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Lo mejor del Gòtic

Te recomendamos nuestros restaurantes, bares, tiendas y clubs favoritos del barrio con más historia de la ciudad

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El Gòtic es un buen punto de partida para conocer Barcelona. Comienza bajando la Rambla, bonita y bulliciosa, y piérdete por las callejuelas medievales y las plazas del casco antiguo. Para admirar la arquitectura de la ciudad, llega hasta la plaza de Sant Jaume y visita los dos edificios del Govern, el palacio renacentista de la Generalitat y la fachada neoclásica del Ajuntament. Y ahora, punto y aparte.

Si nos quedáramos aquí, en una especie de 'free tour', nos estaríamos perdiendo buena parte de las joyas del Gòtic: restaurantes emblemáticos, bares con solera, tiendas con personalidad... Todo lo que diferencia un decorado de película de una ciudad viva. Coge lápiz y libreta (o abre la app de notas del móvil) y ven con nosotros.

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< ¿Tienes sed? Te recomendamos los mejores bares del barrio
< Las mejores tiendas del Gòtic
< ¿Buscas más ideas? Aquí tienes un montón de cosas que hacer en el Gòtic
< Música y baile sin salir del barrio

Los mejores restaurantes del Gòtic

  • El Gòtic
  • precio 2 de 4

Los años no parecen pasar en este restaurante barcelonés. Seguramente es uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad y al mismo tiempo uno de los que pasa más desapercibido. Quizás mejor así, para evitar que se llene demasiado y correr el riesgo de que pierda su identidad. Agut es un oasis, entre la multitud de restaurantes que pueblan el Gòtic, donde aún hoy en día se puede disfrutar de la mejor cocina tradicional catalana de fonda puesta día. Así es como ha sobrevivido.

  • Cocina creativa
  • El Gòtic
  • precio 3 de 4

Los restaurantes de hotel se están convirtiendo en espacios con presencia que atraen a clientes que no necesariamente son los del hotel. Este es el caso del a Restaurant, en el Hotel Neri, al frente del cual encontramos el chef Alain Guiard, de solvencia contrastada en el Santa Burg y La Mundana. Aquí propone una cocina divertida, juguetona. Como en el 'ragú' de corvina, berberecho y mejillón con naranja y coco, y el canelón de asado, bechamel de almendras tiernas y teriyaki.

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  • El Gòtic
  • precio 2 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Els 4 Gats
Els 4 Gats

Fue en 1897 cuando Pere Romeu y los pintores Santiago Rusiñol, Ramon Casas y Miquel Utrillo abrieron Els 4 Gats a imagen y semejanza del cabaret Le Chat Noir de París en los bajos de la Casa Martí, edificio modernista de Josep Puig i Cadafalch (1896). Rápidamente, se convirtió en un punto de reunión del talento cultural de esos tiempos y centro ideológico de la vanguardia artística. Por su sala y sus tenedores, pasaron, entre otros ilustres personajes, Gaudí, Albéniz, Enric Granados y un joven Picasso, que creó la imagen de la carta. El 4 Gats, un icono del Gótico, sigue siendo lugar de inspiración de artistas. Todas las noches hay música en directo.

  • El Gòtic
  • precio 1 de 4
La Plata
La Plata

Las tres tapas imprescindibles de este emblemático bar donde deberéis comer de pie, ya os avisamos, son el pescado azul frito (no en vano, también se le conoce como Los pescaditos), la ensalada de tomate, cebolla y aceitunas y el pincho de morcilla. Nosotros añadimos una cuarta porque nos encanta, para atribuir más sentido a su apodo y porque, de hecho, aquí se acaba la carta de La Plata: el pincho de anchoas, lozanas y consistentes, ¡las mejores! ¿Para qué nada más si lo que hacen ya es bueno?

