En plena era de Instagram, la foto importa. Y desde el punto de vista gastronómico, también. De acuerdo en que todos tenemos en mente uno de esos sitios en los que el grado de fealdad del espacio y de la comida parece coincidir son su nivel de sabor y excelencia. Pero no es lo habitual. Queremos cosas bonitas, sorprender y que nos sorprendan, y estos platos, desde los más sencillos y asequibles a los más complejos, lo consiguen.
RECOMENDADO: Los restaurantes más bonitos de Madrid.
Las nuevas propuestas de raíz y temporada de Javier Aranda en el estrella Michelin Gaytán tienen, ahora, las setas y la caza como estrellas. En sus creativos (sin excesos) menús degustación, uno de sus pasos más sabrosos es esta yema de huevo cubierta con velo de foie sobre una cama de champiñón botón al Oporto. Una vez te atrevas a romperlo, querrás que no se acabe.
Es el colofón dulce para compartir que propone uno de los últimos locales del animado Grupo La La La. Se trata de un cremoso helado de “happy hippo”, la mítica chocolatina, servido dentro de una gran calavera repleta de perlas doradas y crujientes de caramelo. Es el postre más original de la carta de este restaurante que mezcla sencilla cocina “non stop”, cócteles y música en directo. ¡Está de muerte!
Los postres siempre suelen ser vistosos pero este de Bacira se lleva la palma. Como en todos los platos de este restaurante no falta la fusión y el tofu aquí va con cinco especias chinas y decorado con un caramelo acompotado de papaya. También de papaya es el helado hecho en casa que remata una composición fresca y diferente a caballo, como la carta al completo, entre Asia y el Mediterráneo.
La belleza del mar se funde con la de la tierra en el restaurante de Carlos del Portillo. En su nueva ubicación en Bulbiza gana en elegancia y sofisticación del espacio aunque mantiene el buen hacer y el amor por el producto óptimo y su tratamiento que es seña de identidad de esta casa y que nos encandiló en el barrio de las Letras. Sus pochas frescas de Logroño con pulpo de roca y almeja fina son una de las múltiples opciones de cuchareo que ofrece y que dicen “cómeme”.
Materia prima con acento gallego y acariciada por la brisa del Atlántico, impecable sala de desenfadado diseño y servicio, una de las mejores bodegas del país, con más de mil referencias, y esta navaja con un chispeante escabeche de algas, jalapeños y cebolla morada encurtida que, además de ser espectacular en boca, lo es también sobre la mesa. Queda de miedo en tu perfil en redes sociales.
Yema de huevo a baja temperatura con chorizo de León deshidratado sobre salsa de callos a la japonesa. ¿Cómo te quedas? Pues espera a probarlo. Este plato es un gran ejemplo de la cocina que abandera Yong Wu Nagahira: técnica nipona con influencias internacionales. La técnica oriental para cocinar huevos a baja temperatura se pone al servicio de un guiso español de toma pan y moja.
Este particular salpikón de bogavante sobre una suave crema de maíz, verduras marinas y tobiko es una reinterpretación de la receta clásica que forma parte del menú gastronómiko de Aitatxu. Por estética y por sabor, es el plato favorito de Álvaro González de Audicana, el chef y propietario de este restaurante vasco de “aúpa” que nos ha conquistado vista y paladar desde sus fogones en la calle Claudio Coello.
El restaurante japonés en el que se pueden probar también algunos platos chinos, en homenaje al país natal de su dueño, Qifeng Lin (Dani), se cuela en esta lista por este llamativo surtido de bocados de sashimi. Salmón, atún, hamachi o pez mantequilla hacen buenas migas y se ponen guapos para que los disfrutes a carrillos llenos, recién preparados en directo por el experto “sushiman”.
El chef coreano Luke Jang está conquistando Madrid con su propuesta culinaria en la que las técnicas de la cocina coreana y de la española se ponen al servicio del producto. Degustaciones aparte, en su zona de tapas hay curiosísimas alternativas inspiradas en la comida callejera de su país. Las gildas, con atún rojo Balfegó, sésamo, piparra, shiitake, loto encurtido y kimchi son buena muestra, servidas tal cual las ves en la imagen. La cara del mono lo dice todo.
Un restaurante de lujo que le hacía falta a Madrid. De lujo como el de antes, sin caer en lo rancio. De lujo actual pero rescatando la esencia del pasado. Saddle, en la sede del antiguo Jockey, consigue este difícil cometido con un estelar nivel culinario y de servicio en las mesas. Claro ejemplo del mimo al emplatar es este delicado tartar de gamba roja de Garrucha con sus corales al ajillo.
