La Pachuca abrió por imperativo de espacio. Jose Luis, mexicano del DF, así lo explica: "Todo el mundo nos decía que ya no iban a El Pachuco porque estaba incluso su madre", ríe. Decir éxito es quedarse corto: un miércoles al mediodía, en El Pachuco -taquería ravalera al más puro estilo DF, entre las mejores de Barcelona- ponen cadenita de aforo. Hubiera sido fácil reproducir el modelo en otra dirección, pero el restaurante mexicano de la calle de Carabassa "es otra propuesta, sobre todo basada en los rinconcitos de mi infancia: qué encuentras en un mercado, que se come en un bautizo", dice.
Los mejores tacos de Barcelona
¿Un ejemplo? Pues un taco de pollo con mole, la barroca receta donde lo que importa es una salsa de chocolate y frutos secos con un mínimo de 30 ingredientes. En La Pachuca -mesas de taburete alto, tarot de lotería en la pared, todo bajo la protección de una capilla con efigies de la Santa Muerte y Jesús Malverde, ¡el disco 'Ritual de lo habitual' de Jane 's Addiction hecho bar! - han mantenido el número de platos pero han elevado el nivel de elaboración.
Sí, están los tacos de 'carnitas', pero también otros platos de cocina popular mexicana, como unas brutales tostadas de atún marinado -cubiertas por un palmo de guacamole con mayonesa de 'chipotle' y cebolla frita, que devoras a cullerades- o unas 'quesadillas' de 'huitlacoche': el hongo del maíz tiene un sabor muy específico, de una potencia sutil difícil de describir si no la ha probado. El Jose Luis recita listas de delicias populares: "chicharrón en salsa verde, mole Xiquena de Veracruz, frijoles refritos", un repertorio de 'taquiza' de tamaño pantagruélica, ejecución impecable y casera y precios de barrio. "Comer bien es un derecho que tienes en México, seas rico o pobre", dice. La Pachuca también es un lugar ideal para iniciarse en el bebercio mexicano: todo un universo, desde las aguas de fruta hasta las 'micheladas' (adictos al berberecho, probar la que lleva clamato).