Las mejores discotecas y clubs de la ciudad para vivir de noche

La noche madrileña tiene desde hace unos meses un nuevo 'place to be', un club inspirado en las mejores fiestas de los años veinte y en el que la mejor música internacional se une a experiencias inmersivas y multisensoriales. Así se presenta Fitz Club (Calle Princesa, 1), un nuevo concepto de discoteca creado para revolucionar la noche en la capital. Un lugar donde todo puede ocurrir.

Todo está cuidado al detalle en este club que ocupa el espacio que otrora acogiera a la antigua sala Taboo. Desde la decoración, con eróticos murales de Ignasi Monreal "con los que desafiar la censura de Instagram", hasta el estilo de los uniformes de los camareros, a cargo del diseñador ManéMané. La estética también es importante entre el público del club, donde acude lo más avant-garde de la ciudad. Además de cómodos sillones y hasta tres barras tapizadas de terciopelo, hay tres privados separados por gruesas cortinas rojas que pueden convertirse en un único espacio. Un rincón donde dejarse llevar, lejos de las miradas indiscretas, por la música disco, eje central de la programación de este club, perfecto para salir de fiesta en Madrid.

Arquitectura y decoración de otro tiempo, de cuando este espacio no era el Teatro Magno, sino Teatro El Principito y en su escenario mandaban las artes escénicas. Camaleónico, a lo largo de su vida ha sido también cine, cabaret y hasta frontón femenino. Actualmente, en cambio, se decanta por ser lugar para eventos privados, espectáculos y, sobre todo, club que, con su presencia y las sesiones que celebra, contribuye a sumar opciones a la noche madrileña.

Lo del clubbing en el Teatro Eslava puede considerarse casi religión. Y es que, quizá ya no lleva ese Joy en el nombre que lució durante años, pero no ha perdido ni un ápice del descaro y de esa sensación de que todo es posible cuando uno se encuentra en su pista que siempre le han caracterizado. La noche madrileña sería mucho menos noche si esta sala no abriera sus puertas casi cada día con unas sesiones en las que suena pop, pero también reguetón, dembow, dancehall… o en las que se celebra una de las mejores fiestas LGBTIQ+ de la capital.

Si ya tuvo éxito su primer local en Malasaña, este segundo en Las Letras ha conquistado la noche madrileña. Junto a Letsgo, la productora de espectáculos como Medias Puri, han unido la recuperación de la técnica tradicional de la maceración del alcohol (sin pretensiones ni marcas y para todos los bolsillos) a una propuesta de entretenimiento distinta, donde predominan las sesiones Dj y, además, con opciones de picoteo. Un club original apto también para el tardeo. En 2021 fue elegido como Mejor Local de noche por la redacción de Time Out. 

Que Lula Club se encuentre en el número 54 de la Gran Vía no es casualidad, si tenemos en cuenta que lo que perseguía esta discoteca era acercar hasta Madrid el espíritu de ligereza, diversión y despreocupación que tanto caracterizó al mítico Studio 54 neoyorquino. De hecho, su lema, que preside la misma puerta de entrada es: ‘Smile!, it’s time to dance’ (¡Sonríe! Es el momento de bailar). De ello se encargan los diferentes DJs que cada noche van pasando por su set. Nombres internacionales y otros de la escena local son los responsables de la música que se escucha en Lula Club. Diferentes estilos, sí; pero bastante peso de la electrónica.

Más que una discoteca, esta sala tiene un toque clandestino que la convierte en una opción diferente y original de la noche madrileña. Inspirado en clubs de Londres, Berlín y Nueva York, el Goya Social Club es un espacio diáfano donde podrás bailar en su pista desde éxitos comerciales hasta hits alternativos, incluyendo la electrónica y el house entre sus estilos. Situado en plena calle de Goya, tras una galería comercial, con servicio de aparcacoches y reservados para quienes buscan intimidad, la exclusividad está garantizada. 

De la mano de Iñaki Fernández, productor de LetsGo y creador del 'speakeasy' Medias Puri, nació este club nocturno que tiene nombre de manicura china y una estética de plásticos y colores flúor. Del techo cuelgan farolillos pintados y tras la barra hay una colección de gatos iridiscentes que mueven la patita. Su elenco de bailarines residentes ofrece cada noche una serie de números coreográficos en los que lo oriental se mezcla con lo robótico. Pelucones electrizados, zapatillas luminosas y tubos de PVC por todas partes. Lo que se cuece en esta discoteca de Madrid es de lo más extravagante. A medida que la noche avanza en la pista suenan hits bailables de los 80 y 90. Además, podréis reservar una de sus tres salas de karaoke para fiestas privadas y, si queréis, también os pintarán las uñas.

