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Restaurantes más originales para comer en Madrid

Camuflados, peculiares, secretos… En esta lista os desvelamos un buen puñado de direcciones que no parecen restaurantes y, sin embargo, ¡lo son!

Gorka Elorrieta
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Madrid está que arde en cuestión de restaurantes de moda, eso es innegable. El ‘boom’ de aperturas es imparable y la lista de visitas pendientes se hace eterna en la capital. Cada restaurante intenta brillar más que el anterior ya sea por una oferta gastronómica diferente, un interiorismo rompedor, una propuesta de ocio más allá de la culinaria, una localización emblemática y mágica… ¡O por todo a la vez! Este es el caso de estos comedores que lo aúnan todo en espacios inesperados que nunca parecieron pensados para ser restaurantes y que ahora, sin embargo, lo son. 

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1. Bufé otaku

No digas nunca… El grupo Bellaciao gestiona otros locales como Runni Market o Running Sushi in Osaka, pero ya que nos ponemos, mejor afrontar la visita a este espacio de fantasía freak en plena plaza de los Cubos. Los fans del manga y el anime pueden quedar paralizados al comprobar que sus sueños gastro-experienciales (que se nos perdone la expresión) están al alcance de su mano: bienvenidos a Running Sushi in Akihabara. Luego habrá quien piense que comer sushi ilimitado por 14,95 euros es otro sueño en sí mismo. Y el resto de los mortales se limitará a echar un rato gracioso sumidos en un escenario que reproduce parte del impacto visual del distrito comercial del Tokio más loco (que ya es decir). La fachada de acceso imita al metro de la metrópoli. Una vez dentro, todo es rosa chicle, neones, un Godzilla que sale de la pared, personajes de cómic hasta en la sopa (bueno, no literalmente)... La comida huye también de lo zen, y es que hablamos de un bufé de cinta giratoria que penaliza dejarse algo en el plato. Edamame, makis y nigiris, lo normal. Pero también poké, dim sum y wok. En la mesa se habla de robótica y videojuegos.  

Abre sus puertas Bestial (Prado, 4) y el ambiente hace honor a su nombre. Un horror vacui multicolor de más 600 metros cuadrados que se divide en tres áreas y donde se puede ir a tapear al mediodía, a tomarse unos cuantos cócteles o a celebrar con amigos la cena más extraña de tu vida sentado en un "piano mar". El espacio no dejará indiferente a nadie que atraviese la puerta de entrada.Y está en pleno centro, a dos pasos de la siempre animada plaza Santa Ana. Esta última fantasía capitalina lleva el sello de los creadores del éxito rotundo, entre madrileños y turistas, de locales como Rosi La Loca, Inclán Brutal bar o Calle 365.

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3. El castillo de Hogwarts en la calle Serrano

Aquí no hay guiño temático sino mera ensoñación ya que el edificio en cuestión forma parte del paisaje de palacetes y casoplones a esta altura de la calle Serrano, el Madrid muy bien. Una “casita” pintoresca de estilo Tudor levantada en 1934 por el arquitecto Manuel Ignacio Galíndez Zabala y a la que se bautizó como Villa Thiebaut. Pero qué le vamos a hacer si nos recuerda tanto a la escuela de magia más literaria. Poco cartón piedra en Mom Culinary Institute, una escuela distinta a la de Harry Potter, que también sirve de sede del restaurante Seeds. Alfonso Castellano es el maestro que lleva la batuta, más que la varita, de ambos tinglados sustentados por un huerto (en la antigua piscina) cuyas verduras de temporada dan sentido a la carta y a los distintos menús degustación, con pescados excelentes y técnicas francesas. El interior lo firma el estudio de Alejandra Pombo, todo un contraste entre vidrieras, miradores y remates versallescos.  

