Las mejores cafeterías de Barcelona

La cafetería de especialidad de referencia de Poblenou ya no tuesta el café –ahora lo hacen en la calle Marruecos–, pero todavía es un lugar ideal para aprender, probar y preguntar. Sirven en todos los formatos, con la excelencia como denominador común, pero sin inventos con calabaza ni estética cuqui: aquí manda el minimalismo y la esencia. El dueño es Jordi Mestres, que se formó como barista Londres y es uno de los hombres clave de la escena del café de especialidad en España. Podéis acompañar los brebajes con dulces de Pa de Kilo. El local es minimalista, de madera desnuda, acero y vidrio. Tienen un segundo local en el Born, el Nomad Coffee Lab (Passatge Sert, 12).

En la tienda de Cafés El Magnífico -donde se pueden comprar algunos de los mejores granos del mundo- también disponen de una zona de degustación donde tomar un café excelentemente preparado. Salvador Sans, todo un gurú carismático del café, abrió esta tienda y tostadora de café en 1989, veinte años después de que sus padres iniciaran la marca Cafés El Magnífico en la Ribera.

Encontraréis torrefacción y venta mayorista y detallista de cafés de origen y mezclas excepcionales. En todos los formatos de especialidad, infusión fría incluida y también shakerato. Para llevar o tomar al banco de la entrada, compartiendo espacio con 'hipsters' locales y foráneos.

El nombre no engaña. El local es minúsculo, sí, pero el café de especialidad que sirven de Atmans Coffee es superlativo. Té macha de Toto Organics, un par o tres cervezas especiales y, de vez en cuando, happy hour por la tarde con cócteles de base cafetera. Para tomar un bocado, la pastelería básica; croissants (maravilloso el de pistachos y avellanas), brownies, galletas, bizcochos, bikinis y también 'pão de queijo'; una bolita de bollo rellena con queso y horneada típica de Brasil. Chico, el propietario, es originario de ahí. Fuera, un par de taburetes y un barril que hace de mesa. Dentro, alicatado blanco, una barra pequeña de madera y tres micromesas de pared. Abierto en 2023, cuenta con una base sólida de asiduos de la zona. Lejos del centro y de la turistificación; precios de barrio.

Abierto en 2017, el Morrow ha sabido ganarse a la clientela del barrio haciendo las cosas bien. Kim y Andrey son los responsables de seleccionar el café, tostarlo y elaborarlo. Saben lo que hacen. Echadle un vistazo a la estantería donde tienen los paquetes de café que venden para llevarse a casa; es un auténtico atlas cafetero de primer nivel; Colombia, Brasil, Etiopía, Burundi, etc. A pesar de ofrecer una buena variedad de elaboraciones, ellos siempre os recomendarán beber el café solo, sin azúcar, para apreciar mejor las notas de cata que pueden ir desde las frutas tropicales hasta los frutos secos pasando por el chicle. Sí, sí, chicle. Para acompañar las bebidas ofrecen bollería, tostadas, galletas, pasteles y algún sándwich. El local es esquinero. Dentro, mesas pequeñas y altas, barras y luz natural a raudales. Fuera, una buena terracita.

Una pareja francesa con empuje, veganismo, filosofía 'zero waste' y café de especialidad. ¿Qué es? El NEØ Coffee House de Sants. ¿Y qué ofrece? Un señor 'brunch' vegano y una selección cambiante de cafés de los mejores proveedores de la ciudad (Morrow Coffee, Slow Mov, Harmony Roasters, etc.). Para quienes no son cafeteros tienen chaï, matcha y chocolate. Mobiliario y suelo de madera clara, grandes ventanales, luz natural a raudales, plantas, una mesa central con bancos y barras pequeñas en las paredes. Se respira paz. Una delicia de sitio.

Camila ocupa el maravilloso espacio de indeterminación de un buen bar de barrio: donde puedes tomar un café, comer un bocadillo o tomar un bocado caliente, y donde tienes la certeza de que podrás hacerlo todo con solvencia. En contraposición con las cafeterías de especialidad que te quieren engañar a un flat white por una pasta, las propietarias son baristas experimentadas que apuestan por el café con leche. Y el producto de proximidad del barrio: aquí podrás disfrutar de tortillas de patatas jugosas y croissants de La Nena, teca de Las Tres en la Cocina, cerveza artesana de Garage Beer, vermut casero de La Marín... Y sin que cueste un ojo de la cara. El local es precioso: un bar de barrio rehecho con buen gusto y minimalismo.

