Zalacaín

Los 100 mejores restaurantes de Madrid: Cocina tradicional y regional

Desde el cocido madrileño hasta los pintxos vascos, un recorrido por la gastronomía típica de nuestro país sin salir de la ciudad

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Entre tanta cocina fusión y vanguardia culinaria, el respeto por la tradición sigue muy presente en la oferta gastronómica de Madrid. Y no hablamos solo del castizo cocido madrileño, platos de todas las regiones españolas están representados en la capital. Desde los pintxos vascos más auténticos hasta el cachopo más asturiano, no os perdías este recorrido por la gastronomía tradicional de nuestro país sin levantaros de la mesa.

  • Francesa
  • Chamberí
  • precio 3 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Zalacaín
Zalacaín
Seguramente no exista un restaurante que aúne tantas historias como este en Madrid… Por el porte de sus salones y su cubertería, por la jerarquía que impone su cocina y lo inabarcable de su bodega. Lujo y exquisitez han sido sus señas de identidad a lo largo de las más de cuatro décadas que ha estado en lo más alto de la gastronomía capitalina. Muchos de sus platos se han ganado el adjetivo de clásicos pero la nueva generación que ha entrado recientemente en los fogones imprime otros bríos.
  • Española
  • Barrio de Salamanca
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
La Bien Aparecida
La Bien Aparecida
De los creadores de éxitos como La Maruca o Cañadío, llegó a sus pantallas La Bien Aparecida en 2015. Echando la vista atrás, el éxito cosechado por Paco Quirós, no tienen límites. Este cántabro hizo las maletas y se vino a Madrid a triunfar por todo lo alto. Para su tercer restaurante, eligió, cómo no, el nombre de la patrona de Cantabria. ¿Qué ha conseguido en La Bien Aparecida? Afianzar, más si cabe, la oferta gastronómica -de altísima calidad- de la calle Jorge Juan. Para este proyecto, contó con la inestimable buena mano del chef José Manuel de Dios, que había trabajado antes en el restaurante Bras de Francia y en El Cenador de Amós. Si bien toda la cocina es de inspiración cántabra, el restaurante tiene dos líneas diferenciadas. Por una parte, una más tradicional con clásicos inamovibles como la ensaladilla, las almejas a la sartén, sus famosísimas rabas de calamar, las flores de alcachofa con rabo de toro, una excelente merluza en salsa verde, el ya célebre arroz con pollo de corral guisado, además de guisos para mojar pan y, por otra, una vertiente más de autor con la propuesta ejecutada por De Dios. Ésta segunda se disfruta a través de un menú degustación que va cambiando con los productos de temporada y es aquí donde el chef da rienda suelta a su buena mano en la cocina. Tú decides, ¿clásico o vanguardista? En la Bien Aparecida no fallarás.
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  • Francesa
  • Chamartín
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Lo que hace Sacha Ormaechea, que será legendario para muchos que peinan canas, es un milagro. Y lo realiza cada noche. De su restaurante ha hecho realmente su casa. Ir es entrar en un viejo salón, donde unos verán abigarramiento y otros una personalidad única. Ninguno estará equivocado y los dos disfrutarán de una atmósfera inimitable que va más allá del mobiliario. Es también el servicio, el diseño de la carta, los clientes, los tiempos, la luz (de noche) y esa cocina extraordinaria, de una mano privilegiada. Una carta breve donde el tuétano es el santo grial pero donde tampoco hay que perderse las novedades de la temporada. Atención a la preciosa terraza que instala en verano. Un ‘must ’ en la ciudad
  • Española
  • Trafalgar
  • precio 3 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Este restaurante de líneas vanguardistas que en 2004, un año después de su apertura, le hicieron valedor del premio nacional de arquitectura es un verdadero lugar de culto para los amantes de la cocina tradicional y el producto. Anabel Arriezu y Juan Miguel Sola, dos navarricos de paladares exquisitos educados al amparo de los mejores comedores del territorio nacional y francés, saben abastecerse del mejor producto para tratarlo con el máximo respeto. No encontraréis adornos ni florituras innecesarios, sino una delicada sencillez en sus elaboraciones que aseguran el auténtico sabor de cada pieza de su prodigiosa despensa. Aquí manda la temporada y el huerto familiar de Azagra (Navarra) desde donde cada mañana y a modo de ritual llegan las verduras que se van a consumir en el día. Puerros, alcachofas, borrajas, cardos, guisantes, ajetes. Los pimientos de cristal son el plato mítico de la casa, están asados en las brasas de uno en uno y rasgados a mano en finas tiras, una verdadera delicia. Otros clásicos son la ensaladilla rusa, las croquetas, las anchoas de Santoña y gloriosos platos de cuchara como las pochas de Sangüesa.   Entre las carnes, cochinillo, cordero, foie fresco y ternera nacional con maduración mínima de 2 meses. Pescados frescos como lubina y rape salvajes, merluza o besugo –cada vez en menos sitios- acompañados de suaves emulsiones de aceite ajo y perejil, y en algunos casos con verduritas. Es posible que alguien eche de menos unas patatas panaderas. Hay

