La ruta definitiva para comer, beber y salir de fiesta por Malasaña

Es uno de nuestras cafeterías favoritas del barrio. Al estilo de otros locales de la zona, su decoración es entre industrial y vintage, con cierto aire asiático, con una larga mesa para compartir uno de sus espectaculares cafés y desayunos. Porque aquí el café se mima mucho, es de especialidad y podéis pedirlo de filtro. La leche fresca y los baristas especializados completan el pack perfecto para los amantes de un buen café. También podéis probar sus esponjosos bizcochos, bagels, ensaladas y unas larguísimas tostadas con mantequilla y mermelada, tomate, hummus, pesto y una gran variedad de combinaciones con aguacate (caprese, con huevo, con salmón, etc.).   

Techos altos, una decoración austera y minimalista e infinitas botellas de cristal son la carta de presentación de esta coctelería. Es toda una experiencia para el cliente, que se deja llevar por la recomendación del equipo del local liderado con gusto por Alberto Martínez.

La Sala Morocco es de esos lugares de la noche madrileña a los que uno acude sabiendo que siempre va a encontrar buen ambiente y sesiones de estilos musicales bien definidos. Sin trampa ni cartón. Van cambiando y van anunciando lo que está por venir para que quien los visite sepa que esa noche se baila a ritmo de pop, a la siguiente siguiendo los temas del indie electrónico del momento y así según se vaya terciando.

Precioso y encantador bar retro, con letrero luminoso incluido. Su recargada decoración vintage, sus sillones cómodos y su barra roja tienen un aire a un divertido antiguo cabaret. Sus paredes están llenas de cuadros, a modo casi de museo improvisado. Los espejos son otro de los elementos recurrentes en su decoración.

Es de los bares que han contribuido a dar forma a la noche madrileña de los últimos años. El TupperWare, con sus sonidos pop, rock e indie que salen de las sesiones que se marcan sus DJs en su cabina y con esa decoración kitsch tan suya y tan característica, abre sus puertas cada noche en Malasaña. Gusta su propuesta musical, su ambiente invita a entrar y siempre hace gracia el ir descubriendo objetos e imágenes de los 80 que, a priori, no esperarías encontrarte en un bar, pero que una vez los ves, sientes que no hay mejor lugar para ellos que ese en el que ahora mismo te encuentras.

Es una de las mejores coctelerías de Madrid, donde preparan unos gin-tonics de impresión, el trato es agradable y el ambiente muy acogedor. También conocida como La Coctelería de al Lado, este local a espaldas de la Gran Vía ha dado con la clave del éxito: combinados elaborados con mimo por expertos bartenders y a buen precio, sabroso picoteo gracias a su colaboración con el bar Mui, ubicado en la misma calle, y una selección musical de categoría, con sesiones de DJs y conciertos ocasionales y gratuitos. Todo ello en un pequeño local con una robusta barra y un alargado sofá para los que busquen mayor comodidad.

Esta cervecería de nueva hornada, combina su múltiple oferta de cervezas artesanales (de barril y en botella) con platillos para todos los gustos y orientados al picoteo: hummus, ensaladilla rusa, tablas de quesos y embutidos, croquetas... En la planta superior sus mesas invitan a una comida/cena informal, sencilla pero efectiva: milhojas de brandada de bacalao, tartar de buey picado a cuchillo...

Dos iconos tradicionales de todas nuestras barras y esta ola que no cesa de las cervezas artesanales. ¿Qué puede salir mal? La ecuación es tan fácil que no sabemos cómo nadie ha apostado antes por esta hiperespecialización, esta siempre apetitosa inmersión de bechamel y huevo. Hay expertos en lo uno y lo otro que triunfan y llevamos décadas comiendo las versiones de madres y abuelas, las nuestras, las de amigos y vecinos... pero es hora de acercarse a Pez Tortilla.

Es una vieja gloria de la noche de la capital. Adquirió fama con la Movida Madrileña en los 80 y ahora desprende cierto halo nostálgico. Sus paredes llenas de graffitis de aspecto descuidado, le dan el toque rockero y canalla al bar. Tiene unos cuatro espacios diferenciados, por eso no se suele llenar y es fácil caminar (y respirar) por sus pasillos sin agobiarse. Su clientela es de lo más variopinta.