La sesión Cha Chá The Club nació con el formato de club privado pero, como arrasó entre la gente más ‘trendy’ de la noche madrileña, terminó por instalarse cada viernes en la Sala Cocó. Duró lo que duró, dejó la Sala Cocó, donde ahora podemos encontrar La Discoteca, y pasó a dejarse disfrutar a través de otros proyectos en diferentes locales de Madrid, como el Club Malasaña, así como en una gira internacional que la ha llevado a recalar en Ciudad de México, Sídney, Los Ángeles o Melbourne. Es obra de la factoría de los Zombie Kids, que son fans del trap y del electro perreo. Pinchan también rap y reguetón electrónico. Actúan y pinchan las estrellas del género como el 'trapero' Kaidy Cain, la rapera Miss Nina o la 'techo princess’ Tomasa del Real... y también gente de fuera.  

Fue Macumba y también Space of Sound. Ahora la enorme sala de los altos de la Estación de Chamartín es LAB theCLUB, del que ellos mismos aseguran que es el escenario más famoso de Madrid. Razones no les faltan a juzgar por su programación y el nombre de los DJs que pasan por su set. También por la renovación a la que se ha sometido el espacio y la tecnología introducida que ha hecho que la experiencia del clubbing gane en esta discoteca enteros de diversión y calidad. Todo ello, para todos los gustos. Y es que, en la que es una de las mejores discotecas de Madrid, los jueves son de Oh Madre, recurriendo al house y tech-house acompañado de tambores, flautas, maracas o trompetas. Durante las noches de los viernes se venera la música electrónica en BeRenatta. Los sábados y vísperas de festivo, aproximadamente una vez al mes, serán para Crow Techno Club; y los domingos Space of Sound toma el mando: house, tech-house, afro-house y deep-house.

Esa vida nocturna de la que tanta gala hace Madrid pasa necesariamente por pisar la pista de baile de la discoteca Gunilla Club. Sus DJs internacionales, que lo mismo tiran de clásicos atemporales que de los hits del momento, son los responsables de poner banda sonora a las noches de este night club, donde siempre suenan buenos temas, de esos que hacen que no puedas evitar seguir su ritmo. A los más jóvenes es posible que el nombre de Gunilla Von Bismarck no les diga nada. Sin embargo, convendría que supieran que es sinónimo de dolce vita, lujo, diversión, desenfreno y mucho, mucho, glamour marbellí. Todo bien mezclado y revuelto. Este sofisticado local nocturno se encarga de hacer un guiño a algunos de sus iconos, pero con aires más europeos y, por supuesto, actuales.

Su pista de baile suena a house, sí; pero también a hip hop y a ritmos latinos. De sus altavoces saldrán los últimos hits musicales; pero, tranquilos, que no faltarán los clásicos de siempre. Ah, además, en la sala principal, los viernes por la noche suele haber algo de música en directo. Eso en lo que a bailar se refiere, porque en Liberty Supper Club, antes de saltar a la pista, es posible haber empezado la noche con una cena y unas copas. Y es que, saben lo que se hacen: no en vano, llevan desde 2016 en esto de hacer que la noche madrileña sea la noche madrileña. Antes de esto, esta sala ya había sido el conocido Keeper.

Dicen en su página web que el Club Graf es ese lugar “donde la magia ocurre”. No creemos que sea una exageración, si tenemos en cuenta que al otro lado de su puerta te esperan 700 metros cuadrados consagrados al hedonismo más puro, ese que concibe la vida sin preocupaciones. Si además le añadimos la capacidad que tienen en este local nocturno de hacer disfrutar a los asistentes, la magia, por supuesto, está garantizada. El ambiente es selecto y exclusivo, puro Barrio de Salamanca. La gente pulula de aquí para allá: su poquito de terraza exterior, algo de zona lounge y, como no podía ser de otra manera, su muchito de baile en una pista que suena al ritmo que marcan sus DJs. 

