Saddle
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Mejores reservados para comer en Madrid: Navidad, reuniones de empresa, celebraciones familiares...

En este listado encontrarás una selección para todos los gustos y bolsillos. Porque la privacidad no tiene por qué estar reñida con un ticket medio amigable

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Comer bien es muy importante, al igual que tener a tu disposición un buen servicio de sala. Pero hay veces que, además, lo que uno necesita de un restaurante es poder tener algo de intimidad mientras se disfruta de una experiencia gastronómica de nivel, ya sea en pareja o en grupo. Y eso es algo que sólo vas a poder encontrar en un buen reservado, que es un concepto que ha evolucionado notablemente en los últimos años. Y es que, aunque en templos como Lhardy siguen funcionando a pleno rendimiento sus exclusivos salones señoriales, lo cierto es que lejos quedan ya aquellas cortinillas que se usaban para preservar la identidad de políticos y celebridades en legendarias casas de comidas de Madrid. ¡Te damos la bienvenida a la nueva era de los reservados! 

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  • Barrio de Salamanca
  • precio 3 de 4

Sería muy injusto hablar del reservado de Tragabuches cuando en realidad son varios los espacios destinados a este fin que podemos encontrar en esta embajada de la mejor la cocina andaluza próxima a la Plaza del Marqués de Salamanca. En este caso hablamos de cuatro reservados de lujo, porque todos ellos cuentan con baño privado, y esto no es algo que encontremos con facilidad en otros restaurantes de Madrid (ni siquiera de España). En dos de ellos se van a poder reunir entre ocho y diez comensales, mientras que en los otros dos la capacidad oscila entre los seis y ocho clientes. Otra curiosidad es que algunos de ellos cuentan con pantalla de televisión, así que es importante que preguntes por este detalle antes de realizar tu reserva en caso de que necesites hacer una presentación o reproducir algún contenido. En lo relativo a la propuesta gastronómica, destacar que la versión capitalina de Tragabuches, que fue el restaurante que abrió Dani García en Ronda en 1998, es el mejor de los homenajes a los sabores puros de Andalucía que ha hecho el chef en toda su trayectoria. Además de sus imperdibles tapas y raciones a base de jamón ibérico, quesos autóctonos, verduras y chacinas, no puedes irte de allí sin haber dado el visto bueno a su chivo lechal asado. ¡Más malagueño, imposible!

  • Española
  • Barrio de Salamanca
  • precio 3 de 4

Es probable que hayas estado en el templo del cuchareo fino regentado por el chef José Carlos Fuentes y no te hayas dado cuenta de que cuentan con un reservado de categoría (como todo en esta casa). Es algo que entendemos perfectamente porque cuando uno se sienta en una de las codiciadas mesas de Señor Pepe lo que busca es disfrutar de la cocina de producto -con el mejor producto de temporada- y de un servicio de sala que siempre borda Juan Lizárraga. Este último, además, es el encargado de custodiar una bodega con alrededor de 150 referencias y, al mismo tiempo, de hacer que la experiencia en su reservado para 12 personas se convierta en algo memorable. En este espacio los comensales tienen la opción de ir a carta, igual que en el comedor, o de ajustarse a un menú cerrado que permita a Fuentes sacar toda la artillería (o solo una parte). Ya se sabe que en esta casa es fácil encontrar desde guisantes lágrima del Maresme hasta gamba roja de Santa Pola o esa trufa negra que emplean en la elaboración de su ya famoso canelón de pollo negro de Bresse Lavel Rouge. Pero antes de pensar en cómo vas a querer celebrar con los tuyos, lo más importante es que te acuerdes de reservar con antelación su reservado porque suele estar muy solicitado. ¡Quedas avisado! 

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Santerra

Aunque el piso inferior de Santerra ofrece la pausa suficiente en un salón amplio, con una iluminación que se centra en lo importante y un poso natural sin estridencias, lo cierto es que en este “bosque gastronómico en Madrid”, así se consideran, podemos encontrar pequeños recodos para redoblar la experiencia a nuestra bola. Está la mesa de la bodega, tal cual, disponible para cuatro personas. Y está la opción de transformar parte de la sala en un espacio privado con algo más de capacidad, entrada directa a la mesa, atención exclusiva y equipamiento tecnológico para cualquier tipo de formalidad o presentación. Aunque también sirve para montar una cena de celebración. La propuesta culinaria no varía, solo faltaba que se apartara de la vocación campera de Miguel Carretero, un chef que no cocina de oídas ya que el monte es parte indivisible de lo que él es y, por extensión, su restaurante: valores familiares, recetario tradicional revisitado y producto a la vista, con especial gusto por la caza de temporada y el descaste. 

  • Europea contemporánea
  • Chamberí
  • precio 2 de 4

Es un clásico de la modernidad madrileña, para foodies y enterados, disfrutones y amiguitos del postureo. En Fismuler se da un rollo distinto a diario, varían platos cada poco si bien la tarta de queso es la creación perenne sobre la que pivota el final. Todo muy europeo aunque se beban jarras de sangría, sujeto a un estilo muy propio de estudiadísima informalidad y que se ha fusilado después sin parar, tanto la estética, como el concepto o la carta. Si hay algo que lo define en una única imagen es precisamente su reservado. Bueno, en realidad es un semi reservado, un espacio fuera del lío pero al mismo tiempo dentro del ambiente y al lado de la cocina porque este se ha convertido en un privilegio más de nuestro tiempo. Ocupar esta mesa para seis, ocho o diez personas no te da estatus pero por una noche te hace sentir en el centro de la movida. No sabe nada Nino y los suyos…   

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  • Mediterránea
  • Barrio de Salamanca
  • precio 3 de 4

Como prolongación del salón principal, el reservado (al fondo a la derecha, lo normal) termina por hacer de Treze un restaurante de lo más versátil. Para improvisar en la barra, para respirar la calle General Pardiñas en la terraza y para darse el gustazo de cerrar esta pequeña sala con un grupo de amigos, o de trabajo si no hay más remedio. No descartamos que el propio Saúl Sanz pase por la mesa compartida, para unas diez personas a gusto, a testar in situ el punto del pichón o a comprobar si las manitas triunfan como deberían. Cocina con carácter, desde cocido de caza (con jabalí, ciervo, perdiz y faisán) a escabeches desengrasantes pasando por unos torreznos que, por qué no decirlo, lideran nuestro ranking. Sin tampoco liarla, en el privado cabe expresar las muestras de entusiasmo con mayor desahogo. 