Hace ya unos años que Agustina Prinsich, estilista, y Hugo Andrelo, arquitecto, abrieron La Papa (Aribau, 42), un exquisito concept-store y café dedicado al brunch saludable. La cosa les funcionó y abrieron un segundo en Pau Claris, 190. Y como no hay dos sin tres, el Taulat 44, cerca del parque de Poblenou y la playa de Bogatell, también es suyo. En este local esquinero encontraréis unos soberbios croissants y sobres de membrillo y caqui; pasteles; tostadas francesas y veganas; panqueques de calabacín y salmón ahumado; 'vitello tonnato' e incluso una milanesa clásica. Tema café; de especialidad, bueno y en formatos originales, como el 'ice white lottus late' o el 'affogato' de pistacho, por ejemplo. El interiorismo es un homenaje al buen gusto: aires escandinavos, ecos industriales, ventanales, luz natural a raudales, blancura, paz y serenidad.

Hidden Coffee Roasters son un microtostador de cafés especiales, viajan al origen para seleccionar los mejores cafés y trabajar de lado con los pequeños productores para sacar el máximo provecho de cada grano. Carlos Moral y su equipo tienen pasión por lo que hacen y se encargan de difundir cultura con la intención de que cada cliente que se acerque aprenda algo.

Tienen tradición familiar cafetera desde 1979, también ideología sostenible. Su campaña contra las cápsulas de café incluye el reparto del mejor café a domicilio recién molido, en la web cafedelbueno.online. Disponen de otras dos cafeterías: en el Born (Canvis Vells, 10) y en Sant Martí, (Via Trajana, 56).

No es una cafetería, ni mucho menos un bar. Es un taller con las puertas abiertas, una invitación a vivir de otra forma. Carmen y François vieron que el movimiento 'slow food' se había centrado mucho en la gastronomía, pero que quedaba mucho campo por correr en otros ámbitos y con el asesoramiento y la amistad de los torrefactores Coutume, de París, se metieron de hacia el café de especialidad.

En 2015 pusieron en marcha SlowMov y el nombre lo dice todo: poco a poco. Con la preciosa tostadora Giesen a la vista y una pequeña salida encantadora, abren el taller para que todos puedan degustar los cafés de temporada de todo el mundo: practican el comercio directo. Son unos entusiastas y te explicarán con todo detalle lo que quieras de la elaboración, del origen, de los mil matices del café y de todo lo que trabajan (el pan, el aceite, la leche...). Si queremos un mundo mejor, necesitamos más proyectos así.

Dalston es el barrio de Hackney (Londres) donde Borja Rosselló (cocinero con estudios, por cierto) hizo el cambio de chip de la cocina en el café. Y en el 2019 cogió la vacante de un agujerito en el Raval, frente a la facultad de historia, donde se puede cazar al vuelo un buenísimo café para llevar. Es un 'one man' bar: apenas una barra, con dos mesitas fuera, donde Rosselló maneja con destreza una cafetera exprés y una Moccamaster de filtro, para realizar todo el repertorio (exprés, filtro, 'flat white', capuchino, 'cold brew'...) del manual del buen barista. El bar Dalston es un lugar pequeño, pero valiente: tiene un espacio de producción en La Garriga donde tuestan su propio café.

Según la mitología griega, Galena es la deidad marina de las aguas tranquilas. La de la Plaza del Sortidor es una cafetería plácida dedicada al brunch, con terracita y mucho amor hacia los perros. Para comer, le ofrecen tres fórmulas; desayuno (14 euros), brunch (16,5 euros) y mediodía (12,5 euros). Para beber, café de especialidad de Harmony Coffee Roasters, tés e infusiones de Sans & Sans, chai de Masala Chy y leche fresca de la Granja Cal Porta. También organizan talleres artísticos y exposiciones.

¿Desayunos y meriendas dulces y saladas en la Barceloneta del vermut, la bomba, el arroz y el pescado? Sí. Cerca de la playa, hay un pequeño local que es más bien un gran templo de la buena pastelería y repostería. Brownies, berlinas, donuts, tortas, sandwiches, opciones veganas y para celíacos y excelente café. Hay un cartel que informa que "está permitido chuparse los dedos, repetir y recoger las migajas, lucir bigote y dar la vuelta a la taza para saborear la última gota de café". El local es exquisito; suelos blancos solados, paredes de ladrillo a la vista, mobiliario de madera, periódicos y revistas. Fuera, taburetes altos para ver la vida pasar. El café es buenísimo y a precio de barrio: no esperes anglicismos ni clavadas, sino tres categorías: solo, cortado y con leche.

