Como ponerle Pedro al hijo de alguien que se llama Pedro. Así es las gasta el Cafè del Sol. No hace falta correr riesgos innecesarios cuando eres el rey de una plaza donde el sol siempre te va de cara, los plataneros te acarician las ventanas con sus hojas y los perros ladran de felicidad. El Cafè del Sol es un emblema de la Gràcia de casa antigua y torreta, de aquel barrio que ya se funde desorientado, en una novela de Rodoreda.
Fue uno de los primeros bares de este famoso cuadrilátero y desde entonces vive distraído por el sonido de unos flautistas de Hamelin rastafaris. Los perros se cobijan en el umbral de la puerta con la confianza de aquel que se agita en el viejo sofá de casa. El Cafè del Sol, a cambio, extiende generoso su terraza de sillas metálicas. Día y noche, parada obligatorio de chicos que hablar urdú menos cuando susurran al oído: cerveza, cerveza.
Si no estás interesado en la amenaza del verano, el interior del bar guarda el aspecto de una catedral gótica, fresquita y recogimiento para los enemigos del sol. No faltan la barra de mármol y la cafetera, mesas, sillas y alto taburetes para leer el periódico, después de comer. Bajo la luz fluorescente, el rótulo repetido de la entrada cubre la última pared. No ha perdido el color de tapiz de billar que me lleva de viaje a una época lejana en la que los señores te ofrecían un pañuelo siempre planchado.
Ahora ya no hay quien te seque las lágrimas y sale por los altavoces una música disco que cree que el romanticismo es tener muy poco espacio entre los congéneres de la barra.
Time Out dice
Detalles
- Dirección
- Plaça del Sol, 16
- Gràcia
- Barcelona
- 08012
- Transporte
- Fontana (M: L3)
- Horas de apertura
- Cada dia, de 12 a 3 h
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