Boa-Bao
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Los mejores restaurantes de cocina asiática de Barcelona

No hay que ir a Asia para disfrutar de algunas de las gastronomías más deliciosas del mundo: en Barcelona tenemos grandes restaurantes

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Nos encantan las delicadezas que nos ofrece el Lejano Oriente, con cocinas exóticas y sugerentes como la tailandesa, la china y la japonesaY también nos dejamos seducir por el Oriente Próximo y sus especialidades, que nacen de una cultura mediterránea que compartimos. En cualquier caso, os hemos seleccionado excelentes opciones para viajar con el paladar por Asia con solo una tarjeta de metro. 

NO TE LO PIERDAS:  Los mejores restaurantes de Barcelona

Los mejores restaurantes de cocina asiática

  • Japonesa
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 3 de 4

El grupo de cocina vasca e Hideki Matsuhisa del Grupo Shunka inauguraron el 2022 con Ikoya, una 'izakaya' (taberna japonesa) frente a Santa Caterina. No es un restaurante vasco japonés, sino un japonés, o más bien Matsuhisa en estado puro, donde Sagardi aporta la parte de organización y Matsuhisa la visión del mediterráneo nipón que lo llevó a ser el primer japonés Michelin. En brasa: disfruto con la melosidad extrema de un lenguado batashoyu –con soja y mantequilla– que se refresca con los primeros guisantes, con un toque de parrilla. Y con un tataki de vaca vieja que se funde en la boca. En frío: un brutal tártaro de atún con virutas de queso azul cantábrico, que desmiente el tópico de que pescado y queso son maridaje imposible.

Gastronomías cruzadas sin etiqueta, donde podréis disfrutar de caliente y frío, carne y pescado, caldos y marinados a un nivel de cocina y producto estratosféricos. También tienen una de las mejores bodegas de sake del país.

  • Esquerra de l’Eixample
Boa Bao
Boa Bao

También se podría llamar Boa-Sopa o Boa-Curri. En el suntuoso emplazamiento de la antigua galería de arte Sala Gaspar, este restaurante panasiático ha hecho un trabajo muy serio a la hora de compilar recetas de todo el sudeste asiático. El escepticismo te agarra cuando despliegas una carta-pasaporte de once páginas y te suelta cuando pruebas un modélico y abundante 'pad thai' o un curry malasio con gambones de traca (las raciones son platazos).

Y de hecho, el punto fuerte de aquí es que ni versionan ni interpretan: se mantienen fieles a las recetas tradicionales, y a menudo, cocineros asiáticos pasan por aquí para mejor y asesorar la elaboración de los platos. Una cena aquí puede empezar con 'samosas' vegetarianas o rollitos de primavera, seguir con una sopa malasia de marisco al curry, y rematarlo con un muy coreano salmón 'bulgogi'. El local es un espectáculo, y las cocinas en acción –hacen sus 'dumplings' y fideos– también.

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  • Libanesa
  • Sant Antoni

Ni microondas, ni freidoras ni hummus de remolacha. En este pequeño restaurante libanés de Sant Antoni el puré de garbanzos es espeso, y el babaganush es más próximo a la escalivada que no a la crema de berenjena. La carta es corta: tres tipos de hummus y un apartado de 'mezzés': las tapas libanesas, vaya –con un falafel espléndido, suave, gustoso, crujiente y nada reseco, un tabule balsámico y 'kebes' (croquetas)–, y bocadillos excelentes. La amabilidad con que sirven todavía lo hace todo más delicioso.

  • China
  • Sant Antoni
  • precio 2 de 4

A Dr. Zhang se han especializado en los 'dumplings' o saquitos chinos (aunque ellos no lo sean). Y puedes ver como te llevan, de la cocina a mesa, piezas tan variadas y poco ortodoxas como los rellenos de pato o los fritos con curri. No tienen ningún problema a hacer, por ejemplo, un 'wan tu' de Halloween relleno de calabaza, boniato, curri y salsa agridulce. La pasta es buena y casera, y el relleno, hecho con cuidado.

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  • India

Bar Bar no es que sea el restaurante con el peor nombre del mundo: es que en hindi significa “una y otra vez”. Y después de haber comido, no puedo estar más de acuerdo. Nikihil Mahale es un cocinero de Mumbai afincado en Londres –director del muy exitoso Farzi Cafe London– que se ha instalado en Barcelona con la idea de ofrecer una versión “moderna de la cocina tradicional india, y que vaya más allá de los típicos platos del norte”. Esto incluye no realizar concesiones a los niveles de picante. El local es austero y desnudo: aquí el centro lo encontramos en la cocina. Y servidor no tiene suficiente rostro como para dárselas de entendido en cocina india.

