Se encuentra en un enclave privilegiado. A cinco minutos del centro más bullicioso del Poble-sec, tocando casi con el verde del parque de la Primavera, en la esquina del paseo de Montjuïc y de Nou de la Rambla.
El local es un pequeño santuario del buen vivir: las vidrieras vomitan luz diurna en el interior, un jardín vertical cuelga de una pared, el mobiliario de madera es sencillo y delicioso, música de calidad de fondo... Definitivamente en este espacio se está de coña.
Y se come aún mejor. El Seco ha decidido enriquecer su oferta, subiendo el nivel de una carta nocturna que se basa en alimentos ecológicos km 0 y juega con una relación calidad-precio inmejorable. Los propietarios han querido acercar los nuevos platos a la filosofía de su hermano, el magnífico restaurante vegetariano Rasoterra (Palau, 5), y se han empleado: gyoza de verduras sabrosas, un cebiche de verduras que nos puso los ojos en blanco, una ensalada rusa con algas sensacional, o un huevo escalfado con bacalao, espárragos y patatas, de traca, son sólo algunos ejemplos.
Lo mejor es que también han añadido una oferta de cócteles muy golosa para completar el giro nocturno del nuevo Seco. Sin embargo, no sólo por la noche pasan cosas en este santuario: el espacio se puede disfrutar a cualquier hora del día y en cualquier formato. Al Seco se puede desayunar, tomar un café, hacer un vermut, comida un bocadillo rápido, cena de buena ley con la pareja ... Y todo con la certeza de que lo que has metido en tu estómago es precisamente lo que tu salud necesitaba . Más que una taberna, el Seco es un estado de ánimo.