Rastro de Madrid
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Rastro de Madrid: los mejores lugares para el aperitivo, comer o tomar café

Pistas gastronómicas combinar con los paseos arriba y abajo entre decenas de tiendas y puestos alrededor de Ribera de Curtidores

Gorka Elorrieta
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El Rastro, quizás el momento internacionalmente más conocido de Madrid (desde las 9.00 a las 15 horas aprox.), llena muchas de las calles que bajan desde la Plaza de Cascarro (con la empinada Ribera de Curtidores como columna vertebral) cada domingo (ahora otro mercadillo acaba de surgir en el barrio). 

Cuesta arriba, cuesta abajo, miles de personas pasean entre los puestos buscando una ganga, entran a las más heterogéneas y singulares tiendas de mobiliario añejo, ropa vintage y después (o antes) se entregan al aperitivo o se quedan a comer por la zona. 

Así que por aquí os traemos restaurantes de todo tipo (desde las últimas novedades a los clásicos incontestables), rincones para comer barato, para tomarse un vermut, para los más golosos o los más foodies. 

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Novo Mundo

Del pequeño obrador de Novo Mundo (Carnero, 9), salen, además de hermosas hogazas y crujientes chapatas, piezas de bollería (de masa madre y harinas ecológicas) que provocan colas a sus puertas cada domingo. Pero es que ya solo por sus croissants y, sobre todo, por sus New York Rolls (de hecho han limitado de momento su venta a dos unidades por persona para que más gente pueda probarlos) merece la pena hacerles una visita. Ya lo dicen ellos mismos: "Los domingos son nuestras "finales de mundial" donde jugamos con todas las ganas, y sacamos fuerzas para dárselo todo y proporcionar una gran experiencia a toda la gente que nos viene a visitar. Son días de mucho curro y mucho lío, así que se agradece la paciencia y que la gente corresponda nuestras sonrisas y buena onda". El local es pequeño pero la demanda es enorme. Es difícil hacerse con una mesa para tomar su café de especialidad acompañado de algo dulce o salado. Abren de martes a domingo. El consejo es obvio: salvo que estéis de paso, no lo dejéis para el último día, es decir, el domingo. Son pet friendly.

Un bar de siempre que se mantiene (casi) como siempre. La piel es la misma pero si rascas por debajo de sus cañas bien tiradas y su café con leche en vaso se aprecian, entre los parroquianos de toda la vida, las ganas renovadas de Manuel Urbano. El chef trabajó mano a mano con Sacha hace unos cuantos años para luego abrir La Malaje (tuvo dos direcciones, la última en La Latina), un restaurante andaluz y feliz donde encumbraba las recetas de su tierra, daba rienda suelta a su buena mano en platos más personal y construía una comunidad de aficionados a los vinos de Jerez y Montilla-Moriles. Ese mismo cocinero cordobés de dilatada experiencia es el que ahora encontramos al otro lado de esta barra metálica de El Rastro (Plaza del Campillo del Nuevo Mundo, 8) con un espléndido repetorio de tapas (la ensaladilla será un clásico de la casa), con platos directos, sabrosos, frescos (mucho producto del barrio, del mercado de la Cebada que conoce bien). Y un horario bien bien largo. La vieja escuela (con callos, oreja y gallina en pepitoria) que nunca se fue reverdece.

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  • Vegana
  • Lavapiés
  • precio 2 de 4

Hojeamos la carta y todo nos atrae, todo nos apetece. Pero una persona tiene el estómago que tiene. Por suerte, nos echan un cable. Ya no les quedan pad thai ni sushi. Aunque no lo parezca, estamos en un vegano, el recién estrenado restaurante de uno de los propietarios de Vega; si te gusta aquél, tienes que pasarte por aquí. Obviamente ambos platos asiáticos son versiones, interpretaciones que quizás pidamos en la próxima visita... pero ya veremos. La competencia es dura en todas las líneas (entrantes, principales y postres) y la carta se moverá con la temporada siguiendo su pirámide fundacional: vegano, ecológico, local. Las opciones son mayormente sin gluten y muchas, crudiveganas.

