Bares por barrio

Los mejores bares de cada barrio

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Bares del Gòtic

  • Coctelerías
  • El Gòtic
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Este es un establecimiento con más de 50 años de trayectoria, así que poca broma. Fijaos: se entra por un ascensor. Un local que es historia viva de la ciudad, de maderas y sofás rojos, que en los últimos años se ha consolidado como coctelería, aunque ellos sigan diciendo bar. Hacen cócteles –presten atención al Old Fashioned y al cada vez más de moda Mule–, pero las cervezas y los combinados clásicos siempre se pueden pedir. Aunque está junto a la plaza Sant Jaume, no extraño oír hablar catalán entre sus clientes, y es que el Ascensor mantiene parte de la clientela que le ha hecho funcionar este medio siglo.

  • Pubs
  • Ciutat Vella
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Los New York Dolls, que en el 2007 tocaron en la celebración de los 25 años de la sala, dijeron que el Sidecar era o como el icónico CBGB neoyorquino –cuna del punk, la new wave y el postpunk– o como el infierno. Viniendo de los Dolls, esto era un cumplido, claro, y es que la sala de la plaza Reial de Barcelona –con paredes que si hablaran explicarían barbaridades sobre la Sexta Flota estadounidense en los años 70 y sobre muchos barceloneses en noches de fiesta– es ahora, que cumple 40 años, el templo subterráneo del rock en Barcelona. Y que dure. Arriba está el bar, que también programa conciertos, exposiciones y sesiones de DJs de la farándula barcelonesa.

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  • Cafés
  • El Gòtic
Granja La Pallaresa
Granja La Pallaresa

Las colas de gente os indicarán dónde están las mejores granjas de Petritxol. Una es La Pallaresa, que ofrece desayunos y meriendas superlativos desde 1947. No hay ninguna duda de que el clásico chocolate a la taza y un suizo de antología son los grandes protagonistas de esta antigua lechería.

  • Cafés
  • El Gòtic
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

El Satan's Coffee Corner, cafetería de tercera generación –las de altos estándares de calidad– ocupa una esquina señorial en el Gòtic. Marcos Bartolomé, el propietario, es hijo de tostadores, y sirve uno de los mejores cafés de Barcelona. El libre albedrío satánico se aviene con su manera de hacer pedagogía del grano recién molido. Pero no sufráis, el personal del Satan's Coffee Corner no os dará la tabarra con lecciones cafeteras que no habéis pedido por qué van por trabajo. Aquí encontraréis variedades de distintos rincones del planeta y en constante rotación. También se sirve teca espectacular para el desayuno y la merienda. Abre todos los días, hasta las 18 h.

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  • El Gòtic
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Polaroid Bar
Polaroid Bar

El bar Polaroid es un mausoleo de los 80, un homenaje a las instantáneas con recuadro blanco. Vinilos, cintas de VHS y las famosas cámaras rellenan las paredes poco iluminadas, como un decorado de La Bola de Cristal. El color se lo lleva la barra, de donde cuelgan lámparas fluorescentes de este milenio que fagocita la nostalgia y hace colgantes. El gentío se abalanza ya a partir de las siete de la tarde porque es un bar, como los de antes, donde uno entra para avanzar la noche. 

Bares de Montjuïc y el Poble-sec

  • Locales de noche
  • El Poble-sec
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Rufián
Bar Rufián
Esto es la guerra: el Ayuntamiento, lejos de incentivar la iniciativa privada que se endeuda para la cultura, imposibilita, a golpe de normativas más estrictas, que la música en directo tenga el papel preeminente en la vida nocturna que grupos y sellos locales piden a gritos. Una de las pocas propuestas que daban vida a la ciudad, el Clandestino-en poco más de un año y medio se convirtió en uno de los epicentros de la música barcelonesa-fue decapitado.El Roxanne, de Gracia, es la víctima más reciente: para ellos, nuestro pésame y rabia. El combate es feroz y no lo damos por perdido, somos como las malas hierbas: por mucho que nos arranques de raíz, seguiremos creciendo a cada rendija. Ganaremos porque nosotros no tenemos nada que perder. Ellos, sí: las próximas elecciones.La gente del Clandestino-Dani, Jorge, Ghenadie y Berta-han resucitado como bar de cañas, vermuts y aperitivos en el Poble Sec: el Rufián. Los ingredientes son sencillos: local acogedor sin pretensiones esteticistas, muy buena música, ambiente amical y buena materia prima-cerveza negra Moritz de barril, no Epidur; vermut La Secuita, aceitunas y anchoas de la Escala, tomates en conserva al pesto de Navarra ... Los sábados y domingos es una fiesta: la hora del vermut lo convierte en punto de encuentro de gente entre los treinta y los cuarenta con ganas de pasar un mediodía en buena compañía. La conversación es fluida y apasionada, la cerveza Rufianes-mezcla de rubia y negra- corre como el agua y la fraternidad
  • Música
  • El Poble-sec
La Saltó ha sido una de las pioneras en convertir el Poble-sec en uno de los barrios más animados de la ciudad. De hecho, sus horarios son más de bar de noche que de tienda, lo que no impide que algunos vecinos bajen por las noches a llenar sus garrafas de vino de tonel. Pero su oferta enológica no es el principal atractivo de la Bodega Saltó. Cuesta encontrar un local tan pintoresco como éste en Barcelona. Renovado por el diseñador Steve Foster en 2002, funciona como una pequeña feria de la extravagancia donde se pueden encontrar todo tipo de andóminas, anticuallas, tigres de peluche o colgajos que beben en porrón.
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  • El Poble-sec
Bar Seco
Bar Seco
Un bar adherido a la causa Slow Food, es decir, que utilizan productos de proximidad y sostenibles para elaborar los platos de su carta, corta pero suficiente para satisfacer los estómagos hambrientos. Las patatas bravas bio tienen justa fama. Y la terraza, delante del refugio de Montjuïc, también.
  • Bar de bocadillos
  • El Poble-sec
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Cerveseria Jazz
Cerveseria Jazz
Aunque no tienen un surtido amplio de hamburguesas, son de una calidad innegable. Parte del mérito es el pan. Para redondear la comida encontraréis una importante selección de cervezas.  
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  • Española
  • El Poble-sec
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Quimet i Quimet
Quimet i Quimet
Lo dicen todas las guías del mundo y siento repetirme pero Quimet y Quimet es, bueno, para que te salten las lágrimas. Tienen cerveza propia, sirven el mejor vermut de grifo del planeta y ofrecen una variedad de vinos que llega hasta el techo. Todo este cúmulo de felicidad acompaña a unas tapas que harían resucitar a los muertos.
  • Música
  • El Poble-sec
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Taverna Blai Tonight
Taverna Blai Tonight
En poco tiempo, en Poble-sec, se ha ganado un lugar en la gloriosa zona de Bali i Blesa gracias a buenísimos y variados pinchos a un euro y mucha energía juvenil.