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  • Mediterránea
  • El Gòtic
  • precio 3 de 4

El Bar Mono es un restaurante abierto todos los días de la semana y con cocina ininterrumpida los 365 días del año. Su oferta, basada en la compartición de platos, integra tapas, platillos, ensaladas, street food, brasa y arroces con productos de primera calidad y proximidad.

  • Libanesa
  • Barcelona
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Dicen que hacen cocina creativa del Mediterráneo con un toque de Oriente Medio: es decir, no se encasillan en una sola cultura, sino que la abrazan muchas para poder ofrecer lo mejor gastronómicamente hablando. Tiene oferta para hacer un brunch, unos meze (tapas), almuerzo y cena. ¿Ejemplos? Hummus, tzatziki y baba ganoush para abrir el apetito; fatuix (ensalada); raviolis kreplach con queso de cabra y salsa de mantequilla de azafrán; tartar de caballa con tabulé, pimientos rojos y ras al hanut o un espectacular shawarma de cordero con especias tostadas, jengibre, cardamomo, ensalada de pepino y pan de pita. Mediterráneo en vena.
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  • El Gòtic
  • precio 3 de 4

Arreglado a las callejuelas del Gótico, hay un minúsculo restaurante de tapas estilo izakaya donde solamente caben veintiún afortunados. La cosa va de cocina contemporánea con reminiscencias tradicionales, influencias japonesas y cocina en crudo. Muchos de los productos que utilizan provienen de la finca que sus propietarios tienen en Palamós y el establecimiento cuenta con el sello de Slow Food. El menú de degustación con un recorrido de nueve tapas por 60 euros es una excelente experiencia gastronómica. Tienen otro local en el Eixample Izquierdo donde también fusionan el producto catalán con la cocina asiática, el Brugarol X (Còrsega, 231).

  • Francesa
  • Dreta de l'Eixample
  • precio 4 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Desde el Hotel Ohla, Romain Fornell, un chef con más de un restaurante consolidado en la ciudad (Café Turó, La Plassohla...) y con una trayectoria admirable, continúa su carrera estrellada (una estrella Michelin) con mucho de éxito. En el Caelis despliega una cocina arriesgada, pero que a su vez conserva el punto francés de tradición. La atención en la sala es impecable, y tiene tres menús degustación, uno de ellos enfocado a realzar el producto de tierra y de mar, otro de celebración y otro 100% vegetariano. Además, ofrece un menú de mediodía a un precio muy razonable que incluye platos como unos macarrones rellenos de calamar y foie-gras. La excelencia francesa en Barcelona.

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  • Catalana
  • El Gòtic
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Can Culleretes es el segundo restaurante más antiguo de España y el primero de Cataluña. Abrió en 1786, o sea que puedes hacer las cuentas. La familia Agut-Manubens, Siscu Agut y Sussi Manubens, cocineros de Súria, asumieron el negocio en 1958 después de trabajar en el Agut. Desde entonces, el restaurante ha permanecido dentro de la misma familia, y en la actualidad lo regentan las hijas de Sussi y Siscu: aquí trabajan nietos y parejas. Verlo funcionar es una oportunidad para contemplar un modelo de restauración tradicional, particular e identitario de Barcelona, adaptado a los nuevos tiempos. 

Un pedazo vivo de historia 

El local se mantiene impresionante, cargado de cuadros de principio del siglo XX, arte e historia (esa cerámica modernista maravillosa de Xavier Nogués, esos arcos que separan salones...). Y la continuidad del local está asegurado gracias a que la familia compró el inmueble en los años 60, y lejos de menguar, creció añadiendo majestuosos comedores. Buena excusa para volver a sentarse en sus mesas y dejarse abrazar por la atmósfera densa de la buena cocina, sus comedores modernistas, el arte taurino y la historia.

¿Se come bien en Can Culleretes? 

Tantos años a su espalda, se sigue comiendo bien: esto va de cocina catalana de la buena, con platos paradigmáticos como los canelones –tienen justa fama: los de espinacas con brandada de bacalao son buenísimos– o el pollo a la catalana, esa maravilla de estofado meloso con piñones, ciruelas y pasa, así como el civet de jabalí. Aquí se viene a comer potente, y las nuevas tendencias culinarias apenas han hecho mella en la carta.   