Pero pongo la mano en el 'tandoori' para aseguraros de que vale la pena. En lugar de carta de tapas de cuero y 150 platos, un único y minimalista folio con diez entrantes y diez principales. Probamos reversiones de platos donde los matices de picante se despliegan en la garganta con medida y virtuosismo. Como un 'shikampuri kebab' –carne de cordero picada trece veces, se deshace en la boca– que crece en intensidad picante y frena en su punto justo. O el 'gobi number 65', bolitas de coliflor rebozada con ajo y yogur, sutiles y aromáticas. Y aquí he probado el mejor pollo 'tikka masala' de mi vida (por cierto, plato creado en Escocia!). Como diría La Trinca de Nueva Delhi, 'nari naan, nari naan' (el pan es buenísimo). ¡Fichad!

  • Asiática
  • Sant Antoni
  • precio 2 de 4

Hay que celebrar el éxito de un lugar como Last Monkey. Este bareto 'esquinero', hace hecho un trabajo excelente, sin pretensiones y dedicado al barrio: tapas asiáticas y fusión mediterránea por el mismo presupuesto con que un aborigen puede ir a comer al Vilaró o a Rafel.

El chef italiano Stefano Mazza –de los Alpes, territorio de contundencia y sabor– conoce muy bien Barcelona y el mestizaje con Asia. Fue el segundo de a bordo del añorado Mé, a las órdenes del huracán Thang Pham. Mazza ha construido una carta corta y sabrosa donde el sudeste asiático se llena de toques italianos, o al revés. Los cocineros que no reniegan de la etiqueta de fusión son los que lo hacen muy bien. Como Mazza o sus amigos de Casa Xica.

De ejemplos sabrosos tiene a puñados: unos espléndidos 'gyozellini': tortellinis crujientes, trabajados cómo si fueran 'gyoza', hechos al vapor y acabados con un toque de frito, rellenos de espinacas, ricotta, soja coreana y mayonesa de kimchi (tan crujientes que recuerdan el 'wonton'); platazo por menos de 6 euros. También lo son las mejillas tagaloc: de ternera, melosa, estofada al estilo filipino, con jengibre, lemongrass y comino, donde la cocina catalana encuentra el punto de frescura que a veces carece el sofrito lento. Y el gran éxito de la casa son unas berenjenas confitadas con soja y aceite, con salsa de chili dulce. 

Tapear aquí os traerá recuerdos de cuando estabais pelados y con mil pesetas, fiestón, a base de bravas cabronas y chorizos infernales. "Que pueda venir gente joven y del barrio a comer y hacer unos tragos por euros es básico", valora Mazza. En el bar son cuatro: en una minicocina, cúbica y optimizada al máximo, sólo él.

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  • La Nova Esquerra de l'Eixample
  • precio 2 de 4

Al frente de los fogones del Tandoor hay Ivan Surinder, formado a los fogones del Tickets. Él ha actualizado y ha aligerado la cocina india: veréis, por ejemplo, uno 'sheek kebab', un taco de cordero 'masala' con una base de iceberg con mango especiado y 'chutney' de aguacate. Y el pollo 'tikkà masala', al horno 'tendur' con jengibre, cilantro y pimientos, continúa siendo tan bueno como siempre. Ah, y nada pica en exceso. Aunque, si queréis, os añadirán salsa picante para salir sacando humo por las muelas, de aquí en Bangalore.

  • China
  • Eixample
  • precio 1 de 4

Uno de estos chinos que conviene añadir a la lista de referentes en la ciudad. De hecho se lo denomina popularmente 'el chino, chino', ya sea porque siempre hay chinos comiendo o porque en este local, que no entiende de decoración ni de modas, no encontraréis ni arroz tres delicias ni pollo con almendras, sino exquisiteces auténticas del país asiático, como un pato Pekín crujiente y unos tallarines hechos a mano con sopa o con ternera.

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  • Japonesa
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 1 de 4

Es toda una garantía saber que detrás de un local asiático hay el británico Gilles Brown, copropietario del Mosquito y el Red Ante. Su aproximación a la gastronomía del sudeste asiático es metódica y obsesiva con la calidad. El Grasshopper es una pequeña barra baja con capacidad para quince comensales. Todo se hace desde cero, incluso los fideos, y añaden 'kansui', una solución alcalina para que el agua tenga una propiedad similar a la del Japón y la pasta sea elástica y absorbente.