Esto ya no es el Satan's Coffee Corner. La carismática cafetería de Marcos Bartolomé, pionero de las cafeterías de especialidad, cerró en 2023. Pero por suerte, este precioso inmueble de la judería sigue hospedando una cafetería de primera categoría, puro ejemplo de artesanía local: Right Side Coffee Roasters, excelsos tostadores de café de Castelldefels –y que eran de los proveedores del Satan's– se han quedado con el negocio.

Esta gente hacen el trabajo como es debido: viajan a las plantaciones de origen, eligen un café excelente, pagan un precio justo y lo tuestan cada semana en Barcelona. Esto es una cafetería magnífica –han ganado todos los campeonatos de baristas habidos y por haber– con buena bollería para acompañar.

Quizás no lo sabías, pero esta es la cafetería del señor Marcilla. Nada que ver (ahora) con la marca industrial: a principios del siglo XX, Julián Marcilla abuelo tostaba café en Sant Andreu. En 1981 una multinacional adquirió la marca, pero los herederos continuaron con la torrefacción y venta de café como Agrícola Marcilla y la marca de venta en hostelería Dibar.

En su cafetería-tienda Tostaderos Bon Mercat, Julián Marcilla nieto explica que encontrarás el mismo café que torran para la hostelería: un excelente café arábigo, mezcla de diferentes variedades, finísimo, buenísimo y bien de precio. También puede solicitar café de especialidad de su marca 80 plus: uno de esos lugares que hacen barrio en un lugar donde ya no hay barrio.

En este encantador local con terraza y un patio interior frondoso y con mucho verdor, encontraréis una carta de brunch con opciones de todos los rincones; 'scones' británicos con mantequilla batida, desayuno danés, huevos 'shakshuka' y bendito, cuencos de trigo sarraceno y su plato estrella, 'syrniki'. De origen eslavo, son unas crepes 'blinis', esponjosas por dentro, crujientes por fuera y servidas con 'cremme fraiche' y frutas de temporada. La presencia eslava no termina aquí. Para beber, una selección tés de la reputada casa francesa Kusmi y café batch brew, cold brew y filtro de cuatro proveedores distintos (DAK, SlowMov, Hidden y Three Marks). El patio, acogedor y ancho, es ideal para ir con niños y perros.

Donde antes estaba el Nomad Coffee, ahora está el Öss Kaffe; un proyecto cafetero nacido en Buenos Aires con filial en Madrid. Aparte de los cafés habituales (flat white y capuchino incluidos), también encontraréis de especiales. Tres ejemplos: el chocomarley (exprés, chocolate, leche y pimienta de Jamaica), el espresso naranja (café doble expreso con zumo de naranja) y el espresso virgen extra (exprés, leche, aceite de oliva); así que si sois gente sin reparos ni prejuicios y tenéis ganas de probar brebajes nuevos, ya sabéis a dónde ir. Y si llegáis con hambre, podréis escoger entre dulce (pastel de zanahoria, brownies, coquitos, cubanitos) y salado ('pão de queijo' y tostadas).

Siempre hablamos de café colombiano o brasileño, pero lo cierto es que Perú tiene un café excelente: produce casi sólo 100% Arábiga, de producción totalmente manual. Y esto se puede comprobar en la cafetería peruana Sweet Lima, en el Born. Su punto fuerte es el café orgánico peruano: sembrado a la sombra de los árboles más altos, tiene un sabor dulce y ligeramente dulce que lo hacen muy apreciado por los conocedores. También tienen bocadillos, postres y helados: el tradicional 'alfajor de comida blanca', bien dulce, o los 'Keke' caseros, esponjosos y todo un regalo para el paladar.

Es una cafetería de especialidad pura y dura: encontrarás un par de piezas de bollería buena y todas las variedades que se le supone: expresso, 'flat white', 'latte', matcha, 'cold brew', 'shakerato' y café de filtro infusionado de todas los modos posibles.

Medio tienda, medio bar de café, la relación calidad precio es excelente, lejos de las clavadas que te encuentras por el mundo por un café con leche. Esto es posible porque este es un bar vinculado a Café Delsams, una compañía tostadora de café de Lleida que empezó su trabajo en 1952. Y la torrefacción es lo que aporta el toque diferencial: solo utilizan leña de encina del Montsec y cáscara de almendra de Les Garrigues.