Resguardado entre la Via Laietana y el Born, es una casa de comidas abierta en 1991 y que ha resistido más de 30 años con el mismo concepto: una barra con una cocina y un comedor anexo. Cada día, Joan Pérez cuelga una cuartilla con unos 25 platos, todo producto fresco y de mercado, que cocina Mercè Rosselló. Más que un restaurante, es una extensión de la casa del cliente, que goza de platos de cocina casera, mucha calidad y nula pretensión. El repertorio es tradicional: siempre recetas clásicas, como unos pies de cerdo excelentes, o unos fideos en la cazuela que llenan la sala, y siempre pescado fresco a la plancha.
El Born tiene el encanto insobornable de los barrios de Ciutat Vella. ¿Quién puede resistirse a la belleza majestuosa de la catedral de Santa María del Mar, a la luz del paseo del Born o a la alegría de la calle de Allada-Vermell? Pese a los embates del turismo más feroz, el barrio se resiste a perder su esencia. Conservar lo que hace del Born uno de los lugares más bonitos de la ciudad no tiene sólo se explica por la arquitectura, la luz y ese tipo de honestidad única que tiene la antigüedad. Que el Born siga imponiéndose tiene que ver con todas aquellas personas –vecinas, asociaciones, gente al frente de negocios– que ponen aquí su esfuerzo, talento y cariño.
Hemos hecho un listado de lo que más nos gusta del Born para reivindicar su pasado y también el presente. Admirémoslo, cuidémoslo, hagámoslo nuestro.