Restaurantes para comer con vistas espectaculares en Madrid este 2024

Los detalles se suceden en toda la experiencia gastronómica en este icónico edificio, obra de los arquitectos Antonio Palacios y Joaquín Otamendi y catalogado como Bien de Interés Cultural. De la letra de cobre (la inicial de quien ha hecho la reserva) que decora la mesa a modo de bienvenida a cómo se viste la carta o cómo llega el ticket. En el plato, Madrid, mucho Madrid: de la mantequilla a su versión del bocata de calamares, de . Productos y productores locales para un recetario reconocible y apreciable, para una propuesta que ellos mismos definen, y definen bien, como elaborada sencillez. Se nota la experiencia y buena mano de Almagro en el día a día.

Un tridente perfecto. Carta castiza, parrilla de carbón y vistas al lago. Eso lo dicen ellos. Así se definen. Nosotros podemos añadir: terraza, sombras de árbol y un nombre del que siempre puedes fiarte (en el plano gastronómico, decimos): Javier Goya. De lo que hasta ayer era El Taller, de los mismos dueños del éxito que fue, es y será Villa Verbena, ahora cuelga el rótulo de La Taberna de Triciclo y se ha teñido de granate como guiño cromático a la nave nodriza. Y quienes ya conozcan Triciclo (quién no conoce Triciclo), el verano pasado celebró una década, sabrán que tenemos otra pista en la Casa de Campo donde se va a comer (muy) bien.

Caleido no deja de sumar nuevos inquilinos que animan la oferta gastronómica en este borde de la M30. Los últimos, justo antes de que suenen las campanadas de Navidad, han sido los responsables del Grupo Pulcinella. Enrico Bosco se ha traído al norte de Madrid uno de sus mayores éxitos, el restaurante que homenajea a la musa italiana Ornella Muti, y sus siete recetas para vestir los spaghetti; de la carbonara a una versión marinera con almejas y un toque de guindilla. 

Familia La Ancha (Fismuler, The Omar...) y Azotea Grupo (responsables de Picalagartos o la azotea del Círculo de Bellas Artes, entre otras fabulosas panorámicas) unen fuerzas para apadrinar el espacio gastronómico con las mejores nuevas vistas del centro de Madrid. Ubicado en las plantas 14 y 15 del legendario Centro Colón, el Club Financiero Génova, inaugurado en 1973, no solo tiene una de las más fabulosas panorámicas 360º de la capital sino que ahora cuenta también con el placer diario y la elegancia contenida que siempre ofrece la cocina de Nino Redruello.

Sí, esto levantará ampollas entre los Atléticos (y otros aficionados de la región) pero el templo madridista es una de las mayores atracciones turísticas de la ciudad. Y ahora, después de una reforma integral (igual que la que ha vivido el estadio), ha reabierto Puerta 57, el bar-restaurante más famoso de Padre Damián. Se mantienen sus espacios pero en clave de elegancia contemporánea. Sigue la barra para tapear unos pinchos y unos bocatines con un doble de cerveza y el amplio comedor para estirar la sobremesa y los reservados con vistas al terreno de juego. Todo en manos del todopoderoso grupo La Máquina, garantía de buen producto y una atención a la altura del lugar.

No uno sino dos chefs comandan la apuesta culinaria de este recién llegado a la ciudad. Alta gastronomía vasca de la mano de Sergio Ortiz de Zárate, estrella Michelin y especialista en productos del mar, y Beñat Ormaetxea, Premio Nacional de Jóvenes chefs y especialista en caza. Un tándem que se ha volcado en este proyecto y que promete muchas veladas felices a la mesa. Porque, eso sí, los espectaculares atardeceres y el mejor skyline de la ciudad ya vienen de serie.

Restaurante, chillout y beachclub. Y un espacio único, una ubicación privilegiada. Y una carta para toda la familia (sí, niños también). Y mesas con manteles a orillas de un lago fabuloso. Y unos atardeceres estivales de escándalo. La enumeración podría seguir pero lo mejor es reservar mesa (y con tiempo porque vuelan rápido) y llamar a amigos y familia para ir a comer un fin de semana. Todo a media hora del centro de Madrid. Vamos, no hay metro pero tardas menos que en ir a trabajar cada día. Y esto apetece.

