia
Sol de Nit
Sol de Nit
Situado en el corazón del barrio de Gràcia, este café-bar, restaurante y bar de copas está abierto durante todo el día. En su terraza podéis tomar un vermú con patatas bravas –su especialidad – pero también comer a base de tapas y platillos o pasar la tarde tomando un café. Sobretodo recomendamos que os paséis una noche; disfrutaréis de buenos cócteles y buena música, siempre rodeados del encanto de una decoración modernista que os transportará hacia otra época. Se puede decir que Sol de Nit une pasado y presente, noche y día, arte y gastronomía.
  • Bares de tapas
  • Vila de Gràcia
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Casa Pagès
Bar Casa Pagès
A veces necesitas un refugio, salir de casa, hacer una pausa en el combate , encontrar un refugio. No pides mucho: un lugar para pasar la tarde tomando un café y leyendo el periódico sentado en una mesa de madera , a la luz de unos buenos ventanales. Un bar con historia, que te acompañe . Las horas fluyen melancólicas , como las fotografías en blanco y negro de la Barcelona de antes que hay colgadas en las paredes .Te has instalado en el Bar Casa Pagès, en el corazón del barrio gitano de Gràcia, en la metafórica esquina de Libertad con Fraternidad (qué mejor!). En el edificio de enfrente nació Antonio González , "El Pescaílla " , toda una institución rumbera , marido de otra fuerza de la naturaleza , Lola Flores .Poco a poco , hacia el atardecer , el espacio diáfano -con un pilar que sostiene la viga principal - y cálidamente iluminado se llena de voces y la gente te hace de almohada. El revuelo tabernero te acompaña tanto como el silencio del reloj solitario. El ambiente es juvenil , que no adolescente , de diferentes estilos y pelajes, animado. Juegan a las cartas, beben, miran el fútbol , discuten apasionadamente .Es posible que entonces tengas hambre y piques unos boquerones o unas buenas albóndigas o , incluso , comiendo un bocadillo con nombre de filósofo (el Platón, de morcilla con alcachofas y pan de chapata , a 4,80 euros es buenísimo ). Los hacen tan buenos que han tenido que abrir una sucursal de este mismo bar en Torrent de l'Olla. Se ve que este acogedor local fa
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  • Vila de Gràcia
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Una ciudad la hacen las personas. Ya puede ser la ciudad más bonita del mundo, que si no tienes amigos o sus habitantes son unos falsos, no será un lugar agradable para estar. Lo mismo ocurre con los bares: ¿qué es el bar de moda, donde tiran mejor las cañas de toda Barcelona, ​​donde hacen los cócteles más exóticos? Si la gente que lo frecuenta es estirada e intratable, ¡que vaya su tía! El Bar Terra es un histórico de la plaza de la Virreina, con la iglesia donde desemboca la calle de Torrijos, un lugar donde guarecerse cuando hace mucho frío en invierno y encontrarte con la inscripción bíblica: "vox clamantis in deserto ", que siempre abriga a todos, incluso a quien se sienta en sus escalas a beber latas de cerveza. "Es una pecera: Fontana escupe multitudes que pasan por delante y casi les empuja a entrar", dice Santi, el templado camarero barbudo ex del Costa Brava. Me cuenta que tras la barra hay muy buen ambiente y eso se nota en todo el bar. Al propietario, Dani -también es dueño de La Cafetera, en la misma plaza- le gusta mucho el jazz y por eso es esta la música que suena y las persianas metálicas del local están pintadas con siluetas jazzísticas hechas por Gabaldà, pintor del barrio. En la gran televisión del fondo del local hay un pase permanente de fotografías silenciosas, junto a un gran espejo que da profundidad al espacio alargado frente a la barra. La poca pared que no es ventanal está cubierta por listones de madera verde hasta la cintura. En el Terra hacen u
  • Vila de Gràcia
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
¿Cogéis la bicicleta incluso para ir a comprar papel higiénico a los chinos? ¿Vuestra novia os hizo escoger entre ella y la 'fixed', y os quedasteis con la bici? ¿Sois capaces de ver una etapa de la Vuelta sin adquirir una apnea severa debido a los ronquidos? Debéis ir lo más rápido posible al Ciclista: se convertirá en el bar de vuestros sueños en cuanto toquéis el manillar de la puerta. Sí, he escrito manillar. Este local de Gràcia es una exhibición sin límites de reutilización de material ciclista. Ruedas convertidas en mesas, manillares que hacen de pomos, radios que ahora sirven para sostener copas, una señal de tráfico sobre la cabina del DJ, bicicletas de coleccionista colgadas en las paredes como si fueran un Picasso... Y atención también con el mobiliario de reciclaje 'high class': a los sofás chester hay que sumarles joyas de diseño industrial casero (la puerta-mesa y los taburetes son deliciosos) que ponen la guinda a una de las propuestas más originales de Gràcia. En cuanto a la ambrosía hepática, excelente caña de Moritz Epidor y una carta de cócteles muy correcta, con una lista de gin-tonics de la casa con nombres ciclistas que os arrancarán una sonrisa: copas como Piñón Fijo o Anti dopping, mi favorita, os ayudarán a subir el puerto de montaña del sábado noche como si fuerais Laurent Fignon en los 80. Y podéis estar tranquilos, en la puerta nadie os hará mear en un bote de plástico, aunque echo de menos un cartel con la foto de Stevie Wonder donde ponga: si b
