Son un clásico del Raval, una fórmula tan simple como efectiva: un cono rojo a rebosar de patatas fritas por un euro. Generaciones de jóvenes que pululan por el barrio se han alimentado a base de esta maravilla frita y ultrabarata, ya sea en su versión a pelo, pura patata, como en la sumergida en una piscina gozosa de ketchup y mayonesa industrial, sin sobrecoste. Una servidora ha llegado a regarlo todo con el queso feta que le ponen a los kebabs. No lo hagáis.
No hemos encontrado mariscadas ni noches de hotel, pero sí que podemos decir que sabemos cómo vivir como reyes (o almenos como príncipes) por 5 euros o menos. Sí: Por menos de un billete verde se puede desayunar como un campeón, llevar a un niño al teatro, arreglarse la barba, ir a una 'jam' de jazz, de cañas y al cine.
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