Imaginaos una máquina del tiempo que os llevase al sitio más cool del Madrid de los años 20 sin renunciar a lo mejor de la escena nocturna actual. ¿Querríais guardar el secreto, verdad? Pues nosotros lo hemos encontrado, y como somos muy generosos, os vamos a contar todos los detalles. Chipé Club es una coctelería clandestina donde la magia y el misterio son protagonistas en pleno corazón de Madrid.

En Oh My Club, las noches suenan a house o techno, pero también a reguetón y a algún que otro tema más comercial, de esos que cualquiera se lanza a tararear y a bailar. Aquí ninguna noche es igual a otra. De eso se encargan las sesiones que programan para cada día de la semana. La sala cuenta con 1.250 metros cuadrados y un aforo de 1.300 personas que suele llenarse con un selecto público internacional que llega atraído por los diferentes ambientes que permite la discoteca. No nos extraña, por tanto, que siempre figure en los listados las mejores discotecas de Madrid.

Probablemente, Medias Puri sea uno de esos lugares en los que, cuando se pone el sol, todo pasa. No en vano, lo de jugar a ser clandestinos es lo suyo. A esta discoteca la encontrarás en la trastienda de lo que simula ser una mercería, en la parte baja del Teatro Nuevo Apolo. Su propuesta la colocó en el radar de los amantes de la noche como lugar de visita obligada y, después de años, sigue estando de moda. En Time Out, ya lo vimos venir, y en 2017 le dimos el premio Time Out al Mejor Club. Y es que, este 'nightclub' lo tiene difícil para encontrar competidor. Las veladas de la que es una de las mejores discotecas de Madrid suenan a música para todos los gustos y sorprenden con sus espectáculos en directo. 

En el antiguo Moma 56 surge hoy la discoteca-restaurante Opium con un concepto más minimalista (y con algún toque futurista), pero sin perder ni una pizca del glamour de su antecesor. Inspirado en su homólogo catalán Opium Barcelona y en majestuosos proyectos como Cavalli Ibiza, esta sala aterrizó en la capital en diciembre de 2014 con dos conceptos diferenciados: la sofisticación de su restaurante y su rompedora discoteca.

Los jueves y los sábados, la Sala Cocó se convierte en uno de los mejores refugios para los aficionados al house y al techno. El mérito es de Mondo Disko, el 'nightclub' de música electrónica que lleva haciéndonos bailar desde 1999. Sus casi 25 años de experiencia en la noche madrileña les avalan y por su cabina han pasado importantes nombres, tanto del panorama nacional como del internacional. Lo suyo es un no parar y lo demuestran cada semana. Prueba de ello, son las propuestas de una agenda pensada para que en su pista nunca deje de sentirse el ritmo de grandes temas.

Situada muy cerca del Museo Reina Sofía, el interior de la que es una de las mejores discotecas de Madrid está compuesto por cinco plantas de cuidado diseño, ambientes diferenciados y, sobre todo, distintos tipos de música. Así, la electrónica manda en su gran Main Room; el segundo piso es lugar para el karaoke; una pista de baile te esperará en el tercero; mientras que el cuarto deleita con su cocktail bar. El quinto será donde te lances a moverte al ritmo de hits reguetoneros de ayer y de hoy.

La noche madrileña pasa, sin ninguna duda, por disfrutar de una velada en el Ochoymedio Club. Sus DJs, tanto los residentes como los invitados, son los responsables de que en su pista se baile desde el pop más mainstream hasta clásicos del dance, pasando por música electrónica, urbana, disco y noventera. Y qué decir de sus conciertos y de un escenario por el que han pasado nombres como el de Rosalía, C Tangana, Lady Gaga, Arctic Monkeys, Javiera Mena, La Casa Azul, Triángulo de Amor Bizarro, Franz Ferdinand, La Bien Querida, La La Love You, Carolina Durante… 

Si hay una sala en el barrio de Chamberí que, por su programación de conciertos, eventos y sesiones, conviene tener en el radar esa es, sin ninguna duda, Changó Club. Podríamos calificarla de mítica, pero no estaríamos a la altura de definir con exactitud todo lo que esta discoteca de Madrid le ha dado a su noche. A saber, horas, horas y más horas de baile en su enorme pista. Y otras tantas de buena música presentada en forma de sesiones de 'clubbing', con el house y la electrónica por bandera, o de conciertos para el recuerdo.

Una de las salas más conocidas de Madrid, su fama la precede y son frecuentes las colas para acceder a ella los fines de semana. Pero el Barco lo merece. Gran acústica, muy buen ambiente y un estilo musical propio hacen de esta discoteca un auténtico referente en la zona de Malasaña. Es el lugar perfecto para acabar una noche por el centro y además ofrece buenos conciertos con bastante frecuencia. Las sesiones de sus DJs son auténticos pelotazos.