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  • Coctelerías
  • Vila de Gràcia
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
En el Old Fashioned, no vas a ver, vas a beber. El local es pequeño, está decorado con gusto y resulta acogedor, pero donde se cuece la teca de verdad es en la barra. Luca y Bruno -italiano y portugués respectivamente-visten con chaleco y corbata, impecables, tienen experiencia internacional y son unos estetas del cóctel sin miedo de experimentar, dos de los mejores barmans que me he encontrado en esta santa ciudad.Me ponen un Martini Tiramisú, un capricho extravagante, sorprendentemente agradable en la boca. Es como beber el pastel italiano en formato líquido. Luca me cuenta que el Bloody Mary arrastra masas, y que hay gente que se presenta en el local al mediodía para beber uno. Me pone uno sobre la barra como si fuera una aparición mariana y pruebo un Bloody Mary tuneado que merece figurar entre los más grandes de Barcelona -acompañado por unas perlas de limón y pimienta que se han de paladear después de la copa-. Impresionante.También me preparan un Old Fashioned 2.0, Fashionista le dicen ellos, una delicatessen de bourbon con bola gigante de hielo y una mezcla especial marca de la casa, con frutos secos tostados in situ con un soplete. Luca no tiene suficiente, me quiere liquidar y me prepara un Bowery, con Jägermeister, tequila, canela y una infusión de Chartreuse y romero, flameada ante mis narices. Lo pruebo, levito unos segundos y me doy cuenta que he descubierto una barra donde se acabarán hartando de mi cara. Como diría Terminator: volveré.
  • Coctelerías
  • Vila de Gràcia
  • precio 2 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Toca colgarse una medalla: ya os avisamos que el Old Fashioned era un paraíso de la priva mucho antes de que se convirtiera en la coctelería de moda de Gracia. El pequeño local de Luca y Bruno, mis bartenders favoritos, se ha quedado pequeño. Ya hace un tiempo que los feligreses la rellenan a tope, seducidos por la calidad de la barra y también por el sex appeal colosal de su Bloody Mary.Pues bien, con Alessandro, otro barman estratosférico, han abierto una nueva coctelería cerca, que tiene el Bloody Mary como raison d'être y ya se ha convertido en El Dorado del zumo de tomate y el vodka con Perrins. Presidido por la elegancia de tres sofás Chester marrones y un ventanal que da a la tranquila calle de Ferrer de Blanes, el Bloody Mary Cocktail Lounge cobija al bebedor con buena música retro, iluminación penombrosa y una barra en forma de ángulo forrada de botellas. Luca me dice que juegan con un catálogo de unos diez Bloody Mary diferentes.Y lo mejor es que propone un maridaje con algunas de sus variantes más sofisticadas, copas antológicas que llegan con una tapa bien casada. Pruebo el Bloody Caesar, un experimento demencial con sabor de almejas y una tapa de atún muy refrescante. Alessandro baraja la coctelera como un maestro. Se trata de una copa orgiástica que entra como el agua. Y estoy a punto de sufrir un infarto de placer cuando Luca me acerca una burrata con un Bloody Mary con esencia y ralladura de trufa. También hay una tapita de guacamole, que va con un Bloody Mary
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  • Gràcia
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Cafè del Sol
Cafè del Sol
Como ponerle Pedro al hijo de alguien que se llama Pedro. Así es las gasta el Cafè del Sol. No hace falta correr riesgos innecesarios cuando eres el rey de una plaza donde el sol siempre te va de cara, los plataneros te acarician las ventanas con sus hojas y los perros ladran de felicidad. El Cafè del Sol es un emblema de la Gràcia de casa antigua y torreta, de aquel barrio que ya se funde desorientado, en una novela de Rodoreda. Fue uno de los primeros bares de este famoso cuadrilátero y desde entonces vive distraído por el sonido de unos flautistas de Hamelin rastafaris. Los perros se cobijan en el umbral de la puerta con la confianza de aquel que se agita en el viejo sofá de casa. El Cafè del Sol, a cambio, extiende generoso su