Bares y restaurantes de Barcelona para ir con perros

Para los que digan que todos los sitios de brunch son iguales, en fondo y forma, el tercer local de The Egg Lab lo desmiente. Lo que hacen aquí, en la Ribera, es ofrecer un puñado de platos con huevos y panqueques según recetas innovadoras, toques internacionales y sobre todo artesanía culinaria y producto de proximidad. ¿Algunos ejemplos? Unos panqueques con verduras encurtidas y kimchi casero, ácidos y refrescantes o unos muy sabrosos huevos Benedict con pollo al estilo coreano, bien crujientes y con matices asiáticos en la salsa holandesa. Las raciones son abundantes y hay muchas opciones vegetarianas y veganas. Las mascotas tienen siempre las puertas abiertas. Cuentan con otros dos establecimientos en la ciudad; en Bruc 33 (Eixample Derecho) y Sepúlveda 80 (Sant Antoni).

El Barna Brew es uno de los santuarios de la cerveza artesana en Sant Antoni, con una fábrica adosada de la que salen los líquidos de los surtidores. Aquí fabrican su propio maná y no son unos aficionados: van en serio. Tienen cervezas premiadas en concursos de prestigio, ocho surtidores, con cervezas estacionales, clásicos premiados y alguna marca invitada. Pedid una degustación con joyas de la casa, para disfrutar de los matices de cada especialidad, y no os cortéis con los platillos fríos y snacks para el maridaje. Tienen un segundo local en el Born (Basses de Sant Pere, 10). Los perros pueden campar a su antojo dentro y fuera de los dos establecimientos.

El eslogan de este restaurante cálido y de ambiente nórdico no puede ser más claro: cocina vegetariana para vegetarianos y no vegetarianos. Escépticos de la verdura, el equipo del The Green Spot tiene argumentos muy sólidos para desmontaros todos los prejuicios. ¿Cómo? Con más de treinta platos originales, suculentos y tentadores como las setas maitake con berenjena al horno, salsifíes, anacardos y miso blanco y la hamburguesa de frijoles negros y pan brétzel. Atención también a la pizza negra con calabaza, apio y cebolla caramelizada, pistachos y queso de cabra ecológico. Tiene una segunda sede en Diagonal, 593. Y como cualquier otro establecimiento del Grupo Tragaluz, aceptan mascotas.

En este encantador local con terraza y un patio interior frondoso y con mucho verdor, encontraréis una carta de brunch con opciones internacionales; 'scones' británicos con mantequilla batida, desayuno danés, huevos 'shakshuka' y Benedict, cuencos de trigo sarraceno y su plato estrella, 'syrniki'. De origen eslavo, son unas crepes 'blinis', esponjosas por dentro, crujientes por fuera que se sirven con 'cremme fraiche' y frutas de temporada. La presencia eslava no termina aquí. También podréis probar la costilla de salmón con puré de patatas, espinacas y guisantes y el pastel Napoleón de hojaldre y crema pastelera. Para beber, una selección tés de la reputada casa francesa Kusmi y café batch brew, cold brew y filtro de cuatro proveedores distintos (DAK, Slowmov, Hidden y Three Marks). Si el cuerpo os pide grados, pedid la carta de vinos naturales catalanes, franceses y georgianos. El patio, acogedor y amplio, es ideal para ir con niños y perros.

El Monocrom no es sólo un bistrot de vinos. Sí, la carta de vinos que han construido los dos propietarios –los hermanos Janina y Xavier Rustia, con predilección por los vinos naturales– es algo más que notable; pero además encontraréis una aproximación a la cocina catalana modélica y poco rígida. Elaboran platos que ya son clásicos de la casa, como los extraordinarios macarrones de sofrito y zumo principesco. En la carta hay otras delicadezas, como una escalivada reconcentrada que es una explosión de sabor. Todo de temporada radical y provisto por pequeños y selectos productores. ¿Perros? ¡Por supuesto!

Este local todoterreno -se puede desayunar, comer y cenar- es de Ronit Stern, dueña de La Balabusta, Flying Monkey y Oz Bakery & Deli. Aquí encontraréis platos de calidad, buen brunch (tostadas, huevos, bikinis), un menú mediodía impecable por 16,90 euros y platos más 'gourmet' las vísperas, como el cordero con puré de boniato y miel o el salmón negro con tahini, miso orgánico y sésamo. Auto Rosellon es una casa de comidas donde se sirven platos de influencias de todo el mundo. No buscan ninguna especialidad específica ni falta que hace. Además son grandes amigos de los perros.

