El Agut es una de las grandes fondas de cocina catalana de Barcelona, cocina popular con espíritu de alta gastronomía (o al revés). Comer aquí no es caro, pero tampoco es barato. A mediodía tienen un menú de 14 euros muy recomendable. Ahora bien, si lo pedís en la barra –comodísima, señorial–, os saldrá por 11,80 (con vino y postre, todo excelente). Si escogéis bien el ángulo, incluso veréis como el cocinero le da el toque final a vuestro plato por la ventana de la cocina. Comeréis cosas como patatas enmascaradas con morcilla, buenísimas, espagueti con frutos del mar o pescados de roca en su punto exacto, que ni es baboso ni se rompe. Todo con una materia prima buena, buena, y un clasicismo de lugar de altos vuelos muy difícil de encontrar en un menú de mediodía.
Más o menos todos tenemos claras nuestras buenas direcciones para comer, pero hay pequeños misterios más allá de la superficie que vale la pena descubrir. No intentamos emular a Iker Jiménez o daros la exclusiva del siglo, pero sí señalar algunas pequeñas notas a pie de página de ciertos lugares que os pueden dar una sorpresa muy agradable.