La de Angelita es una de las mejores ofertas de vinos de la ciudad, tanto si lo tuyo es probar referencias por copas (tienen una cantidad inmensa de opciones, también por “medias copas”) como si lo que buscas es elegir entre su cuidada selección de botellas. Si, como es el caso, ponemos el foco en vinos naturales, también encontraremos opciones con las que disfrutar. A los mandos del wine bar se encuentra David Villalón, mitad de este bar de bares familiar en cuya planta baja se encuentra la coctelería del mismo nombre que lidera su hermano, Mario Villalón. En carta de comida, una propuesta de platos sencillos, elaborados empleando producto de la huerta de sus padres en Litos (Zamora).
El paisaje urbano ya no se entiende sin su skyline de etiquetas de colores. Cero sulfitos -o casi-, catecismo biodinámico, algo de radicalidad. Detrás de tanta botella de nombre extraño interviene el rigor de la tendencia. Lo cierto es que esta efervescencia por el vino más libre y sin demasiado mangoneo aviva el cotarro en bares, tiendas y restaurantes. Muchos son eso a la vez, un poco de todo donde se ofrece sorbos de verdad, fruta sin aditivos, historias con nombres reales, vidas embotelladas y una forma de interactuar con la naturaleza y de estar en el mundo. Proliferan los pequeños locales entregados a la aventura personal y regidos por el convencimiento de la cruzada orgánica. Los hay más especializados y otros envueltos en un pack que aglutina estilo de vida para picar sano y escuchar música en vinilo. Suelen compartir café de los de tueste natural, gustos artesanos y estética reconocible por su desnudez y aparente despreocupación. En todos ellos se bebe vino para disfrutar con actitud.