En Funky Eatery encontraréis una mezcla de herencia turca con el resto del Mediterráneo. Os ofrecen el desayuno nórdico, barcelonés y turco, huevos en múltiples formatos y bollería de primera. Para comer y cenar, ensaladas, bocadillos, algún plato de carne y pescado y 'pide' (pizza turca). Los postres son de traca, salen de uno de los mejores hornos dulces de la ciudad. La lista de bebidas está a la altura de la comida; café de especialidad de Nomad, leche fresca de Granja Cal Porta, zumos, batidos, cerveza, sidra y vinos (naturales orange y pét-net incluidos). Todo de alta calidad y elaborado en vuestras narices: lo acredita una cocina abierta con obrador de pastelería. Seyma Ozkaya, la dueña, tiene otros dos locales en Barcelona; Funky Bakers Deli (Diputació, 347) y Funky Bakers (Passeig del Born, 10). En los tres establecimientos, los perros son de la familia.

¿Otro local de Poblenou dedicado al brunch? Afirmativo. Pero este no es un establecimiento cualquiera. Para empezar, es vegano. Podréis elegir entre panqueques, tostadas, tofu en diferentes formatos como sustitutivo de los huevos, 'bowls', bagels y hamburguesas de frijoles negros. El cuenco de patatas dulces con boniato frito, salsa casera de tomate, crema vegana, hierbas aromáticas y cebolla verde es quizás una de nuestras opciones favoritas. Para beber, té orgánico, café ecológico, kombutxa, zumos prensados, batidos, diferentes tipos de limonada y cerveza artesana. La ubicación es inmejorable para ir con niños y/o perros. El local y su terraza están justo enfrente de los jardines Miquel Martí i Pol.

Uno de los sitios claves para el desayuno con dulzura en Gràcia. Esta inmaculada cafetería abierta en 2010 es del griego Pétros Paschalidis. Aquí hornea cada día, y sólo con ingredientes naturales, la versión helénica de la berlina: la lúkuma. De su horno salen de muchos sabores y rellenos, algunos tan sorprendentes como el glaseado de maracuyá y nibs de cacao o el de arándanos con 'crispías'. El café de especialidad es de Hidden Coffee Roasters. ¡Y adoran a los perros!

En el Little Fern –cafetería 'ultracool'– encontraréis café de especialidad, clientela anglófona y un repertorio de brunch de alto nivel en todo momento, fotogénico, casero y muy bien hecho. Jay, neozelandés, y Judith, húngara, han viajado por todo el mundo probando desayunos y han resumido un universo de brunch en platos como los 'fritters' de maíz, los huevos turcos y los panqueques de kimchi. No faltan los pasteles, las galletas ni la bollería. Atención a las cervezas, sidras, vinos y cócteles. Dogs welcome!

Hace ya varios años, Betlem era un colmado de barrio en el Eixample. Con una clientela bien educada en cuestiones gastronómicas, Víctor Ferrer, cocinero formado en grandes cocinas, decidió transformarlo en el Betlem Miscel·lània Gastronòmica, un bar de tapas y degustaciones. Ofrece una amplia variedad de platos, como las sardinas ahumadas con apio y escabeche de alcachofas, la tortilla de setas y butifarra negra o la pluma ibérica con patata enmascarada. Un mojito o gintónic del Betlem puede alegrar a los más pesimistas. ¿Perros? Sí, gracias.

Patricia Leone, brasileña de Sao Paulo, es el alma de este pequeñ bar-restaurante donde podréis tomar un desayuno superlativo. Cocinera profesional con mucha experiencia, ha optado por poner un sitio propio de cocina simple y de producto cotidiano, con un giro. Especialistas en brunch de los buenos – encontraréis cuatro tipos de huevos Benedict, panqueques dulces y salados y para comer delicadezas sencillas pero hechas con mucho cuidado, como el bocadillo de pulled pork o algunos platos brasileños. El perro de la dueña es un habitual de Dendé.

