Bodega La Palma (Gòtic)
Scott ChasserotBodega La Palma (Gòtic)
Scott Chasserot

Los mejores restaurantes para comer en el centro de Barcelona

Donde comer en el meollo de la ciudad sin tener que quemar la tarjeta de crédito o caer en trampas para turistas

Ricard Martín
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¿Dónde comer bien en el centro de Barcelona? En una ciudad tan turistificada como la nuestra, hay que saber bien donde se mete uno. Y si bien es cierto que con conocimiento de causa se puede comer de manera decente y barata, en el centro de la ciudad abunda el sablazo y el gato por liebre. Para que esto no os pase y se os quede cara de guiri con paella congelada, aquí tenéis este pequeño decálogo para salir a comer al meollo de la ciudad, sin tener que apoquinar algunos de los restaurantes más caros de Barcelona, que así cualquiera, oye. 

NO TE LO PIERDAS: Los mejores restaurantes de Barcelona 

  • El Gòtic
  • precio 2 de 4

Los años no parecen pasar en este restaurante barcelonés. Seguramente es uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad y al mismo tiempo uno de los que pasa más desapercibido, aún siendo uno de los mejores restaurantes del Gótico. Quizás mejor así, para evitar que se llene demasiado y correr el riesgo de que pierda su identidad. Agut es un oasis, entre la multitud de restaurantes que pueblan el Gótico, donde aún hoy en día se puede disfrutar de la mejor cocina tradicional catalana de fonda puesta día. Así es como ha sobrevivido. En la cocina encontramos clásicos como la escalivada, macarrones a la barcelonesa, buena carne y buenos pescados al horno. Pero también rarezas –por su escasez en las cartas– como unos cerebritos de ternera a la romana.

La familia Castellví cerró el restaurante en el 2020, forzada por la pandemia. En 2023 lo ha reabierto el grupo de restauración Pitapes, que tiene el restaurante Pitapes en Mollet del Vallès y Pitapes Granollers. Clientes habituales, podéis estar tranquilos: no ha cambiado ni una partícula de este restaurante –las obras de arte con modernismo catalán, la madera noble, un servicio eficiente y amable, no pelota...– y mantienen una carta con los clásicos, tocados como Dios manda y con buen producto: pies de cerdo rellenos con butifarra, canelones de fonda, morro de bacalao con capipota y chanfaina... El menú de mediodía es excelente. Todo en orden.

Red Ant Noodle Bar
Red Ant Noodle Bar

Decir que el Red Ant es el hermano pequeño del Mosquito es suficiente garantía para aproximarse a esta propuesta low cost, creativa e informal. Si Mosquito y Grasshopper están llenos, optad por el escondido y discreto Red Ant. Encontramos una carta de tapas muy bien facturadas con una gran presencia de los noodles, que llegan a la mesa con acompañamientos exóticos marca de la casa. Elaboran cuatro tipos de ramen diferentes –todos de alta calidad, recordad que esta gente hace sus propios fideos– y también con matices en cuanto a los demás restaurantes de la casa: cada cocinero tiene su fórmula de caldo. Precios contendidos y situación discreta.

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  • Bares de tapas
  • Dreta de l'Eixample
  • precio 1 de 4

Es un secreto a la vista: en Gran Via, justo al lado del icónico cartel de la casa de subastas Lamas Bolaño, se encuentra el Bar Bocatini (con un no menos icónico cartel). Su perenne marquesina anuncia "Platos a la carta - Bocadillos Especiales". Este es el pequeño milagro: Bocatini es un bar de barrio en un lugar donde no hay barrio, dice Javier Aragón. Con precios de barrio y calidad notable. Y una oferta casi inédita en la ciudad: el plato combinado a la carta. A partir de una base que escoges –butifarra, lacón a la gallega, calamares a la andaluza...– añades dos guarniciones –judías verdes con jamón, tortillas variadas, croquetas de ibérico, ensaladilla rusa, rovellones a la plancha ...– y terminas comiendo bien y rápido por 11 euros, bebida incluida. 

  • Catalana
  • El Gòtic
  • precio 2 de 4

Ponerle a un restaurante del barrio Gòtico un nombre extraído del 'Libre del Sent Soví' –el recetario catalán más antiguo conocido, de 1324– es toda una declaración de principios e intenciones. Marc Pérez –cocinero de The Greenhouse y La Esquina– y Tània Doblas en sala han puesto un negocio propio de cocina catalana de verdad: sin tacos ni patas de pulpo con parmentier. Situado donde estuvo Mercè Vins, una tasca catalana con 35 años de servicio, la intención de La Sosenga –sofrito medieval– es ofrecer una cocina catalana arraigada en el territorio e incluso con ciertos aires medievales, sobre todo en los contrastes entre dulce y salado.