De los dueños del antiguo RRR Bar, llegó para quedarse el ThunderCat, conservando el espíritu de su antecesor. Su especialidad es el rock con algunos tintes pop. Bandas locales versionan grupos internacionales como The Beatles, mientras que te recomendamos que no te pierdas sus deliciosas jam sessions. También suele haber música en directo y DJs los fines de semana. Este es el bar del rock de los niños buenos.

Llevan desde 1979 programando conciertos a un pasito de la Gran Vía. De icono en la Movida madrileña a referente de la música en vivo de esta ciudad, por su escenario han pasados grandes artistas nacionales e internacionales, así como otros que empezaban su camino. Sus actuaciones han sonado a pop y a rock, pero también a música urbana o a folk. Además, las noches de los fines de semana tienen la costumbre de alargarse hasta el amanecer gracias a sus sesiones de clubbing. Créenos, descender por su mítica escalera es adentrarse en uno de los mejores clubs para escuchar música, buena música. 

Quedaba poco para que terminara la década de los 80 cuando la Sala Siroco dio sus primeros pasos sin saber que casi cuarenta años después habría logrado convertirse en una de las salas de música en vivo más respetadas y queridas de Madrid. Además de lo musical, en forma de actuaciones en directo y sesiones de 'clubbing', en esta sala también se organizan exposiciones, presentaciones de libros, acústicos, programas de radio…

Con dos niveles diferentes de música, Moby Dick atiende a un público con gustos musicales bien diferenciados. Frecuentado por grupos locales y bandas españolas, todavía puede tirar unas cuantas sorpresas. Grupos más conocidos a un sinfin de bandas debutantes se suben a su escenario. En su barra de copeteo sirven ron, ginebras y whisky para regar una buena conversación. Su espíritu marinero añade ambiente a su espíritu canalla.

El club por excelencia para amantes del rock. La Wurlitzer es, además de un bar de rock donde disfrutar de las mejores sesiones con todas las variantes de este estilo musical como el powerpop, punkrock, country, alt-folk, no-wave, etc, una sala de conciertos donde disfrutar de actuaciones de grupos alternativos. Abren todos los días de la semana, por lo que es el lugar perfecto para pasarse un martes cualquier a escuchar una buena actuación.

En Café la Palma, lo mismo puedes tomarte un té tranquilamente a primera hora de la tarde, que disfrutar de una exposición, que empezar la noche acudiendo a un concierto y terminarla bailando sin medida en su pista al ritmo que marque el DJ que pase por su cabina. Lo de este local se llama versatilidad y llevan entrenándola unos 25 años. Por su escenario han pasado artistas como Amaral, Carolina Durante, La Bien Querida, Amparanoia o Vetusta Morla. Por su cabina, Ursula 1000, Ángel Molina, Addictive TV o Tadeo son solo algunos de los nombres que han hecho bailar a los asistentes al ritmo de tech-house, electro, nu disco o new wave.

Los menos noctámbulos y dados a patearse los garitos de la noche madrileña quizá no la conozcan, pero lo cierto es que El Perro de la Parte de Atrás del Coche lleva unos 20 años programando conciertos y ofreciendo sesiones de clubbing a todo el que se ha animado a dejarse caer por sus dominios. ¡Y qué dominios! Entrar en esta sala es adentrarse en una cueva. Con su pista de baile y su barra de bar, sí; pero situada en el interior de una cueva con el encanto de las paredes de ladrillo vista. Dispone también de zona de sillones donde, si no te apetece bailar o darlo todo al ritmo que marquen los artistas que ese día pasen por su escenario o los DJs de su cabina, tomarte tranquilamente una copa.

Podríamos decir que esta sala, que es Patrimonio Cultural de la Ciudad de Madrid, es la rara avis de la noche madrileña. Porque Gruta 77 es sala de conciertos, sí; también tienen pinchadiscos, por supuesto; pero es que además cuenta con locales de ensayo y es promotora de conciertos. Y lo más importante, todo ello consagrado al rock y a otros estilos, como el punk, el ska reggae, el R'n'R Rockabilly, el Garage Surf Power Pop o el Mod, que hasta su aparición en el año 2000 no andaban muy sobrados de espacios.