Can Culleretes, es obvio decirlo, tiene historia y anecdotario para llenar varios libros (no en vano debe su nombre a que fue de los primeros sitios de Barcelona que puso cucharitas metálicas a disposición del cliente). Cazo una anécdota al vuelo de Alícia Agut Manubens: “El día que legalizaron el Partido Comunista, acabaron celebrándolo los 40 en el comedor".

Viven en gran parte del turismo, claro, pero su máxima concesión fue poner menús con la llegada del euro. “Esto es un buen restaurante, no un bar de platos combinados con foto, y nunca lo será”, valora la dueña. 

  • Italiana
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Cecconi's se ha consolidado como una referencia inapelable de la restauración italiana de Barcelona. En ella triunfan platos como el vitello tonnato, unos ñoquis a la romana y la focaccia que te dejan en la mesa como tentempié. Más allá de su vinculación con el Soho House –es el restaurante del club, pero abierto a todo el mundo–, encontrará una comida italiana de primera categoría: la pasta hecha a mano, obviamente, pero también marisco y pescado cocido al carbón, como el lenguado de Dover con limón y alcaparras, y los excelentes espaguetis con langosta y guindilla. Tienen una carta específica de brunch dominical que ofrece carne, pescado, huevos, arroces y pasta. 

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  • El Gòtic
  • precio 1 de 4

Es lo más parecido que encontraréis a ir a comer en casa de los padres o la madrina. Este pequeño milagro en el corazón del Gòtic es obra de un equipo femenino en la cocina y en la sala que te hace sentir como un miembro más de la familia: esto significa que sirven platos caseros de verdad, sin demasiadas florituras pero digestivos y sabrosos. Un ejemplo podría ser un primero de lentejas estofadas, churrasco de segundo y un flan de postre. Abren para los desayunos y almuerzos, y ofrecen un buen surtido de bocadillos y platillos, además de un menú de mediodía que cambia de un día para otro según los que encuentran en el mercado y la inspiración. Id temprano que se llena.

  • Cocina creativa
  • El Gòtic
  • precio 3 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

¿Un restaurante romántico? ¡Romántico es quedarse corto! Contraban del hotel Wittmore es como una cajita de música para enamorados. Nunca imaginarías que en esta esquina discreta del barrio Gótico se esconde un hotel boutique –precioso, de lujo elegante y analógico, las habitaciones se abren con llave física– con un restaurante que privilegia las mesas íntimas, la madera oscura y el terciopelo. Y que está construido alrededor de un patio interior con el muro vegetal más alto de Barcelona: 19 metros de verde exuberante, donde podréis comer si hace buen tiempo. Al frente del restaurante está Alain Guiard, un chef que se mueve con talentosa comodidad entre la cocina creativa y la del confort casero.

Y siempre puedes confiar en que si él firma la carta, su propuesta será especial, trabajada y coherente. En Contraban, Guiard ha estructurado una carta que remite al proceso creativo, con apartados como Libertad, En Blanco o Frustración. En Libertad, nos seduce con una pizza brioche con una interacción sorprendente entre el hinojo fresco y el pepperoni. En Blanc –que es un apartado de platos hechos con tres ingredientes– vale la pena probar una buenísima berenjena escalivada con miel de pino y piñones, que deshojas carnosa como si fuera bacalao. Y en Nostalgia nos desarma con unos gloriosos macarrones del cardenal, donde se entrecruza la bechamel con el zumo de asado del secreto ibérico y remite a las doradas panzadas de tu infancia. Las raciones son abundantes, ya sabéis que una barriga satisfecha parte más dispuesta hacia la lujuria.

