45 restaurantes de Barcelona que cocinan con productos de proximidad

Antes de que todo el mundo hablara de sostenibilidad, Km 0, cocina vegetariana y del producto de proximidad como eje dinamizador del comercio local, Rasoterra navegaba en solitario para instaurar esta filosofía en Barcelona. Danielle Rossi y Chiara Bombardi, dos de los impulsores del movimiento Slow Food en la ciudad, no pueden ser más exigentes con el producto de proximidad: incluso la mozzarella procede de una quesería del Pirineo. Los platos, vegetales y deliciosos, se elaboran sólo con productos de temporada.

Después de pasar por varias cocinas de chefs reconocidos (la última en París, en el estrella Michelin Goust), el valenciano Juanen Benavent decidió abrir su restaurante en Barcelona, un local donde reina la alta gastronomía, sobre todo a base de verduras y productos de la huerta, pero con propuestas de carnes y pescados que combinan a la perfección técnica y producto. Un producto que, en este caso, llega al 100% del vecino delta del Llobregat, de la mano de proveedores que en poco tiempo ya se han convertido en amigos. No hay carta, sino dos menús que cambian semanalmente en función de lo que suministra el huerto.

Una de las grandes sorpresas que nos ha brindado el barrio de Sant Antoni en los últimos tiempos es este local que sirve directamente en la mesa los productos procedentes del huerto que los propietarios tienen en Esparreguera. Las propuestas nos llegan en forma de platos sencillos y sin parafernalia, donde los protagonistas son unos productos excepcionales de Km 0, en buena parte ecológicos, como tomates, alcachofas, puerros y coliflor, entre otros. Incluso buena parte del aceite que se sirve en el restaurante procede de las aceitunas que se cosechan en el huerto de Esparreguera. Pedid siempre la berenjena: es buenísima.

Este local dice que su objetivo es "volver a la cocina de nuestros abuelos" y tiene una carta donde reinan el jengibre, el aguacate y la quinoa, y donde hay pesto de 'kale', té matcha y 'bowls' de açaí, entre otros alimentos de moda. De hecho, ¿quien no tiene una abuela que te improvisa en un momento una hamburguesa de shiitake y miso en vez de freírte un huevo? Contradicciones aparte, este local encantador –que puede presumir de uno de los mejores 'brunchs' de la ciudad– tiene un compromiso firme con los productos de la huerta, que dan vida a una carta de temporada flexiteriana, verde, divertida, nutritiva y –avisamos– adictiva.

Hospitalet está viviendo en los últimos años un momento de boom gastronómico que se traduce en la apertura de nuevos restaurantes. Un bastión de la localidad desde hace unos años es este restaurante que nació para ofrecer una cocina de autor, moderna e inclasificable, elaborada con productos de proximidad. El chef, el argentino Pablo Carrizo, cambia regularmente la carta en función del mercado y la temporada, y utiliza el mejor producto para elaborar una cocina de mercado ejemplar.

Este es un restaurante de espíritu contemporáneo, que elabora una cocina saludable, modernísima, rellena de superalimentos y siempre de proximidad. Viki Valls, cocinera y propietaria de Maai, comenzó a interesarse por la cocina healthy a raíz de un problema de salud y, con el tiempo, decidió trasladarla a Barcelona en forma de un interesante menú de mediodía y desayunos hiperenergètics. Todo lo que se cocina en Maai procede de pequeños productores y se selecciona con un cuidado milimétrico (incluso las infusiones las adquiere personalmente Valls en el Parc de les Olors).

La señal de indentidad de este restaurante que ofrece también unos cócteles buenísimos es que se trabaja directamente con el productor, sin intermediarios, por lo que el equipo del restaurante controla al detalle el proceso de elaboración de cada plato. Es el mismo chef, Jordi Limón, quien visita personalmente a los proveedores de toda Cataluña para crear platos nuevos, que podréis consultar en la siempre tentadora pizarra de sugerencias. El local es 'trendy', luminoso, agradable y tiene mucho de este aura Barcelona que enamora a los guiris. Su coctelería, con fruta ecológica, es ideal en cualquier momento.

