Junto a la entrada de esta coctelería del Born, un líquido ambarino cae, gota a gota, en un proceso hipnótico de infusión fría. Es uno de los muchos procedimientos que utilizan dentro para realizar sus bebidas. El local es una especie de gato alquímico lleno de sorpresas. La salita interior, por ejemplo, tiene las paredes apretadas de botes iluminados con hierbas donde se hacen aceites esenciales que recuerdan a un antiguo herbolario. Con cócteles como el Fatty Paloma (tequila Curado, mezcal Bruxo de queso cheddar, jarabe de pimiento de Padrón y cajun, limón y soda de pomelo) ya no nos sorprende que Stravinsky sea un habitual de los rankings de los mejores bares del mundo.
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