  • Coreana

El Koryo es un pequeño oasis de sobriedad y serenidad, entre el cemento rompe piernas del Putxet. El Ahyun Sun lo abrió el 2012, y la única concesión que ha hecho es “separar el primero y el segundo, porque en Corea se come todo junto”. Encontraréis versiones primorosas –todo hecho desde cero– de los grandes clásicos, como lo 'bulgogi', un fino asado de ternera con soja y zumo de pera que os servirán en un precioso cajón estilo 'bento'.

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  • Surasiàtica
  • precio 1 de 4

Conquistaron a los amantes del ramen del Gótico con el Koku Kitchen Ramen (Carabassa, 19), y desde el 2016 hacen lo mismo en el Born con los 'buns', los bocadillos asiáticos de moda. Además de los suculentos 'baos' caseros, tenéis que probar los 'dumplings', la sopa vietnamita 'pho' y las costillas cantonesas. Su 'banoffee' es pura lujuria: una cama de galleta salada, compacta como un lingote de oro, y cubierta por una capa de plátano laminado que se deshace acompañado de un toque de toffee.

  • Cocina creativa
  • Esquerra de l’Eixample
  • precio 3 de 4

Si no os suena el nombre de Yoaké San, solo diremos que esta mujer fue la finalista de la edición francesa de Master Chef, y que después tuvo su propio show televisivo en el país vecino. Yubi, un restaurante en Muntaner con Diagonal: es un cruce de Francia con el sudeste asiático con platos de aquellos que hacen diana y definen una cocina con carácter: fondo de salsa de cocina clásica francesa y cítricos y especias niponas. Tiene un estilo elegante y contundente, personificado en una chuleta de vaca vieja cocinada a baja temperatura durante 72 horas, con verduritas baby y un puré de patatas bien mantecoso.

Y también tiene una parte 'gastro' de lujo informal que pasa por un 'raw bar' con ostras francesas Marennes Oleron (con el sello de calidad label rouge), elaboraciones en crudo y caviar iraní, champán y sake. Lujo con alma y 'savoire faire' culinario.

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  • Japonesa
  • Dreta de l'Eixample
  • precio 2 de 4

El chef argentino Sebastian Mazzola y su pareja, la sumiller Sussie Villarico, tienen una empresa de importación de producto gastronómico japonés top, Cooking in Motion. Arigato es la encarnación en heladería de su fascinación por la comida japonesa, una heladería donde se come caliente. "La idea era tener un lugar con helados, 'brunch' y pastelería de calidad", dicen. Abierto una semana antes del viernes 13 pandémico de 2020, adaptaron a una Barcelona sin turistas: ¡convirtiendo la máquina de hojaldre en una máquina de hacer fideos!

Sirven "soul food japonesa" vista desde la alta cocina y a precios medios, casi populares; como unos udon divinos, flotando en caldo de pollo, cerdo ibérico y infusionados con un laberinto de especias y picante virtuoso, digno de Michelin. Como los postres, que se benefician de la locura argentina por el helado y su producto japonés: el tiramisú de encuentro, helado de match y crema de mascarpone con yuzu es un 'gastrotrip' digno de la guía neumática. A cinco euros. ¡Obligatorio fichar!

  • Surasiàtica
  • Eixample
  • precio 3 de 4
Indochine Ly Leap
Indochine Ly Leap

Un delirio de tapas de inspiración asiática en el que Ly Leap juega virtuosamente con las especias, los cítricos y las hierbas aromáticas. El espacio es una locura: mil metros cuadrados de jungla, en el que las mesas son islotes en un gran canal de agua, con peces incluidos.

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Un Capítol de Viêtnam
Un Capítol de Viêtnam

Su carta extensa es una invitación para ir acompañado de familia o colegas que te permitan probar un buen surtido de tapas. Aquí encontraréis los 'greatest hits' de la cocina tradicional vietnamita: desde los famosos 'nem' o rotllitos frescos a los gustosos 'canelones banh cuon', pasando por la clásica sopa 'pho', el arroz picante 'co’m viet' y las albóndigas de ternera con arroz crujiente 'thit vien'. ¡Es un restaurante popular en el barrio, así que reservad antes!