terraza de sillas metálicas. Día y noche, parada obligatorio de chicos que hablar urdú menos cuando susurran al oído: cerveza, cerveza. Si no estás interesado en la amenaza del verano, el interior del bar guarda el aspecto de una catedral gótica, fresquita y recogimiento para los enemigos del sol. No faltan la barra de mármol y la cafetera, mesas, sillas y alto taburetes para leer el periódico, después de comer. Bajo la luz fluorescente, el rótulo repetido de la entrada cubre la última pared. No ha perdido el color de tapiz de billar que me lleva de viaje a una época lejana en la que los señores te ofrecían un pañuelo siempre planchado. Ahora ya no hay quien te seque las lágrimas y sale por los altavoces una música disco que cree que el romanticismo
  • Gràcia
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Le Journal
Le Journal
Me atiende una camarera rubita, encantadora, muy rápida y educada. Nadie lo diría, porque Le Journal, visto por el recién llegado, tiene pinta de ser una cueva portuaria de dudosa reputación. Ah, pero en este bar deberemos de picar piedra, recorrer el local de arriba abajo y dejaros tragar por la niebla y las guitarras que salen de los altavoces. ¡Que caos tan bien hecho! El concepto que teníais de reciclaje adquirirá tintes épicos una vez entréis en la sala del fondo. Si encontráis dos sillas iguales, avisadme. De hecho, en la misma barra todos los taburetes son de padres diferentes. ¿Qué planeta es este? El nombre del local no es un capricho: las paredes están forradas con papel de periódico y muestran una colección de objetos adheridos –desde una trompeta hasta coches antiguos de juguete – que parecen puestos por un miembro de los Freak Brothers. En el techo, una lámpara de los años 60 lanza un rayo de luz anaranjada que hará sufrir a la hermandad de la dioptría. Veo una especie de sofás con piel de leopardo y un escalofrío de kitschismo me contrae el esfínter. Miro hacia arriba y en el piso superior hay gente encorvada sobre pufs marcianos y mesitas extrañas. Las paredes también están recubiertas de papeles. David Lynch sacaría el babero. Contemplo con desazón tres barriles gigantes que cuelgan sobre las cabezas de los camareros. En la máquina de tabaco, tienen una libreta para que la gente escriba lo que quiera. Saco el Boli y escribo Fire walk with me.

De compras por Gràcia

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  • Gràcia
Cecilia Lanzi y su madre regentan The Old Kitchen, mucho más que una acogedora tienda-taller de Gracia especializada en antiguos muebles de cocina. Restaurar piezas de la primera mitad del siglo XX es la especialidad de la casa: mesas, armarios, escaparates, fresqueras... Lo trabajan con pasión: decapan a mano y siempre utilizan pinturas al agua. El resultado, espectacular. Además, The Old Kitchen es un buen lugar para equipar la cocina con productos de diseño de marcas europeas. Pocos, pero bien escogidos. También es fácil enamorarse de algún objeto vintage. Unos y otros conviven con tanta armonía que a veces se confunden.
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  • Barcelona
Belén Martínez, diseñadora de moda, se cruzó con Lester Barreto, un arquitecto de interiores de Lisboa, y juntos montaron un estudio de interiorismo y decoración en un pequeño local de Gracia. Los proyectos se multiplicaban, así como sus visitas a mercados de viejo de Galicia y Portugal. Lo que comenzó como una afición personal –recuperar objetos curiosos y pequeños muebles antiguos– terminó definiendo su forma de vestir un espacio: siempre con un innegable toque atlántico.Ahora han reconvertido el estudio de interiorismo en una tienda-taller donde traen objetos singulares de sus lugares de origen, como las vajillas de cerámica pintada a mano, las luces vintage o pequeños juguetes de madera. En algunos casos también se han implicado en su diseño: el ceramista que los fabrica las 'andorinhas', las famosas golondrinas de Oporto, también las pinta en amarillo intenso y en gris pálido. Son preciosas, como los joyeros en forma de paloma. De Galicia les envían macetas para plantas de diferentes formas y tamaños, pero siempre en bruto porque querían huir de los acabados esmaltados. Otro de sus productos estrella son los espejos hechos con los tradicionales tamices de harina de madera. De aquí también salen muebles diseñados por ellos, como los taburetes tapizados o las robustas mesas de pino.Belén e pasa muchas horas en la trastienda lidiando con tiras de plástico de colores, forrando botellas y garrafas de vidrio con hilos de escubidú. Este incipiente proyecto -que también incluye
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  • Ropa de mujer
  • Gràcia
