Si deseas disfrutar de un restaurante de carne selecta y bien madurada, Carnal Steakhouse es tu sitio. Esta brasería de apariencia selvática y luz tenue –las plantas cuelgan del techo y se doblan sobre tu plato iluminado– es una incitación al disfrute carnívoro, lujurioso y hedonista. Esta es la casa del chef uruguayo Joaquín Ignacio Sánchez, formado en el Basque Culinary Center, y como ya has adivinado pone la carne en el centro de todo.
Carnal ofrece hasta 22 piezas fijas de carnes, y el chef advierte que "no todo es gallego ni todo es buey". Las hay argentinas, uruguayas, estadounidenses, alemanas, en cortes como picanha, el bife, entraña, lomo bajo o solomillo: carnes selectas que pueden pasar hasta 150 días de maduración en cámara. Y todo, como dice el eslogan del restaurante, hecho sin trampa ni carbón: ni fuego, ni hornos, toda la cocción de Carnal es a base de leña de encina, y llega a la mesa con una piedra para que el comensal remate el corte al su punto deseado.
Un no carnívoro se sentirá bien atendido: puede optar por pescados de altos vuelos, salmón a la brasa con xiitakes o bacalao negro de Alaska, por ejemplo, y los entrantes vegetales –porros a la brasa con emulsión de scamorza o boniato en brasa doce horas con stracciatella de burrata y avellana– son de una suculencia primitiva de lo más satisfactoria.