Maison Carne
Foto: Ivan Giménez Maison Carne
Foto: Ivan Giménez

Los mejores restaurantes de carne de Barcelona

Los sitios de la ciudad donde comeréis la ternera más tierna y jugosa y las piezas de carne mejor cocinada

Ricard Martín
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Con la ternera no ha pasado lo mismo que con el pollo: no se ha vulgarizado ni abaratado (aunque vivimos un renacimiento del buen pollo a l'ast). Y aunque en los supermercados 'low cost' encuentras cortes de ternera como una suela de zapato, ya sabemos todos que pegarse un buen entrecot nunca será barato (aunque lo podéis encontrar a precios ajustados). Un día es un día: os presentamos una lista de las mejores direcciones para disfrutar de la proteína cárnica en la mejor de sus versiones. ¡Porque ya sabéis que comer carne fue lo que hizo crecer diez centímetros de golpe a los japoneses! Y si os ofende esta lista de trozos de carne, nos disculpamos con los mejores vegetarianos.

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Time Out Market Barcelona
  • A la brasa
  • El Gòtic
  • precio 3 de 4

Este restaurante de brasas del mundo, donde cada plato tiene un toque de fuego –bien sea con brasa, humo o flameado– ha puesto toda la carne a la parrilla, si se me permite el chiste obvio– en su sede del Time Out Market. Y aunque no disponga del monumental espacio de la calle Mallorca, no renuncia al espectáculo: hay un expositor de carnes madurando y se puede apreciar el trabajo de un horno y dos. Podéis esperar una buena variedad de cortes para compartir, y entrantes que se han convertido en clásicos de la casa, como sus brutales croquetas de media de buey. No alteran su filosofía. Todo tiene un toque de brasa: desde la mantequilla ahumada del pan hasta el donut de torrija de los postres.

  • A la brasa
  • Les Corts

Las meat stores, típicas en Estados Unidos, son tiendas donde, además de poder comprar ingredientes, también hay mesas para sentarse y degustarlas al momento. Con este espíritu abrió Viñals 1906, una tienda restaurante situada en L'Illa Diagonal que rinde tributo al año en que Antoni Viñals Mitjans inauguró su primera carnicería, en Mataró. Los visitantes pueden elegir los cortes que deseen de la vitrina, que se cocinan al momento, o dejarse en manos del menú. Aquí destacan el bistec tártaro con mantequilla ahumada, la hamburguesa de angus, la media madurada durante 21 días y su premiado entrecot. Poca broma: esta empresa familiar ha puesto la carne de la Cerdanya en el mapa gastronómico mundial.

  • Argentina
  • Dreta de l'Eixample

Barcelona no va mal servida de restaurantes argentinos ni de locales especializados en parrilla y carne. Pero hablar de La Cabrera y de Gastón Riveira es poner nombre propio a algo tan popular como el asado argentino. En pleno auge por todo el mundo, este restaurante del barrio de Palermo en Buenos Aires –un clásico en la lista 50 Best de Latinoamérica desde hace años– llegó también a Barcelona el año 2023.

Está en el enorme local que ocupó en su momento el Mextizo y que ahora puede albergar hasta 140 comensales dispuestos a disfrutar de una auténtica parrilla argentina. Tiene todos los detalles que han convertido la casa original en casi una marca y algún guiño local, como la incorporación de patatas bravas o algún pez a la carta. Pedir los clásicos cortes argentinos (entraña, ojo de bife, matambre…) es un acierto seguro.

Pero tampoco habría que descartar otras ideas, como las mollejas, uno de los platos clásicos en la casa madre en Buenos Aires. O las milanesas, claro. En la sala, explican cada uno de los cortes y consiguen el punto deseado por el comensal y realizan el corte y el servicio en la mesa. Un tipo de ritual en el que las salsas y guarniciones frías y calientes, incluidas de forma gratuita junto a los platos, forman parte de la firma de La Cabrera y conforman una mesa algo caótica para los no iniciados, pero muy generosa y suculenta.

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  • A la brasa
  • Sants

Y del creador de Tr@mendu Bar (Passatge d'Andalusia, 8) y Tr@mendu Encenem els Fogons (Passatge d'Andalusia, 10) llega... Tr@mendu El Caliu de la Brasa. Jordi Marzo (ex Roca Moo y Petit Comité) acaba de marcar un buen triple. En el primer local hace vermuteo; en el segundo, cocina tradicional catalana y de temporada puesta al día; y en este tercero la cosa va de leña. Paredes forradas de baldosas con cenefa cartabón, cocina abierta arqueada, mobiliario de madera, mantel de cuadros y una carta breve con los esenciales de la brasa tradicional catalana; escalivada, bacalao, butifarra, pies de cerdo, chuletas de cordero, muslos de pollo y entrecot. Tampoco faltan las clásicas judías de ganchillo con tocino.