Tasca Barea

Esquina pequeña (Embajadores 38 esquina con Rodas 2) pero donde uno puede acabar echando la tarde entre mobiliario sacado del Rastro o de Wallapop. Más aún si te haces con una mesita (el diminutivo no es baladí) a los pies de la ventana o en uno de sus portones cuando los abren de par en par y les da el sol. Varios vinos, vermut de grifo o limonada casera para acompañar su bocada bestseller, las marineras. Un espacio auténtico, inaugurado en 2017, llevado con cariño, tirando de buen producto sea una gilda, unos chicharrones de Cádiz o una tabla de quesos. Un rincón más que gustoso.   

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  • Española
  • Lavapiés
  • precio 2 de 4

Situado en un pequeño local de la calle Juanelo, desnudo y con una luz especial, este espacio lleva desde principios de 2017 ganándose el aplauso de quien lo visita y llenando mesas gracias al ‘boca a boca’. De forma silenciosa y segura se ha hecho un hueco en la oferta de la zona con una cocina llena de sabor, original y a unos precios más que comedidos. Puntos positivos a los que se une la amabilidad de un equipo que se mueve en sala atento a que nada falte sobre la mesa.

Shibari Sushi Grill

Un restaurante japonés que está pegando muy fuerte a orillas del Rastro (Mira el Río Baja 20). Al frente tenéis toda la energía y el arrojo de Jordan Carretero, que aún siendo hijo de familia de hosteleros adquirió la destreza con la robata (esas cada vez más conocidas brasas niponas), uno de los puntos fuertes de la casa, en el famoso Yakitoro by Chicote. Sushi cuidado, tempura bien ejecutadas y un espacio con todas las líneas que recuerdan a una original izakaya, una de esas que tantas visitó el chef en su viaje formativo por el país asiático. Podéis elegir platos de la carta o quedaros con un menú omakase (65 euros) con una espléndida calidad-precio. 

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  • Bares de tapas

Es tal la fama que ha ido adquiriendo con los años, que las propietarias de La Taberna Errante han decidido abrir un espacio que honra las bondades de su magnífica ensaladilla rusa. "Era una idea que teníamos en mente hace años pero no terminábamos de lanzarnos. Sabemos que tenemos un buen producto, de calidad y que gusta, así que ¿por qué no?", nos contaba Elena. El local está a medio camino entre la taberna y el take away. Puedes ir para tomarte un vermut con una marinera o llevarte unos espléndidos callos para calentarlos y mojar pan en casa hasta el infinito y más allá. 

  • Española
  • Chamberí
  • precio 2 de 4

Nuestro favorito. Gozo máximo. Aquí se viene a comer setas y a dejarse llevar por las sugerencias de Eduardo Antón, que con la necesaria colaboración de Pablo (sus manos en los fogones), ha reabierto este local que más que un restaurante (acogedor, de líneas sencillas y cocina a la vista) parece la Academia de Platón por todo lo que alguien interesado aprende allí, por lo que se educa el paladar. Él se sienta en tu mesa, saca un papelito con una lista de media docena larga de platos y te sugiere un camino. La liturgia es rápida y la pasión de su responsable, tan desbordante como contagiosa. Acabas embriagado, satisfecho y con una reserva cerrada para el mes siguiente. De la excelencia del producto ni hablamos.  

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  • Bares de tapas
  • La Latina
  • precio 1 de 4
Casa Amadeo Los Caracoles
Casa Amadeo Los Caracoles

No es un sitio bonito pero es la parada obligaria para aficionados a lo castizo. Sus especialidades incluyen, cómo no, caracoles en salsa, codillo de jamón, callos a la madrileña y zarajos, un clásico entre los clásicos de Madrid. De los que nunca fallan si te gustan las tabernas con carácter y comidas de las de antes.

  • Europea contemporánea

Con una relación calidad precio coherente en el centro de Madrid, todo en Trèsde funciona de manera armónica: los platos están equilibrados, son originales y hacen brillar a su ingrediente protagonista. Las opciones para maridar la comida constituyen una propuesta interesante por sí mismas. Los tiempos son correctos, el servicio próximo sin ser invasivo, el ambiente agradable, y la decoración y el interiorismo van acorde con el concepto del local. Hasta el hilo musical puede remarcarse como un acierto en esta casa de comidas actualizada y de corte marcadamente gastronómico.

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