La Universitat de Barcelona es una de las más solicitadas de Cataluña. Aunque tiene diferentes campus repartidos por toda la ciudad, el Edificio Histórico de la UB no deja indiferente a nadie. Está integrado en el paisaje urbanístico de Barcelona, en pleno centro de la ciudad, concretamente en el número 585 de la Gran Via de les Corts Catalanes, justo enfrente de plaça Universitat. Más allá de su riqueza arquitectónica, este espacio cuenta con un legado de manuscritos e incunables, impresos y digitales. Su infraestructura se conserva y es atractiva para visitarla, pero en especial para perderse entre letras en sus amplias salas de estudio.
Entrada gratuita
Si queréis visitar el edificio histórico podéis hacerlo gratis. Aunque el espacio está reservado para estudiantes de la universidad, también está abierto a todo el mundo que quiera pasear por los jardines Ferran Soldevila, que están dentro del recinto y tienen más de 80 especies vegetales diferentes. También podréis entrar a su interior sin pagar y visitar algunas zonas como la biblioteca de Fons Antic, donde hay una rica colección de manuscritos, incunables e impresos desde 1501 hasta 1820, una de las biliotecas que no os podéis perder de la ciudad.
¿Cuál es su historia?
El Edificio Histórico de la Universidad de Barcelona se construyó según el proyecto del arquitecto Elies Rogent, unas obras que empezaron en 1863 y se prolongaron hasta 1891. A pesar de que el edificio no estaba terminado, las primeras clases empezaron en 1871, una docencia que ha seguido hasta la fecha.
Aunque todavía se sigan cursando carreras universitarias, másteres y otros cursos, el edificio se conserva en perfecto estado. La construcción es de estilo neomedieval y se ordena en dos cuerpos laterales y un cuerpo central, donde se encuentra el paraninfo. Además del paraninfo, uno de los espacios más destacados son los claustros, que se ubican en el centro de cada una de las dos facultades, donde destacan las plantas que forman parte de los jardines de la universidad, que siguen también en la parte exterior.
El paraninfo
El paraninfo fue la parte más importante dentro del proyecto de Rogent, ya que quería que representara "la idea de universidad", por lo que le situó en el centro de la construcción, justo encima del vestíbulo de entrada. Se terminó de construir en 1884 y tiene una colección muy apreciada de varios cuadros de historia como 'El concilio de Toledo de 633 presidido por San Isidoro de Sevilla' y 'Alfonso X y la Escuela de Traductores de Toledo', ambos de Dionís Baixeras.
Actualmente, el espacio está reservado a actos académicos de gran relevancia y distinción, así como al otorgamiento de grados y sus respectivas ceremonias de graduación.