En la esquina de Princesa con el callejón de Civader encontraréis este reducto auténticamente italiano donde hacen bocadillos con 'schiacciata' –focaccia toscana condimentada con aceite y sal– y embutidos y quesos irresistibles. El más básico, de mortadela con salsa de trufa, es crujiente y orgásmico. Si tenéis alguna moneda más en el bolsillo, añadidle mozzarella y una copita de spritz.
El toscano Francesco Giusti y el colombiano Javier Pedrosa, en 2017, renovaron una piadinería ruinosa y la convirtieron en un bar italiano especializado en bocadillos de 'schiacciata', focaccia toscana que significa ‘comprimida’. El Narciso es un golpe de efecto en una esquina (¡en Princesa!) precioso: evoca un patio toscano dentro de una coctelería, con una nevera/mostrador de charcutería italiana de primer nivel. "Cada bocadillo se hace desde cero delante de ti, lo llamamos ‘art fast food’", dicen orgullosos. Con razón: un buen horno de la ciudad les hace el pan según su receta. Y de las nueve 'schiacciata', no puedo olvidar la de porchetta con crema de nueces. El horario es intensivo, apto tanto para el 'take-away' frenético como para el 'slow food': mesas de embutidos y quesos selectos, vinitos y cócteles. Con el éxito, abrieron otro Narciso en Enric Granados, 72, donde tienen una carta más extensa con platos italianos muy bien hechos, como los arancini o la berenjena a la parmesana.