Le Journal (CERRADO)

Me atiende una camarera rubita, encantadora, de lo más rápida y educada. Nadie lo diría, porque Le Journal, visto por el bebé, tiene pinta de ser una cueva portuaria de dudosa reputación. Ah, pero en este bar habrá que picar piedra, recorrer el local de arriba abajo y dejaros tragar por la niebla y las guitarras que salen de los altavoces. Qué caos tan bien parido!

El concepto que tenía de reciclaje adquirirá tintes épicos una vez entréis en la sala del fondo. Si encontráis dos sillas iguales, avisadme. De hecho, en la misma barra todos los taburetes son de diferentes padres. Qué planeta es este? El nombre del local no es ningún capricho: las paredes están forradas con papel de periódico y muestran una colección de objetos adheridos-desde una trompeta hasta coches antiguos de juguete-que parecen estar colcados por un miembro de los Freak Brothers. El techo, una lámpara de los años sesenta lanza un rayo de luz anaranjada que hará sufrir a la hermandad de la dioptría.

Veo una especie de sofás con piel de leopardo y un escalofrío de kitschismo me contrae el esfínter. Miro arriba y en el piso superior hay gente encorvada sobre pufs marcianos y tabletas extrañas. Las paredes también están recubiertas de papeles. David Lynch sacaría el babero. Contemplo con desazón tres barriles gigantes que cuelgan sobre las cabezas de los camareros. En la máquina de tabaco, tienen una libreta para que la gente ponga lo que quiera. Saco el boli y escribo Fire walk with me.