Picnic es la segunda tienda que Juan Rodríguez y Raquel Bárcena han abierto en el barrio de Gracia, pero no tiene nada que ver con Padam, su hermana mayor. Ni en continente, ni en contenido. Picnic es un ejercicio de minimalismo escandinavo: paredes blancas, suelo de cemento y mobiliario de pino natural hecho a medida. Elegancia y funcionalidad, como manda el canon. Sólo se han permitido un exceso: una franja de azulejos verdes que enmarca la entrada y que da un entrañable punto retro. Con esta puesta en escena, se espera un contenido a la altura. Y lo tienen. Picnic es la suma de los gustos personales de los propietarios, una pequeña concept-store donde ropa, accesorios y revistas de tendencias conviven en armonía. Aquí se encuentran las camisetas estampadas de Lindo Killer, los pantalones marmóreos de Paloma Wool, las camisas 'oversize' de Queen of Casual y los vestidos de rayas de Béhulah, marca impulsada por los propietarios de Picnic.Los accesorios son el otro eje de la tienda: ahora tienen zapatillas Meyba (las de toda la vida) y alpargatas de The Rice Co., pero ya esperan con ansia la nueva colección de zapatos de Eva vs. María. Los calcetines, bien estampados, son los barceloneses Pacífico. Y las gafas de sol, de Quay. La bisutería se la reparten Adrià Machado, a quien le gusta jugar con pequeñas piedras naturales, y Klimbim, una creadora alemana devota de la geometría. También están las mochilas arañazos de Mödernaked (diseñadas y confeccionadas en el Matarraña) y la
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  • Diseñador
  • Vila de Gràcia
Lydia Delgado hace más de 20 años que se dedica al negocio de la moda, ha desfilado en Barcelona y Madrid y ha conseguido crear una marca con un estilo muy personal. Como es ella misma. Femenina, elegante, parisina y escorada en la sobriedad del negro. Comparte una línea con Miranda Makaroff y la ropa de madre e hija se mezcla en los colgadores de esta sofisticada boutique de Gràcia con toda la naturalidad del mundo. Divertidos jerseys y chaquetas de punto conviven con faldas plisadas de fondo de armario. Vestidos preciosos sin mangas, con capas de lana con estilo que le guiñan el ojo a los años 60. Elegantes tops transparentes, con delicados vestidos de fiesta. De la audacia de la clientela dependerá si sirven para crear un 'look' más sobrio o más rompedor.
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  • Zapatos
  • Eixample
Cuervo Cobblerblack Bird
Cuervo Cobblerblack Bird
2046 pasó de ser una zapatería multimarca de gama alta a la tienda taller de un zapatero que ha recuperado un oficio ancestral. Los Cuervo son zapatos hechos a medida de belleza atemporal que beben de fuentes clásicas y que pueden transformar al hombre que las lleva puestas. Bajo la marca Cobblerblack Bird, este zapatero tímido y diestro ofrece modelos que convierten el acto de calzarse en un pequeño lujo diario. Chicas, no tengáis envidia. Ahora también hay Cobblerblacks para vosotras.
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  • Diseñador
  • Vila de Gràcia
Colmillo de Morsa
Colmillo de Morsa
Talento, determinación, ilusión, tenacidad, confianza... Estas son algunas de las cualidades que se necesitan para arrancar y consolidar una marca independiente. De todo ello saben mucho la diseñadora Isabel Vallecillo y Javier Blanco, que han sabido convertir Colmillo de Morsa en una marca de culto. Ya han desfilado tres veces en el Ego de Madrid, han ganado un concurso de la prestigiosa feria parisina Who 's Next y han logrado puntos de venta en Moscú y Taipei. Ahora, sin embargo, lo que los lleva de cabeza es la tienda-estudio-showroom que acaban de abrir en el barrio de Gràcia, un espacio también abierto a una impresionante cantera de jóvenes creadores, con los que comparten gustos, inquietudes y una particular manera de vivir y ver la moda. En un tiempo record, han conseguido aglutinar una interesante hornada de diseñadores de ropa, accesorios, bisutería, joyería y calzado.
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Pinc Store
Pinc Store
Pinc Store es la tienda, taller y laboratorio de creación de Ana Tichy, una diseñadora que trabaja los patrones, apuesta por el tratamiento extremo de los tejidos e incluye el punto en sus colecciones.
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Greenlifestyle
Greenlifestyle
Un manifiesto, una ética, un peaje: ninguna de las prendas o complementos que se encuentra en Green Life Style transgrede los principios de sostenibilidad, reciclaje y comercio justo. Otra de las normas no escritas es la apuesta por el diseño. Nos gustan los vestidos-pantalón de Milch, las piezas tricotadas de Caro-e, los colores de Maronski y la línea de Las Racines du Ciel. Vestiros de invierno con una gorra y las mangas de tricot de Carolina Simón.
