Donde comer cerca de La Rambla

La gastronomía de un lugar no es solo el producto, la técnica y las recetas. También influyen los lugares donde se desarrolla y se cuece, su ruido, los olores, el comportamiento de las personas. Quiem de la Boqueria es un ejemplo claro de ello. Id muy temprano por la mañana y comed unos huevos fritos con setas, un 'capipota' o un pescadito frito rodeados de gente que transporta carne, pescado y verduras, y el carácter animado de Quim Márquez y de los suyos. Y entenderéis qué es el Mediterráneo. Después más de 20 años al pie del cañón, todavía sorprende con platos como el risotto con rabo de vaca.

El Amaya, uno de los establecimientos emblemáticos de la Rambla, se ha ganado la fama por algunos de sus platos históricos, especialmente por la corvina a la donostiarra, ahora convertida en una lubina al estilo de Santurce, o el rabo de buey, uno de los mejores de Barcelona. Su carta es famosa por los platos de caza y porque ofrece siempre una cocina abierta a todas horas, y no cierra ningún día del año. Casi todos los platos de la casa se pueden saborear en versión tapa. Arroces, pescados y carnes son especialidades siempre vigentes. 

El Mendi se disfruta en su terraza y también en su salón interior. Podréis saciar la sed con zumos naturales, vino, gin-tonics, algún cóctel clásico –la lista es corta pero efectiva– o las magníficas cañas de diferentes capacidades, como la de medio litro como trofeo para verdaderos campeones. En el plato, las tapas, ensaladas y bocadillos con la marca de calidad de la casa son opciones que no pueden fallar en un espacio que ha cambiado sin cambiar. El Mendi ya no es el Mendi, ahora es mucho más: una nave de rescate para ravalnautas necesitados de cobijo.

Un clásico de Barcelona con más de 20 años de historia de ambiente familiar y tranquilo. El barrio adopta a un tipo de fauna diversa: trabajadores del CCCB, vecinos más o menos antiguos, un moderno que se acaba de levantar... Y siempre con esa tranquilidad y respeto hacia los demás. Gastronomía vegetariana tradicional con oferta para veganos y elaborada buscando el producto ecológico.

Albert Raurich –'bulliniano' de pro– demuestra que existe hermandad entre las tapas asiáticas y españolas, y un nivel de excelencia de producto y creatividad que le ha valido una estrella Michelin. Dos Palillos es una perfecta fusión entre bar Manolo y barra asiática de alta cocina, un lugar que no tiene mesas y donde, si no tienen tiempo, no te van sirviendo el vino. Reflexión: parte de la estrella Michelin siempre premia el servicio, y que ellos la tengan todavía pone en más valor sus fenomenales tapas asiáticas.

Los garbanzos son deliciosos, pero la simpatía de Juanito es la clave de la longevidad de este restaurante breve, el alma de la Boquería.

Tendríamos que hacer un monumento a los hermanos Colombo, responsables del Xemei por haber montado aquí, en la ciudad de los prodigios, una pizzería muy seria. Frankie Gallo Cha Cha Cha está en la calle Marqués de Barberá, entre el Paral·lel y la Rambla. Y a ritmo de chachachá te sirven unas pizzas que van de las más prosaicas a las más poéticas. La pizza con queso azul, manzana y puerros es fantástica, sublime y delicada, y para los amantes de la trufa, una de carbonara. En Cha Cha Cha hacen pizzas para todos los gustos, y con unos entrantes que son un preámbulo a la entrada de Pavarotti. un bistec tártaro Xemei o una búfala fantástica, y para quien no quiera pizza, una escalopa milanesa. La masa, fantástica, te lleva a los restaurantes de Nápoles. Sabores de Italia, de la Italia que no se exporta por cuatro duros, como no se exportan por cuatro duros los bares tradicionales de la Barceloneta, por ejemplo. Viva la pizza! Feliz chachachá.