4. En un lujoso pajar de montaña

Porque hay pajares y pajares, y este que se inspira en una borda pirenaica resulta fastuoso. Madrid in Love se lució ambientando el restaurante La Borda del Mentidero en un inmenso emplazamiento de techos infinitos que, sin embargo, no destemplan. Sobre una loma al norte de la ciudad, y frente al edificio espejado de Telefónica, se dejaron de menudencias y la típica construcción aranesa de labranza acaba por ser simple punto de partida para epatar con una decoración vegetal desbordante que incluso tiñe tapicerías de butacas y sofás. Tomarse algo en la barra justifica la entrada como si del lodge más exclusivo se tratara. Pasar al comedor acristalado hace que la vivencia sea más completa que en la terraza, aunque ésta siempre dé un respiro, en este caso entre olivos. En realidad, lo auténtico es venir en invierno para terminar de comprobar la experiencia acumulada en cocina por Mentidero, fiel aquí al estilo del grupo de producto y brasas. La carta está bien definida, con un apartado para compartir, uno pequeño de bocados de influencia japonesa, otro de verduras de temporada, algún guiso y gratinado, y las carnes a la leña por bandera, tipo steak tartar, black angus en tacos con tuétano o lomo alto finlandés. 

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  • Comer

La comida callejera cotiza al alza. Las focaccias provocan colas, se abren locales con una carta de bocadillos ricos y se multiplican los establecimientos de kebabs en versión fina. Al listado de estos últimos tenéis que sumar un nuevo espacio que además es bastante único, fotogénico cuanto menos. Ya lo sabemos, desde hace tiempo no vale solo la comida. Si el local parece un vagón de metro, pues mejor. Más gente se asomará a tu cuenta de Instagram. Una pantalla de aires retrofuturistas te da la bienvenida a este lugar dibujado por un estudio que trabaja para marcas de la talla de Chanel o Dior. Haces tu pedido y, si tienes hueco, porque el espacio es pequeño, te sientas a comerte tu kebab (también hay un barra minúscula para comer de pie). Lo más probable es que acabes hincándole el diente en plena calle pero el formato está armado para que funcione como take away y delivery. Y para vender merchandising. Otra tendencia en boga.

6. La bodega más antigua

Madrid da para mucho y a veces no nos damos cuenta. Debajo de donde pisamos ni te cuento. La ciudad oculta secretos… El de este lugar entre Atocha y el paseo del Prado, puro Triángulo del Arte, empezó a forjarse en el siglo XVII cuando se excavó una primera galería para guardar vino. Los monjes de la orden de San Felipe Neri la ampliaron hasta construir una asombrosa red de túneles y bóvedas de ladrillo cocido llenas de grandes hornacinas que hoy se aprovechan para colocar mesas para parejas y amigos. La Bodega de Los Secretos salvó del desastre parte de los ocho kilómetros de laberinto subterráneo reformado ya como restaurante. Los muros revelaron historias: pasadizos clandestinos, simbología masónica, armas de distintas épocas… Un lugar evocador en el que ahora se disfruta de una cocina de mercado con sugerencias como el tataki de bonito de Guetaria, el entrecot del Pirineo, las croquetas de chipirón o el pulpo a la brasa. Una oportunidad única de cenar mientras se admira el meritorio trabajo de restauración del propietario Raúl Muñoz. 

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7. En una capilla barroca del siglo XVI

En pleno centro de Madrid, en una privilegiada y sorprendente ubicación a un paso de la plaza Mayor, vais a cruzaros con Caluana, place to be para muchos, madrileños y turistas. Vienen con toda la artillería para pasárselo y hacérnoslo pasar bien. Cocina italo-española, espectáculo a pie de mesa y una veintena de cócteles. La capilla barroca del siglo XVI (con su refulgente pan de oro) situada en calle de la Bolsa, 12 y sus bóvedas centenarias son el escenario más atractivo y epatante posible por el que poder distribuir las tres plantas (y ambientes) de este ambicioso proyecto. 