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  • Bar de bocadillos
  • El Gòtic
  • precio 1 de 4
Conesa Entrepans
Conesa Entrepans

Lo que fue y es el primer fránkfurt que se estableció en Barcelona hace 70 años, ¡un clásico vivo de los bocadillos en nuestra casa! Y aún más desde que este histórico bar de bocadillos actualizó sus instalaciones. Ahora es algo más confortable. Esto es una cola de esas con plancha al final, vaya temprano. Pruebe el de carne de olla y salsa de Marta, todo un guiso entre panes. No nos engañemos: aquí la cosa va de bocadillos calientes y contundentes (como el pamplonica, chistorra con queso y mostaza!). Tienen 50 referencias con mucho bocado veggie-friendly y sin gluten. Las ensaladas completan su oferta desde hace menos tiempo.

  • El Gòtic
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Simplicidad con detalle, influencias nórdicas y esencias mediterráneas: el Fiskebar es el mar desde otra perspectiva, el mar del norte con la luz del sur. Sus chefs Alex Durán y Matteo Spinelli han ideado un concepto gastronómico que, a través de sus recetas, nos hacen viajar por las tradiciones pesqueras de distintos rincones. Especializado en pescados, marisco y algas con una fuerte influencia nórdica y mediterránea, Durán y Spinelli priorizan los productos locales y sostenibles para elaborar una cocina honesta, cercana y donde reina el gusto, la calidad y la técnica.
En su carta, donde la pasta, las verduras y el arroz acompañan a los productos del mar, os esperan originalidades como tagliolini ciprianio en la carbonara de gambas o arroz de siete verdes y salmonete abierto con naranja y hierbas. ¡Las fotografías hablan por sí mismas!
Para maridar estos sabores marítimos tienen una carta de vinos en la que predominan los ecológicos y orgánicos, así como cervezas de tirador.
Relajaos en este restaurante junto al mar y dejaos llevar por una carta cuidada y un interior cálido, con detalles nórdicos que destacan en el entorno del local: en el puerto de Barcelona y con la montaña de Montjuïc de fondo.

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  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

De vez en cuando, hay restaurantes que en el mismo momento que abren, piensas: este será un clásico. A partir de la osamenta del histórico Café Torino de la calle Escudellers, el chef Albert Ventura (Coure) propone una cocina abierta todo el día que tanto permite hacer unas tapitas de aperitivo como una cena de alto copete. El local es una preciosidad modernista: con una larga y preciosa barra de mármol como eje vertebrador y un pequeño piso de arriba, embelesan su puerta vidriada, espejos y marquetería.

El abanico de la oferta gastronómica va desde unas croquetas de pollo realmente buenas (es un gusto encontrarse la bestia deshilachada y que el rebozado sea como zamparse tiene una cordillera crujiente) o unos buñuelos de bacalao primos hermanos de los del Hispania (¡poca broma!), a un arroz negro, un filete al punto tierno y sabroso, con el acierto de la calabaza de acompañamiento, o una raya con mantequilla, espinacas y alcaparras que te alegra el día y la semana.

Ojo, que si no miras los precios y pides a todo trapo, puedes quedarte un poco tieso con el tique. El menú de 15 euros es una excelente opción para dejarse cautivar por Thonet.

  • Cocina creativa
  • El Gòtic
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Informal
Informal

El chef Marc Gascons, estrella Michelin en Els Tinars de Llagostera, trajo su savoir faire a Barcelona, en el hotel Serras. La suya es una cocina de producto, basada en la cocina tradicional catalana y presentada de forma fresca y ligera, al día. Es decir, la esencia de Els Tinars, pero con todos los detalles que comporta ser el restaurante de un hotel. Ejemplos: las bravas hojas, el arroz seco de gamba roja a la brasa y romesco y los canelones de pollo ecológico, bechamel de setas y el tártaro de ternera. Y de postre, coulant de chocolate con helado de avellanas del Piamonte. La misma carta puede pedirse al rooftop, donde, por cierto, Picasso pintó. 