“Soy muy clásico. Si tomo vermú, elijo siempre una gilda”. Alejandro, uno de los propietarios, lanza su preferencia a la hora del aperitivo, pero las alternativas resultan casi infinitas. En una mesita, tres sexagenarios se entregan al ibérico de bellota, una pareja comparte la tosta de rillette de pato con mostaza a la miel y un grupo de treintañeros pide una tabla de embutidos de pueblo y otra de ahumados. En apenas 60 m², entre tanta conserva de mar y campo, hay mucho tesoro oculto. Como esas sardinas portuguesas en salsa teriyaki. Cuando el "do it yourself" no es una actitud sino un elogiable y apetitoso rincón.  

Ambiente cómodo para llevarte tu ordenador y trabajar un poco mientras te tomas un café mañanero. Preparan desayunos y a todas horas tienen algo para picar. Por la noche cambian sus smoothies por los mojitos y los daiquiris. Además de la muestra de street art en sus paredes, organizan exposiciones temporales.     

Fue una de las primeras fábricas de cervezas artesanales que abrió en el barrio. Su pasión por esta bebida les llevó a crear una variedad de cervezas de alta calidad que sirven en su bonito bar de la calle Valverde. Mientras disfrutas de una FL(IPA) o una Saison Valverde puedes recorrer las instalaciones del local y ser testigo del proceso de fabricación, desde el triturado de la malta hasta su fermentación. Como no podía ser de otra manera, sirven las cañas con la cantidad perfecta de espuma en cómodos vasos con las iniciales del local impresos sobre el cristal. ¡Un acierto siempre!

Un diamante en bruto. La pequeña Casa Camacho ha cambiado muy poco desde que abrió en 1928, salvo por la máquina tragaperras y la televisión. Polvo de antes de la guerra cubre las botellas y el suelo es un mar de palillos. Bares en Malasaña, haberlos, haylos, pero si lo que quieres es probar la vida de barrio, este es el que, sí o sí, tienes que visitar (aunque a día de hoy se llene de la juventud hípster malasañera). No te vayas sin probar un yayo.

Un clásico a la hora del aperitivo y cuando cae la tarde. Mucha solera rezuman sus estanterías repletas de botellas de cerveza cubiertas de polvo. Las cañas son siempre dobles pero es fácil bajarlas con alguna ración de su atractiva carta. Su tortilla de patata hace honor a su fama. Si pasas por debajo de la barra encontrarás un pequeño saloncito.

El Moderno concept store es esa tienda de diseño, decoración y cosas bonitas en la que puedes encontrar casi, casi, casi, de todo para casa y para uno mismo. Desde complementos súper estilosos hechos por diseñadores y creativos de Madrid, a piezas para decorar la casa traídas de cualquier parte del mundo. Hablamos de bisutería y joyería, de bolsos, de fundas para smartphone y ordenadores, de marcos para fotografías, de libros de ilustración, de piezas de papelería y plumas estilográficas, de plantas, lámparas y mil y una cosa más. 

¿Tienda o galería? Duda razonable, porque Monkey Garden es una local de Malasaña con una minuciosa selección de prendas combinada con obras de arte. A esta boutique tremendamente urbana le avala una atención especializada y marcas exclusivas de origen europeo como Samsoe-Samsoe, Sessùn o DrDenim, que le han convertido en un lugar de peregrinaje para los que buscan jeans como los de antes (en diseño y calidad). 

La Fiambrera es una galería de arte situada en el corazón del barrio que desde 2014 apuesta por el surrealismo pop, el arte lowbrow, el arte urbano, la ilustración, el diseño gráfico y otras expresiones de cultura pop, representando en España a artistas internacionales como Shag (Josh Agle), Sergio Mora, Derek Yaniger, Álvaro P-FF, Eduardo Bertone, Ryan Heshka, Lasse Skarbovik, Geoffrey Gersten, Danny Heller, Jon Langford, Sonia Pulido, Roberto Maján, Ramón Maiden, Juan Pablo Baene, Joaquín Rodríguez, y otros. 

Los libros y el vino son los grandes protagonistas de Tipos infames, librería especializada en narrativa literaria independiente. En ella el concepto tradicional de librería se adapta a los nuevos tiempos, articulando una interesante selección de libros en un espacio dinámico y abierto a la cultura a través de una cafetería, una enoteca y una sala de exposiciones. Atención a sus suelos transparentes de la segunda planta.