8. En las plantas superiores de una discoteca muy famosa

La archiconocida y enorme discoteca Teatro Kapital (Atocha, 105) ha salido renovada y actualizada de la pandemia. Ahora dos de sus siete plantas albergan un restaurante donde convergen por igual la cocina y las experiencias inmersivas tan de moda en estos tiempos. En su techo, una de la mayores cúpulas retráctiles de Europa, se recrearán diferentes lugares del mundo a través de espectaculares proyecciones, mientras los platos van llegando a las mesas. Videoarte, pantallas led interactivas de gran formato y video mapping que evolucionan, mutan y se transforman durante la velada. La innovación llega a este icono de la ciudad de la mano de este restaurante al que han llamado quintoelemento, un espacio desvinculado del ocio nocturno que se mantiene en las plantas inferiores. Sushi bar, diseñado en ónix rojo, barras de coctelería, en mármol luminious, y un sky restaurant, la joya de la propuesta, que se despliega a lo largo de 800 metros cuadrados. Todo esto fluye en la última planta del edificio.  

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9. Entre cristales de sal rosa del Himalaya

Tras el éxito cosechado por Thai Emotion, el penúltimo proyecto y la reaparición del fundador del icónico Thai Garden, Emilio Carcur ha presentado en el mismo local desde donde salen sus delicias tailandesas (para delivery o take away) una única mesa para cuatro personas (que subirá a seis u ocho cuando se relajen las medidas sanitarias) y se ha convertido así en el restaurante más pequeño y la atmósfera más sorprendente (limpia y purificada con cristales de sal rosa del Himalaya) de la ciudad.  Diamantes de Sal Rosa ofrece privacidad para tus noches románticas o reuniones de negocios o exclusividad para ese divertido encuentro entre amigos. El espacio abre desde el martes por la noche al domingo (comida: 13.30 a 16 horas. cenas: 20.00 a 23 horas). ¿Dónde? En Chamberí (calle Eguílaz, 13).

  • Centro
  • precio 2 de 4

Ubicado en el interior del edificio Sabatini del Museo Reina Sofía, referente internacional del arte contemporáneo, nos chifla. Sigue la excelente carta con esencia de bar de antaño a la que nos tienen tan acostumbrados Iván Morales y Álvaro Castellanos (salivamos por sus croquetas de ibérico con leche de oveja) pero aquí se saborea en una gran terraza abierta y otra cerrada a modo de jardín atemporal en el que disfrutar de unas de las cenas más bonitas de Madrid, copas, cócteles y ambientazo.

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  • La Latina

El Corral de la Morería es mucho más que un restaurante, es un templo consagrado al arte. De un lado, al arte flamenco, con artistas de la talla internacional del bailaor Eduardo Guerrero y que se puede observar, cada noche, sobre su tablao (que declaran “el más famoso del mundo”). De otro lado, el arte culinario, que se despliega en diferentes opciones, desde de degustación entre las que se encuentra la cena frente al propio tablao, mientras dura el espectáculo o la posibilidad de acceder al restaurante con estrella Michelin y disfrutar después de la segunda sesión. Toda la propuesta gastronómica se encuentra capitaneada por el chef vasco David García y, en el apartado líquido, el Corral posee una de las bodegas de más completas no solo de Madrid… sino de España.

  • Qué hacer
  • Madrid

Si yo te digo peli… tu respondes, ¿palomitas? A menos que estés, claro, en el espacio que hoy ocupa la maravillosamente remodelada Sala Equis, con sus hamacas, asientos e inmensa pantalla. Este cine renovado se encuentra en la que fuera, literalmente, la sala de contenido X del antiguo y ya extinguido cine Alba. Aquí encontramos una nutrida oferta de cine clásico y contemporáneo que se da la mano con una propuesta de raciones pensadas para compartir, a modo de tapeo contemporáneo: no faltan el hummus, las croquetas, la ensaladilla, los nachos o el pincho de tortilla. Para los platos principales, triunfa el estilo americano con perritos y burgers en diferentes versiones.