Bares del Born y Sant Pere

  • Coctelerías
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 2 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Junto a la entrada de esta coctelería del Born, un líquido ambarino cae, gota a gota, en un proceso hipnótico de infusión fría. Es uno de los muchos procedimientos que utilizan dentro para realizar sus bebidas. El local es una especie de gato alquímico lleno de sorpresas. La salita interior, por ejemplo, tiene las paredes apretadas de botes iluminados con hierbas donde se hacen aceites esenciales que recuerdan a un antiguo herbolario. No nos sorprende que Stravinsky sea un habitual de los rankings de los mejores bares del mundo.

  • Española
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 1 de 4
El Bar de l'Antic Teatre
El Bar de l'Antic Teatre

Tiene el look deteriorado de las asociaciones culturales alternativas. Si lo que buscáis son camareros con cuerpo de Adonis y Absolut con Red Bull a precio de petróleo, mejor que vayáis al Opium Mar. El Antic Teatre es un espacio viejo y reciclado, pero tiene una de las mejores terrazas interiores que he visto en mi vida. Un patio gigante con brotes anárquicos de vegetación para tomar algo a la fresca, coger el puntillo a base de quintos y hacer tiempo antes de las actividades culturales que organizan. Mourinho no podía tener más razón: teatro del bueno.

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  • Coctelerías
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 2 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Escogida en el top 5 de los bares más cools del mundo, es la primera coctelería que utiliza impresión 3D y técnicas de ceramista para crear cada uno de sus cócteles de autor. Todo lo hacen de forma 100% artesanal: los licores, los macerados y abonos que realizan cada día con productos frescos e incluso la vajilla. Entrar en ella es toda una experiencia. Un espacio que se inspira en la novela Marina de Carlos Ruiz Zafón y recrea un ambiente de fantasía y misterio y donde, tras el bar, se abre un taller de cerámica en el que también hacen masterclass.

  • Bares de vinos
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
L'Ànima del Vi
L'Ànima del Vi

En l'Ànima del Vi sólo trabajan con vinos naturales, sin aditivos, vinos que han evitado injerencias químicas y manipulaciones humanas para llegar a la mesa casi incorruptos. Se nota.El blanco se evapora como agua en el desierto. Decidimos hacer cojín con un platillo de ensalada de pulpo y patata orgásmica. Todos los ingredientes son de primera; están preparados con un gusto exquisito. Nos dejamos llevar por la concupiscence y nos permitimos el lujo de pedir un paté de pato con pan tostado para ponernos en sintonía con el allure francés del local: delicado, sabroso, vicioso como él solo. La noche fluye. Música jazz reverberante en las copas. La luz es cálida en este bar/cave à vins, una cueva atemporal que supura magia en cada rincón, y consigue una armonía indescriptible entre bodega, comida y atmósfera.

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  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Capacidad máxima para 20 personas. Una barra. Unos cuantos taburetes. Un puñado de mesitas. Y tira millas. En el Pony, no encontraréis mobiliario de Neukölln. Cero concesiones al diseño escandinavo. No, aquí no hacen cursillos de sushi, ni están obsesionados con la cerveza artesana. El Pony es un bar de toda la vida y punto. Y en estos tiempos en los que todo el mundo busca nuevas sensaciones, que te vendan un perro viejo con un collar nuevo, una bofetada de realidad como ésta se agradece. No me extraña que los modernos más a la contra la hayan convertido en la nueva iglesia nocturna de Sant Pere, Santa Caterina y la Ribera. El Pony es sencillo, pero rezuma personalidad en cubos. 

  • Coctelerías
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 2 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Este es una coctelería especial. ¡Especial y especiada! Uno de los socios es el Antonio Naranjo -¡mejor 'bartender' de España 2019! -, conocido por sus maravillas casi alquímicas en Dr. Stravinsky. Y tan pronto entramos -es un acogedor pasillo de bronce y madera donde antes estaba el bar más mugriento del Born, y que evoca una tienda de especias- sabes que no es otra coctelería con humo y torrijas encima de un vaso 'highball'. Primero, porque te asalta la visión de seis tiradores en la pared, uno por cóctel. «La gente aún no lo ha visto esto, en Barcelona, ​​pero son tragos de alta calidad, que mezclamos cada día y ponemos en su barril», me cuenta Ema Giacone, el 'bartender'.

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  • Cafeterías
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Detrás del Museu Picasso hay una plaza. En la plaza hay un bar con una puerta antigua de madera pintada de verde donde pone "Bar Bodega Flassaders 1956". Al entrar encuentras, a mano izquierda, la barra, larga, y en medio del paso, la eterna máquina tragaperras, lacra de nuestro tiempo nunca suficientemente denunciada. Al fondo, una docena de mesitas y en el techo lámparas fluorescentes. A un lado expositores de tapas-bravas, latas, tortillas, boquerones-, una plancha para hacer los bocadillos y los platos combinados. En la otra, una pared de ladrillos vistos y los arcos tallados de unas pretéritas caballerizas. "Aquí se reunían los de la CNT en los años 30", me dice el camarero, uno de los tres trabajadores del local. 

  • Bares de vinos
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 3 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Brutal
Bar Brutal

La reverencia por la religión del barril y el rayo y la presión vecinal llevaron a los gemelos Colombo, propietarios del restaurante Xemei, a combinar una tienda de vinos en la entrada con el mantenimiento de una barra de vinos a granel y botas. Con unas 300 referencias de vinos, todos ecológicos o biodinámicos de todo el mundo, sin ningún tipo de química o aditivo, ya precios ni caros ni baratos, en una franja muy interesante. Una taberna de estilo antiguo que vende vermut, a chorro. De la pequeña cocina del bar salen platos de poca temperatura: ahumados, macerados, curados y marinados. Maridajes brutales. Para comer, es necesario reservar. 

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  • Coctelerías
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 1 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

La legendaria coctelería Gimlet se remodeló pero ha mantenido la barra, que es preciosa, y la decoración se inspira en el personaje que le da nombre: el detective Philip Marlowe. La carta viaja en el tiempo y los cócteles son de otra galaxia. Preparan el gimlet que bebía el personaje de Raymond Chandler, pero nos decantamos por los cócteles de autor: antológicos, delicados, equilibrados e imaginativos. 

  • Coctelerías
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Punch Room es la sofisticada coctelería del hotel The Barcelona EDITION. Se accede por una espectacular escalera de caracol, luz cálida y aterciopelada, sofás señoriales, butacas confortables, billar y ambiente de speakeasy. De la elegante barra con tonos ambarinos brota el maná de la casa: el ponche, bebida británica de origen colonial indio. Y te puedes beber en formato cóctel o pedir recipientes para dos o más personas. También hacen tragos clásicos y, si hay hambre, ofrecen platillos. A nadie sorprende ya que el Punch Room sea un habitual de los rankings de los mejores bares del mundo. Coctelería de guardia: abre todos los días.

