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Los mejores restaurantes gallegos de Barcelona

Repasamos dónde se ha instalado la buena cocina gallega en la ciudad

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Recordamos el dicho: el gallego no se queja, emigra. Esto hizo que en un momento dado buena parte de los restaurantes y bares de Barcelona sean gallegos (y que al español en Argentina se le llame gallego). Y no nos quejamos, al contrario: la cocina gallega es de las que mejor sabe resaltar las virtudes del producto. Y qué producto: con el pulpo y la vaca como emblemas, tienen lo mejor del mar y de los prados y un repertorio de guisos y tapas imbatibles. Repasamos la lista de dónde se come mejor comida gallega, desde el lugar más humilde hasta el favorito de Julio Iglesias.

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Quince gallegos para todos los bolsillos

  • El Poble-sec
  • precio 2 de 4

Escairón destaca sobre todo por su entrecot de Galicia y su pote, el caldo gallego. Jorge y Pilar os atenderán como si estuvierais en su casa, tienen una clientela prácticamente fija. Sus platos fuertes son el entrecot o cualquiera de sus carnes a la brasa, pero también sus guisos, el lacón y, sobre todo, algunos postres como el denominado Escairón (crema catalana con un tipo de crocanti helado). Inmejorables y únicas son las patatas fritas que acompañan las carnes, entre las que detaca la escalopa a la milanesa. Es un lugar ideal para disfrutar de la cocina gallega y de mercado.

  • Cocina creativa
  • El Raval
  • precio 2 de 4

Más que cocina gallega contemporánea, Arume es un restaurante de gallegos que han viajado por todo el mapamundi (y se instalaron en la casa natal de otro gallego viajado: Vázquez Montalbán). Lo que hacen –coger productos de la cocina gallega y el Atlántico y modernizarlos– es fácil de decir. Pero lo difícil es rehacer platos que de tan locales son universales, como por ejemplo un cebiche de corvina salvaje con leche de tigre, granada y emulsión de aguacate, y las vieiras con crema de maíz.

Comer aquí es una experiencia íntima: dos salones abigarrados en una casa del siglo XIX en el Raval, que traza un hilo de continuidad con grandes casas de comidas ya perdidas del barrio, como Can Lluís o Casa Leopoldo. También podéis confiar en los arroces de la carta, otra de sus especialidades: el arroz con pato, espuma de ajo asado y pimientos del Padrón es una visión personal y llena de sabor del tema, que combina la melosidad con un punto de grano clavado. Y por supuesto, os podéis lanzar a ciegas a cualquier plato de pulpo. La carta no es muy extensa, pero cada plato da diana.

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  • Cocina creativa
  • Esquerra de l’Eixample
  • precio 3 de 4

Talento y conocimiento de causa: Besta Restaurante es el proyecto de un cocinero gallego (Manu Núñez, ex-Arume) y Carles Ramon (La Bellvitja). Ramon ha trabajado en Galicia, Núñez en Cataluña. Y ambos sienten un gran respeto por la tradición, pero también tienen ganas de darle la vuelta como a un calcetín. O sea que con un pie en cada orilla, se definen como "un neobistrot entre el Atlántico y el Mediterráneo, y algún toque nórdico".

Ahora bien, las definiciones no se necesitan cuando hay talento y creatividad. Cada día, imprimen una hoja con una docena larga de platos del día con enunciados de platos cortos "pero con elementos atrevidos" y que no lo explican todo para que la gente pruebe cosas y se sorprenda. Como un besugo soasado, con zanahoria y jugo de col que en realidad es una reversión rompedora del besugo en escabeche: presentado doradito, pero cortado fino como si fuera sashimi, con el recuerdo de vinagre del escabeche, sustituido por la confluencia de un zumo licuado de col fermentada (acidez) con una crema de zanahoria. 

  • Marisco
  • El Poble-sec
  • precio 4 de 4

Tras la pandemia, Rías de Galicia reabrió como Rías/Kru. Antes subías las escaleras del Rías de Galicia –un restaurante abierto en 1986, marisquería familiar de referencia de Barcelona– y te encontrabas con otro restaurante, Espai Kru, donde lo que dominaba el 80% de la carta eran porciones excelsas de producto marino crudo y marinado, con elaboraciones de alta cocina moderna. Los hermanos Iglesias han optado por unificar la carta en ambos espacios.

El altillo de Kru –esa maravillosa mesa de roble– se abre cuando ya no hay más reservas abajo. Ahora, en Rías/Kru puedes pedir unas cocochas al pil-pil impresionantes (sedosas, sutiles... ¿Mejores que las vascas?) y también nuevas elaboraciones como un tártaro de atún picante, donde el juego del caviar de aceite de oliva y el aceite de guindilla picante propulsa un producto de por sí magnífico. Lleva la cocina el chef Rafa Erbs, un brasileño que ha pasado por Arzumendi, Enigma y Dos Palillos. Rías: lo mejor del mar gallego. Kru: una maravilla con poco fuego y mucha Asia, con despiporres de sabor como un nigiri de ternera wagyu con foie, o navajas con crema de parmesano y salsa Café de París.

