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Reseña

Bad Company

4 de 5 estrellas
  • Bares y pubs
  • Madrid
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

A unos pasos del revuelo, el tráfico y las multitudes de uno de los puntos más neurálgicos del centro de Madrid, próxima a la plaza de Callao, se encuentra una puerta de madera que da acceso a un espacio clandestino. Superar el umbral supone no solo alejarse del bullicio sino adentrarse en otra época: esto es Bad Company, el speakeasy ambientado en la década de 1920, en plena Ley Seca en Chicago.

Para acceder al local, que ocupa el número 309 en la lista de Top 500 Bars, es necesario llamar al timbre y proporcionar la contraseña (hay pistas en sus redes sociales), y entonces alguien acudirá a tu encuentro. Escenario adentro, bajando una escalera, su propuesta de coctelería se categoriza basándose en las clases sociales de la época en la ciudad norteamericana y traslada las características de cada colectivo social a los perfiles de sabor de los tragos y a sus nombres.

La carta agrupa cinco categorías de cócteles, nombrados por barrios: el barrio de los aristócratas, que representa el sabor dulce, el barrio obrero, que aglutina los tragos en los que son protagonistas los sabores cítricos, el barrio de las minorías, en el que aparecen perfiles exóticos con referencias viajeras y el barrio de los malhechores, en el que se encuentran los cócteles de perfil más fuerte. Además, hay una categoría de cócteles sin alcohol que se suman con la inclusión de un quinto barrio: el barrio puritano. En el dorso, un listado de tragos clásicos y un cóctel que fue ganador, en 2019, del premio Global Patrón Perfeccionists.

Otra particularidad de esta propuesta es elaboración, pues las técnicas empleadas son también de la década de los años veinte del pasado siglo, por lo que aparecen redestilaciones en alambique, cocciones para extraer sabores, fermentaciones, cordiales hechos en el propio bar… y, en cada barrio, las herramientas de degustación forman parte de la historia, reforzando la personalidad de la experiencia. Aparecen, entonces, peces, cuchillos, barras de labios o máquinas de escribir que acompañan el trago, de los que este se sierve o, incluso, de los que se ha de beber.

El espacio, que da opción de llegar y sentarse a la barra o de ocupar una mesa (y en el que también es posible reservar) está decorado acorde a la temática clandestina, oculta, de la Ley Seca, y en él, el equipo, liderado por el bartender Yeray Monforte, viste acorde a los tiempos que recogen sus cócteles. Música, ambiente y hasta el acceso al baño refuerzan su labor.

Un plus: si quieres comer algo mientras pruebas cócteles, hay una pequeña oferta de bocados que funcionan para compartir o, si te entra un hambre más seria, que pueden funcionar como principal.

Detalles

Dirección
Miguel Moya, 8
Madrid
28004
Transporte
Callao (M: L3y L5)
Horas de apertura
Lu. a ju. de 18 a 02:00h, vi. de 19 a 03:00h, sáb. de 17 a 03:00h y do. de 18 a 02:00h.
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