Bares de Sarrià

  • Sarrià - Sant Gervasi
  • precio 2 de 4
En el Mirablau se unen diferentes generaciones de enamorados o simplemente amigos, que buscan una de las mejores vistas de Barcelona en ese ambiente que brinda Sarrià, Tres Torres, Pedralbes... Gente mayor de 17 años o de 60, todo el mundo cabe aquí porque la diversión no tiene edad.
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  • Sarrià - Sant Gervasi
  • precio 2 de 4
Canalla
Canalla
Deliciosa dualidad: en la parte baja, el bar de tapas El Canalla, con buenas bravas, pulpo a la gallega y albóndigas con sepia, entre otras cosas. En la parte de arriba, El Canalla que ofrece entrecots y pescados a la brasa para tirar cohetes. Y su terraza ofrece las mejores vistas al antiguo Sarrià.
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  • Bar de bocadillos
  • Sarrià - Sant Gervasi
Panino Silvestre
Panino Silvestre
El empresario de la moda Gonzalo Comellas se ha lanzado al negocio de los bocadillos. El Panino Silvestre es producto de sus estancias en Milán: encontraréis bocadillos italianos, como debe ser, calientes por fuera y fríos por dentro. Todo el embutido viene directo de Milán. Podréis probar delicias como el bocadillos de porchetta (cerdo a la brasa con miel) y sabrosas piadinas.
  • Bar de bocadillos
  • Sarrià - Sant Gervasi
  • precio 1 de 4
Sandwichez
Sandwichez
Esta pequeña cadena de bocadillos, abierta por el que fuera director de Viena, ofrece bocadillos fríos y calientes hechos con buena materia prima e imaginación. El que más triunfa es el New Yorker, una delicia de pastrami con espinacas, mostaza y cebolla sofrita. El café es muy bueno y la leche es frecas de granja. Encontraréis dos establecimientos más, uno en Amigo 63, y otro en Via Augusta 117.
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  • Hamburguesas
  • Sarrià - Sant Gervasi
  • precio 2 de 4
La Royale
La Royale
Con recetas creadas por Paco Pérez, estrella Michelin, esta hamburguesería gourmet ofrece carne de todos los continentes: ternera japonesa, irlandensa o argentina y pato chino, son algunas de ellas. También disponen de una carta de gin tonic cuidadosamente preparados.
  • Sarrià - Sant Gervasi
Bodega Josefa
Bodega Josefa
¿Sois fan de John Wayne? ¿Vuestro hijo se llama Clinteastwood, todo junto? ¿Os ponéis un sombrero de cowboy para ir a Mercadona? El Pepeta's Bar os acogerá con los honores que merecen los pistoleros de vuestra categoría. Poca broma con esta bodega Far West. Lleva años dando guerra en las cimas graciencas, ofrece comidas caseras para chuparse los dedos, sirve un café como Dios manda (en vaso de la posguerra) y tiene uno de los sheriff más entrañables de la ciudad como maestro de ceremonias. Un templo confederado en el que no podréis decir «uno de los dos sobre, forastero» sin sufrir las conscuencias.
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  • Tiendas
  • Sarrià - Sant Gervasi
Cosme Vins
Cosme Vins
Una carismática bodega con todos los clásicos.

Bares del Eixample

  • Cervecerías
  • Sant Antoni
  • precio 2 de 4
El espacio gastronómico de Cerveza Moritz, que antes albergaba su antigua fábrica, es todo un festival de comida y bebida. En el espacio de cervería, con la barra más larga de la ciudad, podréis tomar cerveza sin pasteurizar, conectada directamente del tirador al tanque de una microcervecería. También podréis degustar una amplísima carta de tapas de todo el mundo, a cargo de Jordi Vilà, en la que la comida alsaciana y la española se dan la mano. Además, tienen un bar de vinos, y en breve abrirán una brasería de influencia francesa, así como un restaurante gastronómico. En este espacio rehabilitado íntegramente por Jean Nouvel, también puede visitarse la microcervecería, pero sobre todo merece la pena pasearse por allí sin prisa y descubrir los detalles arquitectónicos —muros vegetales, ventanas periscópicas— que hacen de la Fàbrica Moritz uno de los edificios públicos más sorprendentes de la ciudad.
  • Coctelerías
  • Sant Antoni
  • precio 2 de 4
San Antoni pedía a gritos una coctelería como el Bitter (con permiso del XIX Bar). Cuando la pisas, te viene a la cabeza aquello de "me exalta lo nuevo y me enamora lo viejo". Y es que Nacho, uno de los tres propietarios, viene de establecimientos como el Milano, el Caribbean y el Negroni, aquella vieja escuela coctelera el espíritu de la cual ha querido mantener en su Bitter, sin olvidar que a él, como le sucedía a Foix, le exalta una barbaridad lo nuevo.Aquí no encontrareís coctelería molecular pero sí hierbas naturales (romero, tomillo, albahaca y lavanda son sus preferidas) en brebajes delicados y sugerentes, que se alejan de la coctelería clásica pero saben mantener las raíces y un respeto profundo a lo que representa. También hay cócteles con mezcal, señal inequívoca de que el Bitter está atento a las modas, y una carta que dice "hola, que tal?, desea ver la carta o prefiere que hablemos?". Y es que Nacho tiene en su interior uno de esos camareros de la vieja escuela que valen más por lo que callan que por lo que dicen, de aquellos que sólo te tienen que mirar para saber, antes que tú, qué quieres.Todo ello, en un espacio que combina la sobriedad de las viejas coctelerías con la calidez de un mobiliario con toques nórdicos, muy actual. Con camisa blanca pero sin pajarita. Con seriedad pero sin rigidez. Con jazz pero no siempre. Con bocadillos gourmet pero sin cacahuetes. Y con ganas, muchas ganas.
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  • Mediterránea
  • Sant Antoni
  • precio 2 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Fans de Pere Calders, Dios os ha escuchado. En el callejón que lleva el nombre del escritor ha aparecido hace poco una de las joyas más recomendables de Sant Antoni. Tienen libros del autor catalá, tiran las cañas con muñeca docta y ofrecen un coleccionable de tapas de barrio que hace temblar de placer. Obviamente, lo mejor es tomar vermut. Tienen de cuatro tipos, pero si lo que queréis es Priorat en vena, el de Falset resulta obligatorio. Por cierto, su terraza es uno de los secretos mejor guardados del barrio: no os sacarán de allí ni con una grúa.
  • Bares de tapas
  • La Nova Esquerra de l'Eixample
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Corred, poneos las gafas de pasta, ¡peinad vuestro bigote! Corred hacia este bar del Eixample antes de que Bibiana Ballbé lo descubra y lo utilice de plató para entrevistar a algún escritor pop. El Malasang es un cebo demasiado jugoso para la Barcelona moderna, y si no te das prisa, no podrás decir aquello de "yo ya iba antes de que se pusiera de moda". Luminoso a más no poder, el espacio es una caricia en la nuca: la luz del día se cuela a chorro por el ventanal de la entrada y reverbera en el altísimo techo y las paredes blancas. La madera, presente en todo el mobiliario y el suelo, encaja como un preservativo extrafino con los aires escandinavos del interiorismo. Muebles restaurados, sillas vintage, mesas retro, bombillas-colgantes, ladrillos a la vista, música cool a volumen sedoso... Todos los detalles se han seleccionado con exquisitez e inteligencia para ofrecer al visitante una experiencia placentera, nutritiva para el alma. En otras palabras: tendrás que utilizar disolvente para despegarte las nalgas de la silla.Si la decoración no te convence porque vas 50 años por delante del resto de la humanidad, los ofrecimientos líquidos y sólidos de la carta deberían hacerte reflexionar. El Tarambana se toma en serio lo del vermut. La caña de Estrella Galicia entra como agua de lluvia, la selección de copas de vino y cava es impecable, y los boquerones y los berberechos viajan en business. 

