Ravi Coltrane
© Lorenzo Duaso | | Ravi Coltrane
© Lorenzo Duaso | |

Jazz y vino: matrimonio perfecto

El restaurante Monvínic acoge algunas de las actividades del Festival Internacional de Jazz de Barcelona

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El Monvínic es, seguramente, la sede más inusual del Voll Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona. Este centro divulgador de la cultura del vino acoge, desde hace cuatro ediciones, algunas de las propuestas más originales y exclusivas de la programación del festival: las Monvínic Experience y las Downbeat Blindfold Test.

Experiencias únicas
Las Monvínic Experience proponen un exquisito maridaje entre vino y jazz, en el que uno de los músicos del cartel del festival interpreta improvisaciones inspiradas por una selección de caldos escogida por los sommeliers del Monvínic, mientras los asistentes las catan, simultáneamente y una por una. Las posibilidades que ofrece este juego son múltiples: probar primero el vino y ver si lo que nos sugiere lo evoca o no la música que escucharemos, o escuchar primero y comprobar si la cata sorprende.

Después de contar en anteriores años con el guitarrista norteamericano Kurt Rosenwinkel, con el pianista cubano establecido en Barcelona Omar Sosa y con el trompetista italiano Paolo Fresu, en la 45a edición del festival el Monvínic contó como invitado con el saxofonista norteamericano, compositor y 'band leader' Ravi Coltrane, hijo de John Coltrane y uno de los representantes actuales del post bop. Coltrane cató los vinos previamente para las improvisaciones, y después volvió a degustarlos mientras ofrecía sus maridajes al público.

El músico puso sus saxos tenor y soprano al servicio de dos cavas, el Uvae 2008 (Xarel·lo, Chardonnay), un Brut Nature de Rimarts y el Colet Navazos Extra Brut 2009 (Xarel·lo); dos blancos, Xarel·lo Pairal 2006 de Can Ràfols dels Caus (DO Penedès) y El Quintà 2012 del Celler Bàrbara Forés (DO Terra Alta; Garnatxa blanca); tres negros,  Les Paradetes 2009 (Sumoll, Garnatxa, Samsó, DO Conca de Barberà) del Celler Escoda-Sanahuja, Arbossar 2010 (DO Priorat, Carinyena), de Terroir al Límit, y Auditori 2010 (DO Montsant, Garnatxa), del Acústic Celler; y para acabar un vino generoso con solera de 36 años de edad, el Marfil Generós Sec (pasa blanca), de Alella Vinícola, del mismo color ámbar que el latón de su tenor. La velada contó con la presencia de los ocho bodegueros, que presentaron sus creaciones.

A ciegas
En el marco del Festival Internacional de Jazz de Barcelona 2013, Monvínic también acoge una nueva edición del DownBeat Blindfold & Winefold Test. La revista 'DownBeat', publicación norteamericana de referencia en el universo del jazz, da nombre a esta propuesta en la que un música debe reconocer una series de piezas seleccionadas por un experto.

En este caso el protagonista será Omar Sosa, que volverá al Monvínic para intentar reconocer la selección del periodista de 'DownBeat' Ted Panken. La propuesta se complementa con un winefold test, en el que el músico y el público que lo quiera probarán a ciegas una selección de vinos escogidos por César Cánovas, jefe del equipo de sommeliers de Monvínic, a partir de los temas que sonarán durante la sesión.

Bares de vinos

  • Tiendas
  • Vinos y licores
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera

Villa Viniteca es una casa de vinos, de grandes vinos. Villa Viniteca es una casa de quesos, de grandes quesos afinados. Villa Viniteca es una casa de embutidos, de grandes embutidos curados. En la Vila Viniteca no se puede entrar con hambre, porque se necesitaría un trailer para llevar a casa todos los productos escogidos: desde chocolates negros como un pozo de sabiduría, hasta las sales más refinadas traídas de mares lejanos, pasando por unas anchoas de un Cantábrico paradisíaco, o una butifarra de perol hecha en el Empordà más daliniano. Situada a dos pasos de Santa María del Mar, Villa Viniteca es un milagro del gusto. Tienen otras dos tiendas; en Agullers 9 y en el centro comercial de la Illa Diagonal.

  • Sarrià - Sant Gervasi
El Petit Celler
El Petit Celler

El Petit Celler es un establecimiento cerca de la plaza de Francesc Macià, ese Scalextric de coches estresados ​​entre oficinas gemelas. En esta bodega de estanterías blancas e inacabables, encontraremos una variedad increíble de referencias: vino, cava, champagne, destilados... miles de botellas. Y sobre todo son punto de referencia en el servicio de vino a copas: además de tienda y sala de catas, dispone de zona de wine bar y cafetería abierta durante todo el día. Cada quince días se ofrece una nueva selección de diez vinos a copas escogida por el sumiller Antonio Lopo, en la que están representados todos los estilos del mundo: tintos, blancos, rosados, dulces, espumosos, fortificados, naturales... Cualquier referencia puede aparecer en la carta si tiene algo diferente que aportar.

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  • Mediterránea
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 2 de 4

Fundado en 1997, es uno de los 'wine bares' más veteranos de la escena vinícola de la ciudad. Justo enfrente de la basílica de Santa María del Mar, cuenta con más de 3.000 referencias con una gran representación de vinos de proximidad de Cataluña y España y ofrece una selección quincenal de más de veinte vinos a copas. ¿Queréis degustar vinos internacionales? También podréis. ¿Os entusiasma el jerez? Aquí tienen más de 70. Para acompañar la bebida, tenéis conservas, embutidos, quesos y platillos de base catalana; albóndiga con salsa de setas, morro de bacalao con salsa de tomate, canelón de asado con bechamel trufada, etc. Todo de primerísima calidad. A menudo tienen visitas de prestigiosos sumilleres del panorama vitivinícola de aquí y de fuera. La Vinya del Senyor tiene una de las terrazas más preciadas del Borne. Sí, mucha clientela es guiri, pero eso no afecta a la cuidada selección de botellas.