Los habituales de Triball, corazón del barrio, saben bien que esta fue una de las primeras tiendas especializadas en zapatillas de deporte diferentes. Modelos únicos, pares singulares y ediciones limitadas de las que no se veían en cualquier parte. Y todavía hoy mantienen ese espíritu exclusivo, que convive con modelos de tendencia, de esos que todos quieren llevar en función de lo que marcan las modas.  

'Born to be wild'. Ese es el lema con el que se presenta esta tienda dedicada por entero a la moda de bebés y niños, pero diferente. Su estilo es moderno y atrevido, capaz inlcuso de sacar el lado más salvaje que hasta los más pequeños llevan dentro. Digamos que huyen de lo convencional, por eso todas las marcas que encontramos en su tienda tienen mucha personalidad. Si os gustan los saquitos con forma de cola de pez que han revolucionado las redes sociales, aquí los podéis encontrar, junto a otros accesorios y complementos igual de molones. 

Esta tienda es el lugar ideal para localizar multitud de artículos (juguetes, teléfonos, chapas, relojes, cortinas de baño, bolsos, camisetas, tocadiscos…) inspirados en el cine y la televisión de los años 60, 70 y 80, como la abeja Maya, Mazinger Z, Audrey Hepburn o los ‘click’ de Playmobil. La tienda dispone de una amplia variedad de tarjetas de felicitación y permite personalizar las chapas a partir de imágenes previamente elegidas por el cliente.

Si buscáis un par de zapatos cómodos, con un estilo singular y diferente a los que llevan todas, esta es la tienda. Además de artesanos y muy personales, los diseños de Magro Cardona, una pequeña tienda a un paso de la plaza Dos de Mayo (entre las calles Divino Pastor y San Andrés), viven obsesionados por la comodidad y la estética. Y siempre con interesntaes novedades, como sus modelos Brooks y Tiwa, con los que hacen suya la tendencia cowboy pero fusionada con un castellano, por un lado, y un botín plano con motivos arabescos, por el otro.

El diseño está de moda, pero no todas las tiendas de decoración pueden hacer lo que hace Dooc: sorprendernos, encantarnos y conquistarnos con precios moderados. Qué digo moderados: realmente asequibles. Aquí no se lleva eso de ‘se mira pero no se toca’, en el sentido de que es fácil encapricharse de algo y acabar llevándotelo a casa, porque el precio para nada limita la compra en esta pequeña -pero con dos plantas- 'concept store' de diseño. 

Esta tienda es el mejor ejemplo de las concept store del momento que hay en Madrid. Una tienda multimarca que se parece más a una galería de arte o a un espacio contemporáneo de exposiciones, que a una tienda de moda al uso. Difícil elegir entre literatura, accesorios, moda, zapatillas y hasta piezas de decoración, muchas de artesanos y artistas de Madrid. Modernos, este es vuestro templo.

Esta librería cuenta con más de 20.000 títulos a la venta en su local de la calle de la Palma. Pero además, desde hace unos años es también editorial porque, según sus propias palabras, “Arrebato no siempre encuentra los libros que le gustan, así que tiene que producirlos […] ahora es también un sello editorial de calidad poética tanto en continente como en contenido”. Su agenda cultural es también una de las más activas del barrio.

“A medio camino entre la casa de la abuela y ese circo donde un señor con bigote, chistera y una ceja arqueada hacía saltar pulgas en una caja de cerillas, a las afueras de París”, así se define esta tienda vintage donde la estética, desde la entrada, no deja a nadie indiferente. Como si de un circo se tratara, bajo una carpa de franjas rojas y blancas, se encuentra una amplia selección de prendas vintage, bolsos, zapatos, gafas de sol y hasta cámaras fotográficas vintage en perfecto estado de conservación.

Uno de los templos del cómic por excelencia y un punto de encuentro habitual para los seguidores de Tintín, ya que integra una de las más completas colecciones de cómics y figuras de este popular personaje de Hergé, del que su dueño es gran conocedor y admirador. Frente a las clásicas tiendas de tebeos, el establecimiento ofrece un espacio amplio, elegante, luminoso y moderno al que un cuidado escaparate invita a entrar incluso a los menos amantes de este arte.