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  • Cervecerías
  • L'Antiga Esquerra de l'Eixample
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Esta monumental cervecería ofrece treinta tiradores: veinte dedicados aa la cerveza de la casa, la Naparbier. Los veinte tiradores restantes, entre los que se encuentran todos los estilos de cerveza que hay en el mercado, pertenecen a elaboradores internacionales, ingleses, belgas, etc. Si sois amantes de la curiosidad, la bodega del Biercab ofrece una selección de botellas de cerveza que le dejará aturdidos.También buena comida, con platos como el cebiche de corvina, tartar de Wagyu con sorbete de cerveza Naparbier y mejillones a la manera que se preparan en Bélgica. Encontrará otras opciones más clásicas, como el platillo de jamón cortado a mano o unas bravas bien picantes.
  • Dreta de l'Eixample
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Les Gens que J'aime surge de las profundidades del Eixample como una bestia del pasado, que dicen que era muy divine y aún más gauche. Del año 1967, hablan los espejos de la entrada. Era la época en que los niños bien escuchaban Las Feuilles mortes y montaban bares, como siempre se ha hecho, para reunir en ella los amigos. Tenían la cabeza en París, y quisieron construir un local como los de allí, una especie de cueva bohemia de un Boulevard Saint Germain, en la ciudad que ahora se pasea por Bulevard Rosa. Las escalas de Les Gens crujen verídicas como un animal de madera que se adentra en el terciopelo turbio de este entresuelo. En las alcantarillas, descansa un cementerio de porteras y serenos. Les Gens está lleno de sillas y sillones de terciopelo rojo, en cada mancha de la moqueta polvorienta se puede leer una novela de Conan Doyle. Parece el piso de un anciano que padece un síndrome de Diógenes encantadora. Vive rodeado de altares de meninas encantadas y fotografías de un Godard de poca monta. Como si fuera una pequeña excentricidad, sumada a todas las demás, el dueño inventado deja una carta abandonada sobre las mesas que llevan impresa una lista de nombres inconexos, como una especie de cadáver exquisito. Torpedo, parchís, baccarra... Dentro de la barra de madera con luces empotradas, un amable camarero prepara cócteles con cerezas confitadas y rojas. Rasputin, libidinoso y glotón, el brujo de una zarina, vigila la escalera estrecha que conduce al baño. Parece que esc
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  • Coctelerías
  • L'Antiga Esquerra de l'Eixample
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Solange
Solange

El nombre no tiene nada que ver con la hermana de Beyoncé, tampoco está pensado para que hagas el clásico juego de palabras Solange de Cabras: esta coctelería premium debe la nomenclatura a una de las señoritas más 'cool' de James Bond. No es ninguna concesión gratuita al rey del cóctel, cuando entréis en el local tendrá la sensación de pisar uno de los suntuosos y elegantísimos bares que visitaba Bond para cargar el tanque de combustible antes de seducir a una docena de chicas y matar otra docena de terroristas. El Solange es un proyecto de los Pernía, una familia de alquimistas de la copa que ya conocíais del siempre recomendable Tandem Cocktail Bar. Ahora, vuelven a la carga en el mismo local donde antes se encontraba el Harry's, pero han cambiado totalmente la fisonomía, convirtiéndolo en un delicioso espacio dorado donde no te parecería extraño encontrar Scaramanga bebiendo un Old Fashioned o Vesper Lynd guiñando un ojo el barman, después de estrangular un espía en el baño. Sofás vintage, barra señorial de madera, materiales de calidad, oro líquido como color oficial y un gusto exquisito en la decoración, estos son los ingredientes que acompañan la soberbia coctelería made ​​in Pernía. Porque en Solange se preparan cócteles de verdad. Los clásicos. Sin adornos modernillos. Sin flores exóticas en el vaso. Qué Bloody Mary, señores. Qué Gin Fizz! 

  • Coctelerías
  • Dreta de l'Eixample
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Boca Grande
Boca Grande
La imponente coctelería del restaurante Boca Grande es una de las paradas nocturnas más chic de Barcelona. A pesar de los precios parisinos, sólo tengo palabras de emoción etílica para el gin tonic de Hendrick s con rodaja de pepino que me sirvieron: los mejores que he probado en mucho tiempo. Tendrá que estrangular la Visa, de acuerdo, pero la apuesta es segura, las barras de este Olimpo sólo facturan ambrosía por decreto.   Los alcoholes de primera categoría, se añade una decoración lujosa, inspiradísima, irresistible para los cool hunters. El local cobija una clientela selecta y adinerada, no resulta difícil pillar algún prohombre de la farándula catalana, algún deportista de élite o alguna modelo. Y el interiorismo está a la altura de las circunstancias pecuniarias del personal. Animales disecados, mobiliario de autor, telas de calidad, espejos victorianos, fotografías antiguas ... Todo repartido en diferentes niveles y con el añadido de una terraza milagrosa para los esclavos de la nicotina. Un prodigio del diseño, en definitiva, que no os acabaréis en una sola visita: obligatorio volver para descubrir todos los rincones.   Incluso han cuidado los detalles en lo que se podría considerar el mejor aseo de Barcelona, ​​un espacio mágico ubicado en las catacumbas del local que recuerda, por estética, los decorados de Eyes Wide Shut. Un WC cinco estrellas con programación de DJ y música dance-habéis leído bien-que fusiona los conceptos de letrina y pista de baile con orig
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  • Coctelerías
  • L'Antiga Esquerra de l'Eixample
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Tandem Cocktail Bar
Tandem Cocktail Bar

Cuidado con la austeridad de la entrada. Muchos de vosotros habréis pasado por delante sin fijaros, ni siquiera en el curioso dibujo de dos hombres montados en un tándem. Supongo que las cortinillas de la puerta contribuyen a conferirle a esta coctelería un aire de intimidad y de petit comitè que gusta mucho a los sibaritas de la copa. Tandem es una coctelería exquisita. Bármans jóvenes vestidos a la antigua, colección interminable de destilados y muñecas preparadas para ejecutar cualquier receta con una puntería de francotirador. Cuidado con el Gin Fizz: después del segundo te caerá bien incluso tu suegra.