Explica Jordi Castán, propietario desde hace un año del restaurante Ona Nuit, que alguna vez se ha presentado en el establecimiento alguno de sus proveedores del vecino delta del Llobregat y le ha preguntado: "Niño, ¿qué quieres que te plante?". Con este mercado al lado de casa, que tanto Jordi como el cocinero David Justo visitan a menudo, no es de extrañar que la cocina de este local moderno y acogedor sea todo un homenaje al producto de temporada y en la cocina de las abuelas, honesta y sabrosa, con un punto contemporáneo. No dejéis de probar su pollo Pota Blava: siempre lo tienen en la carta.

El chef Fran López aterrizó hace pocos años en Barcelona con las garantías que ofrecía su restaurante con estrella Michelin en Xerta, Tarragona. El lugar elegido para ubicar el nuevo local fue el Ohla Hotel, donde noche tras noche ofrece un menú de alta gastronomía basado en el pescado más fresco, que llega diariamente de Sant Carles de la Rápita desde la barca del padre de López. Todo queda en casa, porque Quim, hermano del chef, es el responsable de la carta de vinos y creador de la bodega Pagos de Híbera.

Es un clásico en materia de bocadillos, que tiene desde sus inicios joyas como el sándwich de sobrasada y queso, entre otros, y un proveedor de excepción: la granja y el huerto que la familia Rovira tiene en Sagàs (Barcelona), que sirve también de despensa a la cocina de Els Casals, con una estrella Michelin. Dice Oriol Rovira de su Sagàs que la suya no es ni siquiera una cocina de mercado, sino "de ventana". Y es que todo lo que se sirve en el restaurante del Born, desde las verduras y hortalizas hasta las carnes y los embutidos, son productos que se ven desde la ventana de su habitación.

Sopa es un restaurante vegetariano con opciones veganas, aunque ellos prefieran la etiqueta de “comida sana”. Despistan un poco: en el centro de su extraordinario interiorismo –luz, madera, cristal y mucho espacio– dan ganas de pedirnos una ración de calamares y un vino blanco. Proponen una fórmula de menú diario donde siempre hay una sopa o crema hecha a fuego lento durante tres horas y segundos de estricta temporada, como, por ejemplo, podría ser una fideuá de alcachofas y brócoli. Su cocina está pensada para ser sabrosa y también para fortalezer el sistema inmunitario del comensal.

Si pensamos en el típico restaurante vegetariano que fascina a los omnívoros, probablemente nos vendrá a la cabeza Quinoa, un restaurante que ya tiene dos sedes en Barcelona, y donde las verduras toman forma de las más diversas recetas. Combinadas con legumbres, especias, frutos secos y proteína en forma de tofu u otros derivados de la soja, Quinoa no sólo nos recuerda desde un cartel que 'Meat is murder', sino que insiste en el impacto medioambiental de la mayoría de dietas.

Xavier Pellicer es un cocinero versátil y con personalidad, que tanto nos diseñaba 'burgers' gourmet en Santa Burg como comandaba un dos estrellas Michelin como Can Fabes. O defendía su propia estrella en Celerí, un restaurante que, por cosas de la vida, cerró en plena efervescencia y ha dado paso a una nueva aventura del chef. El restaurante que lleva su nombre es, de nuevo, un homenaje en forma de alta cocina, refinada y saludable, a los productos de la huerta, y ya ocupa la primera posición como mejor restaurante de verduras del mundo según el ranking We're Smart Green Guide.

Este local de Gràcia hace bandera del producto de proximidad hasta el punto de que tiene su propio huerto. Uno urbano, ubicado en la planta superior del restaurante, y otro en tierra que se rige por los principios de la horticultura ecológica y permaculturales. La sostenibilidad es la piedra angular de un restaurante donde incluso los manteles son compostables y donde los productos que no son de producción propia proceden sin excepción de pequeños productores y son, en buena parte, de comercio justo.