  • A la brasa
  • Horta

La cocina al carbón es el centro de este restaurante que traslada el espíritu del Eixample a Horta. Bajo el lema "fuego, aroma y tiempo", el spin off del Carnal de Enric Granados sigue apostando por divulgar la carne de diversas partes del mundo. Por ello, ofrecen una amplia gama de cortes, razas, procedencias y maduraciones diferentes con las que entrenar a los paladares más cárnicos. Los platos imprescindibles incluyen el carpaccio de solomillo de ternera trufado con parmesano y el bistec tártaro con yema confitado, que conviven con medias de vaca simmental. Pero esto no va sólo de culatinos de ternera, churrascos y entrañas: también hacen ensaladas y pescados a la brasa que, como el resto de la carta, respetan los aromas ancestrales.

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  • Esquerra de l’Eixample
  • precio 2 de 4

Tres excompañeros de trabajo de Gresca; Carles Morote (chef), Gemma López (jefa de sala) y Sergi Puig (sumiller). Tres especialidades; yakitoritriperia y vino (cien referencias, muchas con opción a copas). Un bar espacioso de tres ambientes, barra larga, carta corta y una alta dosis de atrevimiento muy ejecutado.

Aquí la carne se concreta en brasa y brochetas, sí, pero también escabeches, combinaciones de mar y montaña, colágeno visceral y fondo de ollas. Traducido en platillos: brocheta de oreja, calamar y pedrero; corazones de pollo a la brasa, cabeza y pata en escabeche ligero; entrama con caldo de ternera, col y envinagrados. No hay letrero en la fachada, el único distintivo es una luz roja en la puerta. 

  • A la brasa
  • Esquerra de l’Eixample
  • precio 3 de 4

Palo Verde va d’un tàndem, el d'un exdissenyador Andrés Bluth i el cuiner Ludwig Amiable (ex Gresca, Tapas 24 i Suculent) . El seu establiment es presenta com un escenari que mira cap a una cuina equipada amb brases i flames, que són les que emmarquen la proposta: plats de brasa amb ingredients de temporada. Concepte simple però efectiu, que prescindeix del superflu per presentar, per exemple, escalivada de pebrot vermell, carxofa confitada, eriçó de mar i papada curada, i tàrtar d’ànec. Reflex també de la nova societat. Igualment interessant la carta de vins, amb moltes referències catalanes i d'Espanya, però també d’Itàlia, França i Alemanya.

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  • A la brasa
  • Vila de Gràcia
  • precio 3 de 4

"Es una brasería sin pretensiones", pero con un giro gastronómico importante. Lo cuentan Rafa Panatieri y Jorge Sastre Bravo, que han abierto Brabo en Gràcia, un restaurante en el que las brasas son las protagonistas.

"Giro gastronómico" lo añadimos nosotros, después de haber podido probar la propuesta de este restaurante de los chefs creadores de Sartoria Panatieri, una de las mejores pizzerías de Europa. En Brabo la cosa va de fuego y producto. La carta es breve, con 15 platos. Todo gira en torno a una parrilla a la vista en un local con capacidad para unas 40 personas y una zona en la parte superior que puede albergar hasta 16 comensales. Elaboraciones sencillas, acompañamientos trabajados y unos entrantes (calabaza en tres texturas, tártaro de cerdo ahumado, paté de campaña casero…) que rivalizan en interés con los platos principales.

Y vemos más fuego que brasa cerca de la carne, lo que aleja al restaurante de los cánones de la cocina de parrilla tradicional. Y algunas salsas de acompañamiento nos recuerdan más a una 'steak house' que a un asador. El ahumado acompaña en todo momento los platos, sin comprometer el sabor, y la apuesta por un producto excelso y la filosofía de proximidad total, una personalidad heredada de Sartoria Panateri.

  • Braserías
  • Dreta de l'Eixample
  • precio 3 de 4

¿De qué va? Dani Lechuga –ni penséis en la broma– convirtió su gastronómico carnívoro, el Caldeni, en Bardeni, un bar dedicado a la carne. De lo más democrático: aquí no hay ni reservas ni teléfonos. 

¿Qué se come? Todo es para compartir, como un par de raviolis con manzana, foie y butifarra negra, oscura perdición casi líquida que se deshace en la boca. El nutricionista seguro que frunce el ceño si le decís que habéis compartido cuatro platos de carne roja. Pero un día es un día, y esto es una fiesta de buena cocina, impermeable a las modas: nada de interminables referencias de vinos o cerveza artesana. Aquí la cosa va de jugo y vicio del bueno, técnica y talento. Como unos tacos de picanha –fina como un rosbif– con foie, donde el chile no se carga la suavidad de la ternera, o un canelón de rabo de vaca con la pasta casi al dente, y un delirio de jugosidad dentro.