Bar de vinos de filosofía Slow Food. Las botellas provienen de pequeños productores nacionales e internacionales; especialmente de Francia, Alemania, Italia y Austria. De sólidos; platillos para compartir, tablas de quesos, tatakis, ensaladas 'curradas' y arroces tan espléndidos como el seco de ibéricos Joselito y el de bacalao con alioli suave de piquillos. Los viernes mediodía ofrecen un menú completísimo por 29,5 euros que incluye entrante, principal de arroz, postre y una copita de vino. Todo de mucha calidad y proximidad; desde el café de SlowMov hasta el pan, que es del horno del barrio El Taller del Pa.

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  • Gràcia
  • precio 3 de 4

La Viblioteca abrió en el 2008 en un local pequeñito de Gràcia. La acogida fue brutal y encontrar sitio a veces puede ser una misión casi imposible. Aquí tienen una amplia selección de más de 150 referencias de vinos nacionales, cuidadosamente seleccionados, y también una carta de vinos por copa que cambia mensualmente. No hay fogones, pero eso la oferta gastronómica se centra en la otra gran pasión de la jefa, los quesos. En la carta hay unos sesenta, todos elaborados con leche cruda y por pequeños productores nacionales y europeos; mayoritariamente de Francia, Italia y Suiza. Para redondear la oferta, foie gras, ensaladas, tartares y un espléndido bikini de trufa. Decoración blanca y de líneas puras, música jazz bien elegida. Ideal para ir con la pareja o en 'petit comité'. Es necesario reservar.

  • Bares de vinos
  • El Raval
  • precio 3 de 4

La creatividad de Matteo Bertozzi, chef y propietario de My Fucking Restaurant, es considerable y seria. Assalto, abierto a principios del 2024, debía ser un bar de vinos. Pero su facilidad para dar la vuelta a recetas, explorar fermentaciones y jugar con capas de sabores ha hecho variar el concepto original al de casi una barra de autor. Y no sólo a la hora de cocinar. La carta de vinos es única y singular: cuenta con unas 200 referencias que se nutren de subastas de bodegas y colecciones privadas. Esto significa que en la práctica son botellas que seguramente no podréis probar en ningún otro lugar, referencias peculiares y a menudo agotadas que buscan el choque palatal y la excelencia. Para comer, platos como las bravas con cuatro cocciones o la corbina rebozada en maíz y chutney de cilantro.

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  • Barcelona

Informal, porque el Extra Bar es ruidoso, porque quien está dispuesto a cenar en un taburete es porque o bien le va la marcha o bien ha ido obligado, porque no hacen reservas, la carta está escrita a mano y no hay carta de vinos, sino que las propuestas están expuestas en el local. Tras la cocina, encontramos un nombre sólido, el de Alexis Peñalver, propietario y chef de La Pubilla. Aquí, platillos creativos con cabida para las cocinas de todo el mundo y excelentes botellas. El local es minúsculo, sólo caben 15 personas. Es posible que tengáis que hacer cola, pero no os arrepentiréis.

  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
El Diset
El Diset

Una oferta inacabable de vinos catalanes y, lo más interesante, muchos pueden tomarse a copas. Nos encantan las tostadas frías y calientes que hacen, como la de berenjena con 'mozzarella'. Si sois más de clásicos con vino, optad por la tabla de quesos, los carpaccios y las croquetas. Y aunque parezca mentira, este es uno de los pocos lugares de Barcelona donde podréis degustar cavas a copas. También tienen cervezas y cócteles. Con terraza.

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  • Bares de vinos

El interiorismo de Orvay sorprende con sus colores, que nos transportan a las etapas de la elaboración del vino, un elemento clave para esta vinacoteca moderna, a menudo visitada por turistas de todo el mundo, que también elabora tapas y platillos. Encontraréis buenos vinos acompañados de delicias como el bollo con sardina ahumada, queso de Mahón y confitura de tomate, los bikinis de ibérico con emulsión de trufa y el surtido de quesos artesanos con mermelada. El postre es creativo, como muestra la tostada de Santa Teresa infusionada con ganache de chocolate blanco y helado de leche merengada. El maridaje es imperativo, y os aconsejamos hacer caso a uno de sus lemas: “La vida es demasiado corta para beber vinos de mala calidad”.

  • Bares de tapas
  • Camp d'en Grassot i Gràcia Nova
  • precio 2 de 4

Cuando el restaurador Kim Díaz se pone (Bar Mut, Muticlub, Entrepanes Díaz), se pone, no se pone por poco: la Bodega Solera, abierta en verano de 2023, es la interpretación que hace Díaz de la taberna gaditana cruzada con el bar de vinos en la francesa. Cerveza bien tirada y una carta de vinos majestuosa: unas 650 referencias presentadas en la libreta de anillas, donde los vinos de toda la vida se integran con algunos naturales. Otra misión de la Solera es reivindicar el vino de jerez. Hay una pizarra luminosa en la que conviven delicias del sur con montaditos con ensalada rusa y anchoa, una ensalada de tomate de Barbastro y un canónico y catalanísimo fricandó.

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