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  • Japonesa
  • El Gòtic
  • precio 3 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Los nigiris hechos con las manos de Hideki Matsuhisa nos llegan a la boca sin alteración en la temperatura, y se deshacen con todos los gustos potenciales. Como cocina estratosférica que combina ingenio y sabores mediterráneos y japoneses, ha merecido la primera estrella Michelin de un restaurante japonés en Barcelona y es sin duda uno de los mejores restaurantes del Gòtic. El control exacto del corte del pescado del mejor sushi posible, la cantidad de arroz y la textura, entre otros, hacen que este local sea absolutamente ineludible para cualquier amante de la cocina japonesa. Un placer sentarse frente a los cocineros y disfrutar de uno de los dos menús gastronómicos que ofrecen. A un nivel simplemente superior. Si buscas una opción de igual calidad pero con aires de taberna japonesa tradicional, visita el Shunka, hermano del Koy Shunka.

  • Mexicana
  • El Gòtic
  • precio 1 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

La Pachuca abrió por imperativo de espacio. Jose Luis, mexicano del DF, así lo explica: "Todo el mundo nos decía que ya no iban a El Pachuco porque estaba incluso su madre", ríe. Decir éxito es quedarse corto: un miércoles al mediodía, en El Pachuco -taquería ravalera al más puro estilo DF, entre las mejores de Barcelona- ponen cadenita de aforo. Hubiera sido fácil reproducir el modelo en otra dirección, pero el restaurante mexicano de la calle de Carabassa "es otra propuesta, sobre todo basada en los rinconcitos de mi infancia: qué encuentras en un mercado, que se come en un bautizo", dice.

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  • Catalana
  • El Raval
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

La Pau es el restaurante de la fundación El Umbral. Aliada con la empresa Enjoy BCN y Grupo Tragaluz, este restaurante ofrece experiencia laboral a los alumnos de la escuela de hostelería El Repartidor: “Trabajan jóvenes que se han visto expulsados del sistema educativo por los motivos que sean, y les ofrecemos una segunda oportunidad”, explica Ignasi Valeriano, director de negocio del Umbral.

  • Catalana
  • El Gòtic
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Ponerle a un restaurante del barrio Gòtico un nombre extraído del 'Libre del Sent Soví' –el recetario catalán más antiguo conocido, de 1324– es toda una declaración de principios e intenciones. Marc Pérez –cocinero de The Greenhouse y La Esquina– y Tània Doblas en sala han puesto un negocio propio de cocina catalana de verdad: sin tacos ni patas de pulpo con parmentier. Situado donde estuvo Mercè Vins, una tasca catalana con 35 años de servicio, la intención de La Sosenga –sofrito medieval– es ofrecer una cocina catalana arraigada en el territorio e incluso con ciertos aires medievales, sobre todo en los contrastes entre dulce y salado (ya sabéis que la cocina de la edad media no diferenciaba entre platos principales y postres).

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  • Mediterránea
  • El Gòtic
  • precio 2 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Lluís de les Moles
Lluís de les Moles

El reclamo de Lluis de les Moles es el menú de mediodía. Con tantos platos para elegir –unos diez primeros y diez segundos– hacer menú parece casi comer a la carta. Desde que abrió en 2001, la apuesta ha sido establecer un fondo de cocina catalana tradicional con forma moderna. Delicadezas como el timbal de huevo frito con patatas de sartén y zumo de jamón de Jabugo y el fricandó con setas y arroz basmati han resistido diez modas gastronómicas seguidas. De vez en cuando, vale la pena dejar aparcada la prisa, detenerse un rato y dejarse llevar por restaurantes como este que logran tocar el cielo desde la sencillez.