  • Coctelerías
  • Eixample

La coctelería del hotel Casa Bonay, a cargo de Eric Stephenson, es de otra galaxia: olvidad  aquella escuela de tragos de autor donde a menudo flota una torrija donde te presentan la copa coronando un centro de mesa que parece sacado de la escena de las teteras de 'Bella y la Bestia'.

Aquí el cóctel llega en una copa ajustada al trago, y la receta es de alta precisión, y de una inspiración que te inflama la cabeza al primer trago. Un ejemplo es el Bottled Aged Bamboo, un jerez fino 'amontillado' combinado con vermut Ámbar, curaçao secco y angostura bitters, que es uno de los mejores aperitivos que me han pasado nunca por los morros. O el clarified Pub Chem, que con una base de brandy español te pasea por trópico.

El equipo de sonido analógico es de otra galaxia: virtuosos del vinilo (y campeones del buen gusto) pinchan relajadamente los jueves y los viernes a partir de las 21 h.

Bares de Gràcia

  • Bares de tapas
  • Gràcia
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Gata Mala
Gata Mala
¿Vaso? Pequeño, que no se calienta. ¿Temperatura? Glacial. ¿Cuadratura del gas? Perfecta. ¿Espuma? Un dedo y pico de morbo. ¿Suavidad? Mimosín tendría el primer orgasmo de su miserable vida. La caña de Moritz del Gata Mala es de doctorado Honoris Rauxa. Ya vale la pena visitar esta lata de sardinas sólo para probar sus probetas de cebada catalán, pero también ayuda a que con la cervecita te regalen una tapa. Y no hablo de patatas chip o colgajo de hervor. Aquí os pondréis las botas: las viandas en miniatura son teca de la buena.   El Gata Mala es un espacio comprimido que se anuncia con una pizarra en la calle, el nombre, puesto con yeso. Tendrá que emplear los codos para haceros fuertes en un rincón de la barra. Y qué barra: de sus entrañas no paran de salir tapetes deliciosas para la Hermandad de la Caña afterwork. Mientras esperas el regalo y saboreas la cerveza, puede pasar el tiempo viendo las fotos y delicias pictóricas que adornan el local: grafitos de Banksy, dibujos infantiles a medio camino entre Liniers y Juanjo Sáez hechos con tiza en la pared, para anunciar la carta y los precios ... Imposible descansar la vista.   Los feligreses del Gata Mala querrán matarme. No los culpo. Este bar con nombre libidinoso es uno de los secretos mejor guardados de las cumbres de Gracia. Precios ajustados, generosidad con las tapas, cañas estratosféricas, gintónics de traca, un calor especial y sentido del humor a los distintivos de género de los lavabos: "Aquí los gatos buenos, aqu
  • Bar de bocadillos
  • Gràcia
  • precio 1 de 4
La Pepita
La Pepita
Ni detrás del mostrador ni en la barra encontraréis a Pepita. En cambio, sí es fácil encontrarse con Sofia o Andreu, los propietarios de un local que estira los horarios: sirven almuerzos, aperitivos, comidas (tres menús de 8, 10 y 12 euros), meriendas y cenas a la carta, donde las protagonistas son las «pepitas», inspiradas en los famosos pepitos, desde el clásico de lomo hasta combinaciones sorprendentes. La Pepita también es un local de copas, con predilección por los gin tonic (por 4 euros preparan medio vaso) y el vermut casero, a base de ginebra, naranja y sifón.
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  • Bodegas
  • Gràcia
  • precio 2 de 4
París tiene terrazas cubiertas y farolas de película. Nosotros tenemos bodegas escondidas como el Tano. Una puerta llena de adhesivos, mesas de mármol, el caliqueño y la chica con el periódico del domingo bajo el brazo que que se explica a tragos de vermut y bocados de anchoas, banderillas y berberechos. ¡Qué hambre pasan en París!
  • Coctelerías
  • Gràcia
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
L'Entresòl
L'Entresòl
El local apuesta por la 'qualité: la decoración es sencilla, comedidamente moderna, con líneas claras y aseos debidamente desinfectados.No necesita nada más, porque su personalidad se define sobre dos ejes inamovibles: una selección musical que provoca ataques de priapismo (si desea escuchar Snow Patrol vaya al Karma) y los mejores gintonics de Gracia, entre ellos el señorial Tanqueray Rangpur, una obra de arte con lima, infusión de té verde y la misma aroma que la nuca de Ana de Armas. Atención, adictos a la ginebra, tenéis más de 35 marcas premium y un recetario de gintónics que haría cantar ópera a Guti. Además, aquí van en serio y se imponen los cubitos de calidad-aguantan enteros hasta el final-, la copa redonda de toda la vida y la destilería más high-class. Sin rodeos: L'Entresol lo tiene todo para ser uno de los mejores bares de Barcelona. Observo como los camareros hacen bailar las botellas de ginebra. DJ Mater, el residente más atlético, sólo tiene oídos para el caviar y pincha Kanye West tras Vampire Weekend. Veo tías buenas. Muchas. La quinina de la tónica me está dejando sordo de placer. Miro alrededor, sonrío y Miles Dufrasne, uno de los responsables de esta catedral etílica, me pone la mano en el hombro y me dice al oído: "Bienvenido a la familia".    
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  • Bares de vinos
  • Gràcia
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Lo Pinyol es bonito (techos altos, suelos de baldosa hidráulica, una pila de mármol preciosa, seis tinas sobrevolando una barra de madera hecha a medida) y tiene tres espacios muy acogedores: la entrada-bar tradicional, una habitación interior con libros para intercambiar y un comedor al fondo para cenas más privadas. En Lo Pinyol por 3 euros tienes un vermut y una tapita buenísima a elegir entre esgarradet (bacalao desmigado con pimiento rojo), crema de setas con rebozuelos encima, markina (pimientos vascos fritos), alcachofa en conserva con tomate seco y boquerón. El pan es de Can Turris; los víveres, de Valencia, Teruel y de proximidad. Cuidan tanto el producto, que compran el pan por la mañana y por la tarde para que siempre esté recién hecho. Como son una taberna y no tienen cocina, encargan la comida a los mejores especialistas, como la tortilla de patatas de Valentina. Sí, las tabernas están de moda y ahora cualquier bar de mala muerte le quita el polvo a unas tinas putrefactas, cuelga una pizarrita y ¡hala, a subirse al carro! Esto es precisamente lo que no han hecho Paz (y Jordi, su marido) y Carlos: ellos, directamente, han recuperado un negocio con solera y lo han hecho suyo. ¿Cómo? La fórmula es sencilla pero no fácil: dedicando muchas ganas, amabilidad, buen gusto y genuinidad en cada cosa que hacen. Barcelona está llena de bares y restaurantes: tú eliges. Yo empiezo a elegir por el trato: si la gente es distante o directamente malcarada, ya no me verán más. Si s