  • China
  • El Putget i Farró
  • precio 2 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Josep Maria Kao trata desde la perspectiva de la alta cocina el 'dim sum', esta empanadilla asiática que tiene un nombre diferente según cada país: 'gyoza', 'momo', 'siomay'. La fórmula son intenciones de cocina ambiciosa a precios contenidos, con algunos resultados espectaculares, como por ejemplo una cresta frita con carne, calabacín y jengibre. No sólo hace 'dim sum': también podemos comer platos de aires chinos y catalanes, como una costilla asada con salsa agridulce o judías salteadas con bacon y guisantes del Maresme.

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  • Japonesa
  • Dreta de l'Eixample
  • precio 1 de 4
Ramen Ya-Hiro
Ramen Ya-Hiro

Ebullición triple y perpetua en el Ramen Ya-Hiro: la cocina es una locomotora de vapor. El otro lado de la barra hierve con gente sorbiendo y comiendo unos caldos que se han pasado diez horas a fuego lento por la noche. Hiroki especifica que solo hacen tres variedades de ramen “porque nos queremos especializar en la calidad y la rapidez”. Encontramos las recetas clásicas: de soja (con un caldo hecho de pollo y cerdo, con salsa de soja), de miso (el mismo con miso en vez de soja) y de marisco. Los fideos, de producción artesana (veréis la máquina al final de la barra) son una maravilla: los puedes poner en el plato y apretarlos con el palillo y sueltan caldo y siguen elásticos. Mientras me jalo los de soja, maravillado por la densidad y la mezcla de los dos caldos y la delicadeza del redondo de cerdo, noto regusto a marisco y lo relaciono instantáneamente con el mar y montaña de la mama.

  • Tailandesa
  • Les Corts
  • precio 2 de 4

A medio camino entre quiosco y cafetería, este fantástico y pequeño restaurante tailandés ofrece delicias de curry con un alto grado de picante, así como fina cerveza tailandesa para suavizar el fuego interior que provoca.

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  • China
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
Mosquito
Mosquito

El Mosquito es la repera del exotismo. Elaboran una cocina cantonesa excelente y, en especial, los famosos rellenitos chinos, los dim sum. Giles, el dueño del restaurante, es un inglés que después de viajar durante muchos años por Asia, decidió abrir un restaurante chino en Barcelona que evitara los tópicos. Para diferenciarse todavía más de lo común, tiene cuatro tiradores de cerveza inglesa exquisita y, si no sois de cañas, ofrece más de setenta marcas de cerveza artesana catalana y de todo el mundo. Además, podéis preguntarle todo lo que se os ocurra, la enciclopedia de la cerveza la escribió él.

  • Asiática
  • Sant Antoni
  • precio 2 de 4
Muchos se llenan la boca hablando de trabajar para el barrio y te encuentras hummus en 12 euros... Bien, Òscar Manresa y su sobrino Francis abrieron un restaurante panasiático con una relación precio calidad muy interesante: comida del sudeste asiático en raciones abundantes, y sabores que no te dejarán indiferente. Son recetas energéticas y sabrosas –para compartir, picantes, baos y noodles con el saber hacer de la casa y el cuidado por la receta original: setas asiáticas con sake y mantequilla, un delicioso pollo frito con mayonesa japo y dumplings de cerdo. Los cócteles, todos con un giro asiático y tropical, están a la altura de la manduca.
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  • India
  • Esquerra de l’Eixample
  • precio 2 de 4

Jordi Aros, copropietario con Kuldeep Singh del nuevo Masala73 -primero hicieron rodar un 'food truck' homónimo-, opina que "entre la moda peruana y mexicana el paladar catalán está cambiando". ¿Y la moda india? Hay restaurantes indios en Barcelona desde hace 25 años. Masala73 no es un indio clásico, de aquellos de 70 platos y carta de piel: "Todo gira en torno a los curris", dice, "porque normalmente en un indio el curry es un complemento. Nosotros hacemos cuatro y son platos principales. El resto son acompañamientos". Kuldeep Singh, el socio indio, es un "diamante en bruto": "Yo era chef ejecutivo y él friegaplatos en un restaurante. ¡En seis años llegó a jefe de cocina, y sobrado!", dice. La esencia de Masala73 -un lugar desnudo, pulido, sin barroquismo- "es utilizar las recetas de la familia de Kuldeep y revalorizarlas, con técnica y producto de aquí y ahora".

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