Restaurantes de Malasaña

Apunta ya la dirección de este restaurante casi monográfico porque vas a quererte acercarte a conocerlo: San Bernardo, 64. Son los burritos con tortillas 100% artesanales que preparan al momento y con unas recetas de lo más sugerentes los protagonistas del local. Los rellenos (con opciones picantes y otras con un punto más saludable) también puede elegirlos presentados en tacos (con maíz azul) o servidos en un bol con arroz verde y frijoles refritos.

Tradición española renovada. Así se define esta taberna castiza que abrió sus puertas en 1920 como la bodega Felipe Marín y Hnos., tal y como nos recuerdan los bonitos azulejos de la entrada, y que ahora pone enfoque en el espíritu de los 50, cuando el buen servicio era fundamental y primaba la calidad del producto. Sin duda, uno de esos lugares que suponen un acierto seguro cuando uno anda buscando dónde comer en Malasaña. 

Cuando vino a España por primera vez, Yanbo Li se encontró con una comida china que le dejó estupefacto. Quizás por eso, y porque los tiempos han cambiado, pensó abrir un restaurante donde los clientes chinos, fueran estudiantes, turistas o empleados de grandes empresas de telefonía, se sintieran como en casa. Y dio la diana. En apenas año y medio desde su apertura alcanzó el puesto más alto en algo así como el Tripadvisor chino y hasta la televisión pública de su país le ha dedicado un espacio a su ternera salteada con guindilla. 

Carnicería entre 1912 y 2014, unos años de tienda de ropa y vuelta a los orígenes, actualizados claro, de la mano de Roberto Quirant y Adrián Rojas, que han sacado brillo al espacio, al mármol de sus paredes y al dorado de dos estratégicas sílabas de su vetusto rótulo. No así a los cuchillos centenarios que han enmarcado en el comedor interior y que encontraron en la fascinante cueva que esconde el local, antes secadero, ahora almacén. “Después de muchos años trabajando en Punto MX y otros proyectos de Roberto Ruiz, quería tirar por mi camino. Como buen argentino, me encanta la carne, y cuando se presentó esto, no lo dudé". 

Botanique, el vegano del Mercado de Antón Martín, se le quedó pequeño a Nacho Sánchez, chef y propietario, que buscaba explorar nuevos horizontes. Así pues, mudó tanto su propuesta culinaria como el local para instalarse en el corazón de este barrio. Sí, evidentemente, las pizzas y otras declinaciones italianas (risotto, pasta…) son uno de los pilares de su cocina. El otro, dixie, es más abierto; caben un ceviche o unos pimientos rellenos de quinoa. Atractivos no le faltan.  

De entre todos los restaurantes en Malasaña, hemos ido a escoger uno que tiene apenas ocho mesas. Y es que, la calidad de la materia prima es innegociable aquí, donde Juanjo López despliega todas sus virtudes culinarias. Las recetas de antaño se transforman en platos contemporáneos, elegantes, con mucho recorrido. Cocina de mercado y de altos vuelos, con una atención sobresaliente y una bodega de champagnes como pocas en la ciudad.

Si no te fijas bien, la entrada de este restaurante chino en pleno centro de Madrid, a dos pasos de la Gran Vía, pasa desapercibida. Y es que el interior de este pequeño comedor es igual de sobrio y sencillo que su acceso, apenas unas fotos y dibujos de Bruce Lee decoran las paredes, haciendo honor a su nombre. Especializado en cocina de la región de Guizhou, tiene platos que no encontraréis en otros establecimientos de este estilo, como la lubina o los cangrejos. La especialidad de la casa es el pollo Ganguo.

Su oferta crece y se diversifica periódicamente. En mitad del invierno acaban de estrenar una esperada versión vegana de las icónicas alitas de pollo. Otro bocado para sus incondicionales. Se suma a un breve pero atractivo menú donde reinan la Nashville (con ese punto picante) y la Old Skool, opciones que acabarás completando con sus vegambas, la batata wafle o unos aros de cebolla. Apenas tienen espacio en su interior, manda el take away y el delivery (a 3km a la redonda, de momento). Ah, y de postre, que no falte una monster cookie.  

Sólo por el nombre ya apetece pasarse por este restaurante ecofriendly. ‘Feeding lively minds’ es el lema de este local abierto por Rebeca Torobio y su pareja, cuyo objetivo es ofrecer una comida sana, natural, ecológica y sostenible, sin aditivos y tratando de respetar el producto en todo momento. Podríamos calificarlo como un restaurante vegetariano, ya que ninguno de sus platos incluye ni carne ni pescado, pero este enfoque tan original e innovador hace que apenas nos acordemos de nuestra vena carnívora. En su carta, además de un completo menú del día, encontraréis desde focaccias a hummus y cremas de temporada, además de ensaladas, hamburguesas vegetales y una deliciosa selección de platos con un toque oriental (pad thai, rollitos vietnamitas, brochetas teriyaki…).

"Vega no representa un restaurante sino una forma de vida", lanza Mito. La trayectoria de esta pequeña gran familia ha sido extraordinaria desde que abrieron hace seis años enraizados en un lema: activistas del sabor. "Buscamos darle un toque más gastronómico a los platos. Cuidamos cada proceso porque nada más entrar, desde que pides al camarero, ves todo el despliegue que se activa". Entre semana ofrecen un menú que varía constantemente porque son muchos quienes se acercan a diario. Todas sus recetas parten de ingredientes ecológicos y, en lo posible, de cercanía.