Koku Kitchen es uno de los bares de ramen más veteranos de Barcelona. Los propietarios son dos irlandeses, Mark Liston y Ross O’Doherty, y el chef, Robert Johansson, es sueco. “No queremos confundir a la gente intentando ser un restaurante japonés. Servimos comida japonesa pero no lo somos”, dicen. Ahora bien, los ramen, excelentes, son de una receta indiscutiblemente japonesa –el chef estudió un año con el cocinero del reputado Oraga Noodles de Tokio– y aseguran que todo es casero, menos las algas marinas (como buenos irlandeses, son unos cachondos). El 'Irish touch' lo pone la sidra, un sentimiento de taberna irlandesa y postres como el bannofee (pantagruélico dulce a base de toffee y plátano que hay que probar al menos una vez en la vida). Tienen un manual de uso de ramen en la pizarra: “Sorbe muy fuerte, no seas tímido. Pruébalo primero y después añádele salsa o picante. Y si estás contento, demuéstralo dejando el bol vacío”. “¡Tía, me acabo de mojar toda la cara!”, ríe la chica de al lado, poniéndolo en práctica.
Conquistaron a los amantes del ramen en el Gótico con el local Koku Kitchen Ramen, y ahora están haciendo lo mismo en el Born gracias a los buns, los bocadillos asiáticos de moda que han triunfado en el mundo anglosajón y que ahora han llegado nuestra casa. Hechos con pan al vapor, hay rellenos de cerdo, ternera, setas, tofu, pollo o pescado, y múltiples combinaciones. Además, ahí encontraréis otros platos asiáticos como la sopa vietnamita Pho, costillas cantoneses, alitas coreanas y dumplings al vapor.