  • Mediterránea
  • Gràcia
  • precio 1 de 4
Cafè Salambó
Cafè Salambó
Convertido en un local de referencia en el barrio de Gracia, el Salambó se merece una visita por numerosos atractivos: la ambientación de un local dominado por la madera, que emana un estilo de cafetería de barrio, con dos billares y una clientela moderna atraída por la oferta gastronómica y la proximidad del Verdi Park. En este contexto podéis disfrutar de un café que conecta con una tradición muy nuestra: la de los carajillos. La carta de combinados es tan contundente como el Roma (grappa y nata), el México (tequila, nata y guindilla) o el Bombón (con leche condensada, chocolate y Cointreau).
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  • Música
  • Gràcia
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Elephanta
Elephanta
Si hay un lugar que se puede calificar de clásico del buen beber en Gràcia, este es el Elephanta. Comenzaron a dignificar el gintónic mucho antes de que se convirtiera en el brebaje de moda en todo el mundo. En este bar de cócteles encontraéis 40 variedades de ginebra, que se corresponden con muchas derivaciones inspiradas del gintónic (elegantes y precisas, nada de esas cosas que parecen insípidas ensaladas flotantes) y una buena coctelería de autor en general. A menudo encontraréis exposiciones y su servicio es informal pero atento. Con 'happy hour' cada tarde: de lunes a viernes de 18 a 20.30 h, afterwork de gintònics, con un descuento de 3 € en cada gintónic. Nada mejor después de una agotadora jornada laboral que hacer una pequeña muestra de tres mini-gintònics.
  • Vallcarca i els Penitents
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Desde la mesa de la terraza más al sur dicen que se ve al mar. Es un bar con vistas, está claro: situado en la esquina de República Argentina con Gomis, arriba del puente de Vallcarca, desde El Rincón se ve el Park Güell, la montaña pelada y una buena franja de casas y cielo. Es un bar triangular, todo ventanales, en la base de un edificio que aprovecha al máximo la punta final de su manzana: una especie de edificio Dakota de NYC pero de aquí y sin resonancias satánicas. Abre todos los días, está forrado de madera por dentro y su terraza es de las más codiciadas de la zona. De entre su generosa oferta de tapas destacan la ensaladilla rusa, hecha por ellos, los calamares a la romana y la tripa. Estas peculiaridades y el encanto de los dueños hace 62 años que la han convertido en un lugar de encuentro de esta parte alta de la ciudad, a caballo entre El Putxet y Vallcarca. El local lo abrió Salvador, ex boxeador ya jubilado, y ahora lo llevan a su hijo Javier con su cuñada Chelo, que mantienen de pies a cabeza el buen trato y el ambiente familiar del bar. La clientela es gente del barrio, transeúntes y exploradores intrépidos de los rincones más entrañables de la ciudad, como Víctor Nubla, Sebastià Jovani y Roger Fortea, escritores y noctámbulos profesionales que de vez en cuando van a tomar uno de los mejores vodkas del mundo, el zubrowka, un vodka polaco con un bisonte en la etiqueta que vale la pena probar.
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  • Vila de Gràcia
Sol de Nit
Sol de Nit
Situado en el corazón del barrio de Gràcia, este café-bar, restaurante y bar de copas está abierto durante todo el día. En su terraza podéis tomar un vermú con patatas bravas –su especialidad – pero también comer a base de tapas y platillos o pasar la tarde tomando un café. Sobretodo recomendamos que os paséis una noche; disfrutaréis de buenos cócteles y buena música, siempre rodeados del encanto de una decoración modernista que os transportará hacia otra época. Se puede decir que Sol de Nit une pasado y presente, noche y día, arte y gastronomía.
  • Bares de tapas
  • Vila de Gràcia
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Casa Pagès
Bar Casa Pagès
A veces necesitas un refugio, salir de casa, hacer una pausa en el combate , encontrar un refugio. No pides mucho: un lugar para pasar la tarde tomando un café y leyendo el periódico sentado en una mesa de madera , a la luz de unos buenos ventanales. Un bar con historia, que te acompañe . Las horas fluyen melancólicas , como las fotografías en blanco y negro de la Barcelona de antes que hay colgadas en las paredes .Te has instalado en el Bar Casa Pagès, en el corazón del barrio gitano de Gràcia, en la metafórica esquina de Libertad con Fraternidad (qué mejor!). En el edificio de enfrente nació Antonio González , "El Pescaílla " , toda una institución rumbera , marido de otra fuerza de la naturaleza , Lola Flores .Poco a poco , hacia el atardecer , el espacio diáfano -con un pilar que sostiene la viga principal - y cálidamente iluminado se llena de voces y la gente te hace de almohada. El revuelo tabernero te acompaña tanto como el silencio del reloj solitario. El ambiente es juvenil , que no adolescente , de diferentes estilos y pelajes, animado. Juegan a las cartas, beben, miran el fútbol , discuten apasionadamente .Es posible que entonces tengas hambre y piques unos boquerones o unas buenas albóndigas o , incluso , comiendo un bocadillo con nombre de filósofo (el Platón, de morcilla con alcachofas y pan de chapata , a 4,80 euros es buenísimo ). Los hacen tan buenos que han tenido que abrir una sucursal de este mismo bar en Torrent de l'Olla. Se ve que este acogedor local fa

