Senyor Parellada
Foto: Senyor ParelladaSenyor Parellada
Foto: Senyor Parellada

Restaurantes y bares de Barcelona que han cerrado en los últimos meses

Algunos de los mejores locales de la ciudad han bajado la persiana por culpa de la dura crisis que azota el sector de la hostelería

Ricard Martín
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Mientras medio mundo intentaba encontrar mesa en una terraza desde el minuto cero, esta es la triste y obvia cara B de la moneda: hay un altísimo número de negocios de restauración al borde del precipicio. Una encuesta de Barcelona Oberta, asociación de ejes comerciales turísticos, revela que el 35% de las tiendas y restaurantes de los ejes más visitados no reabrirá sus puertas. La gente cada vez pide más comida a domicilio, y vuelve a asomarse a los mejores restaurantes de Barcelona. Pero muchos barceloneses no pudieron decir adiós a estos grandes sitios que cerraron.  

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Los echaremos de menos

  • El Raval
  • precio 1 de 4

Si no comisteis nunca, mala suerte. A veinte metros de La Rambla también se podía comer bien. Este restaurante casero, que abrió en 2000 y fue de los primeros modernos del Raval, ofrecía cada día de la semana un menú inmejorable, donde se juntaban precios ajustados, buen producto y raciones generosas (también en sábado y domingo). Al mediodía, la clientela era local y por la tarde turistas espabilados que sabían que las tapas eran buenas y una cerveza en su magnífica terraza costaba poco más de dos euros.

  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 2 de 4

El Senyor Parellada era el paradigma de la fonda urbana en Barcelona. Ramón Parellada, de estirpe centenaria de restauradores, lo abrió en 1983 con el objetivo de trasladar a Barcelona el espíritu de la Fonda Europa, donde él de pequeño jugaba entre ollas de cocido y el recuerdo -o la presencia- de clientes como Josep Pla o Xènius.

Aquí se comía una cocina catalana popular de alto nivel, bien fuera sepia con albóndigas o un buen arroz, a muy buen precio -bien sea a la cubana, con verduras o de montaña y otros clásicos de la tierra como los pies de cerdo con setas. 

La buena oferta de Senyor Parellada, hecha con un espíritu tradicional y popular, pero también con aires de frescura, hizo que el restaurante abarcara varias generaciones de familias de ciudad y comarcas que se acercaban los fines de semana para comer como un burgués a precios asequibles y festejar. Su pérdida es la de un pedacito de la personalidad del Born. 

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  • El Gòtic
  • precio 2 de 4
Agut
Agut

Parecía que los años no pasaban para este restaurante, uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad y al mismo tiempo uno de los que pasa más desapercibido. Agut, abierto en 1924 y siempre dentro de la misma familia, fue un oasis, entre la multitud de restaurantes que pueblan el Gótico, y donde se podía disfrutar de la mejor cocina tradicional de fonda puesta al día. En la carta abundaban platos de guiso y sofrito, como los pies de cerdo rellenos de butifarra negra y salsa de setas, y era de los pocos lugares de Barcelona donde todavía servían sesos a la romana. Y su menú de mediodía (¡a 11,90 en la barra!) era de otro mundo. 

  • Mediterránea
  • La Barceloneta
  • precio 3 de 4

Excelentes arroces en una terraza privilegiada frente al mar. Los entrantes, con alcachofas rellenas de brandada de bacalao también eran muy recomendables. La propiedad del restaurante –quinta generación de la familia que fundó el negocio hace 60 años, cuando se llamaba Casa Costa– no pudo remontar los golpes económicos que supusieron los cierres y las reaperturas. Una verdadera lástima: aquí venía a comer la gente normal que quería celebrar alguna cosa, y también mega-estrellas como Halle Berry.  

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  • Surasiàtica
  • Gràcia
  • precio 1 de 4
Kuai Momos
Kuai Momos

Después del sábado 23 de enero este pequeño y delicioso restaurante asiático de Gracia ya no volverá a levantar la persiana. Jordi Brau, cocinero, hotelero, hijo de catalán y italiana y viajero, vivió siete años en el Sudeste asiático, donde una tibetana refugiada en Nepal le permitió compartir fogones en un puesto de un mercado. La curiosidad, el saber vivir y el buen gusto hicieron el resto y durante casi diez año compartió su amor por la gastronomía oriental en el Kuai Momos. La pandemia, sin embargo, le ha obligado a cerrar el local.