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  • Mercados de ventas entre privados
  • Gràcia
ADA es un enclave resistente, de las tiendas atentas a los cambios del mercado, de las que mudan la piel cuando toca hacerlo. Era el nombre de la marca de Elena López, diseñadora de estampados que después de trabajar en Suite (desaparecido espacio de moda en la calle de Verdi) vio que quería tener una tienda propia para vender su colección y otras marcas afines, o sea femeninas y de precios asequibles. López nos introdujo a Kling, Pepa Loves y Sietedelonce; después se han incorporado otras marcas como Pepper Corn, Mink Pink y Bëhulah, las joyas de Fauna y Flora y Laus y las alpargatas de The Rico & Co. Pronto también encontraréis una pequeña selección para el público masculino.
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Misha
Misha
En esta pequeña tienda cerca de la Diagonal y Vía Augusta se puede encontrar ropa de estilo urbano, femenino y con un largo recorrido, de marcas como la francesa Sessùn, la belga Bellerose, Temps de Cérises o Des Petits Hauts.
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Boo
Boo
Sin movernos de Gracia ni perder su esencia, Àlex González ha reinventado Boo, donde continúan encontrándose parkas con pedigrí como Saint James, Penfield o Levi's y firmas de creadores independientes, como Tuk Tuk y Plectrum. Entrad y contemplad el espacio, aunque solo sea para permitiros el gusto de cambiaros en una cabina de teléfono de la Barcelona de los años veinte.
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  • Vestidos de novia
  • Gràcia
Novias indie, que buscan un vestido diferente, artesanal, hecho en Barcelona: vuestro sitio es Otaduy. Todo empezó con un diseño para una amiga rockera, y con la primera colección hecha en el taller de casa, y ahora la firma tiene tienda propia en Gracia, con espacio también para los vestidos de fiesta. Otaduy recurre al guipur para las bodas románticas, campestres, y a tejidos más ligeros y espaldas con escotes para la ciudad. Pero Otaduy es sobre todo, 'true live': creaciones para volver a los orígenes y celebrar la fiesta del amor sin artificio ni disfraz.
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  • Decoración
  • Gràcia
Marc Morro, Clara Quintana y Oriol Villar coincidieron en Villar-Rosàs. El primero como diseñador industrial, la segunda como directora de arte y el tercero como fundador de esta premiada agencia de publicidad. Pero los tiempos cambian. Y Rosàs tomó un camino y Villar otro. Sin embargo, Oriol conservó el espíritu de un proyecto que ahora se ha convertido en AOO (también conocida como Altrescoses, Otrascosas o Otherthings), gracias a la implicación del Marc y Clara. Desde su agradable tienda-estudio de la calle Séneca, siguen enseñando cosas que les gustan, la mayoría objetos de uso cotidiano, algunos hechos por artesanos y otros para grandes marcas. El abanico de producto (y precios) es muy amplio: cajas de cerillas y paños de cocina de Hay, calendarios perpetuos de Danese, aceiteras de Marquina, libretas con tapas de piel, vajillas de Falcon, cántaros de cerámica mallorquines ... AOO ha dado un paso allá y también ha empezado a diseñar y construir sus propias cosas de madera en un taller del Poblenou. Al robusto taburete Tripo y un pequeño (y útil) recogedor de cables, ya hay que sumar el ingenioso set de "cajas normales". A AOO seleccionan, editan y fabrican cosas que les gustan. Y que también nos gustan, como la reinterpretación de la tumbona de playa Pepitu, un clásico de la cultura popular que se me lleva a los veranos felices en las Casas de Alcanar.
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  • Gràcia
Antique Boutique
Antique Boutique
Antique Boutique es una tienda de muebles y objetos 'vintage' que, además, funciona como taller de restauración y creación. El espacio también aloja a Anonymus, colectivo dedicado a la fotografía 'vintage' y al trabajo de fotógrafos contemporáneos.
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  • Gràcia
Es una tienda que crea sus propios tejidos para sus colecciones de ropa y accesorios. Gratacós inició su actividad en 1940 y trabaja en el impulso de las nuevas generaciones de creadores, pero también en la preservación y transmisión de la tarea de todos aquellos que crean de forma artesanal piezas únicas y atemporales. Su tienda de paseo de Gràcia es escenario de multitud de workshops, seminarios y presentaciones.
