17 restaurantes para 2017

En los tiempos de Tinder y ‘First Dates’... ¿Hace cuánto que no esperas en la calle a una cita que llega con retraso? Pues venir a comer a esta barra pasa por una inquietud y una molestia similares pero al final la cosa siempre acaba bien. Y si sumas el maridaje al menú, 'amour fou'. 

Nueva ubicación. Feligreses en procesión. Repitiendo una y otra vez. Como si todos los días fuera domingo. Ninguna religión más suculenta que la de César Martín. Al final también pasa el cepillo, claro, pero con esa calidad, ese discurso y esa atención el precio es de risa. 

Dicen que los recién nacidos vienen con un pan bajo el brazo. Pero este ha llegado con una estrella Michelin. El pan viene aparte, con el servicio. “¡Qué rico!”, “¡qué mono!” y demás exclamaciones (cursis) de abuel@ a nieto sirven para su cocina, su interiorismo, su carácter…

Abraham García dejó Comala pero se quedó en México escuchando a Chavela Vargas. “Luz de luna para mi noche triste…”. El maestro de Viridiana tira de su vasta experiencia en mestizajes y de la buena mano de Diana del Amo en este espacio sin calaveras, muy vivo y reconfortante. 

Restaurantes japoneses hay uno cada tres manzanas pero pocos con la destreza y la personalidad de este recién llegado. Mario Payán viene de Kabuki y su cv habla por sí solo. Y solo se ha aventurado ahora. Si te pierden los niguiris, los de aquí son imprescindibles.

De este año no pasa. Queremos deleitarnos con el menú degustación de Manuel Domínguez aunque solo sea por confirmar la suerte que tenemos por aquí de poder comer en un restaurante de semejante categoría a un precio amable. Y sino siempre nos quedará… su barra. Y su pulpo a feira.

Recetario clásico para bolsillos pudientes. De la lonja gallega a la mesa. Paseo de la Castellana con Alberto Alcocer = zona bien. Sala elegante, varios reservados. Sus responsables también dirigen Alborada (estrella) y Alabaster (sol). Las cartas están sobre la mesa. La lubina a la sal también. Hablamos luego.

Jesús Velasco ha contraído un meritorio compromiso en un esquinazo de órdago a la sombra de la Embajada italiana. Que entren clientes y salgan estómagos felices. En el medio de la ecuación, una cocina tan honesta como venerada, similar a la que lleva ofreciendo más de dos décadas en Guadalajara. 

No iba a ser todo restaurantes. Comer también se puede pero si Diego Cabrera vuelve con casa propia solamente se puede celebrar de una manera. Y no es con tu cóctel de cabecera. Ponte cómodo, dale unas directrices al barman y espera que llegue ese trago exclusivo.