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La comida callejera cotiza al alza. Las focaccias provocan colas, se abren locales con una carta de bocadillos ricos y se multiplican los establecimientos de kebabs en versión fina. Al listado de estos últimos tenéis que sumar un nuevo espacio que además es bastante único, fotogénico cuanto menos. Ya lo sabemos, desde hace tiempo no vale solo la comida. Si el local parece un vagón de metro, pues mejor. Más gente se asomará a tu cuenta de Instagram.
Una pantalla de aires retrofuturistas te da la bienvenida a este lugar dibujado por un estudio que trabaja para marcas de la talla de Chanel o Dior. Haces tu pedido y, si tienes hueco, porque el espacio es pequeño, te sientas a comerte tu kebab (también hay un barra minúscula para comer de pie). Lo más probable es que acabes hincándole el diente en plena calle pero el formato está armado para que funcione como take away y delivery. Y para vender merchandising. Otra tendencia en boga.
Únicamente hay dos opciones... pollo o ternera. Y los ingredientes que acompañan están en los paneles luminosos convertidos en paradas de una línea imaginaria. Pero la gracia es que no se cocinan como esos grandes trompos a los que estamos acostumbrados sino que la carne se distribuye en brochetas que se hacen a la robata, esa curiosa parrilla japonesa de carbón. Luego se envuelven en papel dorado, les calzan unas pegatinas y ya tienes una comida barata pero espléndida vestida de domingo.
El local, bajo el subtítulo de "Kebab Not Kebab", abre todos los días para saciar el hambre urgente con su pan de pita relleno, sus patatas enteras asadas con mantequilla negra y cilantro, un par de postres y una buena dosis de salsas. El horario es de lunes a domingo de 13:30 a 16:00h y de 20:00 a 23:30. Ya tenemos aquí el último capricho trendy que recién asentado en Chamberí, muy cerca de la plaza de Olavide (Hartzenbusch 9).