Cazadores de rincones escondidos de la ciudad; al principio de la calle Minerva hay un portal de madera: si lo abrís, ¡sorpresa! Un precioso patio con terraza. Estáis en Les Filles Café. Cocina sana, de proximidad y ecológica pensada para contentar a carnívoros, flexitarianos, vegetarianos y veganos. Interiorismo de revista de diseño; servicio atento y clientela Upper Diagonal. Brunch, comidas y cenas con propuestas de lo más eclécticas: peruanas (cebiche de corball), asiáticas (curry verde tailandés), italianas (rigatoni con pesto de pistacho), indias (tikka masala), ensaladas muy curradas, hamburguesas y, por descontado, tostadas con aguacate. ¿Venís con el perro? ¡Ningún problema!

La palabra copasetic significa 'totalmente satisfactorio', un nombre original y sobre todo acertado para este café y restaurante del Eixample con cocina ininterrumpida. Hay platos internacionales, panqueques, crepes, hamburguesas, opciones vegetarianas, sin gluten y sin lactosa... No os vayáis sin probar los cócteles, otra de las especialidades de la casa. Tratan muy bien la clientela que va acompañada por su perro y se está a gusto a cualquier hora del día.

En la carta hay palabras en catalán, castellano, chileno, coreano, japonés e inglés, y los platos están clasificados en seis secciones; para abrir la boca, cevichería fina, 'the butcher society', 'sangúche', platillos, tapas y postres. Eclecticismo, creatividad y sensatez, todo a la vez y en su justa medida. Traducido en platos; una rusa que hace justicia al nombre de la taberna, con verduras al vapor con caldo de dashi, bonito seco y mil astucias asiáticas más; un cebiche nikkei inspirado en el chef Ciro Watanabe que mira directamente al fondo del mar y un triquini exquisito. Felipe González, el dueño, es chileno, así que la carta de vinos naturales y piscos es sublime. En la minúscula barra exterior hay un cuenco con agua fresca para los perretes.

Este clásico e histórico de la Barceloneta sigue con las velas bien desplegadas sin perder la esencia que le ha hecho famoso: la frescura de sus productos y unos arroces de bandera. Esto es el reino del arroz marinero con el mejor producto: cangrejo real, vieiras, buey de mar y 'espardenyes' acompañan a un grano inmejorable. ¡Atención al apartado de guisos y de cocina de la abuela! Por sus mesas han pasado Miró, Dalí, Antoni Tàpies, Josep M. Sagarra, Josep Pla, Sara Montiel y Joan Manuel Serrat. Y lo mejor es que difícilmente podrían ser más simpáticos si vais con vuestros perros.

El Bar Alegria es un precioso local modernista inaugurado en 1899 en la esquina de Gran Via con Comte Borrell. Ahora el dueño es Tomàs Abellán, hijo del chef Carlos, y aquí hace cocina de Barcelona; una suma de pescado de lonja, huerta, guisos y tapas –son célebres las gildas y las ensaladas– presentada en dos pizarras que los camareros van moviendo de mesa en mesa. Platos caseros de toque excelsos, con guiños al padre como el bikini de jamón ibérico y aceite de trufa. Esta es una propuesta histórica, seria y sólida que ya se ha consolidado como uno de los iconos modernos del barrio de Sant Antoni. La terraza debería ser patrimonio de la humanidad y los perros también pueden disfrutarla.

Es un clásico moderno, perfecto para ir a la hora del vermut o para tomarse unas cañas mientras picáis alguna tapa o platillo. Aquí son realmente simpáticos con los perros: seguro que si vais con el vuestro, le traerán agua y quizás también le darán una golosina. El bar por dentro es pequeño –y se llena siempre–, así que si vuestro perrete es de tamaño medio o grande probablemente estará más a gusto en la terraza que da a un pasaje peatonal.

En el espacio de la cervecería, con la barra más larga de la ciudad, podéis tomar cerveza sin pasteurizar, conectada directamente del tirador al tanque de una microcervecería. La carta es generosa; tapas, ensaladas, bocadillos y platos cárnicos y vegetarianos a cargo del chef Jordi Vilà. La comida alsaciana, catalana y española se dan la mano. Gran parte de los platos se elaboran con cervezas de la casa, como el pollo a la Moritz, cocido al horno sobre lata de birra y servido con patatas fritas. Además tienen la terraza perfecta para ir con vuestros perros. En Casa Moritz (Rambla Catalunya, 79) las mascotas también son muy bien recibidas.