1. Le Speakeasy
Tras iniciar una nueva era como Robuchon Madrid, a la apertura de los espacios gastronómicos L’Ambassade y L’Atelier le sucedió la de este bar inspirado en las coctelerías clandestinas de los años veinte. Al otro lado del telón rojo, uno quisiera pasearse en lentejuelas para llegar a fundirse en la puesta en escena diseñada por Lázaro Rosa-Violán. Más chic imposible, aunque no se viva el pulso de los años peligrosos en los que se apuraban cócteles clásicos, como los de esta carta. En realidad no tan clásicos, pues el giro sorprendente de cada copa ha salido de la creatividad de Mario Villalón, el jefe del bar Angelita, que transita firme en el siglo XXI. Así que en Le Speakeasy se bebe clásico pero a la última, con la herencia siempre en el vaso de Joël Robuchon, el JR bueno, y con ingredientes tan sorprendentes como la pera o el gouda para un cóctel de champán, o la alcachofa y el jamón para uno de aperitivo.