Ostras del Delta, judías de Santa Pau y pescados de lonja que dan lugar, entre otros platos, a unos de los mejores arroces negros de la Barceloneta. Can Ros tiene más de un siglo de historia, y Marta Cid, quinta generación al frente del local y artífice también de La Mar Salada, tiene clarísimo que el rey de la casa es el producto. El mejor producto de temporada que toma forma de los platos de siempre, desde el pescado frito hasta los berberechos al vapor, el empedrado de bacalao o su hit: el arroz de capipota, famoso en toda la ciudad.

Este local de la Barceloneta es un referente del barrio desde hace muchos años. No es el clásico restaurante marinero decorado con cuadros de barcos, sino un local de aire vintage y cocina con una propuesta sencilla, honesta y 100% de temporada, Km 0 y en buena parte ecológica. El espacio se ha renovado con una carta que recoge los platos emblemáticos de su historia, y que cambia semanalmente con producto estacional, ecológico, fresco y de la máxima calidad. ¿Qué comeremos en Somorrostro? Desde pescados de lonja (la sepia a la brasa se deshace en la boca) hasta mariscos al vapor.

La principal motivación del chef Jordi Artal a la hora de abrir un restaurante era encontrar el mejor producto de las mejores Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas catalanas y cocinarlo sin artificios. Foie-gras del Empordà, avellanas de Reus, arroz del Delta, verduras del Maresme, patatas de Prades, ternera de los Pirineos, quesos artesanales y toda una serie de productos que marcan la personalidad de este local elegante.

También los hoteles más lujosos se han puesto las pilas para acercar al cliente el producto autóctono de temporada. Uno de los últimos que han seguido esta tendencia ha sido el Majestic, que ha abierto este restaurante que ofrece una serie de platos de alta cocina, ideados por el chef Miguel Meneses, elaborados con los productos que llegan directamente del propio huerto, en el Maresme. Carnes y pescados también se adquieren en productores locales, y este talante hace que la carta cambie cada día.

El nombre de Xavier Franco es un viejo conocido de la alta gastronomía en Barcelona. Suyo fue el restaurante Saüc, donde ya se ponía de manifiesto la obsesión del cocinero con el mejor producto. El nuevo proyecto que asesora sigue esta línea, y además la perfecciona (el nombre lo dice todo), apostando por un producto, en palabras del cocinero, "genuinamente local", cercano, reconocido y de temporada. Un producto (ostras del Delta, ternera de Girona, 'secallones' de Aiguafreda...) que llega a la mesa poco manipulado, con toques contemporáneos, con el objetivo de poner en valor las denominaciones de origen catalanas.

Este referente de la cocina marinera puede presumir de grandes paellas y productos del mar. Aquí el pescado llega casi directamente de la lonja, situada a 327 pasos del restaurante, pasos que hace diariamente Albert Enrich, que se considera un auténtico friki del pescado y asegura que, con el tiempo, ha aprendido a distinguir el mejor, y a amar un producto que llega a la mesa sin mucha manipulación. El cocinero es fan de las gambas, que siempre encontraréis en la carta. Si tienen croquetas de calamares, pedidlas.

Una de sus máximas es trabajar con productores locales "que cuidan y respetan su entorno natural y que son parte imprescindible de la cultura de nuestro país". Así definen sus responsables una oferta gastronómica pensada para maridar con las grandes joyas que esconde su bodega. Ahora tienen tomates Mandó y cabrito de Collserola, peces de lonja, aceites de oliva catalanes y guarniciones que son siempre una sorpresa: cambian en función de los ingredientes del mercado.

El chef Albert Ventura puede presumir de hacer las que son, quizás, las mejores croquetas de la ciudad, y de una cocina catalano mediterránea grande, ambiciosa, con personalidad, basada en el recetario tradicional renovado con técnicas contemporáneas. Tienen dos opciones para degustar su sólida cocina: el comedor, con una oferta más elaborada, y la sala, donde podrá saborear un surtido de platillos más sencillos pero igualmente interesantes. Aquí, los embutidos de Cal Rovira (ay, los huevos con patata y sobrasada ...) conviven con las gambas de Palamós en platos siempre sofisticados y de autor.