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  • Arte, artesanías y aficiones
  • Gràcia
Plom Gallery es una galería de arte contemporáneo destinada al público infantil, el proyecto de Martha Zimmermann, una madre que atesora un intenso bagaje profesional representando a ilustradores y trabajando estrechamente con artistas. Este es el lugar al que hay que ir si queréis inculcar a vuestros hijos el amor al arte y, además, disfrutar en familia. En Plom Gallery encontraréis obra de un montón de artistas: Eva Armisén, Amaia Arrazola, Coqué Arjona, Carmen Segovia, Sergio Mora, Vanessa Linares, Mr. Ed, Ibie!, Brosmind, Miju Lee, Maxi Luchini... Un mundo de fantasía y color, mucho color, donde conviven demonios alados, muñecas soñadoras, magos enamorados, animales imaginarios, hombres con bigote y extraterrestres traviesos. Lo más interesante del proyecto es la selección: Martha filtra con ojos de artista, pero también con ojos de madre.
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  • Gràcia
Materia Terrícola es un nuevo espacio multifuncional de Gracia: es estudio de arquitectura e interiorismo, pero también tiene un escaparate en la plaza de  Joanic donde se expone producto elegido con sentido y sensibilidad. Lo que ahora se llama de Km 0. "Queremos volver a las raíces. Recordar que somos terrícolas y que debemos ser más conscientes de lo que nos rodea. No estamos haciendo nada diferente, sino algo lógico con los tiempos actuales ", explica la arquitecta Mar Sierra, cofundadora de Materia Terrícola junto con Estanislau Puig.El showroom de Materia Terrícola no se contempla, sino que se escruta. Cualquiera de los objetos pulcramente expuestos tiene una historia detrás. Y eso se nota. Ya sea la mesita de marquetería de Julia Fritz, de una belleza extrema. O las espectaculares lámparas hechas con forja y botellas damajuanas de Metonimia. O los bonitos cojines serigrafiados a mano de Depiesacabezas. O las mesas ideales para poner la televisión de Paletos. O la virtuosa cerámica de Krasznai. O las inspiradas luces con mensaje de Madreinspain... No hay que darle más vueltas. Los objetos hablan por sí mismos y los que deben captar el mensaje, lo captan. Porque que este diálogo entre el yo y el objeto siempre es íntimo e intransferible.La misma pasión que ponen los propietarios de Materia Terrícola en esta escenografía, también la tienen a la hora de diseñar su mobiliario. Si les hacéis una visita, fijaos en la imponente estantería de madera o en las mesas donde trabaja
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  • Regalos y recuerdos
  • Vila de Gràcia
Magnesia es una ventana abierta al trabajo de artistas de todo el mundo, descubiertos en viajes o a través de internet por la propietaria, Leticia. Los muebles de la tienda son recuperados, el suelo conserva las baldosas hidráulicas y todo lo que aquí se puede comprar destila creatividad; desde las ilustraciones de Lieke van der Vorst a los cuencos de Duermevela, la cerámica de Brooklyn Rehab, los cojines estampados de Shara Porter o los broches de Depeapa. Saldréis de aquí enamorados, palabra.

Qué visitar

  • Camp d'en Grassot i Gràcia Nova
Sala Beckett
Sala Beckett
La Sala Beckett es un pequeño teatro fundado en 1989 como sede de la compañía El Teatro Fronterizo, de José Sanchis Sinisterra, y como espacio de encuentro para creadores de varias disciplinas. Desde sus inicios se ha centrado en la promoción de la dramaturgia contemporánea, con producciones y programaciones de espectáculos de autores contemporáneos y un interés por la experimentación y por la escritura dramática que va más allá de todo lo conocido. A través de su Obrador Internacional, la Beckett lleva a cabo también una intensa actividad de formación.
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  • Música
  • Espacios de música
  • Gràcia
Centre Artesà Tradicionàrius
Centre Artesà Tradicionàrius
El C.A.T es un equipamiento público de la ciudad que gestiona la Associació Cultural TRAM (organizadores del Festival Tradicionàrius, la muestra de música de raíz tradicional más importante de Cataluña) y que abrió el 1993 al centro cívico L’Artesà del barrio de Gràcia. El C.A.T. tiene un programa regular de conciertos y bailes y sesiones de improvisación, así como talleres y actuaciones de otras tradiciones musicales.
  • Lugares de interés
  • Sitios y edificios históricos
  • El Coll
Park Güell
Park Güell
El Park Güell es uno de los espacios verdes más emblemáticos de la ciudad de Barcelona, ocupa dos partes de la colina de las Tres Creus i del Carmel. Desde 1984 es Patrimonio de la Humanidad, ya que es considerado como una de las creaciones más importantes de Antoni Gaudí, además de ser único y de haber supuesto una gran influencia en muchos movimientos y en otros artistas de la época. Gaudí quería emular las ciudades jardín inglesas y se obsesionó en conseguir una perfecta integración de sus obras en la naturaleza. Un ejemplo de ello son las columnas hechas de piedra que sugieren palmeras, estalactitas y cuevas naturales. El punto central del parque es una inmensa plaza rodeada por un banco serpenteante recubierto con la técnica del trencadís y parcialmente sostenida por la Sala de les Cent Columnes, aunque tiene 86. El dragón, en la escalera principal, es el emblema del parque.