  • Italiana
  • La Barceloneta
  • precio 1 de 4

El Santa Marta era el lugar ideal de la Barceloneta para hacer el vermú: a pie de playa, con una terraza espléndida y espaciosa, y tan cerca del mar que tenías la sensación de que te lamería una ola. Durante años fue propiedad del veneciano Mauri -quien también fue socio del Xemei- y sus 'spritz' y cervezas bien tiradas -a precio local- eran toda una garantía en un barrio turístico. Adiós también a sus buenísimos sándwiches italianos con pan blanco (los 'tramezzini'), las piadinas y las pizzas. Cuando se disipe la niebla de la Covid-19 lo echaremos mucho de menos.

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  • Cafeterías
  • El Gòtic

Que lástima. El Schilling como local de restauración tiene un siglo de antigüedad, y su última encarnación data del 1996. A un paso de la Rambla, durante el último medio siglo ha tenido fases de coctelería, bar nocturno y moderneo, pero mi favorita era la más reciente: una majestuosa cafetería diurna en la que tomar café, bocadillos y cerveza y vinos de calidad a precios asequibles. El espacio (columnas de hierro restauradas, madera noble antigua) era impagable, como el buen trato de los trabajadores y el poder tener a tu disposición toda la prensa del día. Demasiado de barrio en un barrio que ya no lo es. Después del cierre, apareció con nocturnidad el cartel del nuevo negocio. Empieza por Taco y acaba por Bell. Deprimente.  

  • Cocina creativa
  • Sant Gervasi - Galvany
  • precio 3 de 4

Después de seis años "de un viaje increíble lleno de alegría, dureza y mucho trabajo", el chef Sergi de Meià anuncia que cierra su restaurante homónimo, uno de los emblemas del producto de proximidad y la filosofía radical km 0 en Barcelona. De Meià, un cocinero creativo de mucho talento, ofrecía lo mejor del territorio y la temporalidad en una carta corta de cocina catalana desacomplejada. "La crisis de la Covid ha terminado de acelerar el proceso, pero la deicisión ya estaba tomada. Espero reencontraros en los próximos proyectos", explica. De Meià fue el primer cocinero de Monvínic, y también pionero de los bocadillos de autor en Fastvínic.

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  • Dreta de l'Eixample
  • precio 3 de 4

Monvínic era un lugar exquisito y extraordinario: Premio FAD en 2009 y donde además de un bar de vinos y restaurante, había una biblioteca, salones y una privilegiada mesa del chef en la cocina. Era una bodega abierta al mundo, con 3.000 referencias, y un funcionamiento impecable, siendo considerado como el mejor bar de vinos del mundo. La cocina también era una maravilla: pasaron Sergi de Meià, Ariadna Julián y Guillermo Oliva, tres grandes chefs a quien la Michelin denegó el premio de manera injusta. La Covidi-19 fue la estocada final a una sangría de pérdidas acumuladas por mirar la excelencia y no el balance financiero. 

  • Catalana
  • El Poblenou
  • precio 2 de 4

La Tanda, una de las sorpresas más agradables del 2019 –un solvente restaurante de cocina catalana con espíritu de fonda, pero no exento de elaboraciones con cierto riesgo e innovación, recuerdo unas sardinas ahumadas con jamón e higos, o unas kokotxas de merluza rebozadas y por dentro puro pil-pil– acaba de echar el cierre. En su lugar, se anuncia la obertura de Turturro, una hamburguesería gourmet. Me consta que la propiedad sigue siendo la misma, y seguro que estarán bien buenas. Pero ¿no hay ya mucha hamburguesería de postín como para perder un buen restaurante?

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  • El Gòtic
  • precio 2 de 4

Situado en el corazón del Barrio Gótico, este restaurante de cocina casera era de los escasos de la zona dirigidos al cliente local (aunque acogía con idéntica hospitalidad a todos, claro). Los platos del menú cambiaban cada día, y podían incluir una sopa de calabaza o ensalada, seguido de morcilla con patatas al ajo salteadas. Después de casi 40 años de servicio, su propietaria y cocinera, Mercè Boadas, tenía previsto jubilarse a finales del 2021, pero la crisis ha acelerado el proceso.

  • Francesa
  • El Poblenou
  • precio 2 de 4

En este elegante restaurante / salón de té de estilo art déco, podías comer una pasta francesa con forma de concha de peregrino por un lado y la protuberancia de un pezoncito por el otro. Aquí hacían la versión clásica y también dulces y saladas con sabores de fantasía, extraordinarias. Y también se podía almorzar y cenar a base de madeleines, patés y quesos, así como tomar uno de los mejores cafés de Poblenou. A mitades de mayo amaneció con un cartel de "Se alquila". 

