Barcelona es una ciudad muy bestia, en el sentido más literal de la palabra. Según la última encuesta de servicios de la ciudad, el 15% de las familias barcelonesas comparten hogar con un gato o un perro: esto representa unos 70.000 animalitos, principalmente perros. Pero el número exacto no se sabe porque todavía hay mucha gente que no ha censado al animal, aunque es obligatorio desde 2008.
Barcelona también es muy bestia, en el mejor sentido de la palabra, en la promoción y defensa de los derechos de los animales. Anna Maria Ortonoves, jefa del Departamento de Bienestar Animal del Ayuntamiento, subraya que Barcelona "es la ciudad europea más vanguardista en cuanto a políticas públicas". Entre algunos de los hitos que se han conseguido, encontramos en 1998 la Declaración Municipal para la Convivencia y los Derechos de los Animales, y en 2002, la declaración de Barcelona como ciudad de no sacrificio de animales de compañía en la perrera: hasta ese momento, los perros y gatos solo podían estar allí 20 días antes de ser sacrificados.
En 2014, con la aprobación de la nueva ordenanza, se empezaron a aplicar nuevas normas que van encaminadas hacia considerar a los animales como ciudadanos de pleno derecho en Barcelona. Algunas de las novedades son el acceso de los perros al metro, el aumento de los requerimientos de bienestar de los animales en las tiendas, la prohibición de tenencia de primates -hasta ahora solo se prohibía la venta- yla incorporación de la obligatoriedad de esterilización de los gatos y perros en cualquier transacción, ya sea de compra o de adopción.
Esta última medida tiene como objetivo evitar los embarazos no deseados que acaban, en muchas ocasiones, en abandonos. Según indica Ortonoves, la esterilización es imprescindible desde el punto de vista de la responsabilidad pública: "Cuando ves lo llenos que tenemos los centros de acogida, dices: 'Esto no puede ser...'", se lamenta. Y es que cada mes el Centro de Acogida de Animales de Compañía de Barcelona (CAACB) aloja una media de 150 perros y 120 gatos. La mayoría de ellos abandonados. "El 5 de enero entró en el CAACB una camada de 10 perritos con 7 días...", pone como ejemplo la jefa de Bienestar Animal.
El CAACB se sitúa en Collserola (consultad la web adoptabcn.cat) y tiene las puertas abiertas a todas las personas que quieran adoptar un animal. Para Ortonoves esta debería ser la primera opción para alguien que quiera un gato o un perro: "Tenemos muchos animales que ahora mismo no tienen una familia y que se la merecen. Son animales que te pueden dar mucho afecto y que además han pasado por una situación traumática. Darles esta oportunidad, yo creo que es de justicia".
Amor a primera vista
El proceso de adopción es muy sencillo. Las personas que hayan tomado la decisión firme -y muy meditada- de adoptar solo deben dirigirse al centro de acogida donde rellenarán un cuestionario (disponibilidad de tiempos, situación familiar, si tienen o han tenido otros animales...) que quiere evitar las "adopciones compasivas o compulsivas", que pueden terminar en devoluciones. El primer contacto siempre se hace con el personal del centro y en la mayoría de casos "es amor a primera vista", describe Ortonoves. Todo lo que tiene que pagar el adoptante, tanto en el caso del perro como del gato, son 32 euros y a cambio el animal se entrega con el chip de identificación, desparasitado y esterilizado.
Además de los cuidadores, en el CAACB también hay un equipo de etología y educación que trabaja diariamente con los animalitos y también con los voluntarios que colaboran. El objetivo, además de hacer que el animal esté tan bien como sea posible mientras esté en el centro, es que tenga una correcta socialización para cuando sea adoptado y conviva con la nueva familia.