Cuando era niño, Siscu, el novio de Anna, encontró una trufa en el bosque y la dejó sobre la mesa del jardín donde jugábamos a juegos inocentes. Recuerdo que me acerqué a esta extraña masa de la familia 'Tuberaceae' y la olí. Una mala idea, ya que desde ese día soy un 'drogata' de la trufa.
La razón por la que explico esta vieja y remota historia en una página que debe ir dedicada a uno de los mayores templos barceloneses de la garganta es simple. En la Vila Viniteca se puede encontrar uno de los quesos más adictivos que existen: el 'pecorino' con trufa negra.
La Vila Viniteca es una casa de vinos, de grandes vinos. La Vila Viniteca es una casa de quesos, de grandes quesos afinados. La Vila Viniteca es una casa de embutidos, de grandes embutidos curados. En la Vila Viniteca no se puede entrar con hambre, porque necesitaremos de un trailer para llevarnos a casa todos los productos seleccionados: desde chocolates negros como un pozo de sabiduría, hasta las sales mas refinadas portadas de mares lejanos, pasando por unas anchoas de un Cantábrico paradisiaco, o una butifarra de perol hecha en el Empordà más daliniano.
Situada a dos pasos de Santa María del Mar, la Vila Viniteca es un milagro del gusto. Y para quien quiera hacer una cata siguiendo las recomendaciones de Eva Vila, puede sentarse en una de las cuatro mesas preparadas para degustadores. Para la ocasión, yo he pedido un plato de quesos. El 'taleggio di Grotta', el Serrat Gros, el Payoyo de cabra con pimentón y el Crozier eran excelentes, aunque la mención especial la gana el Payoyo, natural de Cádiz. Terminados los quesos, Eva me ha propuesto comer un plato de Coppa Joselito de cerdo ibérico. No me gustan mucho los embutidos grasos, pero la Coppa Joselito era de una finura que enceraba el paladar con sutileza.
Tan sutil como el vino que he bebido. Dos copas de Pétalos del Bierzo, que han hecho del maridaje entre la carne y la leche una boda de película. Podemos dar la vuelta al mundo para buscar los gustos globales, pero si el tiempo que tenemos es el propio del 'Homo faber', es posible encontrar los gustos del mundo metidos en la Vila Viniteca. Incluso nos podemos dar el placer de viajar al país de nuestra infancia. Yo volví el día que compré 200 gramos de 'pecorino' con trufa negra.
Time Out dice
Detalles
- Dirección
- Agullers, 7
- Sant Pere, la Ribera i el Born
- Barcelona
- 08003
- Transporte
- Jaume I (M: L4)
- Precio
- 25 € aprox.
- Horas de apertura
- De lu. a vi. de 8.30 a 20.30 h. Sa. y do. cerrado. Julio y agosto abierto sa. de 8.30 a 14.30 h.
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