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  • Japonesa
  • Eixample
  • precio 3 de 4

Shibui, todo un clásico de la gastronomía japonesa en Barcelona, por la vertiente japonesa 'cool', ha cerrado la persiana, después de tres lustros dedicado en cuerpo y alma a la gastronomía japonesa más ortodoxa. Si alguna cosa lo distinguió fue una mezcla de clasicismo y estética y servicio moderno, casi ibicenca: jugadores famosos fueron clientes habituales en su momento de gloria. 

  • Mediterránea
  • Dreta de l'Eixample
  • precio 3 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Café Jaime Beriestain
Café Jaime Beriestain

En una ciudad en la que un hotelero monta el mejor museo privado de arte egipcio de Europa, no es extraño que un reconocido interiorista como Beriestain creara un restaurante unido a su 'concept store'. La decoración del Café Jaime Beriestain era muy cuidadosa y parecía más un café para residentes del exclusivo barrio londinense de Hampstead que un restaurante (y funcionaba a modo de saloncillo de casa para clientela pudiente). Cerró a finales del mes de abril.

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  • Surasiàtica
  • El Poblenou

El Grupo Mosquito ofrecía en este simpatiquísimo local de Poblenou –además de toneladas de espacio, simpatía y una terraza fenomenal– una carta de grandes éxitos de la gastronomía del sud-este asiático más que solvente, a precios populares. Por unos míseros 12 euros por cabeza, quedabais rellenos de pitanza de la buena. Llegarán otros restaurantes asiáticos al barrio: pero seguro que ni tan buenos ni simpáticos como este. Los vecinos lo echaremos mucho de menos.

  • Surasiàtica
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Una lástima: el Gutai era un gastrobar asiático que reunía un buen número de platos del sureste asiàtico con espíritu de comida callejera, hermanados con occidente: mucha variedad, a precios interesantes y una coctelería marciana. Una cocina descontextualizada de lo más original.

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  • Mediterránea
  • El Gòtic
  • precio 2 de 4

Columnas estriadas, ninfas de bronce, lámparas de globo suspendidas y paneles de madera ayudaban a replicar un clásico ambiente parisino. El Gran Cafè no era ningún restaurante histórico abierto en 1920 -como decían en la web- sino que abrió en 1970, justo después de que cerrara la tienda de máquinas de coser Wertheim (de la que heredó el suelo y el mobiliario). Pero mira, se podía comer de manera decente, que eso en la calle Avinyó ya es decir.

  • Música
  • El Raval

El Piscis era un altar kitsch: su sala con luces rojas y sofás de escay debería haber sido proclamada patrimonio de la humanidad. Uno de los enclaves canallas más indomables de la ciudad ha cerrado. ¡Recuérdalo con cariño y agradecimiento! Los propietarios ya tenían edad de jubilarse y no les podemos exigir que estuvieran en la brecha nocturno solo porque sois una horda de dipsómanos irredimibles.

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  • Les Corts

La cuina de l'Uribou abrió en 2011, y desde entonces se mantuvo entre los mejores restaurantes de japoneses y sushi. El 'sushimaster' Atsushi Takata supo explorar con imaginación y el mejor producto posible las fronteras entre Japón y Cataluña. Cerró el pasado 15 de agosto. Echaremos de menos delicias como el guiso de carrillera de cerdo 'ral' d'Avinyó con manzana ácida.

  • precio 2 de 4
Macondo
Macondo

Macondo, el pueblo ficticio creado por Gabriel García Márquez, tiene un restaurante en Barcelona. El Restaurante Macondo es lo que se llama un descubrimiento. El Macondo barcelonés hacía cocina caribeña y el resultado era fantástico. Y ya hace un lustro que abrieron: fue en 2015, un proyecto impulsado por las ganas de difundir y celebrar la belleza del Caribe y su brutal gastronomía. En su web han anunciado que cierran temporalmente: esperamos que pronto podamos volver a probar delicias como el ceviche caribeño de langostinos con cítricos.

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  • Bar de bocadillos
  • Eixample
  • precio 1 de 4

Este veterano establecimiento de especialidades alemanas, con tapas, bocadillos y de una variada y bien documentada carta de cervezas, abrió en 1934. Esto implica que ha resistido una guerra civil, la oscuridad del franquismo, varias crisis económicas e incluso un incendio en 1985 que lo devastó por completo. Y con la maldita Covidin-19 anuncian que han cerrado temporalmente hasta que la situación mejore. Bueno, al menos esto significa que algún día podremos volver a sentarnos en su barra y pedir una buena pilsner y una salchicha con chucrut.