Y lo hacen con vocación popular: con un excelente menú de mediodía ¡degustación! Con ocho pasos que cambian cada semana, a 24'50 euros. Con platos de traca, como un magret de pato curado con naranja, café y anchoa, o sopa de cebolla con queso de cabra, manzana y arenque, fieles a su espíritu agridulce y medieval. Por las noches, una carta breve y acertada, donde prima el espíritu de mojar pan de altos vuelos y mucha imaginación, sin perder de vista la cocina de la tierra. Y sí, podréis pedirles una sosenga de ternera, pero también un bacalao frito con crema de alcaparras, judías de Santa Pau y trompetas de la muerte.

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  • Mexicana
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 2 de 4

El propósito de esta cantina es recuperar la cocina tradicional mexicana con un formato dinámico y jugar con algunos platos que muchas veces no son suficientemente conocidos aquí (por eso no es de extrañar tener mexicanos de vecinos de mesa). Un ejemplo: el aguachile, plato típico de la costa pacífica de México, hecho con camarones crudos, chiles, limón, verduras frescas y agua. Vale la pena probar también la sopa de tortilla, los chilaquiles y las enchiladas. Pero también tienen una carta de tacos golosa, nutrida y a fuego lento que es la culpable de las colas que se forman en el Born. Pese a la presión turística y las colas, no decepcionan jamás. 

  • Irlandesa
  • El Gòtic
  • precio 1 de 4

De entre todos los pubs que parecen museos, punto de fuga para turistas que decaen y botellódromos con tréboles por todas partes, este se encuentra un escalón por encima de los otros. La cocina aquí es notable –el pastel de carne, la comida preferida de todas las modelos, es impresionante–, tienen grifo de Grolsch y una distribución del espacio que aprovecha a la perfección los grandes ventanales y el espacio diáfano en que se ubica. También cuenta con una pequeña terraza, solo recomendable para los que les gustan las emociones fuertes y ruidosas, y con sala de billar. ¿Estás por el centro y te apetece una ración de proteína y grasa de calidad? Pídete cualquier almuerzo irlandés y quedarás satisfecho. 

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La Cassola
La Cassola

Pasear por el barrio gótico y verse tentado por restaurantes con cartelería ídem incrustados en inmuebles de aires medievales con fotos descoloridas de platos combinados es jugársela. ¿Entro? ¿Será un sablazo de merluza congelada y ensalada de bolsa? No es el caso de La Cassola, una casa de comidas veterana –¡abierta en 1983!– en el corazón del Call Jueu. La segunda generación de la familia cada día prepara un menú casero y con buen producto a un precio muy, muy amable: canelones de la casa, lentejas estofadas, lubina a la plancha... Entrad sin reservas, ¡pero sobre todo reservad!

  • El Gòtic
  • precio 1 de 4

Es lo más parecido que encontraréis a ir a comer en casa de los padres o la madrina. Este pequeño milagro en el corazón del Gòtic es obra de un equipo femenino en la cocina y en la sala que te hace sentir como un miembro más de la familia: esto significa que sirven platos caseros de verdad, sin demasiadas florituras pero digestivos y sabrosos. Un ejemplo podría ser un primero de lentejas estofadas, churrasco de segundo y un flan de postre. Abren para los desayunos y almuerzos, y ofrecen un buen surtido de bocadillos y platillos, además de un menú de mediodía que cambia de un día para otro según los que encuentran en el mercado y la inspiración. Id temprano que se llena.

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  • India
  • El Gòtic

De pequeño, el gran dolor de cabeza de las abuelas eran las sectas: "Niño, si vas de excursión a Barcelona, vigila con los Hare Krishna". En el templo Iskon –discreto portal de madera en la Plaça Reial– hay un comedor abierto a todo el mundo, que esquiva el kitsch new age (suena 'Tattva' de Kula Shaker!) por la desnudez y la sencilla calidad de la oferta: bufete de ensaladas, sopa –buenísima la de coliflor picante– y segundos a base de currys y hamburguesas vegetarianas. Por 9 euros os entra un plato combinado vegano–postres incluidos– abundante y benévolo y con una sopa de entrante y postres que no están nada mal. Eso sí, la paz de Krishna es impagable, y las conversaciones –aquí confluyen mochileros meditadores y arquitectos finos– os mantendrán entretenidos.  

  • Española
  • El Gòtic
  • precio 2 de 4

De vender víveres –de eso hace ya tiempo, cuando la bodega era punto de encuentro de artistas, pintores y poetas– a ofrecer menús de calidad notable los mediodías laborables, de pocos platos pero siempre elaborados con producto de temporada. Eso sí, el paso de los años no ha arrancado en La Palma la esencia de bodega original. Las barricas de vino todavía pueden verse desde el ventanal que da paso a una barra de mármol llena de latas de conserva, buenos embutidos y tomates de colgar. Tapas de todo tipo, buena cocina catalana y una amplia carta de vinos y cavas. ¡Qué placer más vicioso acompañar el bocadillo de la mañana con una copa de buen cava! Aquí tenéis la oportunidad. Por algo aquí come la mitad de la plantilla del ayuntamiento con categoría salarial un poco arreglada. 

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