El calor empieza a apretar y llegan los platos con un perfil más fresco a las cartas de todos los restaurantes madrileños. También a esta apetecible azotea pegada a Gran Vía que no mucha gente conoce. Un balcón en pleno centro de Madrid y un comedor con techo acristalado que, de junio a septiembre, se descubre para exprimir los días y las noches agradables que vienen. Una séptima planta donde manda una convincente cocina mediterránea: de la ensalada de burrata a la fritura de tallarines de calamar fresco pasando por un sándwich de abanico ibérico.

El biestrellado chef Ramón Freixa comanda lo que sale de cocina en esta espectacular apertura frente al Palacio Real. Se llama Papagena (nombre inspirado en uno de los personajes de ópera 'La Flauta Mágica' de Mozart) y lo encontraréis en la sexta planta del no menos icónico y majestuoso Teatro Real. No os asustéis por el ticket medio... ronda los 35 euros.Platos cosmopolitas, vistosos, creativos, con marcada querencia internacional, se mueven en una monumental sala decorada por Luis García Fraile, que también se ha encargado de imprimir un brillo especial a esa barra dedicada a la coctelería y el copeo de altura. Empanadillas de pollo al curry con hoisin de pisto morrón, burrata Caprese inyectada de albahaca y tartar de tomate, quesadilla de cochinillo confitado y mole poblano aparecen en los Entrantes mientras los platos principales: langostinos Robuchon y mayonesa cítrica, tartar de ternera gallega reposada con toques picantes, lomo de bacalao confitado gratinado con una muselina de ajo o canelón asado de tres carnes con salsa de boletus, foie y trufa.

Inspirado en aires portuarios gallegos, apareció este rooftop escondido en el céntrico hotel INNSiDE by Meliá Madrid Gran Vía (entrada por calle de Mesonero Romanos 13). Con 500 metros cuadrados, tiene diferentes espacios, desde una gran barra a escenario para eventos, zona de degustación y mesas altas, otra área para disfrutar del ambiente de forma más relajada y hasta una “secret room” con capacidad para 18 comensales que se puede reservar para eventos o comidas privadas.

Fastuosas vistas y un ambiente relajado, diseñado por el prestigioso estudio sueco Martin Brudnizki, para una comida que equilibra la sofisticación con una informalidad alejada de la alta gastronomía. No faltarán su legendario tomate nitro con gazpacho verde y tartar de quisquillas, el pollo picantón de corral relleno de foie gras y trufa ni el tartar de zanahoria con caviar de AOVE y pipas de girasol pero también encontraremos bocados y elaboraciones más sencillas como el arroz cremoso de verduras de temporada o el O-Toro de Barbate aliñado con aceite de oliva y soja blanca.

Algo bueno está pasando en Madrid: cada vez son más las propuestas para disfrutar de las alturas y esta terraza es una de las mejores evidencias. Se trata de Ginkgo Sky Bar, el bar situado en la última planta del nuevo hotel VP Plaza de España Design. Y aunque no está en Gran Vía, su terraza panorámica con piscina ofrece unas vistas espectaculares de todo el cielo de Madrid, desde el palacio Real y la Casa de Campo, hasta el barrio de los Austrias y Malasaña. Su estética es sofisticada, con una decoración que te recordará a los felices años 20 en versión tropical, porque si algo hay en esta barra de coctelería son muchas plantas exóticas. Estará abierta durante todo el año. Toma nota.

Abierto en la última planta del hotel The Principal, este bar y restaurante se ha convertido en el ‘place to be’ de Madrid en pocos meses. Con la firma de Ramón Freixa, chef con dos estrellas Michelin, el espacio combina unas impresionantes vistas del centro de la ciudad con una gastronomía de vanguardia para disfrutar tanto de un buen desayuno, una comida de lujo o una merienda entre amigos. Además, también cuenta con una coctelería donde tomarse un mojito o un gin-tonic bien frío mientras atardece sobre los tejados madrileños.

Este albergue moderno, situado a solo 150 metros de la plaza Mayor y con vistas a la Colegiata de San Isidro el Real, presume de tener una de las azoteas con más vida de la ciudad. Vamos, igual tienes que esperar en el hall para hacerte con un sitio ahí arriba pero luego, cerveza en mano, estaréis frente a una carta de bocados tan apetecibles como el milhojas de ventresca, homenaje al que preparan en La Castela, o un bocadillito de pastrami.