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© Ivan Giménez
© Ivan Giménez

Los mejores churros de Barcelona

Churrerías, granjas, chocolaterías... ¡Mojad el churro en los locales de la ciudad donde los hacen con más amor!

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El universo churrero ha cambiado mucho en los últimos año. La cosa ya no va solo de piezas alargadas rebozadas de azúcar para mojar en el chocolate o el café: los pasteleros de Barcelona han descubierto que este producto ofrece mucho más, y hoy en día en la ciudad podréis encontrar churros de todo tipo, de frankfurt, de dulce de leche o incluso churros fritos con aceite de cacahuete. Tanto si buscáis el producto clásico como el más innovador, acercaos a alguno de estos locales, ¡podréis mojar el churro como Dios manda!

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  • Fuera de Barcelona

Según muchos expertos, la Churrería Fernández es una de las mejores de Barcelona y sus alrededores. Situada en Hospitalet, cerca del metro Collblanc, es muy habitual ver a hospitalenses haciendo cola los fines de semana. La espera siempre vale la pena. Incluso, de vez en cuando, se deja caer algún turista coreano (la pasión que siente el país asiático por los churros es digno de estudio). El local es espacioso, con un mostrador largo y muchas mesas de mármol ochentero. El servicio es rápido y eficiente. Además de los clásicos —churros, porras y suizos—, también preparan bocadillos fríos y calientes. Detalle importante: no se aceptan pagos con tarjeta.

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  • Fort Pienc

La masa de churros fluye por las venas de Juan Alpuente, dueño de este puesto ambulante delante del Auditorio. Su padre empezó el negocio en 1963 y su hijo ha sabido adaptarlo a los tiempos que corren; es el churrero más famoso y carismático de las redes sociales. Ofrece lo clásico (churros, porras, 'xuixos', buñuelos, patatas chips, chocolate a la taza, etc.) y, de vez en cuando, experimenta con productos nuevos.

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  • Sants

La Xurreria Apolo, abierta en 1970, fue durante décadas un referente en el barrio de Sants. Actualmente está en manos de Jessy, que cuenta con el diploma de maestra artesana de churreros de Cataluña. Un relevo inmejorable. La oferta dulce y salada es impresionante y variada: desde churros clásicos e innovadores (fresa, 'dulce de leche', Kinder, etc.), porras, 'cookies' y buñuelos de viento, hasta pastelitos de Tortosa, pestiños de anís, rosquillas de Santa Clara, frutos secos salados, patatas chips variadas, morro de cerdo, buñuelos de bacalao, croquetas y mucho más. Dispone de un segundo establecimiento en el Eixample Dret (Aragó, 370).

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  • Fort Pienc

Probablemente, es la churrería 'de calle' más antigua de Barcelona. Abierta en 1958 justo donde empieza el puente de Marina, sus primeros clientes eran los trabajadores de las fábricas de Poblenou. Ahora los que hacen cola al amanecer son los noctámbulos del barrio que quieren acabar la fiesta con algo caliente entre manos. Aquí encontraréis la oferta clásica churrera y los contundentes 'salchichuchos'; 'xuixos' rellenos de frankfurts. Como dato curioso, sirvió de localización para un videoclip de Rosalia y Rauw Alejandro.

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  • Esquerra de l’Eixample

El celíaco que creía que nunca volvería a disfrutar de un churro debe visitar la Churrería Can Vernet, donde preparan churros con y sin gluten. Albert Vernet, un experimentado churrero con veinte años de trayectoria y alérgico a los frutos secos y al aceite de oliva, utiliza harinas especiales y dispone de equipos duplicados para evitar la contaminación cruzada. Los churros sin gluten se reconocen por su forma de lazo. También ofrece chocolate a la taza elaborado con leche de avena para los intolerantes a la lactosa. Además, prepara churros de chocolate, aperitivos fritos y otras exquisiteces ideales para desayunos y meriendas.

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  • Gràcia

Si no te gustan los niños y el jaleo, si buscas un reducto silencioso donde pensar en las grandes cosas que te quedan por hacer en la vida, este espacio absolutamente 'kid friendly' no es tu sitio; a pesar del olor inconfundible de chocolate recién deshecho, a pesar de sus churros crujientes y finos, que si quieres te los bañan con un chorro de chocolate. La Nena, con su vocación de sala de la yaya, tiene una vida que parece que quiere salir por la puerta y sirve los mejores churros de Gràcia.

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  • Cafés
  • El Gòtic

Fundada en 1941 por Joan Mach y Elvira Farràs, Dulcinea es una de las granjas-chocolaterías más emblemáticas de Barcelona. Los 'hits' de la casa son los churros, el chocolate a la taza y el clásico suizo con nata y bizcochos. También tienen tés, cafés y pastas para desayunar o merendar. El servicio, masculino, va vestido con uniforme de pantalón negro y camisa blanca, una concesión a la seriedad de toda la vida en un local anclado en el pasado.

  • El Gòtic
Churrería San Roman
Churrería San Roman

Más de 50 años haciendo churros le dan a esta churrería del Eixampe (con una hermana pequeña en Fabra i Puig) un 'savoir faire' que marca la diferencia. Su dependiente, Mario, que viene de trabajar durante años vendiendo churros en Madrid, se lamenta de que los barceloneses no sepamos apreciar igual las virtudes de estos productos maravillosos: los de San Román son artesanos, fritos con aceite de cacahuete. Los fines de semana y festivos también hay porras y, hacia mediodía, buñuelos de bacalao.

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  • Snack bar

Churros finos y gordos, naturales y rellenos, y algunas modalidades la mar de originales como los churros rellenos con dulce de leche o con frankfurt. Todo esto, además de un surtido de croquetas, buñuelos, patatas, cortezas y otras delicias es lo que tienen en la Trébol, el lugar al que tus piernas te llevan sin querer cuando sales de fiesta por Gràcia. En esos momentos de la noche (¿de la madrugada?) en el que tu cuerpo de pide una inyección dulce.

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  • El Gòtic
Granja La Pallaresa
Granja La Pallaresa

La calle de Petritxol es a los churros lo que la calle Parlament al vermut. No podemos hablar de estas joyas de la gastronomía popular sin detenernos en uno de los establecimientos míticos de esta calle, donde tomarse el clásico chocolate con churros pre o post compras, con madres y abuelas si hace falta. Y es que nada mejor después de dilapidar la Visa que un chocolate con churros, bizcochos de soletilla o briochería en un local con más de medio siglo de historia que, afortunadamente, conserva su aspecto original.

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  • El Raval

Es otro clásico generalmente frecuentado por grupos de señoras, un establecimiento mítico del Raval porque fue donde se inventó ya hace unas cuantas décadas el Cacaolat. El local abrió sus puertas en 1870 y, desde entones, cinco generaciones de la misma familia se han empeñado, con éxito, en mantener el aspecto y espíritu originales. Deliciosos churros, pero también suizos, embutidos, briochería, crema catalana y además, en un sitio encantador y siempre lleno.

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  • Sant Andreu
La Xurreria Sant Andreu
La Xurreria Sant Andreu

Churrería con medio siglo de historia y punto de encuentro para los vecinos de Sant Andreu y gente de todas partes que acuden atraídos por su chocolate y sus churros y porras caseras (se forman colas!). La incombustible María Luisa Fernández se jubiló, y ahora hay nuevos propietarios. Pero también tienen una amplia experiencia en el sector del churro, y ofrecen los mismos servicios que la dueña originaria: churros hecho a mano y chocolate caliente buenos, buenos, con la adición de bocadillos fríos y calientes, horchata y granizados naturales de fruta.

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