Il Cafè di Pietro

Es una esquina de aquellas que tienen solera: frente al mercado de la Abacería y el vértice de dos señoras calles (Travessera de Gracia y Torrijos), el Café di Pietro está muy bien situado. Con esto es suficiente? Ni hablar! Basta con mirar establecimientos céntricos además no poder donde el ambiente es tan falso y gélido que da miedo poner los pies. No, este no es el caso del Café di Pietro, que parece que siempre tenga que estar regentado por gente majísima.

En los últimos años se encargaba Raúl -heavy, sonrisa franca y bocadillos muy buenos-. Cuando se lo quiso traspasar, ¿qué mejor que un cliente conocido con empuje? Un par de jovenzuelos del Carmel y la Font d'en Fargues, Quim y Guillem, decidieron liarse con el tema y, después de hacer una puesta a punto, lo volvieron a abrir, renovado, este noviembre. Mantienen la Estrella Galicia en 1,60 la caña y añaden la doble malta Red Vintage y 1906.

Pol, todo entusiasmo y simpatía, me cuenta que lo mejor de trabajar allí es que pasan mil personajes entrañables, ellos los llaman 'clientes vips', como Eugenio y María, que vienen desde el primer día y siempre los tratan como a reyes, o Ramón, que vende calcetines en la plaza y si te descuidas se pone a cantar y hacer palmas. Para comer tienen, por ejemplo, el bocadillo Germinal (dedicado al propietario del bar, que es un solo) de jamón serrano, brie, mermelada de tomate o miel, o los 'oros y bastos' que prepara Quim (manzana con anchoas ). Por la mañana suena jazz y por la noche, buena música en general -James Brown, The Who, los Stones-. El fin de semana es ideal para hacer el vermut, porque el sol peta que es una delicia.