Isaac Fernández es el nuevo fichaje del restaurante Sandó, en el hotel Santo Domingo, un cocinero que gusta de combinar lo tradicional con lo contemporáneo en presentaciones como la de la imagen, un lomo de ciervo con frutos secos y estofado de níscalos. Resume bien su pasión por el producto patrio con una vuelta creativa. Y no nos negarás que la cobertura de la pieza, aparte de apetitosa, tiene muchísimo rollo.
El nuevo restaurante del Grupo Sushita recrea la estética de los años 70 como si de un apartamento de la época se tratase (concretamente, el apartamento de Karl Lagerfeld), con música de entones y ambientazo hasta pasada la madrugada. Su carta japo con influencias de todo el mundo y platos coloristas y originales vuelve a llamar la atención aquí con propuestas como este lujoso ceviche con bogavante, huevas de trucha, maíz frito, aguacate y rabanitos.
Cocina con espíritu, saludable, sostenible y sabrosa. Elektra se caracteriza por una oferta gastronómica versátil con productos que se adaptan a cualquier tipo de alimentación (omnívora, vegana o vegetariana). Ejemplo de ello, y de que cuidan el aspecto por dentro y por fuera (tanto el espacio como los platos están cuidados con esmeero), es este cremoso de ajoblanco caliente con uvas y reducción de vino especiado.
Producto, temporada y cocina de raíz. Siguen siendo las señas de este icónico restaurante madrileño incluso después de su completa renovación hace un año. Uno de los platos de esta etapa actual, con el chef Julio Miralles al frente, es esta excelsa cigala que combina de miedo con un intenso fondo que se aligera, después, con la lima y el jengibre. Es el más presumido de su menú degustación.
¿Hay algo más bello que una de las más deliciosas croquetas del planeta? Fueron encumbradas como las mejores en 2018 y a nosotros nos lo siguen pareciendo. Son las de Miguel Carretero en Santerra y en su Santerra Neotaberna abierta hace nada. Las hace con jamón ibérico y una bechamel líquida y exquisita. Crujientes, doraditas… Casi da pena comérselas.
Uno de los “hits”, dicho por él mismo, de la trayectoria del chef del mar, Ángel León, es este arroz meloso de plancton, ese plancton que fue el origen de todos los ingredientes acuáticos inéditos que el cocinero maneja como nadie. El centro de Madrid se asemeja un poquito más a Cádiz desde que cuenta con joyitas como esta en el Glass Mar, el espacio gastronómico de León en el hotel Urban.
En el restaurante gastronómico del tablao más famoso de España, David García hace bailar a los sentidos sobre sus escasas mesas cono creaciones como este postre vasco con base de bizcocho y un velo de flor inspirado en el mantón utilizado por la bailaora Blanca del Rey en su última actuación profesional. En su interior, nata montada a partir de leche de oveja ahumada en formato helado y una crema diplomática, a medio camino entre pastelera y chantilly.
Una receta típica del norte de Argentina: maíz cocido, machacado y terminado en las brasas dentro una hoja de mazorca. Se la ha traído a la zona de Legazpi el reconocido chef Javier Brichetto. En su nuevo local, las brasas del país son el eje. Sobre ellas se combinan carnes y métodos tradicionales de cocción con cortes novedosos y técnicas modernas, gracias a hornos y parrillas que él mismo ha diseñado. Como extra, empanadas de llorar y este plato tan cuco.
Otro más de Javier Aranda en la lista. En este caso desde La Cabra, renovado conceptualmente siguiendo una línea más casual, más divertida y canalla, con un, además, imponente interiorismo. La carta es fresca, enfocada en el tapeo sin dejar de lado la creatividad del chef, su personalidad y su visión de autor. Así lo demuestran llamativas recetas como esta.
Se hace al momento y da lástima hincarle el diente. Es uno de los postres de este restaurante de cocina vegana, elaborado a partir de finas láminas de fresa ecológica deshidratada, rellenas de crema a la vainilla con nueces de macadamia y con trocitos de plátano sobre una salsa de chocolate. Querrás que te den muchos, y es que su sabor te recordará a las meriendas de tu más tierna infancia.
La carta de este templo del producto ibérico, que evoluciona con los tiempos en carta, en el flamante interiorismo y en un ambiente tan “cool” como la zona en la que se encuentra, cuenta entre sus platos con distintos tipos de cortes de exquisitas carnes, también ibéricas. Entre ellas destaca esta espectacular presa escabechada con compota de higos que es pura mantequilla, además de bien vistosa.
Discover Time Out original video