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  • Marisco
  • Dreta de l'Eixample
  • precio 3 de 4

Cuando oyes marisquería, te viene a la cabeza un señor chupando una bandeja de percebes o Julio Iglesias bajando de un coche tintado en Gran de Gràcia. Y un sablazo que te dejará temblando. Bien, la marisquería Batea –batea es una plataforma de cría de marisco en Galicia– del cocinero Manu Núñez, copropietario del Besta, apunta a “una marisquería no carca, que quiere hacer una cocina sencilla pero no típica”, explica el chef. Y que alguien de clase media pueda permitirse una vez al mes. Núñez, utilizando excelente producto del Atlántico (en mayoría gallego) y mediterráneo (en mayoría catalán) se inventa platos, platillos y platazos rehuyendo los tópicos dominantes de las bravas con cosas y la croqueta de gamba.

Te sorprendes con una croqueta-nigiri de salsa verde –la de la merluza– rebozada, que te estalla en la boca y baña el pescado crudo. El espíritu es juguetón y popular, pero el aspecto lúdico (¡qué buenas las coletas de salmonete de roca disfrazadas de cabrito a la milanesa!) no esconde mares y montañas serios y de traca. Como unos raviolis de cerdo celta con huevos de tortilla y fondo de carne que son una barbaridad de sabor. Por cierto, Batea está en la Avenida Palace, hotel donde una vez pasaron la noche los Beatles.

  • Sant Antoni
  • precio 1 de 4

Lalan’s se erige como un superviviente en la jungla de los brunchs, tatakis y parmentiers de Sant Antoni. Es un bar gallego de barrio con gente del barrio donde se sirven bocadillos y tapas a precios de barrio. Pósteres de Galicia y bufandas futboleras en las paredes, el televisor encendido escupiendo noticias y un trasiego constante de parroquianos. Aquí la especialidad son las tortillas. La de patatas es un monumento a la jugosidad; muy gruesa, dorada por fuera y tierna por dentro, con los huevos perfectamente cuajados. Dejaos de huevos Benedict, empezad el día con un pincho de tortilla de Lalan’s y un café. Os hará mucho más felices por muchos menos duros.

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El cocinero Alejandro Sanahuja no es gallego; pero es el propietario de O'Peregrino, un restaurante gallego abierto circa los Juegos Olímpicos. Acabando los estudios en la Hofmann, Sanahuja estaba a punto de realizar las prácticas en un restaurante. Pero estalló la pandemia. "Quería comprarle el restaurante al Sr. Juan habiendo terminado los estudios. Con los padres hace 15 años que íbamos. Pero no tuve más remedio que adelantar la compra", explica.

Con un aval y mucha ilusión, pasó de estudiante a cocinero-propietario de un local pequeño pero con carisma: O'Peregrino es un sitio de tamaño íntimo, con un reservado delicioso. En este local con caché convive el producto gallego tradicional de gama alta (percebe, centollo, etc..) con un toque más moderno y renovador de la cocina atlántica, como un filete de vieira con crujiente de puerro, o un carpaccio de gamba roja con ceps confitados y aceite de trufa. Y si no te quieres complicar la vida, pues un buen entrecot o un arroz negro.

  • Sant Antoni
  • precio 2 de 4
A Gudiña
A Gudiña

La Pulpería A Gudiña es uno de esos restaurantes en los todavía puede disfrutarse de una comida de calidad a precio razonable. Este establecimiento de trato cordial y aire familiar, sirve deliciosas tapas de marisco y pescado gallego, acompañado de un buen albariño y una buena copa de orujo al acabar. Los siguientes platos son deliciosos: pulpo a la gallega, empanada, pimientos del Padrón y costillas gallegas con ajo.

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  • El Poble-sec
  • precio 2 de 4

Cañota es un bar de tapas marineras de inspiración gallega con muy buenas referencias. Se trata del hermano pequeño de Rías/Kru, uno de los grandes restaurantes gallegos de la ciudad y del Estado. Pescado y marisco, patatas bravas, pulpo a la gallega, ensalada rusa, cañas de cerveza y vinos ... La oferta del Cañota es la de toda la vida pero con el añadido de un puntito juguetón de creatividad. Si vas con amigos guiris, pide la sangría original (vino natural, jarabe de fresas, naranja, lima, cardamomo y canela). Todo de la mejor calidad y en un local muy espacioso y desenfadado. La ubicación es estratégica e ideal para resolver una comida de celebración o la cena después de salir del Lliure o el Mercat de les Flors, que quedan justo al lado.  

Decir que el restaurante del Centro Gallego de Barcelona es singular es quedarse corto. Se accede a la antigua residencia del conde Güell –la sala interior tiene un pasillo proyectado por Gaudí que conecta con el Palau Güell!– por una majestuosa escalera de mármol, agazapada en un amplio vestíbulo a pie de Rambla. De los mismos responsables del Arume y Cera 23, son abanderados de la nueva cocina atlántica en Barcelona: es decir, no son platos que te encontrarás en el típico gallego, pero sí son platos que te hablan de Galicia. Como por ejemplo, un pulpo a feira con cachelos o un pollo de corral deshuesado con patata nueva, cebolla perlada y pimientos de padrón. 

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