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  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 4 de 4

¿De qué va? Después del Irati, la otra nave insignia del grupo Sagardi es el restaurante del Born, abierto en 1998, eones antes de que el barrio fuera el apocalipsis 'gastrocool' de hoy en día.

¿Qué se come? Encontraréis su sabiduría en materia de pinchos y una cocina vasca tradicional que reivindican con una ejecución fina y moderna. En los últimos años han añadido la ternera suprema en la ecuación: buey gallego comprado en los mejores mataderos de la piel de toro. Y tienen una parrilla vasca con toda la tecnología que la artesanía permite, sin botones ni medidores de humedad. Podéis comer un lomo de vaca vieja madurada y hecha como Dios manda: tostada, con un centímetro de grasa y el centro rojo y sabroso.

  • A la brasa
  • Dreta de l'Eixample
Dos restaurantes unidos bajo el denominador común de la carne y el objetivo de llevarla a otro nivel. Para conseguirlo, trabajan con nueve razas vacunas excepcionales (de Portugal, de los Alpes, gallegas, asturianas...) que reposan en cámaras frigoríficas a la vista del público y cocinan con cuatro tipos de brasa diferentes. En LomoAlto se respira el glamur del mundo de las piezas cárnicas: aquí descubriréis –y probaréis– la diferencia entre las carnes de buey, vaca vieja y becerra y las diferentes maduraciones a las cuales se las somete. LomoBajo busca la informalidad dentro del concepto de bocadillos de categoría. ¡No os perdáis el de tártaro!
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  • A la brasa
  • L'Antiga Esquerra de l'Eixample
  • precio 3 de 4

Si deseas disfrutar de un restaurante de carne selecta y bien madurada, Carnal Steakhouse es tu sitio. Esta brasería de apariencia selvática y luz tenue –las plantas cuelgan del techo y se doblan sobre tu plato iluminado– es una incitación al disfrute carnívoro, lujurioso y hedonista. Esta es la casa del chef uruguayo Joaquín Ignacio Sánchez, formado en el Basque Culinary Center, y como ya has adivinado pone la carne en el centro de todo.

Carna ofrece hasta 22 piezas fijas de carnes, y el chef advierte que "no todo es gallego ni todo es buey". Las hay argentinas, uruguayas, estadounidenses, alemanas, en cortes como picanha, el bife, entraña, lomo bajo o solomillo: carnes selectas que pueden pasar hasta 150 días de maduración en cámara. Y todo, como dice el eslogan del restaurante, hecho sin trampa ni carbón: ni fuego, ni hornos, toda la cocción de Carnal es a base de leña de encina, y llega a la mesa con una piedra para que el comensal remate el corte al su punto deseado.

  • A la brasa
  • Esquerra de l’Eixample
  • precio 2 de 4

¿De qué va? Maison Carne, sucursal barcelonesa de una pequeña cadena francesa, tiene un único plato: un chuletón de kilo de vaca vieja -frisona italiana, las que hacen las ruedas de parmesano, alimentada durante 12 meses con hierba- y que te llega a la mesa con patatas fritas, ensalada y una degustación de paté artesano de Cabanes (Francia). ¡Por 34,90 euros! "Es una apuesta radical que quiere maximizar la curva del placer", me explica el encargado. La carne, hecha al Josper de brasa, es deliciosa: tostadita por fuera, tierna y roja i jugosa por dentro (si es que la deseas así, claro). 

¿Y cómo me la como? La dejas reposar en una pequeña parrilla en la mesa, para ajustar la cocción, y puedes hacer el troglodita con el compañero desguazando y tostando grasa y cartílagos hasta que solo quede el hueso. El vino de la casa, requetebueno, va a un euro la copa: cada marca de centímetro de una botella tamaño Magnum. Y de postre tienes la opción de degustar quesos franceses, que te cobran también a peso.

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  • A la brasa
  • Sant Gervasi - Galvany
  • precio 2 de 4

¿De qué va? El tercer Parking Pizza esconde una sorpresa: en la planta baja -donde estuvo Celerí– arde Parking Sótano, "un bar de entrecots más que un restaurante", matiza uno de los socios, Marcos Armenteras. El local deslumbra: diseño brillante para un placer básico. En un sótano con un tercio de patio de luces y un ídem de cocina integrada en el comedor, un fuego de encina brasea lomo bajo de ternera, que te llevan a la mesa en el punto deseado.

¿Y qué pido? Sólo comeréis un principal: 500 gramos de entrecot de primera, para dos personas, bien limpio y fileteado, por 37 euros. El resto son guarniciones con aires de bistrot simples y exquisitas: gratinado de patata y gruyere, ensalada y salsas que son para mojar... carne. No hacen reservas. Y arriba, claro, encontraréis pizzas de primera categoría. No, no te llevarán el bistec a arriba, tendrás que elegir entre una cosa o la otra.