No es necesario ocupar comedores de diseño en el corazón de Barcelona para disfrutar de buenos platos de temporada. En el distrito de Nou Barris, por ejemplo, encontramos este establecimiento informal y de barrio que ofrece una solvente cocina de mercado. Su propuesta gastronómica -alejada de escuelas de hostelería y técnicas de vanguardia- nace del amor a la cocina que ya tenía la abuela de los cinco hermanos Gerpe, artífices de una cocina honesta y sencilla elaborada con buenos productos de mercado. Su menú de mediodía tiene una relación calidad-precio inmejorable (si es jueves, pide la paella).

Quien tiene la suerte de conocer Els Tinars, de Marc Gascons, en Llagostera, sabe que el producto es el protagonista de una carta que revisita los hits de la gastronomía catalana y mediterránea con un toque de autor, aquella chispa inconfundible de los grandes cocineros . El chef ha trasladado a Barcelona su cocina y la hace brillar a L'Informal, un restaurante 'cool' ubicado en el interior del hotel The Sierras, con una propuesta desenfadada de tapas y platillos con productos frescos. Las anchoas, de la Escala, son fantásticas, como también lo es un carpaccio de gambas de Palamós que se ha convertido uno de los platos estrella.

La casa del chef Enrique Valentí, situada arriba del Edificio Colón, puede presumir de vista panorámica, de un interiorismo top y de pescados y mariscos recién llegados de la lonja. La carta cambia cada día en función de lo que proporciona el mar, y a Marea Alta llega sólo lo mejor bajo el estricto control de un chef al que siempre encontrará en el local: brasas, ahumados, escabeches y unos platos de cuchara gloriosos que marcan la diferencia. Provad los pescados a la brasa con agua de Lourdes (aceite, vinagre y sal).

Atún Balfegó, carnes de Lleida, ternera del Pirineo, vinos catalanes y una cocina honesta de temporada que cambia cada estación. Estos son los triunfos de un restaurante que apuesta por el buen producto y los grandes vinos (a menudo tienen propuestas interesantísimas de vinos fuera de carta), en un ambiente siempre agradable y de barrio. Ferran Maicas y Albert Ferrer son dos chefs con una dilatada experiencia en restaurantes gastronómicos que van desde elBulli hasta el Saúco. Nivelazo.

Aquí sólo se cocina con productos de mercado, una máxima que Santi Velasco y su familia tienen clarísima desde que abrieron este carismático restaurante de barrio en 1994. En función de la temporada, se apoderan de la carta productos como la alcachofa, las habitas, los guisantes, la judía de gancho, los calçots y las setas, que conviven con señores platos de cuchara como es, cuando llega el frío, una de los mejores cocidos de la ciudad. O los canelones de asado de la abuela, las albóndigas y una carta de vinos magnífica con algunas referencias internacionales que son oro puro.

Si hay un restaurante en Barcelona que hace cocina de mercado, es, sin duda, Plata Bistró. Este local de San Antonio no tiene carta, sino una pantalla con el menú proyectada en la pared que cambia cada día, en función de lo que el chef Víctor García encuentra en el mercado. La suya es una cocina con personalidad, con recetas de siempre, cuidadas y elaboradas, y un punto inconfundible de creatividad. La gracia de Plata Bistró es que no encontraremos nunca las mismas propuestas, pero si el día de su visita el Víctor ha cocinado croquetas, no deje de pedirlas. Gran relación calidad-precio.

Absolutamente todo lo que se vende en este restaurante-tienda proviene del Pirineo. Entrar en Pirineo en Boca es toda una aventura en la que descubriremos quesos desconocidos, dulces, peces, licores, embutidos, pero sobre todo carnes de primerísima calidad de las diferentes razas pirenaicas, que se pueden comprar y consumir en casa o elegir para que nos las cocinen al momento y degustarlas en el agradable comedor del local. El establecimiento nació, de hecho, en el año 2015 con el objetivo de apoyar a los pequeños productores del Pirineo y acercar sus productos al público urbanita.