Bares del Raval

  • Música
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Ultramarinos
Bar Ultramarinos
Un bar acogedor y funcional, que prepara unos gin-tonics de primera a muy buen precio, hechos con magnífica ginebra de Vilanova.
  • El Raval
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
"La pequeña empresa debe entenderse en su contexto, debe interactuar con el entorno para mejorar lo común: tenemos que hacer red", explica Sergi Coloma, socio del Lupita-antiguo SF-junto con Jordina –de la Rouge y el desaparecido Lempika–y Gemma.Y este es el espíritu que cultivan, el de la colaboración con el barrio: por ejemplo, los domingos por la mañana el encargado del bar es Víctor, de la tienda de comestibles de enfrente, que los hace buenos pinchos. También forman parte de La Verde, una cooperativa / central de compras y servicios que los hermana con Las Fernández, La Casa de la Pradera, el Libélula ... Sergi es una de esas personas que siempre tiene mil proyectos entre manos: hace varios años que abrió Pódame, peluquería de la calle de la Cera, no hace ni cinco meses que pusieron en marcha el Lupita y este jueves inauguró otra peluquería en Robadors:"Nos gusta el Raval ecléctico, de calle, de la mezcla y la espontaneidad", dice.El Lupita y la terracita quieren convertirse en un espacio de encuentro, donde los jueves puedas escuchar flamenco en vivo, los viernes sean más 'queer'-con el DJ Rebote y Borja Pony y clientela 'trash' con tacones-, los sábados más rock 'n'roll y los domingos vermut-y si te da hambre, puedes engullir un bocadillo de albóndigas que te dejará lleno y feliz-. Hacer una caña vespertina en la barra a pie de calle es un pequeño lujo cotidiano.
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  • Mediterránea
  • El Raval
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Kasparo
Bar Kasparo
En esta deliciosa terraza, quizá la mejor del barrio, encontraréis sabrosas tapas y platos del día. Las bravas Kasparo luchan por estar en el top 5 de las mejores de la ciudad. Y vale la pena probar sus croquetas de setas.
  • Música
  • El Raval
Nevermore
Nevermore
Una deliciosa coctelería que ha sublimado el principio del reciclaje a la máxima expresión: la barra es una cabina de pagos de la empresa textil Ribes i Casals. El interiorismo, casero, es impagable. Ambiente calmado, bohemio y ravalero.
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  • Bares deportivos
  • El Raval
Este bar es insólito: con un espacio amplísimo y pasado de mítico antro rockero (antes fue el Valhalla, el Urbe y el Corto Maltés) está dedicado al skate, el punk y el hard-rock. Trabajado hasta el mínimo detalle -en la entrada hay un expositor de arte urbano- el local cuenta con un half-pipe -medio tubo gigante de cemento en la trastienda– para que la clientela vaya a patinar. La decoración está hecha con mil tablas de skate rotas.
  • Ciutat Vella
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Marsella
Bar Marsella
Dicen que antes tomar absenta era como fumarse un buen porrito: si era buena no tardaba mucho en hacer efecto. Como la que hace años dice que se podía consumir el Bar Marsella, conocido popularmente por ser el más antiguo de Barcelona en activo. Fundado en 1820, este local arrastra la fama de ser una guarida de absenta. Pero quien acuda aquí con ánimo de rememorar las hazañas de Baudelaire o Hemingway se encontrará con una caterva de estudiantes Erasmus propulsados ​​por la sangría, y algún mitómano que, con la guía de turno al lado, ejerce el ritual totalmente falto de glamour. Eso sí, en una noche poco concurrida, en esta taberna nostálgica podremos juega a ser Johnny Depp en 'From Hell'.
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  • Bodegas
  • El Raval
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Mantiene, la Casa Almirall, la barra y las mesas de mármol con un único pie. Esta vieja consistencia se deja halagar por la famosa barra de madera de voluptuosidad modernista y una musa de hierro colado de la Expo de 1888.
  • Música
  • El Raval
Manchester
Manchester
Stone Roses, Joy Division, The Smiths, Primal Scream, Sonic Youth, Inspiral Carpets, Elastica, Suede, Placebo... Hay mucha gente que decidió dejar de comprar música en el año 95. Hay mucha gente que no entiende por qué los flequillos mancunianos dieron paso a los jamones de la Beyoncé. Hay mucha gente que aún pone velas en memoria de Liam Gallagher. Hay mucha gente que encerraría en Guantánamo a todos los DJ de minimal house del planeta. Hay mucha gente que necesita al Manchester para no sentir que se le ha pasado el arroz. Os espero.
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  • El Raval
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Una barra de madera, suelo de baldosas, espejos en las paredes, verdor vegetal a la entrada y ni rastro de hedor de pescado frito: el fish & chips no triunfó en la rambla del Raval y dos venezolanas intrépidas se hicieron con el local. Hace dos años que Romi -propietaria del Foxy de Riera Alta- y Vanesa -arquitecta- se instalaron en la arteria principal del barrio, junto a la otra perla, el Madame Jasmine, y se puede decir que han conseguido lo que se proponían: abrir un bar-restaurante popular y de calidad que la gente prueba, repite y recomienda.¿Qué tiene, el Palosanto, que lo hace tan atractivo? Para empezar, un trato franco y cercano: desde la atenta Vanesa hasta la chispeante Marta, pasando por Carlos –uno de los camareros con más fans de la ciudad–, todos te hacen sentir como en casa. Después, la manduca. El mejor comentario sobre su cocina se lo hicieron una pareja de chicos cuando marchaban tras haber cenado: "Se nota que está hecha con amor". El salmorejo, con espárragos, huevos de codorniz y jamón, es sensacional; la tortilla de patatas del cocinero Marcos tiene devotos; el bocadillo de calamares con mayonesa de ajo confitado, aguacate y wasabi parece ideado expresamente para perder el seso. También hacen muy buenas hamburguesas, albóndigas para mojar pan...Antes de las 22 h tienen mojitos, caipirinhas y caipiroska de oferta a 4 €. En las mesas han tenido la buena idea de poner a disposición del cliente unos cuadernos de dibujo para que la gente se distraiga: han t
  • Clubes para socios
  • El Raval
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
"Esto no es un bar pero tenemos barra", explica Sergio, uno de los factótums de La Virgen, a una pareja que entra en el local. "Os tenéis que hacer socios: apunta tu nombre y apellido aquí, cuesta 1 € al año y ahora os doy el carné". Es así de fácil formar parte del "despacho cultural" de La Virgen, un espacio de techos altos con ventiladores de aspa, paredes de ladrillo, ninguna mesa igual -todo son objetos encontrados- y un aseo lleno de collages muy sugerentes, de una lujuria vintage que todavía nos la pone dura. Era el antiguo almacén de la bodega donde ahora está el Manchester, un buen día cuatro amigos decidieron hacerlo suyo, reformarlo y convertirlo en un local donde pasaran cosas: performances, poesía, exposiciones, música en vivo... Desde entonces, por ejemplo, los jueves se llena para ver las jam de gipsy jazz de los Trio Barnouche y el primer sábado de cada mes La Virgen se esparce por toda la calle y acoge El Rastro, un mercado de segunda de mano. La clientela es variada: estudiantes, extranjeros que no paran, curiosos de la noche bohemia barcelonesa... Se ven todo tipo de peinados - rastas , gomina , crestas - y vestimentas - bombachos , camisetas de Guns'n'Roses , pantalones de pinzas. El precio de la cerveza depende de si hay espectáculo o no. Hacen bikinis a dos euros y medio. Hay poca cobertura en el móvil y como no es un bar sino una asociación cultural ¡SE PUEDE FUMAR!

