Hace poco más de cincuenta años, una nevada castigó de manera inclemente los campos de las tierras de Lleida. Ramón, que era campesino, decidió dejarlo todo e irse a Barcelona a probar fortuna. Allí conoció a Montserrat, se enamoraron y se hicieron cargo de un bar pequeñito de la calle de la Llibreteria, el Brusi, donde había habido una tienda de confección.
Pasaron los años, y la proximidad con la Generalitat y el Ayuntamiento y los tiempos turbios y de revuelta del franquismo hicieron que muchos políticos se reunieran en el bar: Montserrat –una señora mayor encantadora de pelo blanco– me cuenta que había pasado el espabilado de Jordi Pujol o Carrillo, por ejemplo –también le estremece el recuerdo de los grises entrando con la porra en la mano y vapuleando a unas chicas–. En la época de la muerte de Franco, el matrimonio decidió ampliar el negocio y añadir el local de al lado, una perfumería que daba a la calle de Freneria.
El Bar Brusi se convirtió en un local grande y espacioso, abierto con ventanales a dos calles y con una barra rectangular de gran perímetro donde se hacen los bocadillos y desde donde también se vende tabaco, los ciegos y la 6/49.
En el piso de arriba, donde antes había mesas, ahora hay tres billares por horas. Abajo, al fondo a mano derecha hay una televisión donde se ponen los partidos de fútbol, muy animados, y a mano izquierda la cocina de Montserrat, donde todo el día faena para hacer sus delicias culinarias. Hace tortilla de patata y de calabacín, butifarra con champiñones y el plato estrella del local, los callos, que la han hecho famosa –un cónsul polaco es adicto, la gente viene de todas partes a probarlos, y hace poco le pidieron 21 raciones para llevárselas a Manresa.
Time Out dice
Detalles
- Dirección
- Llibreteria, 23
- Barcelona
- Transporte
- Jaume I (M: L4)
- Horas de apertura
- De ma. a dg. de 8.30 a 22 h
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