Gambas de Palamós, pato del Delta, quesos catalanes y una buena selección de vinos del país. Son buenos ejemplos de la vocación de este restaurante donde, día a día, el chef Oriol Hivern muestra su compromiso con las recetas de toda la vida, que llegan a la mesa siempre con un punto sutil y elegante de creatividad. Hivern es todo un obseso de la temporalidad, y cambia la carta cuatro veces al año para aprovechar lo mejor de cada estación. Entre sus hits encontramos desde delicatessen como una cabeza de rape con caviar hasta platos más tradicionales, siempre solventes, como el pichón a la brasa con almendras.

Hetta propone cada día un juego gastronómico alrededor de los productos de temporada, y también de los vinos, todos naturales y de proximidad. El juego tiene que ver con el calor (Hetta significa 'calor' en sueco), ya que el cliente elige entre productos de temporada que se cocinan a diferentes temperaturas. Los productos pueden ir de unas ostras a unos huevos, una ternera sensacional y unas flores de temporada (que acompañan una de las ensaladas). Todo en un entorno cool y contemporáneo.

De Meià define su cocina como 'desacomplejadamente catalana y 100% de proximidad'. En su restaurante se hace una cocina tradicional con toques contemporáneos, con el horno y las cacerolas funcionando desde primera hora. La carta, donde encontramos desde un hombro de oveja xisqueta (del Pirineo) hasta un plato de quesos catalanes, nace del activismo del chef para poner de relieve el trabajo de los pequeños productores del país y su compromiso para preservar el recetario catalán tradicional.

Albert Mendiola es uno de los jóvenes chefs de la ciudad que han despuntado gracias a una combinación ganadora: dominio del recetario tradicional, un gran conocimiento de los productos de mercado, sensibilidad, conocimiento de las técnicas contemporáneas y ganas de colocar en el mapa gastronómico la su ciudad, Sant Boi de Llobregat. Lo hizo cuando fue Cocinero del Año gracias a su huevo a la romana con chipirones y cebolla, y desde entonces su carrera ha sido fulminante. El pequeño restaurante de Sant Boi tiene desde hace poco un hermano mayor en Barcelona.

Jugosidad en Sant Gervasi, La Xarxa es el restaurante que muchos estábamos esperando. Producto de mercado, fresquísimo y escogido cuidadosamente, precios más que ajustados y platos ilustres, como una señora tortilla de bacalao. La cocina del chef Carlos Allué hace bandera de la sencillez más primigenia: del mejor tomate, en su punto de maduración; del pescado y marisco de lonja, y, en definitiva, de cualquier producto que el chef encuentre en el mercado, que visita todos los días. Ostras y mejillones del Delta y unas croquetas de ibérico sensacionales son algunos must de un local imprescindible donde disfrutar de buenas tapas a precios moderados.

Uno de los primeros restaurantes que revolucionó el mundo de la cocina vegetariana en BCN -o, mejor, flexiteriana, porque aquí hay un porcentaje de proteína animal en forma de carnes y pescados de calidad- fue el hermano pequeño de Teresa Carles. Un lugar moderno, healthy, con los nombres de los platos en inglés y una carta larga con una buena cantidad de superalimentos. Flax & Kale es el paradigma de esta cocina de proximidad de vocación 'hipster', con oferta de brunch y zumos de frutas y verduras de temporada.

Que Nandu Jubany vuelva a Barcelona es siempre una buena noticia. El lugar elegido para ubicar la nueva criatura -que ha nacido para ser, en palabras del chef, "un homenaje al producto, a los productores y al entorno" - es justo al lado de su Petit Comité. Pur es el restaurante y Impur la coctelería, que funciona como complemento de un espacio donde encontraremos anchoas de la Escala, quesos catalanes, salchichón de Vic, carnes de proximidad y todo un abanico de producto local. El chef y su equipo sólo velarán "para no estropear lo que ya es perfecto", dice Jubany en referencia al producto.

Cuando un restaurante se define como 'bodega gastronómica y tasca marinera', el consumidor más intrépido ya se puede oler que va por buen camino. Un camino relleno de tapas de pescado recién llegado de la lonja, vermuts fresquitos, ensaladilla, tortillas de patatas y otros sueños húmedos de muchos de nosotros. La Peninsular es parte del movimiento Slow Food y pretende fomentar una cocina sana, justa y ecológica. Por este motivo, en esta casa sólo se trabaja, sin excepciones, con ganaderos, agricultores o pescadores de la comarca, y el local dispone de la acreditación Km 0.

