La cuesta de Sant Domènec vista desde Le Bistrot
Foto: Shutterstock La cuesta de Sant Domènec vista desde Le Bistrot
Foto: Shutterstock

13 restaurantes imprescindibles para comer en la ciudad de Girona

Almuerzo, cena o desayuno: la capital de la provincia de Girona es una delicia para una escapada de un día y tiene un montón de restaurantes exquisitos y asequibles

Ricard Martín
Publicidad

Girona ... ¡Qué ciudad más bonita! Es maravillosamente placentera como ciudad compacta. En el centro de Girona lo tienes todo a seis minutos a pie, y es un núcleo histórico donde todo es agradable y pulcro. Esto no quiere decir que sea un decorado de cartón piedra. Pero Girona pasó de ciudad gris y clerical a reunir lo mejor de la vida urbana y la apoteosis cuqui ampurdanesa a gran escala. Es un lugar idóneo para comer bien: aúna cocina catalana de toda la vida y nuevas tendencias y está lleno de grandes restaurantes, algunos con estrella Michelin. Aunque algunos vecinos se quejan de la subida de alquileres que ha provocado la inmigración de estadounidenses locos por el ciclismo (por culpa de Lance Armstrong) a los que les encanta la buena mesa. Esto es el precio del 'city branding', queridos vecinos, de eso en Barcelona sabemos mucho.

NO TE LO PIERDAS: Los pueblos más bonitos cerca de Girona

Los mejores restaurantes de Girona

  • Catalana
  • precio 4 de 4

Años antes de que la locura por el 'brunch' y Asia nos abduciera, en 2007, Sergi Ballús se quedó con el Occi (en catalán, no diga 'ochi'!). Había trabajado en el Lluçanès, y en el Occi puso en práctica los mismos principios: cocina catalana creativa, que apuesta por la fusión y redefinición de platos, producto excelente, generosidad y solidez a prueba de modas. Tiene platos clásicos (carpaccio de gambas, escalope de foie gras ...) y un menú de mediodía potentísimo: quién puede decir que no a una dorada fresca con patata enmascarada y a unos huevos revueltos de setas y ajos tiernos con vieiras?

  • Cocina creativa
  • precio 3 de 4

Marc Ramos está al frente de Si No Fos, un restaurante abierto en 2019 que lidera la actualización gastronómica de la ciudad llena de sitios interesantes que justifican una visita. Ramos, que ha pasado por restaurantes como Els Tinars y sobre todo Gresca, demuestra cómo aprovechar al máximo un local de estructura mínima, con una cocina a la vista pequeñita, presidida por un horno de brasa y una decena de mesitas, con una barra.

El espíritu de Si No Fos destila heterodoxia pero también una cierta nostalgia. En la carta encontraréis tanto un aparato para hacer pan con tomate de categoría –sobrasada de Cal Rovira, fuet y longanizas top...– como unos buenos de arroces –¡y macarrones de fonda de lujo!– y también ganas de catalanizar la comida callejera, con brioches golosos, como la merluza rebozada con mayonesa tártara, pimiento y cebolla. La nostalgia apuesta por la recontextualización de las criadillas, con todo un apartado de la carta. 

Publicidad
  • Cocina creativa
  • precio 3 de 4

Comer en El Celler de Can Roca es un lujo extraordinario que la mayoría de la gente sólo puede permitirse unas pocas veces en la vida. Así pues, el restaurante Normal, abierto en verano de 2021, parte de la base obvia de que el personal pueda comer con más frecuencia, con un ticket de entre 50 y 70 euros. Como dicen los hermanos Roca, si el Celler es orfebrería, Normal es artesanía. Al frente de Normal está Eli Nolla, quien fue uno de los jefes del Celler de Can Roca.