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  • Retiro
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
García de la Navarra
García de la Navarra
Si algo es irrenunciable para los hermanos que regentan esta vinoteca es seguir la temporada y buscar los mejores proveedores. Una dirección ineludible para disfrutar de la buena mesa y con una de las bodegas mejor surtidas de la ciudad. A este restaurante se viene a compartir raciones sean de ensaladilla rusa o un suculento guiso. Atentos a los platos fuera de carta. Y qué mejor puerta de entrada a su excelente cocina que su barra.
  • Española
La Malaje
La Malaje
Manuel Urbano, segundo en los fogones del genial y querido Sacha, vuela ahora solo. Tiene un equipo competente y buena compañía empresarial pero el ideario es suyo. Por eso, lo que ofrece es una cocina que parte de sus orígenes andaluces para trascenderlos por la vía de lo contemporáneo y del giro personal. Bienmegusta de cazón (adobado en mojo canario), aguacate y cebolla en papillote, estofado de galette a la cordobesa, pipirrana de corvina tratada como un ceviche. La zona de barra, generosa y siempre dispuesta para un fino y alguna tapa (como esa siempre apetecible ensaladilla de mamá Fina –sí, la madre del chef-), da la bienvenida al local antes de pasar a un comedor (con patio interior a modo dev corrala) de corte industrial y algún guiño cordobés (aparte del jamón ibérico de bellota, el aceite virgen extra y alguna de las 20 referencias vinícolas que manejan). Plato del día y menú degustación de siete pasos. Comida confortable, a buenos precios y con un servicio profesional y cercano (incluida una cara conocida comandando la sala). 
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  • Española
  • Barrio de las Letras
Gofio
Gofio
Almogrote, choquitos, papas arrugadas con sus mojos… Sí, han acertado. Un sabroso restaurante canario ha llegado a la ciudad. Bajo la batuta del joven chef Safe Cruz, proponen un breve paseo por la cocina isleña que tiene tanto de tradición como atrevimiento, de personalidad propia. Prueban a actualizar los guisos pero eso sí no se han olvidado de traerse sus cervezas (Dorada y Tropical) ni algún llamativo refresco llevan produciendo en Canarias desde hace más de medio siglo.
  • Nuevos Ministerios
  • precio 3 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
O’Pazo
O’Pazo

Un clásico de la restauración madrileña desde 1969 con un aval importantísimo, desde la década de los 80 está en manos de Pescaderías Coruñesas, el mejor ‘puerto de mar’ de Madrid. Desde entonces, O’Pazo está especializado en pescados y mariscos, por lo que si buscas un producto de primera línea este es tu lugar. Encontrarás un comedor renovado, con protagonismo de la madera, un servicio amable y atento y, por supuesto, una propuesta de mar difícil de igualar que recorre todo el menú. Desde unas finísimas y sabrosas croquetas de carabineros a salmón ahumado o anchoas de Santoña elaboradas artesanalmente. También, marisco al peso, arroces, ostras y hasta un pequeño espacio para tartares y ceviches cortados a cuchillo y preparados en sala. En cuanto al pescado, excelente calidad y la posibilidad de que te lo preparen al gusto, a la plancha, al horno, a la bilbaína o a la romana. Lubina salvaje de anzuelo, lenguado que llega desde el puerto de Avilés, merluza de pincho de Cereilo o Burela, besugos de la costa gaditana y hasta angulas de Aguinaga (solo en temporada), pescadas en las desembocaduras de los ríos en noches de luna nueva. La excelencia del producto se nota en el plato y el respeto que sienten en esta casa hacia él hace que las preparaciones dentro de la cocina sean sencillas y naturales. Algo que permite ensalzar su sabor, aroma y textura. Materia prima en estado puro.

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  • Chamberí
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Asturianos
Asturianos
Esta restaurantito está en boca de todos los mejores paladares de la ciudad. La muy querida Julia Bombín es la artífice de esas portentosas verdinas, de ese bonito con tomate, de las carrilleras al vino tinto, del flan de queso... La esplendorosa oferta se extiende también a su bodega, ilustre como pocas en la capital, más aún si apreciamos la humildad que viste este espacio. Aplauso merecido para sus hijos, siempre atentos a novedades tanto en cocina como en caldos.
  • Española
  • Barrio de Salamanca
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Taberna Verdejo
Taberna Verdejo
“Por fin hemos llegado. Este es el lugar”. Así cierran su CV las jóvenes responsables de este pequeño tesoro en el barrio de Salamanca. Lo saben sus clientes porque muchos repiten, atraídos tanto por la suculenta cocina como por su cordial y cercano servicio. Y hay quien acude también porque, aún siendo estrecha, manejan una bodega con referencias apetecibles e inusuales y el espacio, bien insonorizado y en tonos cálidos, hace más complaciente la velada. Su selección de quesos, embutidos, salazones y escabeches se sostiene en una carta que salvaguarda la temporada con una arraigada y honesta fidelidad. No solo cambian una decena de platos por estación sino que habitualmente cantan un sugerente y espléndido “fuera de carta”. Apunten esta dirección cuando llegue el tiempo de caza; saben cómo ennoblecer y armonizar los sabores campestres de este delicado género. A favor: las medias raciones son bienvenidas. Disfrutamos de unas alcachofas con judías al dente sobre fondo de borraja que desearías no acabar nunca y de sus albóndigas de cazón y sepia con un caldo de jamón. Dimos fe y sucumbimos, como muchos otros antes, a sus mollejas de ternera; trabajan la casquería desde la tradición pero con la misma pulcritud técnica que el resto de guisos. Y no fue fácil escoger el semifrío de limón entre su media docena de postres. No hay manteles, las servilletas son de papel, lo frecuentan clientes bien de la zona y todas las mesas, sean bajas o altas, estaban llenas. Así que conviene res
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