Bares de la Barceloneta y el puerto

  • La Barceloneta
  • precio 1 de 4

La Cova Fumada en la calle Baluard es un fenómeno que supera el ámbito gastronómico. Este restaurante popular de la Barceloneta no ha salido de la propiedad de la familia de Solé desde el año 1944, cuando abrió. Hoy está al frente Josep María Solé, y hasta hace poco no era extraño ver a la abuela Palmira pelando ajos y patatas en la entrada. Aquí no hay reservas que valgan: la gente, locales y guiris, hace cola y codos a partir de las doce en sus míticos portales de madera, para pillar un sitio. En su origen, era una taberna de pescadores a la que acudía la gente a beber –se traían su comida– y por los años 50, con la moda, empezaron a servir tapas calientes. Sed conscientes: en este sitio y unos pocos más está el origen de la tapa en Barcelona y los mejores desayunos de cuchillo y tenedor.

  • La Barceloneta
  • precio 2 de 4

Es uno de los grandes clásicos locales de tapas de la Barceloneta que cuenta con camareros uniformados con la vestimenta clásica, un detalle difícil de encontrar hoy en día en la ciudad. Conseguid un lugar en la barra para ver cómo sirven, puro espectáculo y ejercicio de nostalgia de los bares de toda la vida. Quedan pocos. Aparte de ser uno de los lugares de referencia donde tiran bien la caña en Barcelona, también hay disfrutará de tapas de siempre como bravas, pimientos de Padrón, ensaladilla, y otros más marineras como gambas, almejas y chipirones, como manda en un histórico barrio de pescadores. El plato estrella y que arrastra muchos adeptos entre la clientela es el filete con foie.

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  • La Barceloneta
  • precio 1 de 4

Una de las bodegas más auténticas de la Barceloneta. Antes, suministraba electricidad al barrio. Ahora ofrece otro tipo de energía: buen vermut casero, tapas míticas y ambiente asegurado. La ensaladilla es la tapa más popular del bar (patata, cangrejo y huevo), pero se nos ocurren una buena lista de otros manjares que hay que probar: tortilla de patatas, croquetas, queso manchego, embutidos curados.

  • Taberna
  • La Barceloneta
  • precio 1 de 4

El Lokillo es uno de los iconos de la Barceloneta pretérita, uno de los últimos bares donde los pescadores se repartían el dinero del día, y ha vuelto a la vida. Las estrellas de la carta son unas anchoas increíbles y también los bocadillos, conservas y salazones de calidad. No faltan los vermuts (tienen una docena de marcas), y tampoco los quintos y cañas. Las baldosas son maravillosas, las tablas de mármol también, la barra se ha conservado casi intacta y todavía tienen los frigoríficos de madera y algunas botas.

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  • Bares de tapas
  • La Barceloneta

¿Recordáis el antiguo bar Cal Papi famoso por sus buñuelos de bacalao? Pues ahora es de Gladys y Roger de la Bodega Fermín, a pocos metros de distancia. Le han cambiado el nombre al local, pero han conservado la especialidad originaria a modo de homenaje. Ofrecen tapas de cocina catalana de mercado y una excelente selección de cervezas artesanas de tirador y embotelladas. De los platos nuevos despuntan las bravas Negre de la Riba -con aceite picante de varios tipos de guindillas e infusiondas con romero- y nuevas versiones de clásicos del recetario catalán como la butifarra con judías; sirven la legumbre en formato de crema y la acompañan con pimientos del padrón. El chef es italiano, probad sus albóndigas con pesto.

  • La Barceloneta

La chef canadiense Nikki Freire pone el nombre a este bar especializado en 'comfort food' canadiense que favorece la felicidad gastronómica. El pan de brioche de las hamburguesas apenas puede contener todo el producto que hay dentro, que sobresale victorioso invitando a un mordisco bien placentero. El pequeño local, devoto de la música hip-hop, se ha hecho popular entre los visitantes canadienses que buscan recetas caseras en la ciudad. Hay que probar la burger de pollo frito Big Jerk, con 'plantain' crujiente y mayonesa picante con mango, así como las patatas fritas 'poutine', típicas de Quebec, y los Mac and Cheese en cuatro versiones diferentes, algunas con beicon crujiente y otras, con gambas. Para reconfortarse por completo.

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  • precio 1 de 4

La Peninsular pone el énfasis en el producto de proximidad y ecológico. Es una bodega gastronómica que juega con la intención de recuperar la cocina de la Barceloneta preolímpica, la auténtica, la de los guisos y el producto fresco sin fusiones. El caso es que el pescado siempre está recién llegado del palco: más fresco, imposible. Tapas y vermuts, tortillas de patatas, croquetas... y todo de procedencia muy cercana a la ciudad. Cocina buena y ecológica cerca de la playa. Del grupo restaurador Taberna y Cafetín (Cervecería La Libertaria).

  • La Barceloneta

La señora Leo no está para tonterías, por eso ha convertido este antro portuario de fritada y quinto en un santuario en honor al grandísimo Miguel Vargas Jiménez, alias Bambino, mártir de la rumba patria. El bar es increíble: tiene las paredes forradas con recortes de periódico y fotografías del cantante, y acoge a un público que va desde el clásico abuelo con palillo al 'crustie' que vive por la zona, haciendo el vago y fumando tomillo. ¿La banda sonora? Flamenco todo el día a un volumen brutal: 100% Barceloneta.

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  • La Barceloneta
  • precio 1 de 4

¡Tapas, tapas y más tapas! La lista de clásicos aquí es interminable. Desde la ensaladilla, con pimiento asado, una de las más top de Barcelona, ​​hasta las raciones que no fallan nunca en un lugar así: albóndigas, bombas, bravas, pescadito frito, croquetas (¡uno de los recomendados!) ... y tantas y tantas otras tapas que hacen de este bar un templo de la tapa popular tanto para vecinos del barrio como para turistas que quedan maravillados sólo de poner un pie. Además, tienen una carta de recomendados donde podréis encontrar desde un gazpacho hasta un carpaccio de mojama más que buenos. Hace más de 60 años que existe y esto se nota en su arquitectura, presidida por la barra original de madera.

  • precio 1 de 4

Una taberna con sabor a pasado pero enfocada al presente. Venden vino a granel y encontraréis barriles y neveras de madera antiguas que denotan el buen gusto por las cosas de toda la vida. Es uno de esos lugares de la Barceloneta que destilan respeto por la tradición y se agradece que todavía queden locales así en el barrio. A la hora del vermut llena como antes, cuando los abuelos salían a pasear con los nietos y hacían el trago, justo antes del festín del domingo. Con todo, tienen el pie puesto firme en la actualidad. Ofrecen un buen surtido de birras artesanas, algunas de tirador, y a menudo hacen presentaciones. Buenos embutidos y quesos y tapas variadas para que piquéis con el alcohol.

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