La fórmula no es otra que buscar la excelencia en platos de intenciones más terrenales que los de la casa madre, pero también llenos de técnica y guiños tanto en la cocina clásica francesa como en el producto de proximidad. Es decir, "la tradición combinada con la minuciosidad de la academia", dice Josep Roca. La estructura de la carta de Normal es de lo más ídem –entrantes, carnes, pescados, postres– pero lo que no lo es tanto es la ejecución de platos como un pichón a la brasa, milhojas de tupinambo y setas en escabeche con castañas, o unas croquetas de jamón ibérico y leche de oveja de proximidad, platos que no recurren a producto muy caro –al contrario de lo que suele ocurrir en las Michelin– pero que lo elevan a base de técnica y creatividad.

  • Cocina creativa
  • precio 3 de 4

¿Hay más Michelin, en Girona ciudad, aparte del Celler de Can Roca? Pues sí. Massana nació como restaurante de carne a la brasa en 1986, en el centro de Girona. Pere Massana, cocinero autodidacta, fue introduciendo elementos innovadores hasta que en 2007 dio un salto al vacío, convirtiendo la brasería en un restaurante dedicado a la cocina creativa. A base de esfuerzo, cocina excelente y trato cercano, Anna Roger y Pere Massana conquistaron la codiciada Michelin en 2008.

La de Massana es una cocina catalana con un protagonismo absoluto del producto, con raíces francesas, pero menos tradicional de lo que podría parecer (a juzgar por su discreta entrada). Un buen ejemplo es un plato de caza como el pichón de sangre, con chalotas al café y las ciruelas en salsa 'hoisin'. La presentación de los platos es tan cuidadosa, precisa y acertada como las combinaciones de sabores y cocciones.

Publicidad
  • Bares de tapas
  • precio 2 de 4

Por poco que conozcáis Girona ciudad, seguro que habéis paseado por la Plaza del Vi. Y también hay muchas posibilidades de que hayáis comido o tomado algo en el número siete de esta plaza, un bar clásico con fachada icónica que tiene una de las mejores localizaciones de negocio de hostelería de la ciudad. Y en el verano del 2024 los Hermanos Roca abrieron aquí el bar Vii, un establecimiento que rinde homenaje al Bar Roca, el restaurante de menú y tapas de sus padres.

La cocina está inspirada en el Bar Roca de los años setenta y en la tradición catalana, y hace énfasis en el vino natural: Audrey Doré, jefe de sumilleres de El Celler de Can Roca, es la directora del local. El nombre puede parecer algo esotérico: "Vii" remite a "vino y..." cualquier comida que le acompañe, prestando especial atención al pan y al aceite. O sea que en la carta frecuentan preparaciones suculentas y para mojar par: fritos, confitados, escabeches, platillos de cocina de fonda, cocas y bocadillos. La mayoría de los platos de la carta tienen el toque de personalidad marca de la casa, que eleva el plato por encima de la media de las tapas de un bar estándar.

Lo mejor de Le Bistrot es su ubicación en la subida de las escaleras de San Martí, uno de los rincones más fotografiados por Temps de Flors. Quizá por eso, en 2014 ha sido elegido en un concurso en internet como el lugar más romántico del Estado. El mejor de Le Bistrot es su ubicación en la subida de las escaleras de San Martín, uno de los rincones más fotografiados en Temps de Flors. Quizá por eso, en 2014 fue elegido en un concurso como el lugar más romántico del Estado (también ayudó que Javier Cercas lo inmortalizara en 'Soldados de Salamina'. Si consigues sentarse cerca de la ventana, tendrá un punto privilegiado. Sentarse en la terraza es el nirvana instagrammer. Y su cocina, tradicional catalana con algún toque francés, no está mal (de lunes a viernes, buen menú a precio asequible).

Publicidad

Decoración minimalista para platos de grandes dimensiones. Intimidad y modernidad acompañan una carta no muy extensa, pero de una calidad que lo compensa. Su filosofía, "Cocina para compartir", así que si sois lobos solitarios -o celosos de la comida-, este no es vuestro lugar. No olvidéis dejar sitio para el postre, porque el doble pecado de chocolate es mortal. Claro que compartir un chuletón de quilo es un chollazo, oye. 