  • Centro
  • precio 3 de 4

Además de los comedores luminosos y la barra polivalente para raciones de este lugar que no falla en la trasera del Retiro, podemos hacer uso de un área privada para alrededor de 20 comensales donde contener el mar y el producto gallego bien tratado. Este es un restaurante discreto del que se debería hablar (e ir) más. Así que cabe obtener más discreción si cabe en estas mesas tranquilas que sigue gobernando con maestría Óscar Marcos, capitán en cubierta de la nave Alabaster. Entre paredes de ladrillo blanco y obra gráfica contemporánea, tendremos mano directa con la estupenda y profunda bodega, no fallaremos con el pincho de merluza al horno, y acabaremos seguro con el suflé de merengue y crema de limón. Aunque puede que nos tengamos que regir por sus competitivos menús para grupos, algo que lejos de inquietar hará que la velada fluya sin sobresaltos.  

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  • China
  • Barrio de Salamanca
  • precio 3 de 4

Asentado desde hace unos años en su emplazamiento del barrio de Salamanca, este templo de la alta cocina cantonesa -cocina china pero de verdad y a todo tren- dispone de varios espacios ideales para compartir el obligatorio pato laqueado o, en su defecto, el crujiente cochinillo despanzurrado. Se trata de rincones íntimos no muy alejados de la barra, decorados con la misma fastuosidad del resto del local (tapizados rojos y azules, iluminación efectista, claves internacionales), pero que buscan hacer sentir al cliente totalmente integrado en el restaurante. Con Nieves Ye al frente, Don Lay sigue impactando en forma y fondo, llevando la sofisticación oriental a un nivel que no admite pervertir las raíces ni la identidad gastronómica. En estas mesas más privadas y medio abiertas también se disfrutan los dim sums artesanales (esos fundentes xialongbaos, por ejemplo), los woks y las cazuelas de Sichuan. 

Gofio

El restaurante que hace brillar la canariedad máxima en la capital ha estrenado una nueva ubicación, pegada a la Gran Vía, mucho más amplia y con estética renovada, en la que se mantienen los pilares que en 2015 hicieron a su chef y líder, Safe Cruz, abrir su primer local en el barrio de Las Letras. Esto fue: traer la cocina canaria de siempre a Madrid, reinterpretada desde una perspectiva moderna, en la que se acompaña de vinos de la misma tierra y de pequeños productores, dibujando un hilo conductor coherente y atractivo para esta experiencia. Con tres opciones de menú, desde la más exprés hasta la versión “plus” de esa canariedad máxima, Gofio no cuenta con una oferta a la carta, pero sí con un maravilloso reservado, con capacidad para una docena de comensales. Este espacio, que tiene a su lado la cocina vista, puede dejarse abierto o cerrado, a petición y preferencia del grupo que haya reservado este espacio.

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El clásico contemporáneo de la restauración madrileña, ahora con el chef Pablo Laya a los mandos, no podía ser menos. Se trata de uno de los lugares más elegantes y deseados de la capital, en parte gracias al servicio de sala que lidera Israel Ramírez. Nuevamente, toca hablar de varios reservados. Concretamente de tres: Jockey, con una capacidad para entre cuatro y diez personas, que es perfecto para reuniones; Ascot y Longchamps, con vistas al Ministerio del Interior y donde caben un máximo de cuatro personas que podrán disfrutar de un ambiente íntimo y acogedor; y Zarzuela, el espacio exclusivo para hasta 20 comensales que también van a poder disfrutar de la exquisita cocina afrancesada de Saddle (reconocida con una estrella Michelin y dos soles Repsol) en una única mesa imperial. En este caso, se trata de un salón que está especialmente indicado para realizar presentaciones de marcas, catas o celebraciones íntimas. Elijas el que elijas, debes saber que en todos está disponible tanto el menú degustación como la carta. Y entre las elaboraciones a destacar están el pichón mont royal con gnocchi de patata y albóndigas de sus interiores o el clásico jarrete de ternera glaseado. 

  • Cocina creativa

“El apartamento” es el nombre del espacio reservado de Velascoabellà y también el secreto mejor guardado del restaurante de Óscar Velasco y Montse Abellà, él a cargo de la oferta salada y, ella, de la dulce. En la entrada del local, unas discretas escaleras conducen a una planta baja, zona que cumple las funciones de un espacio polivalente. Con una cocina totalmente equipada y pensado para un máximo de 20 personas, este espacio puede ejercer como un reservado del restaurante —de manera puntual— o bien como un espacio exclusivo en el que celebrar eventos privados (por ejemplo, presentaciones de empresa, libros o cursos, catas, degustaciones de producto, etc.) en los que disfrutar de la propuesta gastronómica de Veslacoabellà. Esta se caracteriza por alejarse de las modas y basarse en una cocina de mercado y de temporada, que emplea producto de primer nivel y en la que son frecuentes los fueras de carta.

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