  • Francesa
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 2 de 4

¿De qué va? ¿Recordáis Le Relais de Venise-L'Entrecôte? Sólo servían entrecot, patatas y bacon. Cerrado en  2010, cedió paso al Café Emma de Romain Fornell. L'Entrecôte es el nombre de la cadena de los Gineste de Toulouse, primos de Le Ralais.

¿Qué se come? No le deis muchas vueltas. Por 22 euros, bebida aparte, tenéis un entrecot de 170 gramos fileteado –pura carne, ni grasa ni hueso, bañado en la famosa salsa Café de Paris– con una ensalada de nueces y un plato gigantesco de patatas. Gineste presume de una fórmula secreta de salsa –"cada semana hacemos 900 kg en Toulouse y los repartimos"– y, si intentas la receta, llegas a la conclusión de que es tan barroca que sale más a cuenta venir aquí. 

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  • Esquerra de l’Eixample
  • precio 3 de 4

¿De qué va? Can Xurrades ya no está en Gran de Gràcia: ahora se encuentra en la parte alta de Casanova, y dejó de ser taberna catalana –de las que tienen yugos y arados de adorno– para convertirse en un restaurante con todas las de la ley.

¿Qué se come? Aunque mantiene la misma carta que antes –bacalao, caracoles, verduras a la parrilla– el chef Rafa Martínez se ha especializado en carne de vacuno de altísima calidad, como el buey de raza sayaguesa, la ternera de Galicia o la vaca de Ávila. Todas hechas con brasa de carbón de encina.

  • Española
  • Esquerra de l’Eixample
  • precio 3 de 4

¿De qué va? El restaurante del hotel Alexandra es una entidad cárnica de peso: Solomillo, dirigido por el 'connoisseur' de la proteína animal, Enrique Valentí. Y su bar, a pie de calle, es una charcutería de embutido ibérico y catalán de alta calidad, con 25 referencias de quesos afinados. Recomendación estival: coger una placentera borrachera de carne roja –sin alcohol, pero igualmente euforitzante– en su paradisíaca terraza interior.

¿Qué se come? Aquí podéis pedir carne al peso de diferentes razas bovinas (Salers, Black Angus, Frísia, Nebraska, rubia gallega, Wagyu...), y seguidamente escoger el punto de cocción, la salsa (bearnesa, Café de Paris...) y guarniciones que pueden ser ensaladas excelentes, patatas fritas de forma impecable o verduras.

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  • Sants - Montjuïc
  • precio 2 de 4
O Meu Lar
O Meu Lar

¿De qué va? Brasería gallega familiar para amantes exigentes de la carne a la brasa. Para disfrutar de un buen entrecot con hueso a la losa. Antonio y su hijo Santi, instalados desde hace años en Poble Sec con una clientela habitual, se han especializado en las carnes de Galicia.

¿Solo entrecot? No. Muy recomendables también son el cordero y el cochinillo de Burgos y, cuando el mercado lo permite, también ofrecen pescado fresco y una extensa lista de platos, por ejemplo carnes de caza. Su cocido gallego es excelente. Si tenéis la precaución de pedirla por anticipado, el festival puede ser una mariscada. Algunos postres caseros son dignos de atención, como las «canyetes de Santiago», el pastel de piñones, la oreja de fraile y la Santiaguiña, entre otras especialidades dulces.

  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
PORK... boig per tu
PORK... boig per tu

¿De qué va? Oriol Rovira, factótum de la cocina de Els Casals de Sagàs, habla con pasión de su horno I-Rational (en contraposición a la marca Rational): un horno traido de Sicilia que alcanza temperaturas de 400 grados y hace un año y medio que no se ha enfriado del todo.

¿Qué se come? El carbón del horno es un as en la manga que alimenta una brasa por donde pasan delicatessen de cerdo autóctono: papada y pie de cerdo de cal Rovira, camaiot de Ciutadella, butifarras de perol, blanca y negra... y siempre os podéis juntar cuatro o cinco y pedir todo un cochinillo entero al horno. La birra es el nuevo vino y el cerdo, la nueva ternera.

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El Chato
El Chato

¿De qué va? Carisma. Este es el restaurante vasco más antiguo de Barcelona: abrió en 1942 y lo continúa Agustín Elorza hijo. En origen era, literalmente, un restaurante de camioneros: todo el barrio estaba poblado por agencias de transporte norteño.

¿Y qué pido? En más de 75 años la carta ha variado poco: sólo la posibilidad de pedir casi todos los platos a media ración, cosa que se agradece. Elorza es hijo de vasco y riojana, y esto se nota en platos como unas pochas frescas o un guiso de cola de buey excelente, con carne al hueso y a la salsa, melosidad al límite sin hornos futuristas, solo fuego lento. Y la relación calidad-precio es impresionante. 

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