  • Catalana
  • precio 2 de 4

Un lugar especial; sobre todo por una cocina que, sin querer ser pirotécnica, impacta por la originalidad de ideas poco recargadas y resueltas con virtuosidad: ¡'nuggets' de pies de cerdo con 'chipotle'! ¡Carpaccio de calabacín con salsa de pistachos! Sabor y vida. ¡Calamares a la plancha con cebolla caramelizada y mayonesa de kimchi! ¡Visitad el lavabo! Toda una experiencia 'probocadora' en un restaurante con carácter y dosis de creatividad elegante sin caer en el postureo o las modas mal ejecutadas. 

Publicidad
Txalaka
Txalaka

Un restaurante vasco regentado por gerundenses que ya tiene aires de clásico: abrió el 2004. Los montaditos son la estrella del local y la filosofía es sencilla: coge un plato, llénate de tapas hasta que no puedas más y, al terminar, un camarero contará los palillos que hayas dejado para pasarte a cobrar. La comida mezcla la cocina vasca y la tendencia catalana e incluye platos como la ensalada de xató o la esqueixada de bacalao. También disponen de menús económicos y de platos más elaborados.

10. Casa Marieta

Uno de los restaurantes de referencia de Girona. La centenaria Casa Marieta fue fundada en 1892 durante la primera etapa del movimiento modernista. También estaba en plena inauguración del tren que conectaba la ciudad con Sant Feliu de Guíxols. La cocina es casera (cordero asado, pato con peras...) con unos cuarenta platos para elegir, además de los de temporada. El precio medio por comensal ronda entre los 20-25 euros. Puigdemont, que también fue de Girona, sabe lo que se hace: antes de salir corriendo para Waterloo, comió aquí. 

Publicidad
  • Cafeterías

Gracias a Lance Armstrong, Girona ahora es una meca del cicloturismo. El Call está lleno de jubilados de los Estados Unidos con maillots sorbiendo 'flat white', y hay toda una escena de cafeterías de especialidad 'bicifriendly'; la más veterana es la linda La Fábrica, abierta en 2015 por el ciclista canadiense Christian Meier. Los tenderos, encantados: “Turismo limpio, educado y gastador”. Una amiga gerundense: “Ponen parkings de bici en edificios catalogados y suben los alquileres”. Barcelonés que visitas Girona y de golpe te coge síndrome de abstinencia del Paseo de San Juan, aquí encontrarás unos platos de 'brunch' hipnóticos por su tamaño, color y buena calidad. Y el café, excelente.

12. Can Roca

Es el origen del Celler de Can Roca. Josep Roca y Montserrat Fontané, padres de los hermanos Roca, mantienen el negocio familiar a 100 metros del mejor restaurante del mundo, en el tranquilo barrio de Taialà. Si queréis comer donde Joan, Josep y Jordi Roca crecieron y experimentaron, puede ser un buen momento para probarlo si no disponéis de una (complicada y cara) reserva a el Celler. Los platos son económicos y caseros, nada que ver con la alta cocina y entre semana funcionan con menús. De hecho, es habitual que los hermanos también hagan una escapada para ir a comer.

Can Roca
Ctra.de Talaia, 42, 17007 Girona. T. 972 20 51 19 

Publicidad

13. Blanc

Si quieres invitar a alguien a cenar y aparentar que te ha costado un ojo de la cara, este es tu lugar. Se trata del restaurante del Hotel Ciutat de Girona, un local elegante pero a precios muy asequibles. La carta está muy cuidada y llena de platos km 0, mediterráneos y de la tierra. Recomendamos la hamburguesa Boletus y el entrecot de ternera de Girona: ¡se os hará la boca agua! También disponen de platos -y precios- para los más pequeños.

14. El Cul del Món

A cinco minutos en coche o 15 a pie desde el culo de la Leona, por poner una referencia, tiene su punto fuerte en la ubicación, envolvente de naturaleza, unos metros más allá del milenario monasterio de San Daniel, en el exhuberante valle del mismo nombre. La cocina es catalana y de mercado, con toques de fusión del Magreb, con productos ecológicos y de temporada. Ensaladas, tostadas, surtidos de embutidos o carnes con una presentación exquisita, destacan en la carta.

Recomendado
    Más de escapadas
      También te gustará
      También te gustará
      Publicidad