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  • Salas de cine
  • Gràcia
Programa cine de calidad en versión original, se la juega cada semana con su programación y es la única sala que proyecta cortometrajes diariamente. Esta es la apuesta de Enrique Pérez, que abrió las primeras salas en octubre de 1987 y recibió más de una crítica por parte de los más escépticos. A quienes no veían claro esto de las películas subtituladas les ha pasado la mano por la cara, vista la respuesta entusiasta de parte del colectivo cinéfilo. En contra, que durante la hora punta la entrada es un caos y se tiene que tener cuidado de no confundir la cola para entrar a la sala con la de venta de entradas.

Para salir de noche

  • Música
  • Espacios de música
  • Gràcia
Heliogàbal
Heliogàbal
Es sin duda uno de los polos musicales y de la noche de Gràcia. La Asociación Cultural Heliogàbal se fundó en 1995 con el objetivo de servir de plataforma para el desarrollo y la promoción de actividades artísticas y culturales en el barrio de Gràcia de Barcelona. Desde el año 2001, con un renovado equipo de dirección, la asociación centra sus actividades en la exhibición y la promoción de proyectos musicales y poéticos, así como de otras formas de expresión artística: exposiciones de pintura y de fotografía, presentaciones de libros, revistas y fanzines, proyecciones de audiovisuales, etc. Como espacio de difusión, Heliogàbal propicia el encuentro entre público, vecinos, artistas, colectivos y asociaciones y colabora con otras plataformas del tejido cultural y artístico de Barcelona, ​​como discográficas y editoriales independientes. En los quince años de actividad, la sede de la Asociación Cultural Heliogàbal se ha convertido en un lugar de referencia para la dinamización de la vida artística de Gràcia, tanto para los vecinos como para los artistas que toman parte en las actividades que se desarrollan.
  • Coctelerías
  • Gràcia
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
L'Entresòl
L'Entresòl
El local apuesta por la 'qualité: la decoración es sencilla, comedidamente moderna, con líneas claras y aseos debidamente desinfectados.No necesita nada más, porque su personalidad se define sobre dos ejes inamovibles: una selección musical que provoca ataques de priapismo (si desea escuchar Snow Patrol vaya al Karma) y los mejores gintonics de Gracia, entre ellos el señorial Tanqueray Rangpur, una obra de arte con lima, infusión de té verde y la misma aroma que la nuca de Ana de Armas. Atención, adictos a la ginebra, tenéis más de 35 marcas premium y un recetario de gintónics que haría cantar ópera a Guti. Además, aquí van en serio y se imponen los cubitos de calidad-aguantan enteros hasta el final-, la copa redonda de toda la vida y la destilería más high-class. Sin rodeos: L'Entresol lo tiene todo para ser uno de los mejores bares de Barcelona. Observo como los camareros hacen bailar las botellas de ginebra. DJ Mater, el residente más atlético, sólo tiene oídos para el caviar y pincha Kanye West tras Vampire Weekend. Veo tías buenas. Muchas. La quinina de la tónica me está dejando sordo de placer. Miro alrededor, sonrío y Miles Dufrasne, uno de los responsables de esta catedral etílica, me pone la mano en el hombro y me dice al oído: "Bienvenido a la familia".
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  • Música
  • Gràcia
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Elephanta
Elephanta
Tetería con nombre de isla india con taburetes de madera tallada y mesas decoradas con un 'collage' de imágenes de periódicos y revistas. Se puede jugar al ajedrez o a otros juegos, tomar un buen té o disfrutar, a partir de las diez de la noche, del 'happy hour' de gin-tonics y cócteles. Con conexión Wi-fi.
  • Música
  • Gràcia
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Le Standard
Le Standard
La gracia de este bar –cien por cien graciense– es que parece más una sala de estar que un bar convencional. Id pronto para conseguir un buen sofá, y pedid unos cuantos daiquiris.