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13. En un fabuloso palacete decimonónico

El Palacio de Saldaña de la calle Ortega y Gasset ha levantado el telón como Abya, uno de los proyectos de restauración de mayor envergadura en los últimos años en la capital con más de mil metros cuadrados dedicados a la gastronomía a lo largo y ancho de tres plantas. Detrás de todo, el empresario mexicano Manuel González, recién aterrizado en el sector, que ha querido ir a por todas con una arriesgada apuesta que pretende aunar cocina, arte, moda y diversión como nunca antes. ¿Se puede, sin perder el criterio y la calidad? Aurelio Morales, jefe de cocina y responsable de la estrella Michelin de Cebo, garantiza que sí con una carta ecléctica y cosmopolita entre las obras de arte que abarrotan el local. ¿Conocéis el Sketch de Londres? Pues esa es su idea. 

  • Cocina creativa
  • Malasaña
  • precio 2 de 4

¿Es posible comer con los pies sobre la arena en pleno centro de la capital española? Confirmamos, ¡es posible! En el barrio de Malasaña se encuentra Ojalá Beach Club, del grupo La Musa, un restaurante planteado como un bar de playa que te transportará a la costa y al verano. En él se puede disfrutar de consumiciones desde el desayuno hasta la cena, con la opción de tomarse un brunch a cualquier hora del día. Su carta de comidas y cenas aúna platos mexicanos y americanos con otros propios de Oriente Medio y propone opciones desde los aperitivos y ensaladas, hasta elaboraciones pensadas para comer con las manos, como tacos, hamburguesas, bocadillos y sándwiches… sin olvidar sus postres, pensados para paladares muy golosos.

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15. Escondido bajo los árboles del Real Jardín Botánico

Grandes éxitos del Grupo TriciClo se pueden degustar desde hace poco menos de dos años en el mismísimo Real Jardín Botánico de Madrid, donde tan solo esperaríais la sencilla cafetería habitual antes de que desembarcaran Javier Goya y los suyos. Tras pagar la entrada al recinto, requisito indispensable y, además, recomendado (¿cuánto hace que no visitáis el Botánico?) podrás sentarte en este maravilloso rincón rodeado de naturaleza en pleno Paseo del Prado y disfrutar, disfrutar de lo lindo. Callos a la madrileña como los de La Elisa, patata rellena de pepitoria o empanada de bacalao y pasas son algunos de los ‘hits’. 

  • Mediterránea

La Castafiore abrió sus puertas en el año 1996 y, desde entonces, ha trabajado y consolidado un concepto único en la ciudad con el que promociona, además, a los nuevos talentos de la lírica. Su propuesta se sostiene sobre tres ejes, que funcionan de manera complementaria y suceden en el mismo espacio-tiempo: la culinaria, por supuesto, pero también sobre la pintura y sobre la ópera, que se canta en directo mientras los comensales disfrutan de su comida y su bebida, y que representa el elemento diferencial de este restaurante. La estructura de la oferta se plantea en formato de menús que se organizan por actos, de manera que entre bocado y bocado suceden los pases musicales, integrándose en un mismo servicio personal de sala y camareros con los cantantes.  

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17. Entre aperos de una casa de labranza del siglo XIX

Lo de antes, ahora. El Mesón de Fuencarral acaba de cumplir nada menos que 90 años y sigue lozano y estupendo. El buen comer con la base de la cocina castellana es protagonista absoluto en manos de la tercera generación de la familia Ramón Dios. Tradición y esencia destacan en este casa en el sentido más literal de la palabra, porque os sentiréis como en una en un oasis campestre a un paso de Madrid, a diez minutos de Plaza de Castilla. Su terraza es una gozada como lo son sus salones con chimenea. Callos, migas, cordero asado, cochinillo o leche frita os plantearán serias dudas a la hora de pedir.

  • Cocina creativa

El biestrellado chef Ramón Freixa comanda lo que sale de cocina en esta espectacular apertura frente al Palacio Real. El nombre del restaurante está inspirado en uno de los personajes de ópera 'La Flauta Mágica' de Mozart y lo encontraréis en la sexta planta del no menos icónico y majestuoso Teatro Real. No os asustéis por el ticket medio... ronda los 35 euros. Platos cosmopolitas, vistosos, creativos, con marcada querencia internacional, se mueven en una monumental sala decorada por Luis García Fraile, que también se ha encargado de imprimir un brillo especial a esa barra dedicada a la coctelería y el copeo de altura. Empanadillas de pollo al curry con hoisin de pisto morrón, burrata Caprese inyectada de albahaca y tartar de tomate, quesadilla de cochinillo confitado y mole poblano aparecen en los entrantes mientras los platos principales: langostinos Robuchon y mayonesa cítrica, tartar de ternera gallega reposada con toques picantes, lomo de bacalao confitado gratinado con una muselina de ajo o canelón asado de tres carnes con salsa de boletus, foie y trufa.