  • Barcelona
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
130 Restaurant
130 Restaurant

Ante los restaurantes descaradamente 'low cost' o seguidores de modas gastronómicas, el 130 Restaurant, con el chef Carlos Novo al frente, apostó por la creación y la búsqueda de platos nuevos, en lugar del reciclaje de ideas. No hay encontrabais patatas bravas o croquetas, sino cocina de autor arriesgada y meditada.

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  • Locales de noche
  • Clubs
  • El Parc i la Llacuna del Poblenou

Después de que el parón de los conciertos en el Magic dejase huérfana la escena rockera, Rocksound recogió la antorcha poniendo toda la carne en el asador: esta es una pequeña sala con grandes conciertos de bandas internacionales. Entramos en un antro en que los codos se pegan a la barra, la iconografía rockera nos captura, y el humo y el aliento agrio de cerveza nos empujan a hacer aquella serie de animaladas ilícitas que se supone que hemos de perpetrar en un concierto de rock. Antoni Celeiro, un carpintero metido a promotor y empresario, solo programa rock and roll en toda su estrechez y amplitud de miras: rockabilly, hard rock, country-rock, blues... Han hecho sudar las mesas promesas de la escena internacional como Zach Williams and the Reformations (southern rock) y veteranos como Sonny Vincent, padrino del punk neoyorquino. Conciertos de martes a sábado, a partir de las 21 h.

  • Hamburguesas
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Bunsen, una cadena de hamburguesería irlandesa nacida en 2013, hizo una apuesta fortísima instalándose en una esquina de Ferran a un paso de Sant Jaume. Y el producto era de calidad y a precios atractivos: carne de vaca directamente de campos irlandeses picada cada mañana 'in situ', en el restaurante, y sal y pimienta unos segundos antes de ser cocinada. Por encontrarse en la zona cero de la hecatombe del turismo en Barcelona han bajado la persiana.

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  • Fuera de Barcelona
Ace Cafe Barcelona
Ace Cafe Barcelona

Los fans del motor tienen otro motivo de infelicidad (si les sumamos las restricciones de movilidad, y la recuperación de la zona de bajas emisiones). El Ace Cafe hizo público su cierre a finales de mayo: "las circunstancias provocadas por el Covid 19 han podido con nosotros y con toda la pena del mundo lamentamos comunicaros que el Ace Café Barcelona no volverá a abrir sus puertas". El Ace Cafe Barcelona abrió sus puertas en 2016 recuperando la pasión por el motor y la cultura 'racer' del Ace Cafe original de Londres, que fue un 'greasy spoon' –restaurante baratejo para curriquis– con surtidores de gasolina, frecuentado por mods y roquers. 

  • Catalana
  • precio 1 de 4
Piolindo
Piolindo

En los tiempos de desarrollismo en que empezaron a abrir pollerías a troche y moche, el local que más pollos asó fue una cooperativa gallega que, además de criarlos, abrió dos locales en Barcelona donde comprarlos hechos. Uno en Marià Cubí y el otro, el primero, en el barri de San Pere. Y de hecho este último Piolindo subsistió de manera digna el envite del turismo y la gentrificación, pero no pudo con la Covid-19. Era una tienda de comida para llevar con comedor, vaya, De evidente modestia: comían paletas y jubiladosespecies en peligro de extinción en el barrio– con un menú de mediodía a 9,90 (12 € el fin de semana) más que digno y bien preparado, que valía la pena. Sobre por un bacalao a la llauna decente, y un pollo asado jugoso. 

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  • Mediterránea
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 2 de 4

Barcelona disfrutó del primer restaurante en oscuras del sur de Europa. Dans Le Noir formaba parte de una cadena que tiene restaurantes en Londres y Moscú y ofrecía una cena sensorial totalmente a oscuras, en la que los camareros eran invidentes que nos guiaban a través de un menú cerrado. Era una experiencia tan única como sobrecogedora, y muy recomendable, pero una propuesta así de singular y especializada no pudo resistir la crisis galopante.

  • Estadounidense

Y otro motivo de flagelación, ahora para los fans del baloncesto: el pasado mayo cerró el NBA Cafe de la Rambla, que además de ofrecer una buena cocina de brasa norteamericana, tenía en sus 1.200 m2 una gran cantidad de imágenes de la liga norteamericana, vídeos de momentos memorables del baloncesto y merchandising. Era lugar de visita obligada para los fans de este deporte, para comer y ver partidos; y también fue el único espacio que la NBA abrió en Europa de estas características.

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