La chef canadiense Nikki Freire pone el nombre a este bar especializado en 'comfort food' canadiense que favorece la felicidad gastronómica. El pan de brioche de las hamburguesas apenas puede contener todo el producto que hay dentro, que sobresale victorioso invitando a un mordisco bien placentero. El pequeño local, devoto de la música hip-hop, se ha hecho popular entre los visitantes canadienses que buscan recetas caseras en la ciudad. Hay que probar la burger de pollo frito Big Jerk, con 'plantain' crujiente y mayonesa picante con mango, así como las patatas fritas poutine, típicas de Quebec, y los Mac and Cheese en cuatro versiones diferentes, algunas con beicon crujiente y otras, con gambas. Para reconfortarse por completo.
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