10 lugares muy diferentes donde los barceloneses recibimos a la primavera. Desde la biblioteca o el ambulatorio hasta las terrazas, el jardín botánico o la Ciutadella
A Barcelona le gusta la primavera. Es una de esas ciudades en las que se disfruta de verdad, gracias al buen clima y a las infinitas actividades al aire libre que se programan cada año. Pero no todos recibimos la primavera de la misma manera. Hay más afortunadas que otras. Algunos están recluidos en la biblioteca preparando los exámenes o en la cola del ambulatorio por culpa de sus alergias, mientras que otros se plantan en una terracita o hacen excursiones por Collserola. ¡Aquí tenéis 10 lugares donde los barceloneses empezamos la primavera!
El primer acto primaveral de la ciudad se hace antes de que llegue la primavera. Se celebra la llegada de la flor ‘precipitada’ del almendro que está en la tumba del poeta Maragall, en el cementerio de Sant Gervasi. El 9 de febrero, Enric Casasses fue el encargado de glosar al maestro.
Donde todavía estamos a tiempo de ver flores exuberantes es en este espacio de Montjuïc. Si vas con niños, te ofrecen un chaleco de investigación botánica que acabarás utilizando tú mismo mientras intentas motivarlos. Ellos seguirán ignorantes y tú sabrás los nombres de las plantas.
Es un sitio como otro cualquiera para celebrar la llegada de la primavera haciendo cola. Lo saben los alérgicos al polen, quienes sufren de varices, quienes tienen brotes psicóticos, quienes no se han puesto crema solar, quienes han sufrido picaduras de insectos… ¡Qué alegría, la primavera!
Si no es en la sala de espera del médico, siempre se puede recibir la primavera en la sala de espera del dietista para empezar con lo que llaman Operación Biquini. Consiste en la quimera de tener un cuerpo de modelo en un tiempo récord para poderlo lucir en el primer baño.
Está mal montado. Los exámenes finales a menudo coinciden con la primavera y las bibliotecas se llenan de caras blanquecinas, bostezos desvaídos a basa de cafeína y cerebros sobreexpuestos que querían empezar a degustar el buen tiempo que hace afuera. ¡Qué sacrificio para terminar emigrando!
Entre apuntes y apuntes, siempre se debe intentar encontrar un momento para dejar escuchar el tiempo en la terraza de un bar. Una de las cosas buenas de la ley antitabaco ha sido el resurgir de estos espacios donde uno gesticula para llamar la atención del camarero mientras se tuesta al sol.
Otro lugar para la primavera torrada de la temporada es este barrio donde tradicionalmente los barceloneses hemos ido a hacer excursioncitas. El único riesgo es encontrar un grupo de ‘quechuas’ que hayan invadido el área de picnic y no os dejen escuchar los pajaritos.
Para quienes quieran naturaleza más domesticada, no hay nada mejor que una noche primaveral en el césped del parque. Puedes acabar tocando los bongos con un grupo, una actividad tribal que seguro va bien para desestresarnos de tanta alergia y examen final. Las picaduras de mosquito van incluidas.
No tengo ninguna debilidad por los grandes almacenes, pero hay que reconocer la eficiencia de los publicistas con el lema, ahora menos utilizado, de ‘Ya es primavera en el Corte Inglés'. Es como el 'Nouveau Beaujolais' en Francia. No hace falta probarlo, pero se sabe exactamente cuándo llega.
Las bicicletas, como las gaviotas, anuncian la llegada de la primavera. La superpoblación en el carril bici y la falta de bicis en los Bicings son la prueba definitiva de que ha llegado el calor. Se debería premiar a quienes han soportado las inclemencias del invierno al pie del pedal.
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