Los mejores bares del Gòtic

  • Coctelerías
  • El Gòtic
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Este es un establecimiento con más de 50 años de trayectoria, así que poca broma. Fijaos: se entra por un ascensor. Un local que es historia viva de la ciudad, de maderas y sofás rojos, que en los últimos años se ha consolidado como coctelería, aunque ellos sigan diciendo bar. Hacen cócteles –presten atención al Old Fashioned y al cada vez más de moda Mule–, pero las cervezas y los combinados clásicos siempre se pueden pedir. Aunque está junto a la plaza Sant Jaume, no extraño oír hablar catalán entre sus clientes, y es que el Ascensor mantiene parte de la clientela que le ha hecho funcionar este medio siglo.

  • Pubs
  • Ciutat Vella
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Los New York Dolls, que en el 2007 tocaron en la celebración de los 25 años de la sala, dijeron que el Sidecar era o como el icónico CBGB neoyorquino –cuna del punk, la new wave y el postpunk– o como el infierno. Viniendo de los Dolls, esto era un cumplido, claro, y es que la sala de la plaza Reial de Barcelona –con paredes que si hablaran explicarían barbaridades sobre la Sexta Flota estadounidense en los años 70 y sobre muchos barceloneses en noches de fiesta– es ahora, que cumple 40 años, el templo subterráneo del rock en Barcelona. Y que dure. Arriba está el bar, que también programa conciertos, exposiciones y sesiones de DJs de la farándula barcelonesa.

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  • Cafés
  • El Gòtic
Granja La Pallaresa
Granja La Pallaresa

Las colas de gente os indicarán dónde están las mejores granjas de Petritxol. Una es La Pallaresa, que ofrece desayunos y meriendas superlativos desde 1947. No hay ninguna duda de que el clásico chocolate a la taza y un suizo de antología son los grandes protagonistas de esta antigua lechería.

  • Cafés
  • El Gòtic
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

El Satan's Coffee Corner, cafetería de tercera generación –las de altos estándares de calidad– ocupa una esquina señorial en el Gòtic. Marcos Bartolomé, el propietario, es hijo de tostadores, y sirve uno de los mejores cafés de Barcelona. El libre albedrío satánico se aviene con su manera de hacer pedagogía del grano recién molido. Pero no sufráis, el personal del Satan's Coffee Corner no os dará la tabarra con lecciones cafeteras que no habéis pedido por qué van por trabajo. Aquí encontraréis variedades de distintos rincones del planeta y en constante rotación. También se sirve teca espectacular para el desayuno y la merienda. Abre todos los días, hasta las 18 h.

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  • El Gòtic
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Polaroid Bar
Polaroid Bar

El bar Polaroid es un mausoleo de los 80, un homenaje a las instantáneas con recuadro blanco. Vinilos, cintas de VHS y las famosas cámaras rellenan las paredes poco iluminadas, como un decorado de La Bola de Cristal. El color se lo lleva la barra, de donde cuelgan lámparas fluorescentes de este milenio que fagocita la nostalgia y hace colgantes. El gentío se abalanza ya a partir de las siete de la tarde porque es un bar, como los de antes, donde uno entra para avanzar la noche. 

Las mejores tiendas del Gòtic

  • Tiendas
  • Sombreros
  • El Gòtic

Imposible no fijarse en los escaparates de esta tienda centenaria, que desde 1917 ha vestido las cabezas de toda clase de gente de la ciudad. Se exhibe con originalidad y encanto lo que encontraréis dentro: panamás, sombreros cinematográficos y de época, minitoquillas de ceremonia, gorras... La oferta es tan extensa en cuanto a marcas y precios que, de nuevo, será imposible salir sin tu sombrero ideal.

  • Tiendas
  • Tiendas vintage
  • El Gòtic
L'Arca
L'Arca

Hay piezas de ropa que resisten el paso del tiempo, que están cargadas de historia. Son las protagonistas de L'Arca, la tienda del barrio Gòtic dónde conviven, como tesoros, ropa de novia y ajuares, sábanas, mantelerías y otras antiguidades textiles, desde el siglo XVIII hasta el XX.

