Seguro que estaréis con nosotros si os decimos que no es lo mismo comer en la arena con gafas de sol que hacerlo con una manta encima de las rodillas... Sí, comer en la arena de la playa nunca ha tenido demasiada buena fama. Más bien es sinónimo de bocadillo de lomo plastificado, patata frita congelada y hacinamientos de ingredientes infumables en ensaladas arenosas. Ahora bien, si visitáis estos chiringuitos de intención gastronómica innegable, seguro que comeréis estupendamente.
La temporada estival está a punto de despedirse. De aquí a poco los guiris ya no serán tan numerosos, se acabarán las obras en la calle, los niños volverán al cole... Todo volverá a la 'normalidad', si es que este término existe para el barcelonés avezado a las sacudidas del día a día. Olvidaremos (hasta el año que viene) los vermuts eternos en la terraza, las zambullidas en la playa... Pero no todo está perdido, amigos y amigas, ¡todavía quedan algunos días de sol!