Lo mejor de lo mejor de nuestra tierra lo encontraréis en el Allium. Aquí los almuerzos son de payés: con un buen pan con tomate y unos huevos (revueltos, en tortilla, freídos o con jamón o morcilla). Las comidas de menú, un poco más sofisticadas, con influencia de otras cocinas pero siempre con producto de proximidad (forman parte del sello Slow Food-Km0). A la hora de cenar, tapas autóctonas o con mezcla de culturas, como en las 'gyozes' de cola de buey y zumo de asado.

Es fácil encontrarse una mañana cualquiera Albert Adrià paseando por la Boqueria. No parece buscar ningún producto concreto, sino dejarse sorprender por lo que encuentra en un mercado que es la despensa ideal para cualquier cocinero con polvo. A Bodega 1900, su apuesta más informal, ofrece tapas, conservas, cocina al carbón y otras propuestas típicas de una vermutería, donde no faltan las gambas de Palamós, los tomates del huerto y una selección de delicatessen como navajas, boquerones , el mítico caballa y los 'molletes'.

No es extraño entrar en el restaurante de Jordi Vilà y encontrarse el chef mirando hechizado una langosta (la cocina del restaurante es abierta). O un rodaballo. O cualquier producto fresquísimo que acabe de llegar a sus manos gracias a los productores de confianza con quien trabaja. En pocos segundos la cabeza del chef comienza a funcionar para trabajar el producto sin enmascarar-lo pero convirtiéndolo en una pieza única, con una sensibilidad que ha coronado Vilà como uno de los mejores chefs de la ciudad.

Haga un vistazo a la carta de Lluerna, la Michelin de Santa Coloma de Gramenet, y sabréis qué gasta el chef Víctor Quintillà. Tomates ecológicos del Maresme, cordero del Pallars, quesos artesanos catalanes, gallo del Penedès, acelgas ecológicas ... Aquí se cuida el producto al milímetro, se recorren granjas y mercados, se descubren proveedores ... hasta que se encuentra el mejor producto de proximidad para elaborar platos gloriosos como su arroz de gambas de playa, un buen ejemplo que muchas veces la simplicidad es la mejor aliada de la alta gastronomía.

La de Rafa Zafra es una cocina desnuda, tan sofisticada como sencilla, que ofrece los mejores productos del mar casi sin manipular por unas manos experimentadas. Entrar en Estimar es hacerlo en casa del chef andaluz, con una cocina abierta en el centro del local y mesas alrededor, en un entorno mágico y encantador en medio del Born. La experiencia de Zafra convive en este restaurante de culto con la sabiduría de Anna Gotanegra, quinta generación de pescaderos de Roses, de donde proviene todo el pescado que se sirve en el restaurante, seleccionado cada día por las sabias manos de su padre.

A pesar de las filigranas, la técnica, que te hagan frotar las manos con un Lagavulin de 16 años, que te sirvan caldo de liebre en una copa de coñac o que el gazpacho llegue a la mesa en forma de bocadillo, Disfrutar demuestra que la cocina de vanguardia puede ir de la mano tanto del recetario tradicional como del producto de mercado, un producto que se compra en el vecino Mercat del Ninot, principal proveedor de los cocineros de Disfrutar a la hora de hacer pruebas, ya proveedores locales. El resultado no se puede explicar: hay que vivir.

Una casa de comidas, de formas populares pero espíritu gourmet, sangre y caldo nuevo que reclama tanda entre las bravas momificados y el lujo donde el 'maître' es el primo de Drácula. Viene a reclamar el título del bar de barrio en el Putxet-Sarrià. Su propietaria, Nuria Gómez, camina entre dos mundos: "Estudiaba en el Liceo Francés, pero durante trece años fuimos un mes en el pueblo de la madre en Cazorla, donde hacíamos la matanza. Cuatro cerdos en un mes. Esto me dio una perspectiva de la vida versátil ", ríe. Utilizan arroz de palos que destaca en platos como el arroz cremoso de bacalao con recuerdos de ñora.