Son muchas las direcciones, estén o no en los aledaños de la plaza Mayor, donde uno puede comerse unos calamares entre pan y pan. Pero son contados los que cuidan el producto, la fritura y el continente. En John Barrita no solo prestan atención a todo eso sino que lo convierten en un mordisco tan sabroso como seductor a la vista. Para su segunda marca, tras el éxito inagotable de La Tasquería, Javi Estévez se alió con La Panotheca para elevar la categoría de este clasicazo tabernario a nuevas cotas de refinamiento.
Llegan las fiestas y verbenas a la capital. Los barrios más céntricos huelen a gallinejas y entresijos, la pradera de San Isidro sabe a barquillo y al anís de las rosquillas. Pero la cocina madrileña, la que se celebra y llena las mesas estas fechas, también ha sabido renovarse y asimilar las influencias de otras latitudes y técnicas. El gato se disfraza pero conserva su linaje.