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  • Japonesa
  • Barrio de las Letras
  • precio 4 de 4

Julián Marmol ha encumbrado su Yugo como uno de los mejores restaurantes japoneses de Madrid y a su estrella Michelin, sin ir más lejos, nos remitimos. A modo de “izakaya" nipona, la alta gastronomía del país inunda dos nuevos menús con materia prima de escándalo de Alaska, Japón, Portugal o el Delta del Ebro. Se saborea en temakis, niguiris y tartares, además de una sabrosa carne de Kobe, por ejemplo, en una degustación clásica que repasa su trayectoria y otra más innovadora. El sótano, una alucinante recreación de un búnker de guerra,  medallas y banderas originales incluidas, funciona para socios, eventos o solicitudes concretas y hay lista de espera. La merece. 

Inclán Brutal Bar se encuentra en el barrio de las Letras, próximo a la popular plaza de Santa Ana, aunque su interior y su propuesta poco tengan que ver con el tipo de restaurante que suele encontrarse en la zona. Premiado en FIBAR 2021 como la Mejor Coctelería de Restaurante de España, el local lleva abierto desde 2018 y lo cierto es que su fama se debe no solo al despliegue de fantasía e imaginación, también a la buena relación calidad precio de sus platos y tragos. Su originalidad proviene de una mezcla entre el interiorismo y la propuesta culinaria, su forma de servicio, las vajillas y vasos empleados para la degustación… cada detalle suma para que el cliente se encuentre rodeado, en todo momento, de una alta dosis de fantasía.

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21. Un chalet remodelado a orillas del río Manzanares

Seguro que habéis oído hablar ya decenas de veces de la última revolución gastronómica de Madrid. Si no, os la recordamos nosotros: Una veintena de comensales. Un único menú de temporada. Todo el mundo habla del proyecto de Jorge Muñoz y Sara Peral (ex Mugaritz), del productazo que emplean, de su técnica afrancesada y con acento nipón sobre salsas, embutidos, casquería, pescados madurados. Lejos del meollo ‘foodie’ capitalino, en un pequeño chalet con jardín en la colonia del Manzanares, ya se dice que es lo más provocativo, radical y fascinante que ha abierto en tiempo en la ciudad.

22. Entre partida y partida de bolos

Con presencia en las tres Américas (Sur, Central y Norte) y con tres sedes en Madrid y en Barcelona y Valencia, Salvaje está imparable. En el corazón de BLESS Hotel Madrid encontraréis uno de los restaurantes más de moda de la villa y corte cuyo ‘boom’ no cesa. Su carta japo-global, para terminar de convenceros, es muy recomendable y sus divertidos shows con bien de "bling bling”, si os gusta el rollo, también. Es de lo mejor en su liga. Sus dumplings, arroz de pato al wok o su bacalao negro glaseado con ciruela merecen mucho la pena sobre todo si termináis bailando y continuando la noche, con picoteo y cócteles, en Fetén, su club en el sótano con una bolera para las noches más canallas. 

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23. A ciegas

Un restaurante a oscuras. Esta es la insólita premisa de Dans Le Noir que, desde 2017, propone vivir una experiencia gastronómica totalmente a ciegas. Sus menús de temporada, de inspiración catalana y castellana, son servidos y acompañados por guías a los que tendréis que entregaros en un encuentro sorprendente que se comparte con desconocidos. Por supuesto, terminan por ser todos amigos. Abrid la mente, cerraos los ojos y dejaos llevar por los menús sorpresa de Edwin Cuevas. Será una de las veladas de vuestras vidas. 

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