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  • Tiendas
  • Sombreros
  • El Gòtic

Eli Urpí estudió diseño gráfico, pintaba y esculpía vestidos, pero se enamoró de la sombrerería. Empezó haciendo tocados y pronto la atrajeron los sombreros. Se fue a París, con siete creaciones propias que vendió en la tienda de la plaza de Estienne-d'Orves, y volvió a Barcelona con tres sombrereras llenas de material del 'Marché aux pulgas'. Fue entonces cuando tomó conciencia de que se había convertido en artesana de sombreros, de forma autodidacta. En su cálida tienda del Gòtic, también os sorprenderán las pequeñas colecciones de ropa hechas con las telas antiguas y estampados retro.

Visitas con cita previa escribiendo a sales@eliurpi.com

  • Tiendas
  • El Gòtic
Sabater Hermanos
Sabater Hermanos

Los jabones artesanales de Eliana Sabater representan la tercera generación de una casta argentina de origen mallorquín que ha hecho de la fabricación de jabones su negocio familiar. Tienen cerca de treinta fragancia que haran las delicias de vuestra piel: desde las más clásicas como las de jazmín y rosa hasta las más sorprendentes, de melón, violeta o chocolate. También os podréis lavar las manos con pétalos de jabón, con una baldosa de Gaudí e incluso con una pastilla con mensaje reivindicativo. La imaginación de estos maestros jaboneros no tiene límites.

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  • Tiendas
  • Ropa y calzado infantil
  • Barcelona
Galeries Maldà
Galeries Maldà

Son las galerías de tiendas más céntrica de la ciudad. A 50 metros de la Rambla, Galerías Maldà se compone de una cuarentena de locales dedicados a ropa, decoración y productos de merchandasing. Tiene las primeras tiendas de España sólo dedicadas a productos de la serie manga 'Dragon Ball' (Kame-Hame Shop), otra especializada en 'Harry Potter' (Callejón de Muggles) y la que se centra en la serie 'Juego de Truenos' (Thronestore)

Las mejores cosas que hacer en el Gòtic

  • Qué hacer
  • Rutas y paseos

¿Es la primera vez que pisáis La Rambla o hace mucho tiempo que no la visitáis? Os invitamos a redescubrir todo lo que os ofrece este concurrido paseo: tiendas, restaurantes, bares, obras de arte... únicos en el mundo.

  • Qué hacer

La Plaça Reial concentra algunas de las mejores cosas que puedes hacer en Barcelona, así de clara es la sentencia. En cuanto a bares y restaurantes, no te pierdas Ocaña –dedicado al queridísimo artista José Pérez Ocaña–, Glaciar y Karma. Si buscas música en directo y echarte unos bailes, ve directo al Sidecar y al Jamboree. Aún hay más: también está allí el primer herbolario de Cataluña y un templo Hare Krishna donde sirven buenos menús vegetarianos por 9 €.

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  • Museos e instituciones
  • Historia
  • El Gòtic

De la plaza del Rei a la catedral hay unos 4.000 m2 de excavaciones romanas subterráneas: calles, villas y almacenes de aceite y vino, que fueron descubiertos por casualidad a finales de los años 20, cuando se levantó parte del Barri Gòtic para construir la Via Laietana. Se puede acceder a este laberinto subterráneo por la Casa Padellàs, un palacio de mercaderes del año 1498, que se trasladó piedra por piedra hasta la plaza del Rei.Incluye los centros de la plaza del Rei, el Monasterio de Pedralbes, Vil·la Joana, Park Güell, Santa Caterina y El Call.

  • Museos e instituciones
  • Arte y diseño
  • El Gòtic

Frederic Marès coleccionaba todo lo que caía en sus manos, desde cepillos a vasos de ópera y gárgolas. Cuando el Ajuntament le dio un palacio para exponer su colección, el espacio no fue suficiente y acabó llenando otros dos museos en Montblanc y Arenys de Mar. Pero antes de que alguien lo pregunte: no es necesario pagar la entrada del museo para disfrutar de la terraza de cuento que tiene el museo. Juntamente con la que se encuentra debajo del porche de la Biblioteca Nacional y la del Museu Tèxtil, esta es quizás unas de las terrazas más especiales de Barcelona. Aislada, con vegetación, dentro de un entorno histórico, tranquila, es las envidia de todas las vecinas.