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  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Elèctric Bar
Elèctric Bar
Hay bares que no esperas que te cambien la vida. Están para hacer su función: una birra saliendo del trabajo o un cóctel de poca monta para no salir del barrio. El Elèctric va vestido con ese uniforme. Luce barra de acero reglamentaria, estanterías cargadas donde no falta el JB y una máquina registradora desgastada que no saldrá en ningún cortometraje. Alguien ha escrito con rotulador la carta de bebidas sobre una cartulina que parece robada del material escolar de un niño. La parroquia de la tarde se aferra a la barra como Robinson Crusoe en una isla de casas. Su bandera es una Estrella Galicia y el humo vaga como un invitado que no encuentra el momento de volver a casa. En algún universo paralelo, se siente la música exótica que te lleva a un país de palmeras y cocoteros, aunque sabes muy bien dónde estás y también estás seguro de que esta noche ya se han cancelado los vuelos para ir a aquel pedazo de tierra donde todo el mundo va con bikini y siempre hace sol.El Elèctric se disfraza, como puede, de ama de casa bohemia porque lejos de los bares de su estilo, que tienen el fluorescente de emblema, vive siempre con la tacañería de unas luces con poca potencia. El sofá de la entrada mantiene una lucha interior entre el mueble de apartamento de playa y el de una casa okupa. Las tablas del interior son de mármol y, en un rincón, reivindica su existencia un mueble de comedor de los cincuenta, entre cuadros con los que Goya sonreiría. Al final, en la ceremonia de bares del mundo,
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  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Sonotek
Sonotek
Detrás de la barra, un mural estampado con cintas de casete de aquella época en la que todos llevábamos vaqueros descoloridos, fijador de cabello y americanas arremangadas. En el lavabo, un Stormtrooper apunta con el pistolón láser los caganers de la Alianza Rebelde. Alerta, gente, que en Darth Vader reposa junto al rollo de papel higiénico y tiene la espada desenfundada (que la fuerza os acompañe más que nunca).Al fondo del local, un collage de pósters con Mia Wallace haciendo de las suyas, Hunter S. Thompson provocando el pánico en Las Vegas y Harry Callahan intimidando a los clientes con su Magnum. En una de las columnas, el Borbah de Charles Burns mostrando su máscara de lucha mexicana en una sucesión de seis viñetas en riguroso blanco y negro. Libros prohibidos en un estante inaccesible. Un radiocasete antiguo. Luz de lava. Estáis en territorio friki. Pero friki de calidad.En las alturas más inhóspitas de Gracia, este rincón inclasificable ha ganado una sólida reputación entre la parroquia alternativa. No se me ocurre ningún equivalente en el barrio. Y es que el templo que nos ocupa, con conciertos en directo ocasionales en su programación, come aparte. Personalidad friki, sentido del humor, excelentes cócteles a precios de crisis-una media de 6 euros por pieza y un margarita que provoca priapismo-, música indie los altavoces, tapas salvavidas y una pasión desaforada por la cultura pop: con esto y poco más, este bar de culto le basta para triunfo ... Ei, un momento. Alto
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  • Música
  • Gràcia
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Shake It!! Barcelona
Shake It!! Barcelona
Hace tiempo que Shake It! está abierto y Gràcia sigue de enhorabuena. El trío de socios representa el combinado del local: Sandro y Antonio del Rocksound y Perico de producciones Buenritmo són los hits y la tónica, la música y la chispa para que todo se encienda. El Shake It! es un club de buena música con dos pisos y montones de buenas propuestas para muchas noches de cada mes. ¿Qué suena en el Shake It!? Desde rocksteady a northern soul, pasando por pop del que deslumbra, garaje frenético o soul y funk de los de no-puedo-parar-de-bailar. ¿Y qué los distingue? Los acústicos de Indie no comercial y una larga y suculenta carta de gin-tonics servidos con todos los gadgets y parafernalia necesaria para hacerlos únicos y atractivos. También los clubes mensuales y bimestrales que se hacen, las catas de gin-tonics, los discofórums o las presentaciones de fanzines. Desde el norte de Gràcia, este baluarte de la buena música ayuda a descentralizar el reducto heliogabalenco y garantiza grandes noches de hits&tonics uno detrás del otro hasta olvidar toda las penas, perder el equilibrio y la vergüenza y conquistar aquel estado de felicidad tan fantástico que sólo los buenos locales ayudan a conseguir.
  • Música
  • Gràcia
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Rosso Porpora
Rosso Porpora
En este acogedor bar, de aire noctámbulo y rococó, cada viernes podréis matar el gusanillo a base de un generoso aperitivo italiano en la barra. Siempre en la franja de tarde-noche, claro.
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  • Clubs
  • House, disco y techno
  • Gràcia
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Switch Bar
Switch Bar
Un bar que parece una pesadilla amistosa, salido de un universo paralelo y 'retro'. ¡Dentro os esperan unas cervezas frías y sesiones de los mejores DJ!
  • Música
  • Gràcia
KGB
KGB
En 1984 la planta baja de una fábrica textil se reconvertía en el KGB, un multiespacio que abanderó la estética de garaje y que abría una nueva brecha de progreso entre tanto local soso. Tantos años de historia no han aburguesado al KGB, que sigue programando rock peligrosos y últimamente rumba. Conciertos y sesiones de Dj conforman el grueso de la actual programación de la sala, activa y polifacética. En las sesiones, manda el electroclash.
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