La mejor cocina marinera

El Mar Salada es un triángulo bien definido con tres vértices fundamentales: Marc Singla (chef), Albert Enrich (pastelero) y Marta Cid, heredera de Can Ros y la capitana, que dirige el comedor con aquella simpatía tan inhabitual en la hostelería náufraga . Si va desesperados buscando arroces auténticos por la Barceloneta, ¡es aquí! Os vamos a decir un secreto: hacen probablemente uno de los mejores de la ciudad. Pero es que, además, habrás topado con una de las excelentes cocinas marineras del barrio. Todos los días van a buscar a la lonja el pescado que sirven. El postre es de upa: crocante, crema de yogur con sorbete de manzana verde, pastel de limón con helado de cabra, y sobre todo, la espuma de crema catalana. ¡No pueden sacarla de la carta!

Esta es la historia de un tándem de tres que empieza en el restaurante de los bajos del hotel Aiguaclara de Begur. Después de conseguir que Clara fuera un éxito en el Empordà gracias al boca-oreja, Fran Llobet (ex Jean Luc Figueras), Alex Ruiz (ex elBulli, Tickets) y Aníbal Santiveri han decidido dar el salto en Barcelona. La propuesta es la misma: una cocina mediterránea muy libre, con guiños en Francia y en México (Franc trabajó una temporada en Casa Malca de Tulum). Platos sobre todo de mar (sardina con fruta de la pasión y albahaca), pero también de tierra (meloso de ternera con puré tradicional, demi y salsa de foie-gras). La mitad de vinos son naturales y los días laborables tienen una fórmula de mediodía por 20 euros.

Este restaurante marinero del grupo Sagardi celebra la cocina del Mediterráneo, con especial enfoque en los gustos del Alt Empordà. Situado en los soportales de Xifré, ofrece una gastronomía singular. La preparación del arroz, cocinado desde cero con fuego de setas o chopo, es una muestra de su dedicación a la tradición y la calidad. En el espacio de barra encontrará una selección de conservas, marisco, tortas y buenos vinos a copas. En el espacio del restaurante, por su parte, destacan los arroces a la leña y los platos de mar y montaña, como las albóndigas con sepia y la tarrina de paté de papada y anchoas. El ambiente cálido y la decoración de madera invitan a sentirse como en casa desde el primer momento.

El chef Alexis Peñalver, dueño de La Pubilla y el Extra Bar, ha convertido la barra donde estuvo La Cata de Joan Noi del mercado graciense de la Llibertat en Hermós Bar de Pescado, una barra de pescado que dispone de un equipamiento de cocina mínimo –plancha, dos fuegos y un horno– y un producto máximo. Aquí sólo se cocina pescado y marisco de las paradas del mercado, claro. El producto no va desnudo, sino equipado con bases de cocina catalana con un giro moderno. Las raciones son abundantes ya precios razonables.

Más que un chiringuito de playa: un restaurante donde el diseño y la gastronomía se unen en una oferta basada en arroces de mar y de montaña y productos km 0. Inaugurado en 2017, ha consolidado una oferta que reinventa recetas tradicionales que conservan los aromas pero reducen el nivel de grasa. En primera línea de playa, podéis disfrutar de paellas como la de verduras y setas al carbón, tapas y ensaladas con pescado fresco de la lonja y vegetales eco de proximidad. Si no os queréis romper la cabeza, optad por un menú para dos personas o más que incluye croquetas de asado y trufa, medio kilo de mejillones, fritura de calamar y arroz del señorito por 49,50 € por persona.

Situado en una de las plazas con mayor encanto de Barcelona, ​​el local mantiene los ventanales, la madera y el mármol originales, que dan alma a un espacio muy agradable. De la carta, elijas lo que elijas, acertarás: producto de mar de primera y una elaboración impecable del sólido chef Rafa Medrán, que tanto te remacha unos calamares a la romana (¡qué crujiente!), unos buñuelos de berenjena, anchoas y queso (melosos y cada ingrediente en su sitio) como un rape flameado con almendras y jamón (salsa que te la comerías en cucharadas y el animal está entero en cada bocado). El postre está totalmente a la altura. Si las tres patas de un restaurante son el espacio, la cocina y la acogida, Els Pescadors es un tres de tres: el dueño está a pie de comedor y su implicación emocional es evidente y pegadiza.

Ya hace una década que el grupo de restauración Elche se hizo cargo de una de las marisquerías más míticas de la Barceloneta, la Cheriff (bautizada así por la afición que tenía el dueño originario de pasear en sombrero de cowboy por el barrio) . La carta es una oda al pescado y al marisco de alta gama: en la plana plancha, enlucido, sartenes, arroz caldoso, caldereta, zarzuelas... Y el espacio, reformado del todo en el 2020, es una alegoría minimalista en el encuentro entre mar y playa, con sillas de Oscar Tusquets!

Si sumamos mar y México obtenemos como resultado el Maro Azul del Eixample. El plato estrella de este local luminoso, sereno y de aires mediterráneos con reminiscencias caribeñas es el pescado a la talla, especialidad del Pacífico mexicano. Se abre como una mariposa, se cocina a la brasa, una mitad se cubre de salsa talla (de diferentes tipos de chile) y la otra de salsa de perejil (con clavo, comino y cebolla), y se sirve con tortillas, frijoles refritos y verduras encurtidas. Las tostadas, los tacos, los rollitos de changurro y el aguachile tampoco se quedan atrás. Cócteles tradicionales (margarita, pisco sour) y también de creación propia, como el daiquiri de yuzu y guayaba. Quizás al acabar la comida sentís que estáis en la costa yucateca, pero no, estáis a dos pasos de la Sagrada Família.

Los cocineros Alex Durán y Matteo Spinelli han creado un concepto que nos traslada a varios puertos del mundo. Situado en un emplazamiento espléndido del Real Club Marítimo de Barcelona, ​​el Fiskebar se especializa en pescados y marisco y defiende una cocina estética que quiere agradar a todo el mundo. En la carta, la pasta, las verduras y el arroz acompañan a los productos del mar, mientras que recetas nórdicas como el smørrebrød de salmón, aguacate y rábano picante aportan una mirada diferencial. Destacan los mejillones con mantequilla blanca, la cerviola con aceite de oliva virgen y la barra fría de niguiris, así como el queso de Molí de Ger a la brasa. Para acompañar, disponen de una amplia selección de vinos ecológicos y orgánicos.

Kintsugi es una barra japonesa de alta categoría situada en la entrada del hotel Ohla Eixample: arroz y pescado. Con una zona de tablas y barra, sirve el menú Omakase a un máximo de ocho comensales (aunque mejor que sea seis, según el chef). El buen pescado, la mayoría del Delta –y algo traído desde Japón, como el –pescado limón– ya lo dábamos por sentado. ¡Qué sushi! Tártaro de caballa, ostra con médula de atún, verduras en tempura con alpargatas… Especialmente bueno es el chapadillo de anguila a modo de katsu sando, el bocadillo japonés. De los dueños del aclamado Xerta.