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  • Lugares de interés
  • Sitios y edificios religiosos
  • Ciutat Vella

Por dentro, la catedral gótica es un lugar que impresiona; las numerosas pinturas, esculturas y el coro central esculpido (construido en 1390) destacan en la oscuridad. La catedral está dedicada a la patrona de la ciudad, Santa Eulàlia, una niña de 13 años martirizada por los romanos en el año 303 a.C. y cuyos restos yacen en la cripta, en una tumba con detalles de las escenas de tortura de la mártir (fue arrojada en un barril lleno de clavos por la vía que hoy lleva por nombre Baixada de Santa Eulàlia).

  • Qué hacer
  • Espacios para celebraciones
  • El Gòtic

Fue la principal sinagoga del Call (barrio judío de Barcelona) hasta los asaltos de 1391. Es una sinagoga en activo y sede de la Associació Call de Barcelona. Una de las habitaciones es sólo para la oración y tiene algunos objetos interesantes, como la menorá o torás centenarias, y en la otra se conservan las balsas de tintorero que utilizaba la familia que vivía en el edificio hasta que se descubrió su condición de criptojudíos. 

Los mejores clubs y salas del Gòtic

  • Música
  • Espacios de música
  • El Gòtic

Imprescindible para los aficionados al jazz, Jamboree ha contribuido en gran parte a poner Barcelona en el circuito de giras de las grandes estrellas del jazz internacional. En los sótanos del antiguo bar Brindis han actuado míticos de la escena del jazz como Bill Coleman, Kenny Drew, Chet Baker, Lou Bennet, Stéphan Grappelli, Kenny Clarke, Ornette Coleman o Dexter Gordon. Su nombre significa "reunión de tribus" en zulú. Y es que Jamboree ha sido punto de reunión de artistas e intelectuales, que se encontraban en la cava de jazz, uno de los lugares culturalmente más activos de la ciudad y motor de la vida cultural en la plaza Reial.

  • Música
  • Espacios de música
  • Ciutat Vella

El templo subterráneo del indie rock goza de una salud envidiable, una sesión diferente cada día y la certeza de que la gente cool abreva aquí al menos una vez por semana.

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  • Música
  • Espacios de música
  • El Gòtic
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Harlem Jazz Club
Harlem Jazz Club

Si necesitas una dosis de música en directo, el Harlem Jazz Club siempre está. Pocas veces al año te encuentras la sala en silencio.  Hasta él se acercan los guiris y los barceloneses. Algunos se pierden antes de llegar. Al Harlem se va a ver qué pasa pero, sobre todo, a ver quién toca. A oscuras, sentados en las sillas, o de pie, apretujados en la barra, escuchamos el concierto del pequeño escenario. Bajo el rótulo de neón, se escriben todas las canciones de blues y los gatos solitarios son bienvenidos. 

  • Clubs
  • El Gòtic

Parece que en el bote pequeño está la buena confitura. Aunque no caben más de cincuenta personas, no se cortan a la hora de programar a algunos de los mejores nombres de la electrónica nacional e internacional. Ubicado en un antiguo tablao flamenco, hay un público fiel que pasa cada fin de semana la doble puerta que separa el exterior de una pequeña pista y una barra al fondo del local. Lo mejor del Macarena Club es la facilidad de encontrarse en familia a los pocos minutos.

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  • Clubs
  • El Gòtic
Marula Café
Marula Café

Los clubbers más maduritos se emocionaron cuando el famoso Marula Café de Madrid anunció que abría en Barcelona, y no ha decepcionado. Ponen música negra que puede ir desde Sly a Family Stone pasando por Michael Jackson y Fela Kuti, siempre de calidad y 100% bailable.

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